Mi primera vez
-¡Estás loca mujer!- gritó mientras golpeaba su vaso en la mesa- Todos tus clientes van a su casa, esperan que su mujer se caliente con la novela que tú les vendiste para poder follárselas pensando en ti y ¡en tus maravillosas tetas!...
Después de mucho tiempo vuelvo a escribir. Y es que a veces me gusta recordar los buenos tiempos.
Tengo muchas ganas de contarles las cochinadas que hice con mi amo Lucas en tan corto tiempo que estuvimos juntos, sin embargo esta noche quiero contarles lo que fue mi primera vez…literalmente y es que muchas se quejan que la primera vez no sintieron placer sino dolor…y si, es verdad, hay dolor pero debo admitir que el chico con el que me fui a la cama aquella noche, después de anhelar una primera vez ardiente, lo hizo brutalmente bien.
Si bien mi virginidad la perdí con él a los 27 años, mi virginidad mental había desaparecido a los 15. Era una chica que siempre leía novelas eróticas a escondidas, que veía y reveía escenas calientes de las películas y cuando llegó la oportunidad de tener computadora propia usaba chats eróticos para calentar a algún que otro maduro con fotos de mis pechos.
Aun así, a mis 27 años no había llegado a nada con nadie aun. Por haber sido gordita gran parte de mi adolescencia nunca vi mi potencial hasta que entre a trabajar a una librería. Allí descubrí que mi sonrisa y mi blusa cuyos botones estaban a punto de explotar hacían que los hombres me miraran. La autoestima subió como un cohete y aproveche eso para subir mis ventas. Mis dos compañeros de trabajo con quienes salía a tomar de vez en cuando se dieron cuenta y cada vez que entraba algún hombre mayor en busca de un buen libro para su esposa me dejaban a cargo. Una buena sonrisa coqueta, un par de indirectas de libros con contenido que lo haría feliz a él y terminaba vendiendo en una hora lo que a veces se hacía en una semana. Me acostumbre a verme y sentirme deseada. Fue entonces que ocurrió.
Salimos a tomar un viernes en la noche. Habíamos tenido una venta maravillosa y el chico de soporte técnico nos invitó a los de ventas a descansar y tomarnos unos tragos. Íbamos varias mujeres y mis dos compañeros de sala. Mientras íbamos de antro en antro tomando una que otra copa me di cuenta que el de soporte técnico buscaba la forma de sentarse a mi lado y tocarme las piernas. En el primer antro fue solo un roce, nos cambiamos de lugar y en el segundo logro posar su mano unos segundos, ya en el tercer antro su mano en mi rodilla apretaba de vez en cuando. No puedo decir que me atraía, era el clásico hombre que olía a cigarrillo y café, que siempre usaba el mismo suéter toda la semana y a veces lo veía manosearse en el baño con la chica del casino. Y como ella estaba presente me sentí incomoda. Así que en el cuarto antro le pedí a uno de mis compañeros que se sentara a mi lado mientras que al otro lado estaba la pared.
Poco a poco se comenzaron a retirar, vi la cara del chico de soporte y supe que quería seguir pero ya era incómodo. Mi compañero que me había ayudado se iba junto con otros y solo quedamos yo, dos chicas muy borrachas de contabilidad, mi otro compañero de ventas que se veía increíblemente sobrio y el chico de soporte. Así que preferí partir y le pregunte a mi compañero si el también partiría ya que siempre compartíamos el taxi porque vivíamos relativamente cerca. Me miro, sonrió y dijo que sí. Entonces el grupo completo se disolvió ya que las chicas al verse solas partieron a tomar un auto.
Caminamos hacia la avenida principal junto con mi compañero cuando me preguntó si me había sentido incomoda con el chico de soporte. Lo mire sorprendida y me dijo- vi su mano en tu pierna hace un rato, pensé que te estaba gustando, pero entonces después de sentaste con Héctor.- Le dije que no me atraía para nada y solo al principio por la excitación de sentirse llamativa a un hombre lo deje pasar pero ya después se había sentido incómodo. Sonrió de lado y me dijo “supongo que te gustan mayores”. Ambos nos largamos a reír y seguimos caminando. Nuestro lugar de trabajo estaba relativamente cerca de donde ambos vivíamos y decidimos que sería entretenido caminar hasta casa. Pero entonces se detuvo y suspiro.
-¿Que sucede?
-No quiero llegar a casa
-¿Por qué?
-Estoy solo, vivo solo desde hace tiempo y no hay nadie esperando…es deprimente
Sonreí y respondí
-yo también vivo sola…no es tan terrible. Puedo ver lo que yo quiera en la tv, escuchar lo que yo quiera sin pelear con nadie, dormir con o sin ropa y pasearme en topless si se me da la gana y andar sin brassier bajo la blusa, que es lo mejor del universo
Me miro con cara de asombro
-No pensé que fueras de esas
-¿De esas?
-Te ves siempre tan pura, tan recatada, tan no rompo un plato ni mato ni una mosca, te ofuscas cuando Héctor dice groserías y ahora me dices que te paseas en topless en tu departamento
-Bueno, ya sabes lo que dicen que las calladitas- sonreí como cuando quiero vender un libro.
Me detuvo un segundo con su mano en mi antebrazo y me invito a tomar otra copa antes de irnos a casa definitivamente. Accedí ya que mis conversaciones con el siempre eran malditamente entretenidas y quería reír un rato más. Entramos a un antro desconocido donde no había mucha gente pero la música estaba fuerte así que pedimos una alejada, en el fondo del local. Comenzamos a tomar y conversar. Que como había sido mi vida, si ahora había cambiado mucho y porque no había tenido novio antes. Me di cuenta que le estaba contando muchas cosas y mientras más tomábamos, la conversación era aún más fogosa. Fue entonces cuando se me salió que lo más sexual que había hecho en mi vida había sido mostrar mis tetas por cámara web a un tipo que tenía la edad de mi padre y que se masturbaba frente a mí.
Entonces el quedo perplejo
-¿cómo así? ¿Nada de nada físicamente con nadie?
-No, aún no.- dije muerta de la risa por su cara de espanto
-¿Ni siquiera un roce allá abajo, un manoseo o un dedo?- y mientras preguntaba hacia el gesto con el dedo, que debo decir fue muy… llamativo.
-Nada Hernán, absolutamente ninguna mano ajena me ha tocado. Solo yo.- Podía sentir que era la cerveza hablando pero que más daba, ya estaba grandecita
-Pero supongo te masturbas- dijo lamiéndose los labios.
-Claro que sí, tengo 27 años menso, desde los 15 que pienso en el sexo. Pero ya ves como soy, ¿quién quiere encamarse con la gordita?
-¡Estás loca mujer!- gritó mientras golpeaba su vaso en la mesa- Todos tus clientes van a su casa, esperan que su mujer se caliente con la novela que tú les vendiste para poder follarselas pensando en ti y ¡en tus maravillosas tetas!- Lo dijo tan fuerte que pensé el resto del antro había escuchado pero menos mal la música no permitió que nadie más escuchara. Me reí a carcajadas y me sonroje- Dios mujer, no tienes idea de cómo a cualquier hombre se le pararía en este mismo momento al verte así, riendo, sonrojada y con la blusa a punto de mostrar ese hermoso brassier rojo
-¿Ah sí? ¿Acaso a ti se te paró?- pregunte muerta de la risa pero el solo le dio un gran trago a su cerveza.
Seguimos hablando de cosas locas como el mejor lugar para ir a hacerlo cuando tuviera novio, como hacer feliz a un hombre con algo tan simple como un roce o simplemente como a los hombres les pone a mil que la mujer gima sin pudor.
Vi el reloj y eran pasadas las 4 de la mañana. Le dije que estaba cansada, pero en realidad solo estaba muy caliente y tenía ganas de ir a meterme a un chat para ver a algún maduro masturbarse conmigo y solo aceptó si me acompañaba hasta la puerta del edificio ya que normalmente cuando él se iba a su casa yo tenía que caminar otras 5 cuadras sola. Dijo que después tomaría un taxi a casa, así que nos fuimos caminando pero cada cierto rato él se tenía que detener para buscar algún árbol y mear, al cabo de 15 mins se había detenido casi 6 veces. Estábamos llegando al edificio cuando me pidió subir para usar el baño. Salude a mi conserje favorito mientras le daba una caja de papas fritas que solía llevarle cuando llegaba muy tarde y le presente a mi compañero. Subimos y Hernán corrió al baño. Podía oír su suspiro de alivio y volví a reír.
Cuando salió miro mi departamento, se paseó por la sala y se sonrió al mirar el balcón mientras yo me sacaba mis zapatos de taco.
-¿Qué?
-No tienes cortinas-dijo sonriendo de oreja a oreja
-Nop
-Y te paseas en topless
-Ya olvídalo, son solo algunos días en la mañana
-Apuesto que tu vecino de allá al frente lo disfruta mucho.
Sonreí y me sobe el cuello. La caminata, la cerveza, mis zapatos y la conversación me habían dejado tensa. Lo empecé a acompañar a la puerta cuando me pregunto si me dolía la espalda
-No tienes idea, estos tacos matan cualquier espalda
-Sabes, soy un excelente masajista, hice un curso. Si quieres te puedo ayudar y aliviar ese dolor
-No, está bien. Gracias
-¿Segura? Noto tu cuello súper tenso- dijo mientras se ponía detrás de mí y posaba sus grandes manos en mi cuello sobando justo el nudo que me tenía adolorida- ¿ves? Mira este nudo. En 10 minutos lo hago desaparecer”
No pude evitar cerrar los ojos, porque por dios que bien se sentían esas manos. Eran grandes, estaban calientes y se movían maravilloso en el punto exacto.
-Está bien, solo unos minutos
Iba a sentarme en el sofá cuando comenzó a llevarme hasta la habitación con sus manos aún en mi cuello.
-Es mejor acá, acuéstate boca abajo, sin quitarte nada. Te ayudare
Hipnotizada por lo bien que se sentían sus manos y por lo genial que sería esa posición, yo solo gatee en la cama y me acosté hasta quedar boca abajo. Sentí como se quitaba los zapatos y se sentaba en mis rodillas…
-Ok, ahora pon tus manos hacia arriba, a la altura de tu cabeza, gira tu cabeza hacia un lado y respira muy profundo, cuando botes el aire aplastare un poco tu espalda para que se alineen las vértebras
Yo solo obedecí. Si, se me da muy bien obedecer, en especial cuando la voz del hombre se pone más ronca, más dominante. Tomé aire profundamente, comencé a eliminarlo y fue cuando sentí sus manos en mi espalda… oh por dios, mi espalda entera se derritió ante sus manos. Comenzó un masaje suave, de arriba abajo, de cuello hasta el comienzo de mis nalgas, cada vez que botaba el aire el oprimía algún nudo en mi espalda y se cargaba encima mío... Estaba en éxtasis.
Sus manos comenzaron a abarcar más de mi espalda. Poco a poco llegaban hasta el borde de mis senos, subían a mi cuello…bajaban por mis costados mientras yo seguía respirando profundo…
Entonces pidió permiso para subir la blusa y desabrochar el brassier. Estaba tan en las nubes que no lo pensé mucho, así que se acomodó un poco más adelante. Ahora ya no estaba sentado en mis rodillas sino en mis grandes muslos. Desabrocho el brassier y mi espalda quedó completamente a su disposición. Siguió masajeando de arriba abajo. Sin embargo ahora bajaba un poco más, abarcaba parte de mi trasero y se sintió taaaan bien. Como no oyó ninguna queja volvió a subir y bajar por mi espalda hasta mi trasero, entonces se escuchó un leve gemido salir de mi boca.
Después de la tercera vuelta estaba completamente entregada a sus manos. Subía desde mi trasero hasta mi cuello… bajaba por los costados rozando suavemente mis senos. Cada vez abarcaba un poco más... un poco más… un poco más. Hasta que en algún momento sus manos estaban agarrando por completo mis tetas y ahora él ya estaba sentado en mi trasero, haciéndome sentir toda su dureza. Podía sentir como me iba mojando. El seguía insistiendo en que debía respirar profundo y cada vez que me sentía eliminar el aire podía sentir su verga empujando la tela de su pantalón y rozando mi trasero. Sus manos no dejaban de masajear mi espalda y mis senos cuando bajaban. Se quedaban ahí, apretando los pezones y haciéndome sentir su respiración en mi oído mientras se movía suavemente sobre mi trasero
-¿Te gusta esto?
Asentí suavemente mientras mi respiración se aceleraba
-¿Estas mojada?- susurró en mi oído.
Asentí otra vez y apretó mis pezones otra vez mientras empujaba su verga encima de mí, me sintió suspirar
-Respira profundo- dijo mientras me besaba el cuello, empuja su verga en mi trasero y sus manos soltaban mis tetas para bajar al pantalón.
Se salió de encima mío solo una milésima de segundos para bajar mis pantalones hasta las rodillas. Me iba a levantar pero solo empujo nuevamente con sus manos en mis tetas, apretando, estrujando, y haciéndome sentir lo duro que estaba. Saco una mano y la llevo a mi pantaleta, la metió entre mis piernas mientras él seguía moviéndose, respirando en mi oído, diciéndome lo excitante que era sentirme así hasta que llegó abajo. Gimió cuando sintió lo mojada que estaba mi pantaleta y la hizo a un lado
-Ahora te haré sentir mi dedo- dijo con voz ronca en mi oído. Suavemente acerco un dedo, separo mis labios y lo rozo por toda mi rajita.- Dios mío, estas empapada. ¿Te calentó nuestra conversación?
-¿Acaso tu no estas caliente desde ese rato?- pregunte con la respiración acelerada al sentir su dedo pasearse de arriba abajo.
-Uff, yo la tengo dura desde que vi al imbécil ese tocarte la rodilla
-¿Así que querías ser tu primero?
-Es que como no querer serlo, si estas así- dijo mientras metía un primer dedo a mi vagina. Gemí duro. -Eso, eso…gime rico- decía mientras sacaba el dedo y lo pasaba por mi clítoris y empujaba su verga- No sabes cuantas ganas tengo de metértela, pero quiero que me la pidas, es tu primera vez y quiero que la desees
Yo habría gritado ¡ya! Pero se sentía tan bien…tan benditamente bien. Entonces se detuvo. Se salió de encima mío y dijo ¡no aguanto más! Con sus manos subió mis caderas para dejarme con toda la rajita al aire, pantalones a las rodillas y la pantaleta corrida, las bajó suavemente mientas me besaba el trasero y a la milésima de segundos que la pantaleta se unió al pantalón sentí su lengua entrar en mi vagina
-¡¡Ooh por dios!!- grité con ganas y mis manos se empuñaron en la almohada.
-Que rica que estás- decía mientras lamia, mordía y metía su lengua hasta lo que daba. Comencé a moverme mientras su lengua entraba y salía. Uno de sus dedos entro y salió para empezar a torturar el clítoris.- Quiero que me avises cuando lo sientas venir ¿si?
Siguió lamiendo, metiendo dos dedos lentamente hasta que sentí que me iba a correr. Mi respiración estaba acelerada, mis manos no sabían de dónde agarrarse y solo podía gritar.
-¡Me corro!
Su mano comenzó a frotar con fuerza mi clítoris mientras sentía como me corría. Sentía mis jugos correr por mis piernas y a él lo escuche gemir de placer. La corrida fue brutal, nunca en mis años de ver a hombres meneársela frente a mi había sentido tanto placer.
Cuando bajaba de la nube lo sentí moverse nuevamente, había bajado de la cama y se había sacado la ropa. Nuevamente se sentó encima de mi trasero ahora sin nada que separara su verga de mi piel. Era una roca caliente. Por dios… pensé que iría y la metería pero nuevamente pensó en mí y comenzó a besarme el cuerpo entero. Metió su lengua en mi boca mientas sus manos iban nuevamente a mis tetas y las estrujaba. Las apretaba y empujaba su verga encima de mi trasero
-¿Quieres correrte de nuevo?
Asentí
-¿Quieres verla antes?
Se acostó a mi lado y se la agarro. Por fin pude moverme y me sentía lánguida. Me saque el resto de la ropa y cuando me acomode tomo mi mano y la puso sobre su verga.
-Recuerdas lo que te dije hace un rato… ¿cómo sentimos placer?
-Suave al principio, y cuando este bien lubricada, un oral se siente rico.
-Eres una buena alumna, ¿crees que puedas darme esa boquita tuya?- dijo antes de meterme su lengua profundamente en mi boca. Me soltó y me miro seriamente, sonreí como cuando quiero vender un libro erótico y lo comencé a masturbar. Estaba durísimo, venoso, grande. Mmm aun lo recuerdo y se me hace agua la boca. Poco a poco se fue lubricando. Podía escuchar su respiración acelerada, podía sentir como se aguantaba de pedirme más. Así que poco a poco acerque mi boca y lo lamí
-Ohh- gruñó con los dientes apretados
-¿Te gusta así?
-Hazlo de nuevo mirándome a los ojos.
Me acomode y lo lamí mirándolo a los ojos. Su boca se abrió de placer pero no cerro sus ojos. Y como tanta experiencia no tenia, pero si había visto cientos de videos de chicas haciéndolo, sabía que a los hombres les gustaba cuando te la metes suavemente a la boca, así que la abrí y solo deje que la deliciosa punta entrara y lo roce como mi lengua. Hice un “poop” al sacarla y supe que lo estaba haciendo bien como lo vi lamerse los labios. Lo volví a hacer varias veces más sin quitarle los ojos de encima.
-¿Estas segura que nunca había hecho esto?
-mmmm- Negué con la cabeza pero con su verga en mi boca, la saque y me lamí- ¿¿Por qué??¿Lo estoy haciendo mal?
-Maldición, no, sigue favor, ¡sigue!
Volví a meterlo a mi boca tratando de hacer algo más profundo pero mi inexperiencia me ganaba y me ahogaba. Aun así lo poco que sabía hacer le gustaba tanto que me tomo del pelo y comenzó a cogerme la boca.
-Ah siii, que rica boquita tienes- decía mientras la metía y la sacaba sin dejar de mirar- Que nadie se entere que es así o todos van a querer follartela- Yo solo podía mantenerla abierta y dejarla entrar. Entonces se salió de golpe y me empujo de vuelta a la cama boca abajo- Quiero metértela, quiero hacerte correr de nuevo. ¿Estas mojada ya?
-No lo sé…compruébalo tú- Pensé que me metería unos dedos pero entonces abrió mi rajita y me paso su dura verga, ambos gemimos cuando sin entrar su verga me rozaba los labios y llegaba a mi clítoris.
-Un poco más mojada y entrara sin que te des cuenta- dijo mientras sentía como me follaba sin entrar aun. Se acostó encima de mí, metió su mano por debajo para abrirme y dejo entrar la punta de su verga a mi vagina virgen.
-Qué cosa más rica… estas ardiendo
-mmm…aahh- era lo único que podía salir de mi boca abierta cuando sentía que entraba un poco más. Me hizo subir la cola solo un poco y busco mi boca para meter su lengua. Me beso húmedo, metiendo su lengua hasta el fondo mientras su verga llegaba hasta la barrera. Solté un leve “!ay!”
-Vamos… ¿la quieres cierto?
Asentí y cerré los ojos. El entraba y salía lentamente hasta llegar al punto de dolor. Entonces dijo con voz ronca y contenida.
-Mírame.
Abrí los ojos y empujo con fuerza sujetándome de un hombro para que no arrancara. Abrí los ojos grandes y la boca también para gritar, pero entonces el sonrió y me besó. Se quedo quieto mientras me besaba y me follaba la boca con su lengua. Saco su deliciosa verga lentamente y la volvió a meter lentamente haciéndome sentir que había llegado hasta el fondo. Su lengua me hacía lo mismo. Volvió a sacarla y meterla más rápido yo comencé a quejarme, había dolor pero también sabía que se sentía delicioso. Empezó mas rápido, un mete y saca muy rápido. Dejo mi boca y se sentó encima mientras me montaba
-Que rico culo te gastas.
- Mmmm mmmm
Yo solo sabía gemir, tratando de hacerlo en silencio. Su verga entraba y salía como pedro por su casa y era la cosa más deliciosa que había probado en la vida. Apretaba mi culo y me lo hacía rápido… entonces cuando sentía que se iba a correr se detenía con su verga hasta el fondo y me decía que esto era lo que me había estado perdiendo todos estos años. Su verga se sentía tan bien metida ahí adentro. Suspiró y dijo que estaba a punto pero que quería hacer que me corriera o al menos lo iba a intentar. Se salió y me dio vuelta. En posición de misionero. Abrió mis piernas, las puso en sus hombros y la volvió a meterse de golpe.
-Así, así te va a gustar. Así hasta el fondo.-decía con cada embestida.- No te conformes con menos querida. Ahora vas a desear una verga que te toque hasta el fondo. ¿Cierto?
-Si, si, que ricoooo- gritaba yo ya sin control alguno.
Se comenzó a menear dentro y fuera rápidamente y me agarro las tetas…
-Como saltan esas preciosuras… aaah que rico
De repente cerro los ojos, apresuro su mete y saca y puso su mano en mi clítoris nuevamente
-¡Me corro!
-Aaah,
-¡Me corro!
- Aaaahhh siii tomala toda.
Se salió en un último movimiento y mientras con una mano se la meneaba para sacar su leche que cayó encima de mis tetas, con la otra ponía mi mano en mi clítoris y me hizo frotarme hasta que me corrí a los segundos después con una fuerza increíble. Él cayó encima de mí y me beso.
-Quiero seguir follándote, pero ahora estarás adolorida. Debería irme a casa…hay que trabajar mañana- dijo con una sonrisa. Fue al baño y cuando salió ya vestido se acercó a mí, me besó duramente y me dijo que cuando yo lo quisiera de nuevo que solo me pusiera la misma ropa para el trabajo, entonces él sabría que yo querría mas.-Quiero hacerte muchas cosas preciosa, quiero usar tu boca, quiero probar tus jugos, quiero jugar contigo. Pero todo dependerá de ti.
Debo decir que me puse muchas veces en esos meses la misma ropa. Y que aprendí con él muchas cosas que me hicieron ver el cielo. Quizás podría contárselas en otra ocasión.
Gracias por leer, su bibliotecaria.