Mi primera vez

Estábamos de viaje de estudios en Gran Canaria. Yo compartía habitación con Álvaro. No estaba cachas, pero tenia un no-se-qué que me volvía loco.

Estábamos de viaje de estudios en Gran Canaria. Yo compartía habitación con Álvaro. No estaba cachas, pero tenia un no-se-qué que me volvía loco. Un día, después de cenar, subiamos a la habitación un poco "chispas". Abrí la puerta y encendí la luz. Me tuve que apoyar contra la pared por que estaba algo mareadillo. Y entoncés sucedió lo que llevaba deseando desde hacia mucho tiempo. Me besó. Yo le correspondí de la única manera que sabía, le fui introduciendo la lengua poco a poco. Le conduje hacia la cama sin separar nuestros labios. Le puse la mano sobre el paquete. No parecía muy cachondo pero en cuanto le presioné por encima del vaquero algo allí a dentro comenzó a crecer. Con lo caliente que ya estaba y viendo su cara de vicioso, le abrí el pantalón dejando ver sus calzoncillos algo mojados por algunas gotas de precum. Acerqué mi nariz a ellos y pude aspirar su olor a machote en celo. Con su mano me acercó a su polla lo que tomé como una invitación a comérsela entera por encima del calzoncillo. Estaba completamente empalmado así que me la metí en la boca mojando la tela mientras él gemía y cerraba los ojos. Comí rabo un buen rato hasta que decidí probar sus huevos que estaban medio saliendo de su ropa interior. Olí y lamí sus ingles, tiré de los vellos pelirrojos que salían por las costuras y el tío seguía bramando como un loco. Tomé posiciones. Tiré de su calzoncillo hacia abajo y saltó un pedazo de pepino rosadito y lleno de vello muy fino y pelirrojo. Su gran cabeza estaba húmeda y brillante. Olí primero su esencia pero no me dejó recrearme demasiado y rápidamente me la metió entera la boca de un solo empujón. Yo ahuequé la boca y dejé que el dirigiera el mete saca que a juzgar por su respiración debía extra gustándole mucho. Entonces me cogió la cabeza con las dos manos y poniéndose de pie siguió follándome la boca cada vez más fuerte. Yo me dejaba hacer. Tenía el rabo también a mil. Estar delante de aquel machote hacia que mi cuerpo temblara de la excitación. Cuando por fin me soltó la cabeza después de un buen rato, se quedó de pie frente a mí esperando a que continuara. Fue cuando comencé a lamer con la punta de la lengua sus huevos hinchados y ya con algo de olor a sudor. Eso le volvía loco porque no paraba de decirme –así, así cabrón cómeme todo- Me metí un huevo en la boca, después otro y finalmente los dos. Después de jugar con sus cojones un buen rato seguí con la lengua por sus ingles, por sus piernas y volví a los huevos para aproximarme a su agujerito. El olor a machote se iba haciendo más intenso. En ese momento me volvió a agarrar la cabeza para alejarme de la zona, pero mi lengua llegó por varias veces a lamer su ojete rosado y muy sensible por los espasmos que pegaba cuando conseguía lamerlo. Pero supongo que él había llegado a u punto de no retorno. Volvió clavarme su gran rabo en la boca. Me la metía hasta el fondo lo que me provocaba alguna arcada. Después la sacaba lentamente mientras yo aprisionaba aquel rabazo con mis labios. Así estuvimos un buen rato hasta que de nuevo me sujetó la cabeza con las dos manos comenzando un mete saca brutal. Yo volvía a tener arcadas cuando su rabo traspasaba mi campanilla pero esta vez no aflojaba el ritmo. Tenía la cabeza inmovilizada y sólo podía y quería seguir tragando rabo de Álvaro. Joder, me gustaba el sabor salado de su rabo, su olor y sobre todo ver como disfrutaba el cabrón follándome la boca sin contemplaciones. Siguió un rato así hasta en un momento me la sacó de la boca para pajearse delante de mi cara. Todos sus músculos estaban contraídos y se le marcaban, mientras desde el pecho brotaban algunas gotas de sudor que bajaban por su torso. Tenía la mirada perdida mientras se pajeaba como un loco y yo con la lengua masajeaba su capullo. Así estuvimos unos minutos hasta que noté el primer chorro caliente en mi frente, después en un ojo, después sobre toda la cara. Cuando se tranquilizó me fue pasando su rabo machando de semen por toda la cara. Repartiéndolo por si alguna parte estuviera limpia. Se notaba que a Álvaro le iba el morbo. Yo me quede inmóvil mientras él me limpiaba los ojos con los dedos para que pudiera verlo. Su cipote todavía tenía colgando hilos de corrida que seguí pasándome por la cara. Estaba tan caliente que hubiera hecho cualquier cosa que me hubiera dicho. Y así fué. Me pidió que le penetrara, ya que, según él "yo no habia disfrutado lo suficiente". Le sonreí y pudo sentir cada movimiento de mi cuerpo para ubicarse sobre él, puse la punta de mi tranca en la entrada de su culo y le besé y pude sentir durante aquel beso maravilloso como su ano se iba adaptando cuando no paraba de penetrárle y penetrárle y penetrárle El gemía hasta que no se contuvo y empezó a gritar Aun así él quería que se la metiera más fuerte. No terminó de decir esto cuando comencé a embestirle de una manera que hizo que la cama temblara, que el gritara en cada embestida y que yo gimiera de placer. Y con eso comenzamos a sentir una creciente ola de placer que hizo que perdiéramos el conocimiento por un momento, y reaccionamos al darnos cuenta que habíamos tenido de manera simultanea un orgasmo maravilloso, al darme cuenta solo pude sentir como mis piernas temblaban sin control y mis lagrimas fluían de mis ojos, sintiendo una felicidad enorme.