Mi primera vez

No es este un relato muy erótico, pero así fué mi primera vez. Es más bien mi historia contada con tintes eróticos.

Este no será un relato muy erótico, puesto que en él describo el momento en que me hicieron mujer y refleja la inexperiencia y anhelos que yo tenía en aquel momento.

Me crié con mi madre y una hermana, puesto que mi padre nos abandonó cuando mi hermana y yo eramos pequeñas. Mi hermana es mayor que yo, nos llevamos 5 años y siempre tuve mucha complicidad con ella. Hablábamos mucho sobre temas de sexo y jugábamos juntas.

De niño, me gustaba vestirme con sus ropas y pintarme los labios, pero siempre cuando ellas estaban fuera de casa. A mi hermana la sentaba muy mal que yo le tocara sus cosas. Cuando me descubrieron, ante la imposibilidad de luchar más contra ello, mi hermana me dejaba alguna ropa suya que iba desechando al quedarle pequeña. Eso me daba mucha más libertad para no tener que cojerla ninguna prenda prestada.

En el colegio siempre fui un niño marginado y por mi forma de ser, sólo jugaba con niñas y a los juegos que ellas hacian, que solían ser con muñecas o juegos sin violencia. Notaba que yo era como ellas, me sentia una niña más.

Cuando cumplí los 13 años comencé a ir a un psicólogo, pues me relacionaba poco y mi tendencia era a sentirme mujer y desear convertirme en una mujer. Por esa época mi hermana empezó a salir con un chico y dejé de tener tanta relación con ella, pero yo seguía vistiendome de chica en casa.

Dos años después, yo con 15 y mi hermana con 20, ella se fué a vivir con su novio. De modo, que nos quedamos solas mi madre y yo, entonces empezamos a tener más complicidad nosotras. Nos empezamos a contar más cosas y dialogar más.

Mi madre, joven todavía, conoció a un hombre y poco a poco inició una relación con él, pero siempre con mucha discrección. Mi hermana y yo lo veíamos muy bien, ella tenía derecho a divertirse y a buscar su felicidad, pues había dedicado su vida sólo a nosotras. Este amigo suyo venía a veces a casa a comer con mi madre y conmigo, pero no solía quedarse a dormir, pués tampoco quería dar que hablar a la gente. Mi madre me dijo que tampoco tenían una relación seria, eran amigos y tenían sexo, se divertían nada más.

Un día mi madre tuvo que ir a una boda de una amiga suya, era un día festivo, que yo no tenía clases y su amigo no trabajaba. Me dijo que dajaba comida en la nevera, que posiblemente viniera su amigo a comer, que calentara la comida y nos sirviéramos los dos y pasáramos el día hasta que ella llegara por la noche.

Ese día yo me levanté temprano cuando se marchó mi madre y después de ducharme me maquillé y pinté los ojos y los labios. Luego me puse una faldita vaquera muy cortita y una blusa roja con lunares negros. Me calcé una zapatillas con algo de tacón y debajo llevaba una braguita y un sujetador negros. Me sentía como la mujer de la casa, yo sola de ama de casa.

El amigo de mi madre llegó sobre las 12 de la mañana. Sus primeras palabras fueron que me veía muy guapa, que estaba preciosa con esa ropa que llevaba, que era una ricura de mujercita. Nos sentamos juntos en el sofá viendo la tele, durante ese tiempo comentabamos cosas variadas y después me preguntó que si ya me habían desvirgado, yo le dije que no, que salía poco, tenía pocas amistades y tenía más amigas que amigos. El me dijo que ya me veía con 15 años preparada para probarlo, que luego lo disfrutaría mucho. Hablamos mucho tiempo sobre sexo y me dió muchos consejos a tener en cuenta.

llegó la hora de comer, preparé la comida, la serví en la mesa y charlamos de forma amena. Luego nos pusimos a ver la televisión, pero no había ningun programa bueno y al final puso una película para verla juntos. La película no era porno, pero tenía muchas escenas de sexo. En un momento que le miré noté cómo se le abultaba bastante la bragueta, no le dije nada, pero al rato volví a mirarlo y confirmé que estaba erecto. Le señalé el bulto con mi dedo y le sonreí mientras de decía:

  • Que te pasa, estas excitado?

  • No, es que yo suelo tenerla así, pero no me siento excitado.

En un acto instintivo le puse mi mano encima del bulto y note cierta dureza.

-Como que no? y esto que es?

En vez de responderme me dijo:

  • Quieres verla?

Yo no dije nada, pero él de forma muy lenta se bajó la cremallera y la liberó de aquella prisión.

Me quedé muda mirando aquello. Yo había visto sólo la mia y no era ni la mitad que aquella, y eso que él decía que no estaba empalmado!!

Me cojio mi mano y la puso encima de su pene, noté una sensación como de tocar una gran salchicha caliente. Se acercó a mí y me besó, no supe o no pude evitarlo. La sensación era deliciosa para mí pues era el primer beso que me daban y encima con mucha pasión por su parte.

-Quiero enseñarte a tocarla como lo haría una mujer, me dijo.

Me movió mi mano sobre ella de arriba abajo un buen rato, hasta que vi como se ponia como una gran estaca, algo que nunca me había yo imaginado. Mientras me comía la boca con sus labios.

-Acercate a ella y chupala!!!

Muy despacio y temblorosa me agache y posé mis labios en la punta de su pene, traté de introducirmelo pero enseguida sentí arcadas, era torpe y ademas me sentía culpable por ser él amante de mi madre, pero aquella sensación la estaba disfrutando mucho y no quería cortarla.

Me explicó como debía hacerlo y me guiaba con su mano sobre mi cabeza a llevar el ritmo. Poco a poco lo iba haciendo mejor.

  • Me gustaría que te entregaras a mí y poder desvirgarte, me dijo.

  • Es muy grande, me dolería mucho. Sólo me he introducido objetos más pequeños para acostumbrarme, pero un pene así me desgarraría. Veo que tiene casi el tamaño de mi muñeca de gordo.

-Al principio duele, pero luego gusta mucho. A tu madre la desvirgué yo por el ano, al principio la dolió, pero ahora la gusta mucho. Tengo experiencia ya con principiantes, dejame que lo intentemos, te gustará!

Me dijo que fueramos a la cama de mi madre, que es de matrimonio y así tenemos más movilidad. Le acompañe, excitada y nerviosa por imarginarme la situación. El fué al baño y trajo una toalla grande de baño y un bote de vaselina. Abrimos la cama y sobre la sábana extendió la toalla, dejó la vaselina y un condón sobre la mesilla.

Me empezó a quitar la blusa, luego se desnudó el entero, camisa y pantalón. Me dejé caer la falda y me eché en la cama con la braguita puesta. Nos abrazamos tumbados de lado y nos besamos. Me recorrió todo el cuerpo con la lengua.

-Es muy importante que estés muy excitada, te costará menos. Deja que te prepare bien.

-Pues deja que te la chupe un rato. Eso es lo que más me excita chupar ese rabo.

Se puso boca arriba y empecé a chuparla ya con mas destreza que al principio. Noté un líquido salado, que me gustó tragar. Estuve unos 15 minutos así, con aquella estaca en mi boca, arriba y abajo. Luego le recorri su pecho peludo y le sobé sus nalgas.

-Ponte boca a arriba me dijo.

Lo hice y me puso un cojín bajo las nalgas, para ellevar mi ano y ponerlo más alto. Con su boca empezó a dar lenguetazos, me contraia del gusto que sentía. Luego la movía haciendo círculos sobre el ano. Era como una delicia, no había sentido eso nunca. Notaba que mi ano se abría solo, se dilataba algo al sentir su lengua. Era como si pidiera ser penetrado.

Después se untó un dedo con vaselina y lo introdujo, lo movia y me gustaba, Luego me introdujo dos dedos, la sensación era muy fuerte. Estuvo mucho rato, hasta que me dilaté mucho y le dije que adelante, lo deseaba ya.

Se puso en condón y lo cubrió con vaselina y con el dedo me puso en mi ano más vaselina. Se puso frente a mí, me elevó las piernas hasta sus hombros y empezó a empujar.

Sentí un dolor fuerte, grité, le dije que lo dejara, que no podía más. Paró un poco, me relajé otro poco.

-Aguanta un poco más preciosa, ya falta poco.

-No sé si podré soportarlo.

Noté como pasaba la cabeza del pene, luego el resto entró sin dificultad. Se quedó un rato parado, luego empezó lentamente a moverse, aún me dolía pero la sensación de tener un rabo por primera vez penetrandome me hacía que siguiera, me sentía como una hembra.

Poco a poco fui notando un gustillo muy especial, que me subía por todo el cuerpo. Me empecé a tocar mi pene y a marturbarme. Así estuvimos más de 10 minutos.

Me llegó un gran orgasmo por el pene y por el ano al mismo tiempo. El acceleró el ritmo y empezó a gemir y resoplar fuerte. La cama se movía mucho y mi cuerpo era empujado fuerte con cada embolada, se corrió en varias embestidas fuertes y después cayó sobre mí, me besó y se echó a mi lado.

-Eres una delicia cariño, te he dado toda mi leche.

Dormimos durante una hora y luego le desperté chupandosela otra vez. No tardo en empalmarse de nuevo, estaba hipnotizada con aquel rabo, así seguí y seguí sin parar hasta que me llenó la boca de leche, tuve que correr a escupir parte, pero mucha me la tragué.

Nos vestimos, hicimos la cama con cuidado que quedara todo igual que estaba, limpio y ordenado.

Más tarde vino mi madre. Nos contó cosas sobre la boda y que tal lo habíamos pasado. No dijimos nada más que bien. Luego mi madre y él pasaron a la habitación y conversaron más de una hora. Yo me puse a escuchar música en mi habitación y luego escuche que él se despedía y se marchó.

Mi madre entró en mi habitación y me dió dos besos y me dijo:

-Me lo ha contado todo, pero no te asustes, es algo que él y yo habíamos hablado. El quería hacerlo contigo y yo acepté con la condición de que no te forzara, que fuera algo que tu decidieras libremente.

Me puse muy roja cuando me lo contó, estaba avergonzada de ello. Luego añadió:

  • Eres muy jóven todavía, pero desde hoy eres ya una mujer entera. A mí me desvirgaron con 17 años, a tí con 15, una vez que lo has probado te gusta volver a sentirlo. Tienes que llevar siempre condones contigo por lo que pueda surgirte. Nunca tengas sexo sin usarlos, me volvió a besar y se despidió.

Años después comencé el tratamiento para la reasignación de género. Pero eso ya es otra historia.