Mi primera vez
Mi experiencia con mi primer hombre- real -
Esta es mi historia,
y no lo sé sucedió así, sin pensarlo, cuando me tocaba hacer algunas tareas en una fábrica.
Un día, viendo una revista porno, leía la historia de un hombre que cambiaba de sexo, y por ser una historieta ilustrada, pues, daba risa el saber que el hombre una vez que cambiaba de sexo, anhelaba tener sexo con hombres, y su insatisfacción era, que sólo sentía placer anal.
Yo no lo había notado, nunca había pensado en eso, yo pienso que leer esa historia, me cambió para siempre, pues tiempo después, no me podía quitar esa idea de la cabeza, ser penetrado por otro hombre.
Cada día que seguía trabajando en la fábrica, me imaginaba ser poseído por otro hombre, de hecho en el área de trabajo, había un colchón viejo, que hacía las veces para descansar, y yo me ilusionaba estar abajo y que un hombre rudo, varonil, me desvistiera y me cogiera.
Hasta que conocí a un hombre, rudo, amable, de mucha plática, alto, varonil, y que nos tocó compartir tareas ese día, y, yo, al escucharlo, verlo y tenerlo de cerca, me enamoré al momento, como cualquier niña de quince años.
Cada que lo veía y lo conocía más, tenía ganas de platicar a solas con él y declarle mis sentimientos, pero eso en una fábrica dominada por hombres era imposible.
Yo me criticaba la forma que iba tomando, pues hasta ese momento me sentía heterosexual al 100 por ciento, pero quizá, ya no era lo que pensaba, pues ese macho me hacía sentir como una mujer, dispuesta a darle mi virginidad, a darle mi amor y a darle todo el placer que pudiera ofrecerle.
Luego platicábamos, me sonreía y yo lo veía con amor, yo soy un tipo muy tímido, alto, de buen cuerpo, y un día descubrí, al terminar de bañarme, cosa que nunca había hecho, verme fijamente en un espejo, y lo que ví fueron unas bonitas piernas y un culo bien formado, paradito, y eso hizo que mi fantasía se hiciera más grande, pues imaginaba a aquél señor haciéndome su mujer.
Ya lo venía meditando, i
maginaba ser acariciado por ese señor, te
nía unas manos grandes, ásperas, y me ilusionaba pensar que me quitara la parte superior de mi ropa, el pantalón, y quedarme en ropa interior, y luego con fuerza me retiraba mi ropa femenina, porque para mi primera vez, quería que lo que viera le gustara, se sorprendiera, y luego ya desnuda, me pasara sus manos por mis piernas, hasta llegar al virginal culo que con ansia lo esperaba.
Luego trabajábamos por la noche, y yo sabía que una de esas noches era mi oportunidad para cumplir con mi fantasía, así que manos a la obra, me depilé el culo, mis nalgas se veían como las de cualquier mujer que había visto antes, limpias, suaves, y a la vez ansiosas por tener el pene de mi compañero de trabajo.
Una noche que yo sabía que íbamos a quedar juntos por un rato, me decidí a hacer mi fantasía realidad, esa noche me coloqué mi ropa interior femenina que había comprado y eso me hacía sentir segura, el incoveniente era cómo le iba a decir, y la forma en que iba a reaccionar.
Y así fue, llegada la noche, trabajando y platicando, esperé a que estuviera a solas, y en ese momento me le acerqué y le dije que tenía algo importante que decirle
- Me dijo qué pasa en forma amable
y yo le contesté que ya no me importaba, si decía que sí o no, lo que quería era, que lo que le iba a confesar quedara entre nosotros
- y me respondió que sí que no había ningún problema
Entonces me armé de valor y le dije todo lo que sentía por él, mi fantasía, mi cariño, y mis ganas de ser penetrado por su pene
Él se quedó pensativo por un momento y esa espera se me hizo muy larga, hasta que me contestó
- Ya sospechaba de tu actitud y la verdad no esperaba eso de ti, pero ahora que me lo dices, pues te voy a cumplir tu fantasía, te voy a enseñar cómo chupar mi verga, te voy a acariciar, te voy a coger y vas a gemir como putita, y te voy a hacer mi mujer
Cuando me dijo eso yo sentí una emoción muy grande, y a la vez miedo, pues era mi primera vez y no sabía lo que iba a pasar
Me llevó a su auto y ya en él, se bajó el pantalón y yo al ver su verga semidormida, sentí unas ganas de tocarla, acariciarla, chuparla
-Me dijo, ven acércate y yo obediente me acerqué y con sus manos agarró las mías y las llevó hacia su pene, yo nunca había tocado un pene que no fuera el mío, y sin embargo, se sentía tan bien tenerlo, que en forma natural empecé a masturbarlo, él
empezó a gemir, y luego me dijo que se lo chupara
Yo tenía miedo, pero al ver su glande como estaba brilloso, y que empezaba a sacar líquido seminal, pues me animé de a poco a meterlo en mi boca, fue tanta mi emoción que de repente ya lo besaba y lo chupaba con tal desesperación que mi hombre me dijo que despacio, que lo disfrutara, su verga era grande, tenía un olor muy penetrante, y eso me excitaba más y luego de un tiempo mi boca ya me dolía, pero no me importaba, era mi oportunidad y no la tenía que desaprovechar
Mi hombre empezó a gemir más y más hasta que de repente sentí un líquido que llenaba mi boca, un líquido caliente, espeso, y los gemidos de mi hombre se escucharon fuerte, yo emocionado por ver lo que había hecho, me puse más caliente, veía su cara y sabía que lo había disfrutado, enseguida me dijo que era mi turno de hacerme gozar
Me sentó en la parte posterior del carro, y tiró de mi pantalón, cuando descubrió que llevaba lencería, me dijo pícaramente que yo ya iba preparada y que eso le gustaba, se sento a un lado mío, y empezó a besar mi cuello, a acariciar mis piernas, me descubrio la parte superior de mi ropa y empezó a besar mis senos, mis pezones, que se pusieron duros cuando los llevaba a su boca, todo esto se sentía tan bien, me gustaba, y yo con mi mano agarraba su verga, que se estaba poniendo otra vez durísima, me bajo finalmente mi lencería y llevó sus manos ásperas hacia mis nalgas, me acariciaba tan rico, que yo en ese momento me sentía tan caliente que ya quería sentir su verga en mi ano
- Ya la quieres verdad, me dijo, y yo asentí, en forma sumisa, me dijo te va a doler, pero te vas a ir acostumbrando, y me sentó en sus piernas, yo con mi mano seguía masturbándolo, y él besaba mi espalda y con sus manos acariciaba mis nalgas, la primera vez que me metió su dedo para comprobar que tan estrecho estaba mi ano, gemí, y se sorprendió al ver lo fácil que había entrado, me dijo que si era la primera vez. y yo le dije que si, que deseaba tanto este momento, y quería ser cogida, él al escuchar esto se ponía más caliente, las caricias y la metida de su dedo eran más intensas, yo empecé a gemir más fuerte, y le decía ya papi, ya mételo, ya
Él me agarró fuerte de mi cintura. me levantó tantito y me dijo que bajara lentamente, yo empecé a bajar y sentí la cabeza de su verga, mi ano se empezó a cerrar por instinto, y él me dijo que aguantara, que tenía que acostumbrarme a su verga, estuvimos un rato así, me dolía, le decía, papi está muy grande, y él me besaba el cuello, me acariciaba los senos, hasta que por fin entró hasta el fondo su verga, sentía dolor, pero, el dolor se convirtió en placer, y yo ya me sentía una mujer, su mujercita, y empecé a gemir, a moverme, a satisfacer a mi hombre, el gemía y sentía como su pene entraba hasta el fondo, eso era un placer inigualable
Siguió así por unos minutos, y luego me puso boca arriba, levanto mis piernas, las puso en sus hombros, y fue cuando sentí la fuerza varonil de mi hombre, me cogía de tal forma que ya lo sentía tan rico, me llenaba tanto su verga, sus bolas chocaban contra mis nalgas, sus arremetidas eran fuertes y a la vez pausadas, yo apretaba lo más que podía, y mi macho lo sentía, hasta que en unos segundos después llenaba mi culo de su rico semen, caliente, que se derramaba sobre mis nalgas
Me dijo algo que nunca olvidaré, y fue que su esposa veía mal el sexo anal, y que no había tenido esa experiencia, y cogerme le había encantado, que ahora yo sería su mujer y que lo íbamos a hacer de todas las formas, y eso me emocionó mucho...