Mi primera vez.

Confieso que lo conoci en una disco un hombre mayo por casi 40 años depesrto en mi el deseo, sin pensarlo me fui con el, el me sometio y perdi la virginidad.

Era la noche de mi cumpleaños número 20 cuando lo conocí; Esa noche junto a mis amigas en un bar de la ciudad, nos divertíamos, bailábamos y tomábamos cervezas, al otro lado del bar junto a la barra un hombre ya mayor cabello color ceniza, ojos azules, me miraban traspasando mis ropas, una extrañe sensación me recorrió, lo mire a los ojos el sonrió, me hizo un gesto de saludo, le respondí, luego continuamos bailando con mis amigas, después de un rato volví a mirarlo y él estaba en el mismo sitio de antes con la misma copa de vodka, viéndome, recorriendo mi cuerpo con su mirada, siempre me he preguntado por qué me acerque a él, me apoye en la barra junto a él le sonreí, el me miro y fijo su vista en mi top ajustado, -hola- le dije, me miro sonrió y con esa voz de locutor me hizo temblar, -hola- respondió, me llamo Ross, el dijo-lindo nombre Ross, yo soy Andrés, luego del saludo me puse hablar con él, las horas trascurrieron rápidamente, era un hombre interesante, sabia muchas cosas, me sorprendía con cada palabra que pronunciaba, de repente sus manos acariciaban mi cintura, yo temblaba, sin importarle que nos vieran, subió su mano hasta mi cuello lo acaricio, la baja hasta mi pecho, acariciándolo rozo sus dedos por mis pezones endurecidos, me miro y me dijo acompáñame, yo sin saber cómo ni por que sentí eso como una orden a la cual no podía desobedecer, les hice una cena a mis amigas y me fui con él, desde esa noche me convertí en su esclava incondicional.

Nos  subimos a su auto, antes de marcharnos me tomo de la nuca y me beso apasionadamente su lengua recorría mi boca entrelazándose con la mía, mi cuerpo que hasta entonces no sabía lo que era el calor de un hombre comenzó a experimentar sensaciones nuevas, me sentía húmeda y muy acalorada, luego el bajo sus manos hasta mis senos los apretó acariciándolos atrapo con sus dedos mis pezones, yo nerviosa le dije –no soy una puta se ha equivocado- el rio y me dijo –se que no lo eres, por eso me gustas y te enseñare hacer mi puta, esas palabras retumbaron en mis oídos temblé, pero fui incapaz de abandonar su auto, me acomode puse el cinturón de seguridad y él se dispuso a conducir.

Mientras íbamos en su auto hablábamos de mi mis estudios, el me escuchaba de repente tomo mi mano y la puso en su miembro, diciéndome que sintiera, su miembro se sentía duro y grande atreves de su pantalón, en un alto el desabrocho mi top, los acaricio. Llegamos a un edificio guardo el auto en el estacionamiento, antes de bajarnos me volvió a besar me tomo del cabello y me pregunto si estaba segura de lo que iba a ser, lo mire y respondí nunca he estado tan segura, volvió a besarme apretando mis senos, bajamos del auto yo me fui a abrochar el top y el ordeno que no lo hiciera, yo obedecí, subimos a su apartamento, era muy bello, me dejo parada en medio de la sala por mucho tiempo, el volvió después de una hora, me pregunto sabes a que has venido, le respondí si,-y estas dispuesta a todo-, respondí –si señor-. –bien- dijo él y sentándose en un sofá me miro y dijo desnúdate, yo me sonroje, y sin pensarlo comenzó poco a poco a quitar mis ropas, dejándolas caer al piso, me quede ahí frente a él desnuda, el recorrió mi cuerpo con su mirada, luego me dijo voltéate quiero ver tu culo, me gire sentía su mirada quemante, gira, eres bellísima, me decía mientras acariciaba su miembro, yo temblaba temía el momento que me hiciera el amor, ya que nunca antes había tenido un novio menos sexo, -eres virgen-pregunto,  yo asentí, sabes que soy mayor que tu por 40 años, si señor lo imagino, ven acá me dijo, me acerque, tomo mi mano y me obligo a arrodillarme frente a él abrió su pantalón y sin darme tiempo lo metió en mi boca, chupa me ordeno, y comenzó a chupárselo con la inexperiencia de mi boca, poco a poco me fue gustando ese sabor y comenzó a disfrutarlo, el gemía con cada lamida mía, así perra- lame, me repetía, empujaba mi cabeza hasta su miembro ahogando dejándome si respiración, luego lo saque de mi boca y lamí sus huevos metiéndolos en mi boca, el parecía disfrutarlo, volví nuevamente a meter su miembro duro y grande en mi boca para continuar chupándoselo, el llevo sus manos a mis senos y comenzó a masajearlos apretando mis pezones erectos con fuerza, girándolos para uno y otro lado, me agarro de los cabellos y levanto por el aire lanzándome sobre la cama, ahí me dejo mientras me miraba, yo lo mire temblaba ante él, pero no era miedo si no que era deseo de ser poseída, el desabrocho su pantalón dejándome ver su enorme miembro con el que recorrió mi cara luego mis pechos rozo su punta en mi entrada vaginal, sonrió en forma sínica, eres virgen putita-pregunto, mientras sus dedos abrían mis labios vaginales, gemí al sentir sus dedos entrando en mi, levanto su mirada y me dijo-tienes prohibido gemir sin que yo lo ordene, me asuste y obedecí en silencio, el volvió a su acción de abrir mis labios vaginales húmedos, vírgenes, metió sus dedos hasta donde más se lo permitió mi virginidad, yo mordía mi labios para no gemir, saco sus dedos bruscamente, me gustas putita-dijo agitando su miembro frente a mí, se levanto, me dejo ahí en la cama largo tiempo, diciendo que no juntara mis piernas, al cabo de un rato volvió trayendo en sus manos unos cordeles, asustada pregunte que iba hacer, me miro volvió a sonreír, respondió ya veras, y tomo las muñecas de mis manos atándolas a la cama y a cada extremo apretaba tanto que me dolía, nunca antes había sentido lo que en ese momento, no tenía miedo, era otra sensación que me hacia desear a ese hombre cada vez más, una vez que amarro mis manos ordeno que abriera bien mis piernas, que no quería que estuvieran cerradas, obedecí, luego se lanzo contra mis indefensos senos masajeándolos, apretándolos con fuerza, atrapo mis pezones con sus dedos apretándolos girándolos a un lado y otro, me dolían pero también sentía placer, su boca se abrió y se trago mi pezón mordiéndolo con fuerza, sin importarle mis quejidos, los mordía y succionaba, uno por vez, luego junto mis senos y metió en su boca los dos pezones a la vez, lo chupo y mordió, me ardían, bajo su mano y arremetió con ella en mi vagina húmeda y caliente, busco con sus dedos mi clítoris hasta encontrarlo, lo tiro hasta hacerme gemir, lo acaricio, luego con su lengua en mi vagina la lamia mordía mi clítoris, yo no podía mas y trataba de apretar mis labios para no gemir, de repente se detuvo y me miro, levanta su enorme miembro y sin compasión lo metió en mi, abriéndose camino, con cada embestida mas sentía que algo se rompía dentro de mí, no podía mas de dolor, que me quemaba, gemí, gemí de dolor ante sus embestidas él se alzo y me dio un golpe en la cara, te dije que no gimieras perra- asustada obedecí, comenzó nuevamente a morder mis labios, el sin ningún tipo de compasión ante la resistencia de mi virginidad continuaba embistiéndome hasta que mi cuerpo cedió ante el abriéndose, el dolor que sentí no podría compararlo con nada, el reía al darse cuenta que me había penetrado, que había triunfado ante mi selladura, continuo metiéndome su pene, una y otra vez sin detenerse, yo sentí que por mi pierna corría un liquido caliente, de repente él se detuvo y saco su miembro, metió su dedo en mi vagina y recogió la sangre de su triunfo, la llevo a mis labios y me obligo a beberla, lamí sus dedos con el producto de su triunfo, sintiendo que de esta forma, le pertenecía a él, hecho esto volvió a embestirme con más fuerza, su boca en mis pezones que mordía, desato mis manos, me levanto por el aire y me sentó sobre el clavándome su duro miembro hasta el fondo, muévete perra-me decía, sus manos en mis caderas me empujaban más hacia el sentía que me partía, pero no deje de moverme, mis senos rebotaban él se acerco a morderlo y tirar de ellos, después de un rato me tomo y dejo a un lado, ordeno que me pusiera boca abajo, acaricio  en mi espalda escupió en sus dedos y sin importarle mis ruegos metió sus dedos en mi culito, después de unos minutos, se levanto sobre mí, y a pesar que le rogaba que no, el sin importarle, apunto su enorme pene en dirección a mi culito y de una sola embestida lo metió, grite de dolor, el puso su mano en mi boca-cállate perra- dijo, y comenzó a embestirme con más fuerza cada vez el dolor era intenso, pero poco a poco comenzó a sentir placer y a seguir los movimientos del, el gemía disfrutando de la virginidad de mi cuerpo, cuando ya estaba satisfecho de usar mi culito me giro y me dijo, ahora recibirás mi regalo abre tu boca, lo mire sin entender, abrí mi boca, el comenzó a tocarse, hasta que un chorro de leche caliente y blanca salió de el-recíbela perra, trágatela toda no desperdicies nada-dijo, yo obedecí tragándome y bebiendo toda su leche caliente, luego se recostó a mi lado me tomo la cabeza y me recostó a la altura de su muslo apoye mi cabeza y metió su pene en mi boca-lame y límpialo- comenzó a lamer y chuparlo sus dedos volvieron a entrar en mí y me acariciaba con ellos, cuando comenzó a sentir una nueva sensación como si mi cuerpo fuera explotar, mis músculos vaginales comenzaron a contraerse, -acaba perra- ahora si quiero oírte gemir como la perra que eres, dijo esto y me levanto poniéndome en 4, me embistió por el culo y sus dedos en mi vagina, me embestía una y otra vez, yo gemía, de repente un sensación de orinarme, y el placer se apodero de mi, gemía, era indescriptible el placer que sentía y sin darme cuenta comenzó a orinarme, corría por mis piernas ese liquido el saco su miembro de mi tomo un pequeño vaso que había en el velador recogió mi orina espero a que acabara me ordeno girar abrió mi boca y me obligo a beber aquel liquido, luego me dijo vístete, me vestí en silencio, esperaba a que el dijera algo, era mi primera vez, pero él no dijo nada, subimos al auto me llevo directo a mi casa, antes de bajar me sostuvo del brazo,-perra-me dijo, lo mire,-desde hoy serás mi perra, cada vez que te llame vendrás a mi- si señor asentí, agarro mi cabeza y la froto contra su miembro, diciendo -eres una buena perra, abrió la puerta del auto y baje, sin esperar nada se marcho, esa noche me dormí sin bañarme sintiendo en mi cuerpo su olor.