Mi primera vez

Cuenta la primera vez que lo hice con otra chica... Y me encantó.

Era un Sábado, y como muchos otros, yo había quedado con una amiga para salir. Ambas nos arreglamos bastante, porque nos gusta mucho llamar la atención y ligar cuando salimos. Así que bien guapas, nos fuimos a la discoteca. Una vez allí, nos pusimos a bailar de forma provocadora y a bebernos algunas copas. Cuando ya llevábamos un buen rato, se le acercó un chico a mi amiga, que ya conocía, porque se había liado alguna vez con él. Entonces pensé ¡Mierda! Seguro que ahora se larga con él y me deja aquí tirada. En efecto, tal y como yo pensaba, mi amiga me dijo que por favor, que si no me importaba quedarme sola, que estaba muy caliente y necesitaba follar... En fin, que se fue con el chico y a mí me dejó sola.

Y la verdad es que no me hace mucha gracia estar sola en la discoteca, así que pensé que en cuanto terminara la copa que me estaba bebiendo, me largaba de allí. Pero entonces se me acercó una chica. Era bastante atractiva, porque hasta a mí me llamó la atención. Tenía una melena pelirroja larga y rizada. Llevaba un vestido de cuero negro muy, muy ajustado, con una cremallera en la parte delantera, que por supuesto no llevaba del todo subida, y unas botas altas, también negras.

Me dijo que llevaba rato observándome, y ya que mi amiga se había ido, había aprovechado para acercarse a mí. Me siguió hablando al oído, y mucho más cerca, rozando sus pechos conmigo. Me dijo que le había encantado la forma tan sexy que tenía de bailar junto a mi amiga, y eso la había excitado mucho. Aquello me sonrojó, porque la verdad nunca antes ninguna chica me había dicho algo así.

Me invitó a irnos fuera de allí, a un lugar más tranquilo. Pero como yo no terminaba de decidirme, me dijo: -Tranquila, que no te voy a comer, bueno, sólo lo que tú quieras.-

Al final accedí, y me fui con ella. La verdad es que yo ya me había excitado un poco, porque aunque nunca había estado con una chica antes, debo reconocer que sí había fantaseado alguna vez con ello masturbándome, y en el fondo, estaba deseando probar. Subimos en su coche donde apenas conversamos durante el breve trayecto hasta su apartamento. Era pequeño, pero confortable.

Ella, bueno, Verónica, que así se llamaba, o por lo menos eso me dijo preparó unas copas para relajar un poco el ambiente. Yo no sabía que hacer ni decir. Creo que jamás había estado tan cortada en toda mi vida. Verónica, mucho más segura en sí misma, porque estaba claro que no era su primera vez, se inclinó hacia mí y me besó. Fue un beso húmedo y excitante..., y me encantó. Entonces me levantó el top que yo llevaba y empezó a jugar con mis pechos. Primero los acarició y besó suavemente. Después succionó y lamió mis pezones ya eréctiles. Yo también quería probar, así que bajé la cremallera de su ajustado vestido y dejé al aire aquellos grandes y perfectos pechos. Miré su sonriente cara de aprobación mientras de los lamía. Entonces me levantó cogiéndome de la cara y nos besamos. Este sí fue un beso de ambas. Introdujo su lengua en mi boca, donde bailó con la mía, mientras rozábamos nuestros pezones. Entonces ella metió la mano por debajo de mi falda, y acarició mi raja, notando que estaba ya muy mojada.

-Por qué no vamos a mi cama, estaremos más cómodas- dijo. Así que la seguí hasta su dormitorio. Allí nos terminamos de desnudar, y continuó el juego.

-¿Sabes lo que es una tijera?- me preguntó- Y no me refiero a las que cortan.- Negué con la cabeza. Entonces Verónica me tumbó el la cama, y ella se tumbó invertida a mí, y encajó su coño con el mío. Entonces comenzó a contonearse. Yo imité su movimiento. Nuestros coños rozaban uno con el otro, resbalando sin problemas por lo lubricados que estaban. De verdad que jamás había escuchado eso de una tijera, pero era fabuloso. Seguimos moviéndonos sinuosamente hasta que ambas nos corrimos. Entonces ella se colocó delante de mi raja y dijo que ya era hora de saborear mi coñito, y metió su cara en él. Lo lamió por completo, no dejando ni un solo rincón sin pasar su lengua. Yo gemía y me retorcía de placer. Nunca me habían comido el coño de aquella manera. Yo estaba súper cachonda, así que le dije que también quería saborear su coño. Ella sonrió, y giró su cuerpo, colocando su raja sobre mi cara. Introduje mi lengua suavemente en su caliente y mojado coño, con cierto temor de no saber hacerlo, porque nunca antes había hecho un 69 con una chica. Pero por sus gemidos, supe que no lo estaba haciendo tan mal. Así que comencé a comérselo con más confianza. Ella por su parte no dejaba de lamer el mío, mientras me penetraba con un vibrador que había sacado de su mesita de noche. Aquello era increíble, no recordaba mayor placer, y me corrí en su cara. Pero sin parar de lamer y relamer su raja de arriba a abajo, no dejándome ningún rincón igual que ella había hecho conmigo, y entreteniéndome en su clítoris. Metí mis dedos en su vagina , y cuando noté que se iba a correr, introduje la punta de mi lengua en ella justo en el momento en que se corría, y así pude saborear su delicioso flujo, con cierto sabor salado, que goteó en mi boca. Continuamos algún rato más, llegando al orgasmo varias veces, hasta que ambas estábamos exhaustas.

Cuando recuperamos el aliento, le dije que me tenía que ir a casa. Nos vestimos, y me llevó en su coche. Pero antes de despedirnos, me dijo que lo había pasado genial, y que le encantaría repetir. Le contesté que yo pensaba igual. Entonces me dijo que si quería conocer también a amigos suyos.

-No cariño, lo pasarás mejor-me afirmó.

Y así es que gracias a Verónica, entré en un mundo apasionante de sexo muy distinto al que conocía hasta esa noche.