Mi primera vez

De como a mis 45 años fui desvirgado por primera vez

Me llamo Andrés tengo 45 años, vivo dentro del armario, estoy a gusto y no me apetece salir. Sobre todo cuando vives en un pueblo de apenas cien vecinos y con la población bastante  mayor. Desde la adolescencia he tenido claro lo que quería, si bien mi vida sexual ha sido muy limitada. Han sido muchos los comentarios con los que he tenido que lidiar sobre mis sexualidad, y ahora estoy tranquilo como estoy, sin importarle a nadie como soy.

Hemos vivido siempre en casa de mis abuelos y además vivía  con nosotros el hermano de mi padre, mi tío Julían, cuatro años mas pequeño que él. La casa estaba dividida en dos plantas. En la baja vivían mis abuelos y mis padres y en la parte de arriba donde solo había un dormitorio y un baño, la ocupaba mi tío, aunque la vida siempre la hacía con nosotros. Cuando nacieron mis hermanas (mellizas) ocuparon  el que había sido mi dormitorio. La solución pasar a dormir con mi tío.  He tenido siempre mucha confianza en el, de ahí que no pusiera pega alguna al cambio.

Mi tío era un persona muy de pueblo, de donde apenas había salido. Era fuerte, muy peludo con un aspecto bastante rudo. Su apariencia era algo desliñada, siempre con una barba a medio afeitar. El olor a trabajo en el campo estaba muy presente en su cuerpo. Recuerdo que siempre dormía en calzoncillos tanto en verano como en invierno a pesar del frío. Nunca me importo verle desnudo pero debo reconocer que a medida que yo  iba creciendo, cuando lo veía quitarse la ropa me excitaba. Muchas noches tras verle en calzoncillos me acariciaba mi entrepierna pensando en su cuerpo peludo. También debo añadir que en mas de una ocasión por la noche le oía como se aceleraba su respiración,  al mismo tiempo que se escuchaba el roce de las sabanas. No hay que ser muy tonto para saber que estaba pajeandose. También entré varias ocasiones en el baño disimuladamente mientras se duchaba, aunque me avergonzaba mirarle directamente. Así iban pasando mis días, fantaseando con el cuerpo de mi tío.

Una mañana que mis padres habían ido con mis  hermanas a la ciudad al médico, llegue pronto del instituto (nos había traído el padre de un amigo).  A esa hora no debía haber nadie en casa, mis padres no estaban y mi tío estaría en el campo trabajando.  Entré en la casa e iba derecho a mi dormitorio, cuando un pequeño ruido me alertó. Subí las escaleras despacio y sin hacer ruido.  En ningún momento pudiera haber imaginado la sorpresa que me encontré.  Sobre su cama estaba mi tío completamente desnudo, con su pirula empalmada mientras se masturbaba. Al mismo tiempo con uno de sus dedos se tocaba su peludo ano. La vista no podía ser mas excitante,  asi que permanecí oculto tras la puerta mientras mis manos sobaban mi paquete ya de por sí bastante empinado. Nunca lo hubiese imaginado de él pero los gemidos que daba indicaba que disfrutaba de lo lindo. Cuando su leche inundó su peluda barriga decidí irme y volver un rato después como si no hubiese pasado nada.

Cuando volvi a casa lo encontré en la cocina asegurando que había acabado la tarea y no había nada mas que hacer. No podía dejar de pensar en ese pajote y estaba completamente excitado. Marche al baño y allí me acariciare hasta correrme pensando en lo que había visto hacer a mi tío. A partir de ese momento mis fantasías se volvieron mas excitantes. Soy muy morboso y muchas veces buscaba los calzoncillos usados de mi tio y mientras los olia me pajeaba. Me encantaba oler esos calzoncillos con restos de sudor, orina y leche. Mmmmmmm, cuando me acuerdo me excito.

Han pasado los años y apenas ha cambiado nada. Pajas y mas pajas. Mi tio ya no está. Vivo solo y  el único contacto con un hombre lo tuve ,mientras hacía la mili en un cine de Madrid, donde me deje manosear por un viejo  hasta que hizo que me corriera.

Mis sobrinos son los culpables de que hoy día tenga ordenador y se hayan abierto nuevas formas de sexo para mi. Me encantan los chat gays sobre  todo con mucho morbo. Me encantan los tíos con mucho pelo (creo que recordando a mi tío) y sobre  todo que me digan cosas morbosas. Una noche vi un chico con una enorme polla que se marcaba en su calzoncillo.  Me ponía tan caliente, especialmente cuando su precum manchaba el slip bastante apretado.  decidí entrar con el a un chat privado con él y ¡ufff¿ su pajote fue espectacular. Me insistía en que conectase mi cam cosa que finalmente hice. Lubrico muy pronto y me excitaba con sus palabras como un loco. Varias noches entre con el a chatear corriéndome como un poseso cada vez. Me encantaba que me dijese que mi polla era gorda. Practicamente era con el único que me conectaba.

Una tormenta de verano fastidio la centralita telefónica del pueblo y durante varios días la conexión a internet fue imposible. Finalmente un calurosa tarde de julio una llamada telefónica indicaba que el problema con el teléfono estaba solucionado. Aquella tarde estaba haciendo tiempo para ir a buscar el gasoil necesario para la maquinaria agrícola, así que decidí conectarme a un chat. Mi sorpresa fue cuando tenía dos mensajes. El primero decía:

Qué tal perraco?  Aquí muy caliente. Tengo ansias de ver tu capullo y casi poder olerlo, tus huevos, tu culo... No paro de pajearme con lo mismo, anoche eran casi las 3 de la mañana y ahí estaba yo, como un gilipollas sin dormir y con la polla tiesa como un mástil, me conecté para ver si te veía con insomnio también, pero que va. Estaba tan caliente que me importó un huevo no estar en privado, dejé que me vieran la polla dura varias veces por unos segundos todo el mundo. Al final me desconecté té para pajearme a gusto. Tumbado en el sofá, llegándome el olor a pescado de mi polla (la dejo que tenga ese olor a propósito, me corro al menos 2 veces al día y no la lavo, dejo que quede algo de leche por debajo del capullo, no veas cómo huele al poco rato! Soy fanático de una polla que huela a pescado tío, me encanta limpiar con mi lengua un capullo apestoso como el tuyo, que estoy seguro que huele más a pescado de lo que me dices en realidad) imaginándome cómo me saboreas el capullo, cómo te derrites de ansia por llevártela a la boca mientras yo me resisto y tú me ruegas que te la pase por la cara y te deje comérmela..., al final cedo y dejo que disfrutes succionando mi nabo mientras yo te trabajo el agujero del culo con mis dedos, hasta conseguir que te pongas encima de mí haciendo un 69 y dejando que te sientes en mi cara abriéndote bien las nalgas para que mi lengua taladre tu agujero con deseo de llegar hasta tus entrañas, lamer tu culo bien por dentro, saborear ese tubo flexible que tienes dentro, notando que te retuerces de gusto y aprietas más aún tu culo contra mi cara dejándome sin respiración casi, pero yo continúo adentrándome cada vez más en ti, nunca mi lengua había estado tan adentro de un culo, succionándotelo y consiguiendo que se te venga hacia afuera..., mientras tú te tragas mi verga hasta los huevos sin rechistar como una puta que lo hace por placer y no por dinero. Antes de vaciar mi leche en tu garganta saco mi lengua de tu agujero y lamo tus huevos mientras tu polla me babea encima, la agarro y la pajeo, la huelo y la vuelo a oler, te doy la vuelta y me pongo yo arriba, mientras te sigo follando la boca haciendo que te atragantes, yo disfruto y me pongo más guarro si cabe olisqueando tu capullo, intentando descapullártelo lo más posible, metiendo mi lengua hasta donde nadie seguro que ha llegado, forzando la piel al máximo..., eres tan guarro como yo tío, eso no es un capullo, es una pescadería, Y ME ENCANTA. Necesito tragarme un buen chorro de leche, así es que te chupo, te pajeo y hago que te corras en mi cara y mi boca como un volcán que echa algo caliente, espeso y salado, mientras yo te lleno de leche la boca y te la tragas como un perrito bueno... Mi corrida me volvió a llegar a la cara del pajote tan tremendo que me hice tío... No es coña, imaginarte así me pone

El segundo no era menos excitante:

Ayer me hice otro tremendo pajote acordándome de lo que vi. Imaginaba que llegabas del trabajo en el campo, y que me tocaba a mí hacer que te desahogaras... me agachaba y empezaba a sobarte el paquete por encima del pantalón, luego te los quitaba y te dejaba los calzoncillos. Tú me cojías la cabeza y me la apretabas contra el paquete, empezabas a refregármelo por la cara, me la apretabas más contra él..., poniéndote cada vez más berraco, notando tus huevos sudados por encima de la tela, pero sin poder aguantar más te tiro en la cama y te quito los putos calzoncillos, meto mi cara entre tus huevos sudados y tus muslos, como un perro en celo que olisquea a una perra en celo, sedienta de que le apaguen el calentón que tiene... Empiezo a oler profundamente tus huevos, tu polla, qué pena que no se te descapulle del todo, me encantaría meter mi nariz entre la piel y el borde del capullo, por debajo, ahí sí que debes tener un olor a pescado de varios días que da gusto puto cabrón... Pero sólo con lo poco que me acerco el olor me alcanza como una bofetada, joder cómo te huele perro, una mezcla entre meado y pescado fuerte. Parece que tu polla necesita una limpieza a fondo, así es que me esmero y empiezo a succionar tu capullo, a lamerlo dentro de la boca a chupar..., incluso después de lavártela con mi saliva sigue oliendo a pescado, no veas! .Después de estar al menos un cuarto de hora chupeteando ese capullo asqueroso pero tan sabroso, te pongo a 4 patas y te pido que empujes hacia afuera tu culo, haz fuerza perro, que se te salga el culo para poder lamerlo bien, quiero hacerte una limpieza completa, lamer tu culo por dentro, saborear tus entrañas, un agujero así necesita ser disfrutado por una lengua hambrienta de macho en celo.  Haz fuerza, empuja hacia afuera, necesito comer lo que tienes ahí dentro, rica, sabrosa..., que se te abra bien. Después te follaré para que se te abra aún más y volveré a comerte el agujero, aún más sabroso si cabe, pero más abierto que es lo que yo quiero..., quién pudiera meterse dentro entero! En esa misma posición te como los huevos otra vez, alcanzo tu polla y empiezo a mamar como un becerro sediento de leche..., mientras te meto varios dedos en el culo y hago que te retuerzas de gusto, hasta que vomitas tu puta leche en mi boca, sabrosa, caliente, espesa... mmmmmmmmmmm, me voy a correr ya tío, estoy tan perro, tan guarro, tan berraco!!!! Espero poder verte de nuevo y que me dejes correrme para ti, ... Me pones de guarro que no veas, tío!

Mientras leía el calentón fue increíble, y aunque mi pirula estaba bien dura decidí dejarlo para la noche cuando volviese a conectarme a la hora que él se conectaba. Me fui a la gasolinera impaciente a repostar y a tomarme un café con el dueño , mi amigo de la infancia. En la cafetería solo estaba él, y bueno también los retos de un bocadillo y media coca-cola indicaban que alguien mas estaba en el baño. Mientras hablaba con mi amigo, observé como un desconocido salía del baño.  Era de una edad similar a la mía, de origen latino vestido con una camisa de cuadros y unos vaqueros muy usados.  Por encima de los botones de la camisa dejaban entrever una gran pelambrera,  que también ratificaba el vello de sus brazos.

Su aspecto y el calentón que arrastraba desde casa hicieron que mi entrepierna se removiese. Cruzamos alguna mirada, pero creo que fue porque yo estaba situado bajo el televisor. Pago y salió de la cafetería. José mi amigo me comentó que era el conductor de una furgoneta que estaba aparcada tras la cafetería. El GPS le había jugado una mala pasada y le había adentrado por unos caminos, rompiéndose algún elemento del vehículo. Había llamado al taller, pero hasta el día siguiente no venían a recogerle el vehículo. Estaba buscando a alguien que le trasladase a la ciudad (distaba a unos 50 kms), pero no era fácil llegar ya que esa gasolinera había quedado un poco a trasmano tras la apertura de la autovía. Tomamos el café, nos pusimos al día de nuestras cosas y llené los bidones del gasoil que necesitaba. Me puse en marcha y apenas unos 500 metros de la gasolinera estaba haciendo dedo el hombre que había estado en la cafetería.

No se si era el calor, el calentón que llevaba o cierta pena que paré invitándole a subir. Los primero que me dijo es que yo había estado en la cafetería, me recordaba. Se llamaba Edgar, era boliviano (45 años), casado sin hijos (su mujer seguía en su país) y llevaba cinco años en España. Cuando le dije que trabajaba en el campo (tengo ganado), pareció bastante interesado, ya que según él su familia también tenía un pequeño rebaño de alpacas (parecido a las llamas). La conversación transcurría con normalidad, pero el calor, el sudor de ambos, el olor a macho, las feromonas me estaban provocando una erección que a duras penas podía disimular.

Me estaba acercando hacía el desvío donde debía dejar a Edgar para que continuase a la ciudad, pero no había mucho tráfico a aquella hora y con el calor que aún hacía lo iba a pasar mal. Es por ello que le propuse que me acompañase a la finca, descargase el combustible, echase de comer al ganado y después le llevaría a la ciudad. Aceptó encantado (yo también, por supuesto) y continuamos juntos. Su ayuda fue considerable y acabamos pronto. Me excitaba ver su camisa sudada, también como al agacharse se veía vello que se adentraba en la raja de su culo. Habíamos acabado y me disponía a cerrar el edificio donde estaba la maquinaria y los útiles de labranza, cuando unas manos me empujaban  dentro del edificio. Una mano me sobaba el paquete mientras sentía el aliento en mi cuello. Edgar estaba abrazándome y su lengua lamía mi cuello y las orejas. Giré la cara y su lengua comenzó a besar mi boca. Instintivamente la abrí y con su lengua entró mi boca y me dio un tremendo beso, su lengua era grande y parecía estar intentando ingresar a mi garganta. Me gustaba y durante un instante nuestras lenguas juguetearon. Desabroche su camisa y comencé a lamerle el pecho. Sus pezones rosados entre aquella pelambrera estaban bien duros. Los mordisqueaba y pellizcaba mientras él apretaba sus manos sobre mi culo. Acerque mi lengua hacia sus sobacos ¡joder como olían¡ y después lamí aquella pelambrera. Fui bajando hacia su ombligo y mientras le desabrochaba el pantalón. Al bajárselos y quedar en calzoncillos la imagen de mi tío me vino a la memoria poniéndome mas burro todavía. Acercándome a esos calzoncillos blancos podía oler su aroma a sexo. Pase mi lengua por encima de su tela y los quedé bien mojados.

Baje el calzón y apareció una polla bien durita. Comencé a lamerlo con deseo. A pesar de que nunca lo había hecho, había visto muchos video. El olor a macho, a hombre me puso a mil. Su capullo rosado entraba y salía de mi boca. Poco a poco me fui metiendo su trozo, hasta tenerlo todo alojado en mi boca, lo empujaba hacia adentro más y más, me lo sacaba y me lo empujaba con todas mis fuerzas, me lo restregué por toda la cara. Edgar gemía cada vez mas.

Me ayudo a desnudarme y comenzó a lamerme la polla bastante mojada por entonces. Se sorprendió de lo gorda que estaba. Sin embargo su lengua y sus dedos buscaban otra parte de mi cuerpo. me dio la vuelta y de espaldas a él, con una mano me apretaba las tetillas bien duras y con la otra me metía los dedos ensalivados en el culo, preparándome para lo que vendría. Le dije que era virgen y que tuviese mucho cuidado. Vi como se escupió un par de veces en la polla y me empezó a restregarla por mi ano. Al poco fui notando como me iba penetrando, poco a poco pero con firmeza hasta que estuvo completamente dentro de mí. No pude reprimir algún grito de dolor. Intentaba relajarme pero el dolor era constante. Poco a poco el dolor se iba transformando en placer, y esos provocaba que Edgar me fuese penetrando cada vez más rápido y con mis gemidos de placer parecía excitarse cada vez más. Cambiamos de postura sentándome sobre su polla mojada. Notaba de nuevo como iba entrando dentro de mí, como me iba rozando en mi ano y de repente no pude más y eyaculé como nuca antes lo había hecho, mis trallazos de leche le sorprendieron y fueron a parar por todo tu peludo pecho. con mis manos restregaba la leche sobre su cuerpo.  Le excito sobremanera y comenzó a culear mas rápido.

Cuando estaba a punto de correrse, salió de mi, y me dijo que se la chupase. acercando  su polla a mi boca comencé a saborearlo y al poco tiempo se contrajo para poder expulsar chorros de leche que inundaron toda mi boca. Me sorprendió su dulce sabor y con mi lengua terminé de limpiar su pirula de los restos de semen; fue delicioso y desnudos permanecimos un buen rato. Cuando nos vestimos, montamos en el coche y le acerque a la ciudad. No me hubiese importado subir al hotel, pero nos despedimos y puse rumbo a mi casa.