Mi primera vez

Así fue como perdí mi virginidad

Hola a todos mis queridos lectores, como ya saben mi nombre es Paulina hace apenas unos meses cumplí 18 años el resto de mi descripción está en mi primer relato que pueden encontrar en mi perfil.

En él les preguntaba si querían que contara mis experiencias como yo quisiera o de forma cronológica, a lo que la mayoría me pidió hacerlo de la segunda opción, así que comenzaré ahora en este relato con mi primera vez.

Esto pasó hace ya 4 años aún estudiaba la secundaria, fue una muy buena época que creo me sirvió mucho, tanto mentalmente como físicamente ya que siempre me ha gustado practicar deportes, ahí yo era seleccionada en la rama de fútbol y voleibol que creo ayudó a que hoy cuente con unas grandes piernas y también a qué me crecieran más las pompis, me atrevo a decir y a confirmar que yo soy la más nalgona de toda mi familia, tanto materna como paterna.

Todo eso hacía que siempre llamará  la atención de todos mis compañeros, que a esa edad eran demasiado morbosos y calientes, algunos profesores e incluso creo que hasta algunos padres de familia.

Un día regresando de la escuela, como normalmente siempre venía caminando hasta mi casa ya que no estaba lejos, a unos cinco minutos calculo yo. Siempre lo hacía con dos amigas, que hasta la fecha son mis amigas más cercanas. Veníamos platicando que a una de ellas, llamada Raquel, su novio le había propuesto tener su primera vez, pero ella aún no sabía qué hacer.

Al llegar a mi casa mis padres aún no llegaban a comer, me subí a mi habitación me quité el uniforme de la escuela, desde muy niña me ha gustado verme en ropa interior frente al espejo y tenía días que no lo hacía.

Me paré frente a este mismo y me observé detenidamente, giraba para ver mis pompis, mis pechos, me veía tan inocente, aún con panties para niña, ya que no usaba ni tanga ni cacheteros; brassier ya lo usaba porque mis pechos ya están algo desarrollados.

Mientras me veía al espejo y admiraba mi bello cuerpo, a mi mente llegó la plática que tuve con mis amigas, pasaba por mi mente cómo sería tener sexo por primera vez ¿Dolerá? ¿Realmente se siente tan bien como dicen? ¿Si sangraré o solo es mito? Eso me preguntaba hasta que escuche que mis padres habían llegado.

Así pasaron unas dos o tres semanas y yo seguía con todas esas preguntas y dudas en mi cabeza.

Un día al llegar a mi casa de la escuela me topé con mi vecino que es mayor que yo, él ya contaba con veinte cumplidos; teníamos una gran relación de amigos ya que nos conocíamos desde muy niños.

  • ¡Hola Pau!

  • ¡Hola Robert! ¿Qué andas haciendo fuera de tu casa?

  • Es que llegué más temprano de lo usual, mis padres aún no llegan, tampoco mi hermano de la secundaria, y olvidé mis llaves.

  • Oh! Qué mala suerte, tu hermano se quedó en la escuela con sus amigos a jugar fut.

  • Maldito enano! - dijo algo endurecido

  • Pero si gustas puedes pasar a mi casa mientras llega alguien que pueda abrirte ¿Qué dices?

  • Me parece muy buena idea - dijo sonriendo.

Entré a mi casa, detrás mío venía el, preguntaba si no estaba mi mamá o mi papá.

  • No, mi papá salió del estado por cuestiones laborales y mi mamá llegará hasta como las seis de la tarde ya que irá a ver a mi tía que está un poco enferma.

  • Entonces estarás solita un buen rato.

Asentí con la cabeza, ya me acostumbré a que tenga la casa para mí durante algún tiempo en esas ocasiones.

Nos sentamos en el sofá, encendí la televisión, a ver caricaturas creo que eran los padrinos mágicos.

  • Tengo que ir a cambiarme ¿Te molesta si te dejo un momento solo?

  • No para nada, aquí te espero no te preocupes.

Subí a mi habitación me quité el uniforme, me miré al espejo y comencé a pasar mi mano izquierda por mis piernas y abdomen, después de un rato volví y recordé que Robert estaba abajo esperándome.

Habrían pasado unos diez o quince minutos de que había subido a cambiarme, me acomodé en el sofá y comenzamos a platicar mientras veíamos la televisión.

Hablamos de todos los temas que pueden tocar los chavos de esa edad que tenía, hasta llegar a preguntarme si tenía novio.

  • No, no tengo, mi papá aún no me deja tener novio.
  • ¡Qué mal Pau! Pero me imagino que has tenido pretendientes ¿Verdad? – pregunto
  • Sí, algunos pero puro menso JAJAJA

  • Ya llegará el momento y el indicado, no te desesperes, tú eres demasiado guapa, así que pretendientes no te faltarán nunca.

Sonreí y me sonroje tantito, un chico mayor que yo nunca me había dicho que era guapa entonces me emocioné mucho.

  • Gracias Robert ¿Tú tienes novia?

  • Sí, sí tengo, es de la universidad

Estuvimos platicando de su novia y de mis pretendientes algunos minutos, el me veía a los ojos algo que siempre me ha gustado mucho.

Se acercó a mí y me robó un gran beso el cual correspondí de una manera bastante torpe, ya que nunca había besado a nadie.

Se separó de mí y soltó una pequeña risa algo burlona.

  • No sabes besar.

  • No te burles ¿Sí?

  • Pensé que por lo menos besar si sabrías, eso me lleva a creer que aún, -en ese momento el calló.

  • ¿Qué aún qué?

  • No, nada, una tontería.

  • Ahora me dices, - dije con un tono de molestia.

  • ¡Está bien! Eso me hace creer que tú aún eres virgen ¿Cierto?

  • Pues no te equivocas, aún lo soy. ¿Tiene algo de malo eso?

  • ¡No! Claro que no princesa, solo que no lo pensé de ti.

Seguimos tocando el tema de la virginidad; me aclaró muchas dudas que yo tenía, me gustaba tener esa charla con él, ya que como dije tenía demasiadas dudas.

  • ¿Te gustaría perderla?

  • No lo sé me da algo de miedo.

  • No tengas miedo; cuando estés lista eso simplemente pasará, espero que sea conmigo.

Al momento que dijo eso, solo pude quedarme callada y me puse tan roja que notó ni pena.

  • ¿Acaso no te gustaría que yo te quitara lo de virgen?

Cierto era que él siempre me había atraído ya que era muy simpático y no era un super modelo pero si era guapo.

Me quedé callada unos minutos; él también hasta que me volvió a besar, entre el beso solo dijo, -tranquila si no lo quieres no pasará-, y seguimos besándonos.

El me tocaba mi cintura, me hizo levantarme del sofá, estando de pie me seguía besando; bajó sus manos a mi trasero, sentía tan rico su beso que no me importó eso, mucho menos cuando empezó a apretarlas. Lo dejé de besar por un momento.

  • Sí, sí, quiero perderla contigo, - le dije con una voz bastante baja y con algo de pena.
  • ¿Estás segura?

  • Sí, sí quiero, estoy segura.

Cuando me disponía a ir a mi habitación en lo que él iría a comprar condones, sonó su celular, era su hermano que preguntaba dónde estaba y que ya estaba en su casa, no le quedó de otra que ir.

  • Espérame unos minutos, voy a dejar mis cosas y le diré a mi hermano que iré a hacer un trabajo a casa de un amigo.
  • Está bien, te espero.

  • Solo no te arrepientas, deja la puerta abierta para que vaya por lo condones y discretamente entre aquí sin que nadie se dé cuenta

Acepté, dejé la puerta abierta, subí a mi habitación y lo estuve esperando unos cuarenta minutos, creo. Mi mente me decía por momentos que me arrepintiera, por momentos que era el momento de perderla.

Escuché que cerraban la puerta y que subían las escaleras, al oír eso mi nerviosismo creció mucho, sabía que no habría vuelta atrás, él estaba ahí, yo quería hacerlo, todo estaba destinado a qué perdería mi virginidad.

Entró a mi habitación, me levanté de la cama y comenzamos a besarnos de una manera más apasionada.

Comenzó a quitarme la ropa, primero mi blusa, tocaba mis senos aún protegidos por mi sostén. Yo, con las manos aún temblorosas le quité su playera, desabotoné su pantalón, él lo hizo con el mío, le ayudé a quitármelo y él se quitó el suyo, me quitó el sostén, veía mis pechos con tanto cariño, los comenzó a besar, le daba pequeños mordiscos a mis pezones, que hacían que lanzará pequeños gemidos.

  • ¡Ha! ¡mmm! ¡Ammha!

Ahí estaba yo, semidesnuda, a punto de perder mi virginidad, con un chico mordiendo mis pechos.

Hábilmente, con una mano comenzó a tocar y acariciar mi vagina, por encima de mi pantie, poco a poco mi vagina comenzaba a humedecerse, yo comenzaba a excitarme.

Me volvió a besar en los labios llevándome suavemente hasta la cama, me recostó suavemente, me quitó lo único que me quedaba de ropa, acercó su rostro a mi entrepierna y dio un gran suspiro.

  • Huele a virgen aquí, - dijo con una gran sonrisa

Sacó su lengua y con ella comenzó a lamer mi vagina por completo, por momento succionaba, eso me llevaba a la gloria en ese momento, hasta que me asusté cuando sentí uno de sus dedos en la entrada de mi vulva.

  • Despacio, por favor, - le pedí con una voz suave que reflejaba algo de miedo pero también gran placer.

Así lo hizo; suavemente introdujo su dedo mientras pasaba su lengua por mi clítoris, que ya estaba en su punto con tanta excitación.

  • ¡Ha ay ha sí! - gemía de placer

Estuvo haciendo oral e introduciendo su dedo, luego 2 yo sentía tan rico, que no podía oír ningún otro ruido que no fuesen mis gemidos.

  • Creo que ya estás lista.

Se levantó se quitó su bóxer y salió su verga que realmente era grande (una de las más grandes que he visto) yo calculo unos 22 cm.

Me dio mucho miedo que todo eso iría a entrar en mi pequeña y virgen vagina, y él notó que yo tenía algo de miedo.

  • Tranquila corazón que lo haré con suavidad y con mucho amor, - me dijo para tranquilizarme

Comenzó a colocar el condón sobre su miembro, yo solo lo veía con detenimiento, pensando aún esa tremenda cosa.

  • En esta ocasión no te pediré que me la chupes, ni que me pongas el condón con la boca eso lo aprenderás en otra oportunidad

Solo pude decir que si con la cabeza; no sabía muy bien a qué se refería con eso que acababa de decir.

Me recostó sobre la cama nuevamente, separó mis piernas, puso la punta de su miembro en la entrada de mi vulva y comenzó a hacer presión, yo me quejaba un poco. Costó mucho que entrara, hasta que por fin la punta estaba dentro de mí, suavemente la introdujo por completo.

-  ¡Ay ay ay! ¡Duele un poco bebé!

  • Tranquila ya pasará

La dejó dentro de mí unos segundos, la sacó suavemente por completo para mostrarme que el condón estaba manchado de  un poco de sangre.

Se lo quito, se colocó uno nuevo, con un poco de papel higiénico me quitó la poca sangre que había en mis labios vaginales y en la entrada de mi vulva.

Me volvió a apuntar con su miembro la entrada de mi vagina, y comenzó a introducirla suavemente.

  • Lo feo ya pasó ahora disfruta corazón, - me dijo al oodo

Empezó el mete y saca suavemente para que me acostumbrara a él.

  • ¡Ay, ah, ay, ah, ah, ah! - solo podía gemir de placer acompañado de un dolor ya mínimo

Mientras me estaba cogiendo, de una manera tan tierna pero tan deliciosa a la vez, me besaba mis pechos, mi cuello, mi boca.

  • ¿Te gusta? – preguntaba.

  • ¡Ha, ha, sí, sí, me gusta, ah, me gusta!

Yo solo sentía un gran placer, mi vagina comenzó a contraerse de a poco, yo gemía como loca, mis ojos se ponían en blanco, después supe que había tenido mi primer orgasmo.

El seguía bombeando super rico, mis ojos estuvieron en blanco unos segundos hasta que pude regresar en mí, seguimos así unos minutos más.

Sentí cómo él comenzaba a sentir espasmos, después de unos minutos de estar cogiéndome.

  • Me voy a venir - dijo

Soltó mucho semen y pude sentir lo caliente que estaba ese líquido.

Se salió de mí, se recostó en mi cama; yo igual, y quedé unos minutos tendida.

Preguntó si lo había disfrutado, yo le dije que me había gustado mucho.

Me pidió que lo hiciéramos en otras ocasiones. Acepté ya que me había gustado lo que sentí, y le pedí que me enseñara más del sexo.

Después de unos minutos él se fue a su casa, yo quite las sábanas de mi cama ya que estaban algo manchadas y olorosas, las eché en una bolsa negra, y decidí echarlas a la basura.

Coloque nuevas en mi cama, me duche, y llegaron mi mamá y mi hermana.

Le mandé un mensajito a mi vecino de buenas noches, diciéndole gracias por haberme quitado mi virginidad.

Hasta aquí la experiencia que les contaré el día de hoy, espero la hayan disfrutado tanto como lo disfruté yo.

Besos, queridos 😘