Mi primera vez
Hola. Después de mucho tiempo queriendo hacerlo, hoy quiero compartir cómo fue mi primera experiencia bisexual, al entregar mi virginidad anal a un hombre.
Hola. Llevo mucho tiempo queriendo escribir mis pocas vivencias en el campo bisexual y hoy me he decidido a hacerlo. Realmente sólo he tenido dos experiencias y hoy les contaré como fue mi primera vez con otro hombre.
Me describiré un poco, como veo que es costumbre hacerlo. Soy un hombre mayor, cabello negro con muchas canas, ojos negros, piel trigueña y mucho vello en el cuerpo. Mido 1,76 aproximadamente, peso 84 kg, con algo de barriga y con una polla pequeña (nada parecida a las de muchos relatos) que mide unos 12 cm en su máxima expresión. Actualmente tengo 56 años y vivo con una mujer maravillosa hace un año. Lo que les voy a contar sucedió muchos años antes de conocerla, cuando estaba en proceso de separación de mi primera esposa, hace unos 6 años más o menos. He de decir que estando casado sentía atracción por mi culo y en algunas ocasiones jugaba con el mientras me duchaba o cuando por alguna razón me quedaba solo en casa. Ahora recuerdo que en algunas ocasiones llegué a utilizar alguna zanahoria para penetrarme, pero el dolor no me dejaba y dejé por mucho tiempo de pensar en ello.
A comienzos del año 2014, mi matrimonio iba de mal en peor y a pesar de mis esfuerzos no se vislumbraba un arreglo positivo. Por esa época, empecé a tener sueños confusos para mí y tenían que ver con pollas. Soñaba que tocaba una y en ocasiones hasta llegaba a mamarla. Nunca antes me había sucedido y pasé de la preocupación por los sueños a entrar a leer relatos y ver videos de temática gay y bisexual. A la vez empecé a buscar conversación en un chat (terra) presentándome como bi-curioso. Era complicado porque casi siempre querían conversar con webcam y nunca me atreví a hacerlo.
Finalmente conocí a dos hombres. El primero Isma, que fue el primero con quien accedí a encontrarme en su oficina, pero no pasamos de besarnos y tocarnos en un baño porque ese día justo se quedó mucha gente trabajando en la noche. Debo anotar que tiene una polla grandísima, lo que pude notar cuando se la toqué por encima del pantalón. Fue mi primer beso con un hombre y me encantó.
El otro, Omar. Un hombre un par de años mayor que yo y que desde un comienzo me inspiró mucha confianza. No vivía en la misma ciudad y empezamos a hablar mucho por WhatsApp y a llamarnos. Un día, estando a punto de terminar mi jornada laboral recibí una llamada suya diciéndome que esa noche llegaría a mi ciudad y que me invitaba a cenar. Me puse muy nervioso pero acepté su invitación. Quedamos en el restaurante del hotel en que se alojaba. La cena fue muy amena y hablamos de todo un poco, pero mis nervios reaparecieron cuando me preguntó que buscaba con otro hombre. Siempre se lo había dicho y se lo reafirme ese día, sentía un gran deseo de tocar una polla y de mamarla hasta hacer que se corrieran en mi boca y tragarme toda la leche, que aunque nunca lo había hecho, era lo que más deseaba. Me preguntó si me gustaría que me penetraran o hacerlo yo, y le dije que no estaba en mis planes. Ya en el postre, me dice que si quiero a él le encantaría que hiciera mi sueño realidad, y rápidamente nos dirigimos a su habitación.
Fue sólo pasar la puerta y ya nos estábamos besando. Recuerdo que me encantó la forma de besar. Sin violencia, con mucha lengua y pasión. Poco a poco le fui quitando la ropa y él a mí. Su polla no era muy grande, similar a la mía, pero algo gorda. Se sentó en la cama y yo me arrodillé en el suelo (tal como lo había soñado) y empecé a besar la cabeza y a lamer su polla poco a poco. Pronto ya la metía toda en mi boca y me deleitaba chupando y besando. Estaba haciendo realidad mi fantasía. Me hizo su ir a la cama y él también empezó a mamar mi polla, en un rico 69. Me tocaba por todas partes y finalmente empezó a acariciar mi trasero y se acercaba a mi culito. Yo lo dejaba porque me gustaba la sensación y yo estaba entregado a la mamada. Me pidió permiso para meter un dedo y le dije que siguiera, pero con cuidado. Me gustó. Fue diferente a cuando yo me lo hacía y se sentía muy rico.
En un momento me dice que quiere cogerme, que quiere meter su polla en mi culo. Yo estaba tan caliente, que sin pensarlo dos veces le dije que si. Me hizo poner en cuatro y empezó a comerme el culo y meter su lengua. Ufff que sensación más maravillosa. Luego tomó un bote de lubricante y fue metiendo sus dedos: uno primero, luego dos y finalmente tres. Dolía, no lo voy a negar, pero me encantaba. Y llegó el momento, que no esperaba, pero que ya estaba deseando. Empezó a meter su polla despacio, mientras besaba mi cuello y con una mano acariciaba mi espalda. Si dolió tener sus dedos dentro, sentir como su polla atravesaba mi culo era muchísimo más doloroso, pero Omar lo hacía lentamente para que me fuese acostumbrando. Finalmente la tenía toda adentro. Esperó a que me acostumbrara y luego empezó a follarme, a entrar y salir, muy despacio al principio, sacándola casi toda y luego otra vez hasta el fondo. Poco a poco el dolor se convirtió en sólo placer y me encantaba sentir su polla entrando y saliendo de mi culo. Cuando me había acostumbrado a su polla, cambiamos de posición, de espaldas en la cama y con mis piernas abiertas (no pensé que pudiera abrirlas tanto) me la volvió a meter. Me besaba, lo besaba, me mordía mis pezones mientras entraba y salía de mi culo, hasta que sentí como llenaba mi culo con su leche. La hubiera querido en mi boca, pero bueno, tenía mi culo abierto y lleno de leche del hombre al que le había entregado la virginidad de mi culo.
Seguimos besándonos y acariciandonos, luego nos duchamos y, a pesar de que m pidió que pasara la noche con él, no podía. A la mañana siguiente, llamé a la oficina y dije que llegaría tarde porque necesitaba solucionar un asunto. Me fui al hotel en que estaba y volvimos a hacerlo. Nuevamente me penetró y me hizo el amor. Ese día, cuando me quité la ropa, le mostré que no tenía los bóxer que suelo usar, sino una tanga negra de encaje que me había puesto para él. Nos despedimos con la promesa de repetir cuando regresará a visitar mi ciudad y que pasaríamos la noche juntos y me haría una lluvia dorada. Desafortunadamente no pudimos coincidir nuevamente, pero siempre estará grabado en mi mente como el hombre que me desvirgó y me hizo disfrutar con mi culo, del que siempre me dijo que le encantaba. Gracias por leer mi historia, espero les haya gustado y no se hayan aburrido. Besos!!!