Mi primera vez (2 - Final)

Continuación de un primer relato, en esta ocasión: Mi primera masturbación y mi primera Orgía... Mis primos hacer de las suyas nuevamente.

SEGUNDA PARTE Y ULTIMA de mi primera vez. (Dedicado a Wicho)

Hola Chiquillos y chiquillas (Fox o que?) quiera agradecer a todas aquellas personas que me han escrito y lamentablemente no les he contestado, pero es que tengo mucho trabajo (Ya parezco disco rayado, ni modo) además he andado muy atareada sexualmente, jiji... El caso es que es tan corto mi tiempo disponible, que ya ni pensaba escribir... Pero a petición de varias personas que me han solicitado que lo siga haciendo, pues aquí esta la continuación del relato que dejé pendiente.

Un saludo especial a Alexxxandra, José A., Juan A., al Hombre Sensual, a todos mis paisanos y en especial a todos los que me escriben... Muchas gracias.

Martha.

4) Mi primera masturbación.

Como les comenté en la primera parte, en aquella época tenía trece años cumplidos. Mi mamá salió hacia su trabajo, me dio un beso de despedida. Al quedar sola, aun sentía ese sopor que uno siente al despertarse y que le dan a uno ganas de seguir en la cama. Mi mente empezó a recordar los hechos vividos el día anterior con mi primo José Luis (13 años), mi cuerpo sintió un cosquilleo delicioso en todo el cuerpo y mis manos sin pensar se fueron hacia mi conejito. Lo empecé a acariciar sintiendo oleadas de un calor maravilloso, sin pensarlo, me quité mis calzones y empecé a masturbarme cadenciosamente. Me desnude por completo, con mi mano izquierda empecé a dar un dulce masaje a mis bubis, sujetaba mis pezones con las yemas de mis dedos, los apretaba, los estiraba; mientras mi mano derecha arremetía contra mi puchita con movimientos circulares metiendo levemente la punta de mis dedos.

A medida que pasaban los minutos las sensaciones placenteras eran más continuas, las cobijas cayeron al suelo, mis movimientos se hicieron más veloces y empecé a jadear fuertemente y de mi boca surgió un grito, el primer grito de placer cuando me vino mi primer orgasmo. Mi corazón latía fuertemente, lentamente abrí los ojos y contemplé mi cuerpo sudoroso, mis piernas estaban flexionadas (como cuando una va a tener un parto) mi mano derecha seguía dando masajes suaves a mi conejito y mi mano izquierda aun sujetaba mi bubis derecha. Se escuchó un ruido que me sobresaltó, y pude ver a través de la ventana, la sombra de un hombre (Uno de mis adorables vecinos que continuamente me espiaban) que fue testigo de mi frenético y primerizo orgasmo. Una sonrisa se dibujo en mi rostro y así, desnuda, como Dios me trajo al mundo, volví a sumergirme al mundo de Morfeo.

5) Mi primera orgía.

Varios días mi colita estuvo adolorida, así que me abstuve de permitir que me la volvieran a meter, la abstinencia duro como quince días, mientras tanto me hice aficionada a las masturbaciones matutinas, se corrió el rumor entre mis admiradores y cada día tenía a varios rondando por mi ventana tratando de observarme en esos menesteres, no le bastaba con ventanearme en las tardes mientras me bañaba, jaja.

Como una semana me estuvo rogando Juan (11 años) para que accediera a saciar sus bajos instintos, jiji. Ya había logrado juntar las 20 canicas, y como ya había perdido las que obtuve con tantos sacrificios, acepté.

Me sugirió hacerlo en mi casa, cuando mamá saliera, pero lo que él no sabía era que había muchos fisgones rondando las ventanas de mi casa, así que le dije que ahí no.

Fue en su casa donde lo hicimos, mi tía salió al centro a realizar algunas compras. Juan imitó a su hermano en todo. Hizo que me desnudara, me besó en la boca, en el cuello, en mis bubis, y me la metió, pero con él no sentí dolor, ya que no la tenía tan desarrollada como la de su hermano, se desanimó un poco al ver que no gritaba de dolor (pobrecillo, si supiera que disfrute más con él que con José Luis), no me mancho de semen, no se si ya le salía o no, pero el caso es que esa vez no le salió. Lo hicimos hasta que él se cansó y se dio por bien servido. Yo me quedaba muy caliente, ya que le decía como me gustaba que me acariciara mi conejito y lo hacia de maravillas, pero no lo suficiente como para tener un orgasmo.

Me sentí feliz de que al cogerme Juan, no me doliera mi colita, y tontamente creí lo que me había dicho José Luis, que solo la primera vez duele, para las otras ya no. Así que volví a hacerlo con él, me volvió a doler, y me sacó sangre de nuevo, pero ya no lloré y me aguanté como las meras hembras, jaja.

Me empezó a gustar el sexo, sentía rico, un poco de dolor, pero las sensaciones eran maravillosas, me hacían muchos regalos (canicas, yoyos, baleros, panes, tostadas) a cambio de que disfrutaran de mi cuerpo y yo gustosa aceptaba pues también lo disfrutaba enormemente.

Cierto día que estábamos jugando a las canicas, yo traía mi faldita (minifalda) de tablones. Ese día estaban Gera (18 años) y Beto (15 años) observándonos, y durante todo el juego estuvieron muy interesados en como jugaba, (Ahora sé que lo hacían para verme las piernas y mi ropa interior) Después organizaron un torneo de lucha. Beto y Gera contra José Luis, Juan y Yo. Primero se encargaban de rendir a mis primos y luego entre los dos me tumbaban y hacían unas llaves muy raras, jiji. Siempre acababan poniéndome sus duros bultos de la entrepierna, ya sea en mi cara, en mi conejito o en mi pompis, además de llevarme una buena agasajada, tanto de mi colita como de mis pechos, jaja.

Tanto a Gera como a Beto se les notaba (Y se sentía) un pene inmenso, se les formaba un bultote en su entrepierna y estaba durísimo y muy caliente, me encantaba que me repegaran sus cosotas, que se excitaran así conmigo, ya que los dos estaban guapísimos y tenían unos cuerpazos.

Ya no teníamos tanta privacidad para hacer nuestras sesiones de sexo entre mis primos y yo. Si no estaba mi tía, estaban Gera y Beto, ya no se iban a jugar a la calle, se empezaron a juntar mucho con nosotros, eso no les gustó a José Luis y a Juan, pero Beto y Gera decían que les gustaba mucho jugar conmigo y a mi también me encantaba.

Ya teníamos como quince días, sin nada de nada, en aquellos días estaba muy caliente y ni mis frecuentes masturbaciones matinales podían calmarme, sobre todo por los juegos, siempre me manoseaban o me repegaban su cosota hermosa, jiji.

Recuerdo muy bien ese día, toda la noche estuvo soñando cosas muy eróticas, así que me desperté muy caliente. Estaba impaciente por empezar mi masturbación matinal. Mi madre se estaba bañando, hacia calor, me imagino que a ella también le gustaba que la observaran ya que podía hacerlo en el baño, pero al igual que yo, prefería hacerlo en la cocina de a botecito. Me asomé por la ventana y si, ahí estaban dos de mis vecinos espiándola. Y me dije: ahora va ser su día de suerte, y le grite a mi madre:

-Ma, déjeme tantita agua, para bañarme yo también.

-Y ora, ¿porqué te despiertas tan temprano?

-Es que tengo mucho calor.

Ver a mi madre desnuda y arreglarse poco a poco me llenaba de orgullo, tenia un cuerpo hermoso, era muy bonita y era natural que calentara como toros a los vecinos que tenían la dicha de espiarla, ya que no se retiraban de las rendijas de la puerta o la ventana hasta que terminaba de vestirse y pintarse.

Mientras me desnudaba, mi madre me dijo:

-Bueno mija, se porta bien, al rato viene su tía para llevársela y me espera en su casa.

-Si mami.

Los ojos de las rendijas desaparecieron por un instante, mientras tanto me metía al baño de aluminio y me empecé a tallar el cuerpo... oí cuando mi madre cerró la puerta, después de un corto tiempo, los ojos de los vecinos volvieron a aparecer en las rendijas de la ventana, ya había terminado de bañarme, pero permanecí mas tiempo en el agua, dándome vueltas de vez en cuando para que pudieran apreciarme bien

Bien, llegó el momento –pensé-. Me paré, me eché el resto de agua limpia que había en la tina, me hice el cabello hacia atrás, separé mis piernas, con mi mano izquierda sujeté mi pecho derecho como calculando cuando pesaba, apreté suavemente mi pezón, y mi mano derecha se fue hacia mi cuevita y empecé una rica y cadenciosa masturbación, afuera se escuchaban los ruidos de los vecinos como queriendo abrir la puerta y murmurando "anda bien caliente la guerca", pero para ese entonces ya no me importaba nada, cerré mis ojos y empecé a sumergirme en las oleadas de ricas sensaciones que mi cuerpo experimentaba, empecé a jadear fuertemente y de mis labios surgieron unos sonidos guturales y extraños, desconocidos hasta entonces "ah, ah, ah" que a cada segundo se hacían más fuertes, mi cuerpo fue sacudido por una intensa vibración y temblé de pies a cabeza a medida que se acercaba el orgasmo, afuera los ruidos, las voces... ¿qué decían?... No lo sé ni me importaba, estaba próxima a venirme, ya no eran gemidos los que producía mi boca sino auténticos alaridos, mi manos se movían a velocidad supersónica, en eso... Unos fuertes toquidos en la puerta principal me sacaron bruscamente del éxtasis. Abrí los ojos asustada, afuera se oían unas pisadas que corrían, eran mis vecinos que huían ante la presencia de alguien. Volvieron a tocar fuertemente.

-¿Quien? –grité-.

-¡Somos nosotros prima!, ábrenos

-¡Ya voy!, estoy terminando de bañarme.

Tomé una camiseta grande, me la puse y fui a abrir.

-Mamá no pudo venir –Dijo Beto- fue al centro, de compras, y nos mando a nosotros para llevarte a la casa.

A Beto lo acompañaban Gera y José Luis. Los tres vestían con ropas deportivas, o sea, short y camiseta de fútbol. Gera y José Luis no me quitaban los ojos de encima ya que al estar mojada y ser la camiseta blanca, se me traslucía todo.

-Bueno, pasen –dije, un poco frustrada por lo que acababan de interrumpir-. Nada más me cambio y nos vamos.

Al estar buscando la ropa que me iba a poner, ellos empezaron a jugar a las luchas, y me decían que participara.

-Ándale Martha, ayúdame –decía José Luis, mientras luchaba contra sus hermanos-. No puedo yo solo contra ellos.

-Espérame, es que solo tengo puesta esta camiseta, no me dieron tiempo ni de ponerme calzones.

-Así vente, que tiene –Dijo Gera-.

-Ay si, después al estar luchando me van a ver todo.

-Nosotros tampoco tenemos calzones, mira –Dijo José Luis, al tiempo que se baja el short y me enseñaba su pene que estaba ya excitado.

-Asi es primita –Dijo Beto, bajándose también el short-. Mira, solo estamos en short, además, ya te vimos desnuda, se te transparenta todo... Ven a jugar así como estas.

Y ahí estaban mis tres hermosos primos, dos de ellos con la verga de fuera y Gera con un bulto enorme en su entrepierna, y yo, con una calentura de los mil infiernos. Al ver el pubis peludo de mi primo Beto, mi conejito empezó a segregar gran cantidad de jugos, estaba hermosa su vergota, llena de venas, colorada, dura, y hacia unos sensuales movimientos de arriba hacia abajo sin que nadie lo tocara... En mi cara se dibuja la lujuria y mire el hermoso rostro de mi primo Gera un poco avergonzada de que se me notara la calentura que tenía. Pero el dulcemente me dijo: "Ven, vamos a jugar".

Beto gritó: "Yo soy con Martha" y se abalanzó sobre Gerardo. José Luis se me echó encima, derribándome en la cama, y sin perder tiempo empezó a manosearme, yo forcejeaba muy poco, dejándome hacer, cuando oí que Beto se rindió. Gera se unió con José Luis y entre los dos trataban de rendirme. Sentía sus manos por todo mi cuerpo, me apretaban mis pompis, mis bubis, la bata ya la traía enrollada por el cuello y sentía sus penes calientes y duros por todas partes. Todos fingíamos, ellos dizque a hacerme llaves y lo que hacían era darme una tremenda agasajada y yo a resistirme y lo que realmente hacia era disfrutar de los roces, los apretones, las caricias, y el morbo de estar casi desnuda delante de ellos.

Creo que fue muy obvio lo que hacíamos, y de pronto ya no estaban dispuestos a fingir... En un momento dado, José Luis se bajó el Short, y saltó su pene parado como resorte, me agarró de la cabeza y sin miramientos me la metió en la boca. Me sacó de onda, ya que no me lo esperaba, y apenas iba a protestar cuando sentí la lengua de Gera en mi puchita, eso me desarmó... Con lo caliente que estaba, y Gera, un cuerazo, haciendo algo que nunca me habían hecho, y que sentía riquísimo, mucho más rico que cuando me cogían, eso fue la bomba que explotó y desencadenó todo lo demás.

Le sujeté su hermosa cabeza con mis muslos, le agarraba de los cabellos y me lo restregaba en mi conejito, quería metérmelo, a pesar de tener el pene de José Luis en la boca, empecé a gritar de gusto, hasta que Beto dijo: "Dame chanza hermanito, deja que también me la mame a mi" y me metió ese pedazote de carne en la boca, mientras José Luis se dedicaba a besarme los pezones de mis pechos. Ya no podía gritar pero lanzaba unos gemidos bestiales, mientras me venia mi primer orgasmo.

Asi duramos unos minutos, sentía oleadas de un calor abrazante, y gemía y gemía, mientras Gera regañaba a Beto, diciéndole: "métesela bien para que no grite guey". Y Beto me la incrustaba hasta el fondo de mi garganta, sentía los vellos púbicos hacerme cosquillas en la nariz. Mi cuerpo tembló violentamente mientras era presa del segundo orgasmo, al momento que Beto se venía en mi garganta, dos chorros se fueron directos a mi esófago, y uno se quedó en mi boca, al momento que retiraba el pene, pero siguió lanzando chorros de semen, y estos caían en mis ojos, en mi nariz y en mis labios, y empecé a gritar con todas mis fuerzas:

-¡Ay! ¡Que rico! ¡Que rico siento! ¡Ah! ¡Ah!

Estaba como loca, jaja. Y era gracioso (al recordarlo tiempo después) como me tapaban la boca los tres para que no gritara, jaja... Ellos fueron los primeros que lo hicieron (El taparme la boca) pero no los últimos, incluso hoy en día mi esposo lo hace, pero es que soy muy gritona, jaja.

José Luis volvió a ocupar el lugar de su hermano Beto, mientras Gera seguía enviándome al paraíso con esa lengua maravillosa y traviesa. Gera le gritó que me tapara la boca al tiempo que se empezaba a comer mi colita, me metía la lengua en mi hoyito trasero y sentía maravilloso, empecé a temblar de pies a cabeza y jadeaba terriblemente al sobrevenirme el tercer orgasmo, me sentí desfallecer, pero los movimientos violentos de José Luis me volvieron a la realidad, sacó su pene de mi boca y empezó a venirse, su semen me manchó las mejillas y mi cabello.

No sé si era por lo caliente que estaba, pero el semen de mis primos me sabía delicioso, lo degustaba golosamente, limpiaba el semen de mi rostro y me lo llevaba a la boca... Mmh, como me gustaría tener una fotografía de esos momentos, y ver esa mirada lujuriosa que tenía, esa mirada diciendo: "Quiero más, mucho más". Mire hacia mi entrepierna y apareció el bello rostro sonriente de mi primo Gera, diciéndome "Te gustó Marthita".

-Si –Contesté, con una voz grave, desconocida, pero llena de sensualidad-. Me gustó mucho, fue divino.

-Pues ahora te toca a ti hacérmelo.

Se quitó el short y apareció un hermoso y poderoso pene, era igual o más grande que el de las personas mayores que me había tocado ver. Se veían unas pequeñas gotas cristalinas en la punta, las hermosas venas rodeaban ese portento haciéndolo ver poderoso y fuerte, lo sujeté con la mano izquierda desde su base, se sentía divinamente suavecito y muy caliente, mi mano derecha empezó a acariciar sus músculos abdominales que se marcaban hermosamente.

El me sujetó de la nuca y me la empezó a meter en la boca, era gruesa y me cansaba un poco al tener la boca tan abierta, pero hice lo mejor que pude para darle al menos un poco del placer que el generosamente me obsequio. Metérmelo todo en la boca era imposible, pero lo hacia hasta que chocaba en mi campanilla, lo presionaba fuertemente con mis labios tratando de que no rozaran con los dientes, besaba su glande, le daba pequeños mordiscos en la base y chupe sus hermosas bolas... Esa fue la primera vez que disfruté el sexo oral.

Terminó con un torrencial flujo de semen, (Como les gustaba tirármelos en mi rostro) el cual trataba de que la mayor parte se quedaran en mi boca, porque como dije anteriormente me gustaba saborearlo.

José Luis ya estaba listo para volver a las andadas, y volteándome me la incrustó en mi colita, esta vez no me dolió nada, ya que estaba muy bien lubricada. Yo seguía jugueteando con el pene de Gera tratando de que se le parara nuevamente. Beto se acercó y me la metio nuevamente en la boca

José Luis, se vino en mi colita, Beto me limpio con una toalla y también me lo metió por atrás, con él, me volvió a dolor, pero solo un poco, sentía riquísimo como me taladraba el trasero, pero lo que mas me gusto fue lo que me decía cada vez que me la metía... Frases como "Que hermosas nalgas tienes Martha, siempre te quise ver así, empinada y con mi verga adentro, estas para cogerte todos los días, déjame te agarro las chichotas que tienes, si así, mueve mas las nalgas que me voy a venir" y así se la paso hasta que se vino... Me encantó que me dijera todas esas cosas, con él también tuve varios orgasmos.

Al terminar, le dije a Gera:

-¿Tu no me quieres coger?

-¿Tu quieres que te coja?

-Si.

-Pues ven, que yo te quiero para mi solito... Y me llevó a la cocina y con el agua con la que me había bañado anteriormente, me volvió a bañar, lo hacia con dulzura, con amor, fue hermoso, me secó, me cargó en sus brazos y me llevó a la cama.

(¡Ay, se esta haciendo tarde y no acabo, ya me canse de escribir!... Lo voy a ser mas corto)

El no me cogió como mis otros primos, el me hizo el amor... con el perdí la virginidad, fue maravilloso, divino, hermoso... El me dejó gritar mis orgasmos, fue una posesión salvaje, animal, lujuriosa pero llena de amor, dulzura... Nunca supe si mis queridos vecinos fueron testigos de mi primer orgía, nunca supe si las manchas de semen que estaban afuera de la puerta las hicieron antes o durante ésta.

A partir de ese día, jamás volvieron a cogerme mis primos... ¡Nunca!... A partir de ese día y durante los dos años siguientes hasta la llegada de mi Padre de Estados Unidos, fui yo, la que me los cogía... Una, dos y a veces tres veces por semana; durante dos años, mis adorables primos satisficieron mis deseos.

Fin.