Mi primera vez
No sabía que me estaba perdiendo uno de los mayores placeres de mi vida.
Mi primera vez fue algo inesperado, yo no sabia que era gay hasta que aquel día. Yo estoy casado, y tengo hijos y mi vida transcurría normal, pero esa era una de mis noches de insomnio, que últimamente tenía. Me baje al salón y me puse a ver la tele, conecte el satélite y, como tenía la tarjeta pirata, me puse a buscar una peli. Empecé a hacer zapping y al poco tiempo y harto de buscar algo que ya no hubiera visto, apareció ante mi la sesión de cine porno. Jo! Que tias! Y que mamadas hacían! En vista de que la sesión acabó y yo seguía sin poder dormir, busque otra y cual fue mi sorpresa cuando lo que sintonicé era un canal prono gay. Al principio lo quite asqueado, pero después volví a él con un cierto interés que no terminaba de comprender. Vi como aquel hombre le chupaba la polla a otro sin terminar de gustarme, pero tampoco era capaz de quitarlo, era como si se hubiera despertado un pequeño monstruo en mí. Al principio no noté nada, pero al poco rato estaba teniendo una erección de campeonato y además estaba calentándome cada vez más.
Terminé masturbándome como hacía años que no lo hacía, con deseo, con mucho morbo. Me corrí prácticamente al tiempo que el actor. En la siguiente escena, se penetraban- AH! Qué dolor! pensé para mí. Pues bien, cuando acabó la peli y yo también había bajado mi calentura, pude dormir un rato antes de irme al trabajo.
Cuando llegué al trabajo no podía quitarme de la cabeza lo que había pasado la noche anterior, era algo incomprensible para mí. Yo nunca había tenido semejantes pensamientos, ni por asomo. Empecé a mirar de una manera distinta a mis compañeros de trabajo, cuando de repente, me di cuenta que me estaba imaginando las escenas de la película gay pero interpretada por mis compañeros! Que pasada!
Decidí que lo mejor era irme a desayunar y despejarme un poco, de paso aprovecharía y compraría tabaco. Me dirigí al bar y desayuné, después fui a la máquina de tabaco, pero estaba averiada. Bueno, daré un paseo al kiosco. Llegué al kiosco y nada mas llegar veo a un chico joven, de unos treinta años, más o menos, todo vestido de blanco, que estaba comprando un paquete de donuts. Me miró cuando llegué y no puede menos que pensar en la película gay de nuevo. ¿Qué me estaba pasando? ¿Tenía fantasías gays después de muchos años de estar felizmente casado? No lo entendía.
El chico me volvió a mirar mientras le daban el cambio, y entonces yo pedí el tabaco. Él se montó en su coche y de reojo, no pude evitar volverlo a mirar, y él a su vez me volvía a mirar y esta vez me sonreía. Se montó en el coche, un coche pequeño azul oscuro y se alejó.
Al principio estaba tan confundido con el tema que me aleje en dirección contraria a la de mi trabajo, sin darme cuenta. Cuando caí en que no iba hacia el trabajo, me doy la vuelta y me encuentro que el coche azul que llevaba al chico que estaba ocupando mi mente descendía de nuevo por la calle. No me lo podía creer! Pasó despacio por mi lado y siguió hacia delante. Yo seguí caminando, intentando convencerme de que aquello era una coincidencia. Pero mi asombro pasó al miedo cuando comprobé, que daba la vuelta a la mediana y volvía de nuevo a pasar junto a mí. Esta vez detuvo el coche en la zona de aparcamientos justo un poco por encima de mí.
Yo no sabía si continuar andando o dar media vuelta estaba aterrado. Pero lo que me dejaba más perplejo era que estaba "empalmado"! Decidí continuar y justo al pasar por el lado intentando apretar el paso, me dicen:
Oye, perdona, tienes un cigarro?
No podía creerlo. Era él. Se estaba dirigiendo a mí.
Si. Pero es negro, no te importa?
No, perdona pero es que la puerta está estropeada y tendría que salir por el otro lado, puedes darme fuego también?
Me acerqué, entonces más, y entonces vi lo que me había estado imaginado y que yo mismo me decía que no podía ser cierto. El chico se había abierto un poco la camisa por la parte de abajo, y dejaba el pantalón, que casi era transparente enseñando un bulto que impresionaba. Le di fuego y al acercar su mano a la mía para hacer pantalla, el roce me dio una especie de descarga eléctrica impresionante. Creí que me estaba volviendo loco! Me pregunto directamente, sin rodeos:
Te apetece subir?
Yo no sabía que contestar estaba como hipnotizado ante aquel bulto. Le dije entrecortadamente y como excusa que no tenía tiempo, que era tarde, el me contesto que a él también se le hacía tarde, que solo era cuestión de diez minutos.
Con más miedo que vergüenza me subía a su coche y fuimos a un descampado que había un poco más adelante. Allí me comenzó a tocar el pelo y se acerco lentamente a mi cuello y me lo empezó a besar. Aquello era fantástico yo estaba en el séptimo cielo! Me gustaba! Lentamente fue abriendo su pantalón hasta dejar al aire su slip con una gran polla marcándose en él. Instintivamente, sin necesitar casi la pequeña presión que el ejercía sobre mi nuca, fui bajando lentamente mi cara hacia su slip y cuando lo tuve a un milímetro de mi, no me pude contener y me lance a comerme aquello que me repelía tanto y al mismo tiempo me atraía irresistiblemente.
No creo que fuera la mejor mamada que le hayan echo, tampoco creo que le gustara mucho, pero a mi, que al principio me daba un cierto asco, me gustó.
Se corrió en cuestión de 10 minutos y me llevó de nuevo al sitio donde me había recogido. No sé como se llama, donde vive, ni que le gusta, sólo sé que me inició en una de las cosas que más placer me ha proporcionado en toda mi vida.