Mi PRIMERA VEZ

Ahora yo, por aquel entonces era un joven de complexión fuerte, con carne pero no gordo, buenas nalgas y ausencia total de vello corporal a no ser una pelusilla rubia en pantorrillas, genitales y vientre que yo me encargaba de rasurar y mantener bien depiladito, pues ya me gustaba mucho mi cuerpo así sin pelo simulando el de una chica, suave y sin vello.

Debería empezar por situar este relato en él tiempo y el espacio, bien, corría el año 1991, principios de verano del 91 en Galicia, noroeste de España, en un pueblecito costero de pocos habitantes.

Ahora yo, por aquel entonces era un joven de complexión fuerte, con carne pero no gordo, buenas nalgas y ausencia total de vello corporal a no ser una pelusilla rubia en pantorrillas, genitales y vientre que yo me encargaba de rasurar y mantener bien depiladito, pues ya me gustaba mucho mi cuerpo así sin pelo simulando el de una chica, suave y sin vello. Por lo demás era un muchacho normal que las únicas experiencias sexuales habían sido conmigo mismo, alguna masturbación con amigos viendo revistas porno y también con un buen amigo, habíamos descubierto juntos el sexo oral y muy de vez en cuando en algún campo solitario nos dábamos placer mutuamente chupándonos las pollas, incluso lamiéndonos el ano y ordeñándonos el uno al otro, eso me gustaba muchísimo, sentir su lengua húmeda y cálida al tiempo que estando yo a cuatro patas en medio de un bosque o un prado, ocultándonos de cualquier mirada, me ordeñaba hasta que me corría en su mano y luego yo se lo hacía a él, me mojo con solo recordarlo, aunque esto lo contaré en otra ocasión. Pero no nos atrevíamos a penetrarnos, era como tabú, ni siquiera lo comentábamos, si, nos introducíamos un poquito la lengua y algún dedo en el frenesí de la excitación, pero nada mas. Por eso lo más habitual era que yo mismo me diese placer con pornografia o a veces delante de un espejo empezaba a masajearme el ano con un dedo que iba chupando y introduciendo poco a poco para dejar paso a algún instrumento no muy grande que tuviese a mano, algún bolígrafo o lapicero que luego pasaba toda la semana oliendo en el instituto y me excitaba sabiendo donde había estado metido el lápiz, como decía me introducía en mi culito pequeños objetos y me excitaba tanto que la mayoría de las veces me corría sin tocarme el pene, comenzaba a gotear un líquido gelatinoso y dulzón (a menudo lo llevaba a la boca con los dedos) que también usaba para ir lubricando mi culito y poco después de salir esa melaza por mi glande unas pocas gotas de semen hacían aparición, dos o tres impulsos del lápiz al interior de mi culito y cuando iba a echar mano de mi pene esta ya empezaba a convulsionar soltando chorros de leche cálida algunos hacia mi cara que yo relamía y aprovechaba ya que como dije mi cuerpo me excitaba mucho y todo lo que salía de él también. Pero aparte de esos pequeños lapiceros y mis dedos nada había entrado en mi virgen culito hasta ese verano, si estáis pensando en que al final mi amigo y yo decidimos dar un paso más os equivocáis nada más lejos de la realidad, aquel amigo del que guardo un gran recuerdo y yo, nunca nos follamos, algo de lo que yo me arrepiento mucho y seguro que él también, tenía una gran polla ya de jovencito y recuerdo su delicioso sabor y el de su leche cálida que tantas veces me trague por gusto propio. Lo que voy a contar es algo muy distinto, aunque también guardo buen recuerdo.

Como decía era verano y lo pasaba en un pueblecito costero de las “rías baixas” en casa de mi abuela, ella tenía unos vecinos y amigos en la casa de al lado, estos tenían un hijo de mi edad llamado Fran, con el que hacía muy buenas migas, nos llevábamos muy bien y pasábamos casi todo el día juntos de acá para allá, que si playa, que si salir alguna noche de sábado, que esto, que lo otro, lo normal vamos y también le ayudaba en algunas tareas que le encomendaban sus padres que tenían un almacén de fruta, que si dar de comer a los perros de la casa que si el trabajó liviano del almacén, como dar de comer al perro del almacén, o mover unas  cajas de fruta o algún pequeño pedido de fruta que atender. Yo le ayudaba gustoso ya que antes terminase él, antes nos íbamos por ahí.

Una mañana de sábado le tocó dar de comer a los perros, tanto a los de casa como al del almacén, entonces, por aligerar, le dije:

  • Yo: Encárgate tu de los de casa (una pareja de cockers) y yo del de arriba, dame las llaves del almacén y del portalón del cerrado y ya voy yo en la bicicleta.

  • Fran: No te importa?

  • Yo: No, así terminaremos antes.

Así hicimos yo fui en la bici al almacén mientras Fran se encargaba de los de casa. Al llegar ya estaba esperando al otro lado del portalón exterior, era un imponente ejemplar de pastor alemán de 8 años, aunque no tenía la energía de un jovencito de tres o cuatro años, seguía conservando el porte y la fiereza, era fiel y sumiso con el padre de mi amigo y respetuoso y cuidadoso con el resto de la familia, pero vigilante y dominante con los desconocidos. A mi me trataba como uno más de la familia, lo conocía desde cachorro y siempre lo mimé y jugué con él en las ocasiones en que iba por el almacén con Fran. El cerrado del almacén es una finca muy grande al pie de la carretera, unos 5 o 6 mil metros cuadrados que albergan una gran nave de unos mil metros cuadrados en cada planta, la planta de abajo de techos muy altos tiene las cámaras de la fruta, unas seis cámaras frigoríficas, unos amplios pasillos por donde circula el traspalé y una pequeña oficina donde se da entrada y salida a los albaranes de mercancías, unas escaleras en espiral llevaban a la plata de arriba donde sólo había oficinas una muy grande que era la del padre de Fran, esa siempre cerrada con llave a no ser que su padre estuviese en ella. Este almacén estaba a la izquierda de la entrada de la finca a lo largo del cierre pegado a la carretera, a la derecha había un pequeño cobertizo donde se guardaban distintas cosas, desde segadores de césped hasta enseres de jardinería y mantenimiento en general ya que el terreno sólo tenía piso de cemento en la entrada hasta los dos almacenes, el de la fruta y el de los trastos, Jack que así se llamaba el perro tenía un pequeño cerrado de alambre donde lo encerraban de día durante la semana, allí dentro tenía su caseta y sus cacharros de comida y agua, cuando cerraba el almacén de noche o fin de semana el perro corría libre por el resto de la finca, que tenía plantados infinidad de árboles frutales y césped por toda la finca.

Pues ahí estaba yo abriendo la puerta, al entrar el perro sube sus patas delanteras y me lame la cara saludándome, lo saludo un par de caricias y a por él pienso para darle de comer. Le hecho comida y dejo correr el agua para llenarle el cacharro de agua fresca mientras él se ventilaba la comida, al terminar me acerco a unos setos ya que él correr del agua me había hecho ganas de mear, me pongo a mear y mi sorpresa al ver al perro que deja de comer y se pone a mi lado mirando como meo, le digo: que haces hay ?, ve a comer, ve!. Pero el nada ni se inmuta sigue mirando fijamente mi aparato y cuando estoy terminando ya sólo salían unas pocas gotas de mi pene se acerca y da dos lametones en la punta cogiendo así las últimas gotas de pis, yo sobresaltado me aparto y le repito: pero que haces Jack ?. Y le hago un gesto con la mano al tiempo que le digo: vete!.

Pero nada, como si oyese llover, ni se inmuta, mientras guardo mi pene babado en los pantalones cortos que tenía puestos, se vuelve a acercar a mi entrepierna metiendo el hocico por la pernera de mi pantalón corto, notando yo la punta de su hocico otra vez en contacto con mi glande y su lengua húmeda, cálida y suave buscando mi pene cubría a lametones testículos, ingle y pene, le aparte la cabeza con las dos manos y di un salto atrás al tiempo que le gritaba que parase, pero al separarme vi algo rojo en su abdomen que llamó mi atención, al fijarme vi que era un trozo de pene que le salía de la funda peluda, eran unos tres o cuatro dedos de largo con el ancho de un plátano más o menos, mientras yo asimilaba lo que estaba pasando el perro viene hacía mi otra vez levantando las patas sobre mi, buscando mi espalda, era increíble la fuerza que tenía, casi logra tirarme un par de veces, no sabía como sacármelo de encima, al tiempo que pensaba para mi: Este carbón quiere montarme como si fuese su perra!. Al mismo tiempo forcejeaba con él y le chillaba, pero no conseguía nada, entonces oí a Fran que me llamaba desde el portalón, le grité pidiéndole ayuda, entro se quedó un segundo o dos viendo la escena y corrió a ayudarme a sacarme de encima a Jack. Así entre los dos logramos deponerlo de su actitud y Fran me dijo:

  • Fran: Joder, jajaja, quería pincharte!,jajaja.

  • Yo: Si, tú ríete, pero no iba a aguantar mucho más, ya me estaba viendo sodomizado por este cabrón!

  • Fran: Pero que le hiciste ?

  • Yo: Nada, darle la puta comida y su agua fresca, me puse a mear en ese arbusto y se empeñó e lamerme la polla, luego debió pensar que sería mejor enterrarme la suya en mi culo y en esas estábamos cuando llegaste.

  • Fran: Este maricón desde que lo cruzaron con la perra de un conocido de mi padre hace dos años, no ha vuelto a mojar y está salido perdido, le enseñaron el caramelo se lo quitaron y ahora así anda, está más salido que un mono.

  • Yo: Joder, pues buena la hicieron, ahora tendrá que llevarlo tu padre a junto su novia por que si no va a tirarse a alguien.

  • Fran: No hay problema mientras no huela genitales, pensé que eran sólo los de mujer, pero veo que también los de hombre lo ponen a cien. Hace dos o tres semanas llegué aquí y tenía toda la polla fuera y la iba arrastrando por la hierba en la boca llevaba un salva slip, seguramente de alguna que el fin de semana meo o algo peor por la parte de fuera de la alambrada y tiro ahí el salva slip, este lo encontró y no veas como estaba, lo que tenía entre las patas no era ni medio normal, era algo descomunal y un bulto enorme en la base de la polla que era más grande que mi puño. Decía mientras cerraba el puño y me lo enseñaba, yo estaba flipando con lo que me contaba Fran.

En fin cerramos y nos marchamos, nos fuimos a la playa con más amigos, aquel día se hicieron barios chistes con el perro y mi persona, fuera de eso no volvimos a hablar más del tema en lo sucesivo. Fueron pasando los días y aunque ya no era tema de conversación, yo sí que le daba vueltas en mi cabeza, como ya comenté me gustaba el sexo entre hombres, aunque nunca me penetrara nadie, la idea de que un hombre se sintiese atraído por mi y quisiese follarme el culito me ponía cachondo sólo con pensarlo, la idea de seducir un macho aunque fuese un perro me gustaba y no paraba de pensar en el miembro del can que describía mi amigo, que según él le había visto semanas atrás, y yo pensaba:

  • Solo con mi olor se volvía loco y si se la chupase le serviría de descarga o intentaría violarme como la última vez, esa idea no me agradaba mucho, si, quería que se excitase hasta tal punto, incluso me gustaba, pero no quería que me follase y me hiciese daño, como iba a explicarlo en casa o en el hospital ?, si pensaba en dejarle que me lamiese el glande y yo chupársela en un sesenta y nueve raro, que en mi cabeza si era posible, es más la idea me ponía casi tan excitado como se ponía el perro, nunca había tenido interés en los animales a un nivel sexual, pero ahora la idea no dejaba de rondarme y quería llevarla a cabo, aun no sabía como pero tenía que hacerlo.

Dos semanas más tarde se presentó la ocasión, toda la familia se iba de boda a un pueblo de otra provincia, a 160 km. de distancia, y a quien le pidieron que diese de comer a los perros ?, exacto!. Pues no, no fue a mi en un principio se lo pidieron a uno de los empleados del almacén. Así me lo contó Fran:

  • Fran: Este domingo nos vamos a Ourense, se casa una ahijada de mis padres.

Yo me apresuré a preguntar.

  • Yo: Y los perros ?, quien le dará de comer ?

  • Fran: No, tranquilo, no te asustes. Mi padre pensó en ti, pero ya le expliqué yo que no te fías mucho de Jack, él se extrañó, pero le conté que intento morderte, no creí oportuno contarle toda la historia y quedó convencido así que se lo dijo a Primitivo (el empleado), pero este puso algún problema por motivo de una comida familiar ya sabes ahora en verano todo son fiestas y romerías...

Me apresuré a cortarle diciendo:

  • Yo: Va, tonterías ya estas diciendo a tu padre que no tiene que pagarle a nadie, estando yo aquí, y al pobre de Primitivo que valla a la fiesta, ese perro es como de mi casa y no me da ningún reparo ni miedo alguno, el animalito tiene falta de lo que tiene y no entiende pero se que él no me haría ningún daño, así que ya estás arreglando esto que de mis amigos cuido yo y Jack es más que un amigo.

Al principio Fran replicó un poco pero hizo lo que le dije y a la mañana siguiente trajo una copia de las llaves de casa y del almacén diciéndome, que su padre y su madre quedaban más tranquilos si lo hacía yo por que no les gustaba dar las llaves del almacén ni de casa a un empleado y que con mi abuela y conmigo se iban más tranquilos.

Yo no cogía en mi de alegría, pero también quería planear todo para no tener sorpresas desagradables, ese perro se volvió loco la última vez que saboreo mi pilila y me preocupaba que fuese  a pasar lo mismo, así que decidí llevar un tarro de miel que me untaría en el capullo para que lo saborease con más ganas y se olvidase de mi culo.

El sábado por la tarde se fueron todos dirección a órense donde dormirían y el domingo asistirían a la boda para volver el lunes de mañana temprano. Aun bien no salieron le dije a mi abuela que iba a la playa, cogí el tarro de miel y salí en la bici, el ansía me podía mi cabeza se llenaba de ideas que sólo pensarlas me erizaban el cabello y me excitaban de tal manera que me costaba pedalear, llegué al cierre abrí la puerta entre cerré con llave otra vez y guardé la bici en el cobertizo, y el perro ? Donde estaba ?, lo llamé y lo oí ladrar, pero no venía a recibirme, lo busqué y... sorpresa lo habían dejado encerrado en su caseta, seguro que por la historia que se inventó Fran sobre el mordisco. Así que le abrí y vino a saludar como siempre subió sus patas dos lametones se bajó espero sus caricias y empezó a correr por toda la finca, lo dejé tranquilo y me puse a preparar un sitio acogedor dentro del almacén una toalla por aquí una silla por si quería sentarme para facilitarle que me lamiese bien a fondo, sólo pensarlo volvía a empalmarme, tenía puestos los mismos pantalones cortos y ya empezaban a mojarse con mi líquido pre seminal de lo excitado que estaba, abrí el tarro y llame a Jack, vino rápido como un rayo como si por mi comportamiento supiese lo que estaba tramando, los perros intuyen muchas cosas por el olfato, la sudoración y demás, entonces no lo sabía pero ahora pensándolo estoy casi seguro por su forma de actuar aquel día, que algo se intuía, ya que esa raza en particular es muy inteligente. El caso es que cuando entro se fue directo a la toalla que puse en el suelo y se quedó mirándome, raro por que el tarro de miel estaba en la silla, pero ni se acercó a él, metí un dedo en el tarro y se lo acerque a la boca, saco la lengua y me lamió los dedos con una suavidad y una calma inusuales en un perro ante semejante golosina, incluso me gustaba como lamía mis dedos con tanto esmero y cariño, volví a repetirlo, él miró el tarro pero no se movió hasta que le puse los dedos a la altura del hocico, entonces volvió a lamerme los dedos con un esmero y suavidad que creí correrme de placer, entonces pensé que me estaba tratando con mucho cariño y dulzura, que era una tontería seguir con lo de la miel, me quite la camiseta de tiras que llevaba y el me miraba sin moverse, eche mano a la cintura del pantalón corto y empecé a bajarlo con miedo, poco a poco, el perro se relamió un par de veces pero no se movió, me lo quité de todo, imagino que la vista le gustaría mucho, así rasuradito como estaba ni un solo bello en todo mi dulce y virginal cuerpo, el pene erecto y goteando una gota de líquido pre seminal que no terminaba de desprenderse de mi glande que lucia hinchado y colorado como nunca, digo que le gusto lo que veía y seguro olía, porque yo de pie casi frente a el podía ver como empezaba a asomarse la punta del pene como la otra vez, así que me puse de rodillas a su lado mientras me miraba y toque por primera vez aquel prepucio rojo que asomaba tímidamente y me gustó el tacto, era un tacto parecido al glande de los hombres, lo notaba palpitar en mi mano, así que empecé a mover su funda en un movimiento masturbatorio pero con intención de ir echándola hacia atrás, para dejar asomar todo su pene, Jack seguía quieto, inmóvil, mirándome mi culo estaba a la altura de su cara, a su derecha, así agachado mis nalgas quedaban entreabiertas y estoy seguro que captaba el olor de mi ano, que a mi tanto me gustaba y por lo que demostró luego a él también, yo seguía atareado con su pene que cada vez era más y más grande, su funda estaba en la base de tan prodigioso miembro, mi miembro no es pequeño en absoluto pero aquel era mucho mayor fui acercando mi cara poco a poco hacia su miembro, como si una fuerza invisible tirase de mi, cada vez más cerca ya me llegaba el olor dulzón de aquel enorme pene, me fijé en que por la punta empezaba a segregar una especie de líquido y yo seguía acercando mi boca ya notaba el calor que desprendía en mis labios que iban abriéndose poco a poco sabiendo el bocado que iban a probar, saqué la lengua como para saborear el helado más sabroso y apretando con mi mano apoyé la punta de aquel pene en mi lengua que excitado e hipnotizado por aquella maravilla abrí mis papilas gustativas a otro nivel, di un lametón y otro, otro más y la metí en mi boca mi cabeza de lado para alcanzar mejor a tragar aquel miembro, era una postura no muy cómoda pero no me importaba, al ladear y meter mi cabeza bajo el abdomen de Jack puse mi culito aun más en pompa, movimiento que aprovechó el perro para empezar a lamer mi canal, entre mis nalgas y parándose en la zona del ano, me moría de placer, aquella lengua húmeda, suave, que se contorneaba con el relieve de mis grandes nalgas y sobre los pliegues de mi ano, me hacían palpitar, el perro lo notaba y lamía más aprisa, mi ano se dilataba y contraía con cada lametón, se abría tanto que notaba como la lengua se introducía un poco en mi culo y yo mamaba aquella polla que ya tenía una hinchazón tal que me costaba abrir la boca, notaba que iba a correrme de un momento a otro, entonces paré de repente solté su pene y me erguí sobre mis rodillas cerrando así mis nalgas y Jack también paro de lamer mi culo, me miro y yo le miré, como si pudiese entenderme, dije:

  • Yo: Te estas portando muy bien, quieres probar mi culito ? Si ? Te gustaría eh ?, yo también quiero probar pero tengo algo de miedo, vamos a probar con mucho cuidado. Eh ? Que te parece?.

El perro empezaba a mostrarse algo inquieto se lamía el pene y me miraba, pero a pesar de verme desnudo y de rodillas no intento montarse  sobre mi, yo acerque mi cara a su hocico, me lamió y enseguida noté como su hocico olía a mi culo, mi virgen culito, aquel olor me dio el empujón que me faltaba, me di la vuelta y me puse con el culo en pompa en la cara del perro, que olfateó y dio un par de lametones en mi ano, yo como con los lápices que en ocasiones introducía en mi culo llene dos dedos de saliva y al tiempo que frotaba mi culito iba introduciendo un dedito y más saliva que llevaba al culito y dedo a dentro, el perro me lamía y se lamía impaciente, entonces de un brinco subió sus patas delanteras a mi espalda y con movimientos de cadera buscaba mi ano con su pene, se lo agarré con la mano por entre mis piernas abiertas y empezó a embestir con fuerza, le dije que se aclamara pero no hacía mucho caso estaba aun más excitado que yo, entonces agarrándola con mi puño a modo de parapeto apunte la punta de su pene a mi culo dejando libre entrada a sólo tres o cuatro centímetros de su pene, dio una embestida y los clavó con acierto yo chille y moví mi culo hacia delante, había notado como un pinchazo de algo huesudo y me había dolido mucho, pero volví a intentarlo y volvió a pasar lo mismo, así durante un buen rato, que si, que no, volvía a apartarme hacia adelante y volvíamos a intentarlo hasta que el perro que se había estado impacientando a lo largo de esos cinco o diez minutos hincó sus patas delanteras en mis caderas agarrándome con fuerza, yo no me percaté de su cambio de actitud al estar atendiendo a intentar meter aquella puntita nada más, sin que me doliese, así que hice otro intento, apoyé la punta de su pene en la entrada de mi culo con mi puño bien agarrado a su polla para que sólo entrase la puntita, pero cuando el perro notó el calor de mi culito en la punta de su pene hizo un movimiento de pinza con sus patas delanteras su cadera y su enorme nabo que nada pude hacer yo por impedirlo entrándome en la envestida casi todo aquel pene, di el chillido más grande de mi vida y mi cara callo hasta el suelo, intenté zafarme, intenté gatear, apartarme de alguna manera pero me tenía tan bien agarrado que nada pude hacer, aquel enorme animal me estaba violando me envestía con tal potencia y fuerza que me caían lágrimas de dolor y pedía que se acabase, que parase ya, mi erección desapareció y notaba mis entrañas revueltas, Jack seguía envistiendo, mi pene y testuclos golpeaban contra mi vientre y en cada envestida notaba una puñalada en mis entrañas, hasta que empecé a notar que mi ano iba a reventar, lo notaba dilatado a más no poder, empezó a dolerme muchísimo, como si aquel miembro estuviese creciendo dentro de mi, pero él no paraba, seguía empujando, empecé a notar como si tuviese muchas ganas de mear, tenía que contenerlas y me contenía hasta que llego un momento que me dije a mi mismo: Ya da igual, este perro me está destrozando el culo, que importa que te mees encima, déjalo salir.

Me dije y deje de contenerlas entonces empecé a notar cierto placer parecido al orgasmo, por lo que supe después, su pene estaba golpeando y frotando mi prostata y me daba un enorme placer, seguía notando mi culito enorme mente dilatado y dolorido pero ya no me importaba, el placer que me estaba dando era mayor y mire mi pene para ver si me estaba meando o que era lo que me estaba pasando, que ahora en lugar de gritar estaba jadeando de placer enorme placer, vi que de mi pilila blandita colgaban hilos de babilla, que se balanceaban con él en cada envestida, de repente mi pene, que no estaba erecto, estalló en una corrida increíble me salía la leche a chorros al tiempo que notaba que Jack también estaba corriéndose dentro de mi, ya había parado de embestirme hacía un rato, pero notaba como palpitaba su pene dentro de mi, nos habíamos corrido  casi juntos fue algo extraño, doloroso y también placentero, supe con los años que había tenido un orgasmo prostático, pero en aquel momento estaba confuso, pero lo peor fue cuando el perro se bajó de mi espalda sentí como si quisieran arrancarme el culo del sito y note como su enorme pene se giró dentro de mi, pase la mano por entre mis piernas y descubrí que seguía empalado por el perro y notaba mi ano muy abierto pero tenía algo atorado, que me hacía imposible sacarme el miembro del animal de mi culo, dentro tenía la bola que había descrito mi amigo Fran mas grande que su puño...,me asusté mucho, veía por mi entrepierna como goteaban de mi culo hilos de semen manchados de sangre, que se acumulaban en el suelo, le pedía al perro que estuviese quieto, que no se moviese, pensé yo que íbamos a quedarnos así hasta que alguien nos encontrase el lunes, debido al calor y suavidad que le estaba dando mi culo a su pene este no iba a  menguar jamás, luego pensaba, pero imposible, como había conseguido meterme esa enorme bola, si casi no me entraba su pene. Me sentía desmayar. Y así nos quedamos culo con culo, yo notaba su miembro dentro y mucha presión sobre la entrada de mi culo, creía que iba a reventarme, así estuvimos casi 40 minutos hasta que habiendo recuperado algo de fuerzas y gracias a la lubricación extra de su semen que se escurría por mi dilatado ano, como quien quita el tapón al champán, explotó de mi interior y al tiempo que salía su pene, una mezcla de semen, heces y sangre que fueron cayendo al suelo mientras Jack se lamía el miembro y luego lamía mi culito dolorido, yo seguía agachado con el culo  en pompa y la cabeza pegada al suelo sobre la toalla, casi sin poder moverme de la paliza recibida y por el entumecimiento de llevar tanto tiempo enganchado a aquel perro, pero aquellos lametones en mi culo me aliviaban algo el dolor, al tiempo que limpiaban mi ano de los restos de aquella violación. Mire atrás para ver al perro, mis ojos y mi boca se abrieron de espanto al ver la enorme polla y nudo que había tenido clavada en culito virgen hasta ese día, no podía creerlo, es cierto que cuando se cuenta algo se tiende a exagerar, pero aquello tenía 20cm de largo por lo menos y el nudo, que ya había disminuido para poder salir por mi culo, era del tamaño de una bola de billar, yo lo miraba cimbrear colgando del perro mientras este se movía lamiendo mi escocido agujerito y seguía sin creerlo posible.

Tiempo después descubrí que la bola crece mientras está dentro, descargando. Aquella tarde me desvirgo el culo un enorme pastor alemán y disfrute, pensaba para mis adentros mientras trataba de incorporarme, de mi pene colgaban como babas de semen, el perro se acercó a lamerlas, como gesto de amistad, pensé que debía sentirse culpable y mientras lo acariciaba le dije:

  • Jack, bonito, no es culpa tuya, fui yo que te excite en extremo y no pude aliviarte y me alegro de que tomases la iniciativa, al final disfrutamos los dos, eso que lames de mi pene es mi corrida, no se cómo pero así fue, así que quédate tranquilo.

Le decía esto como si hablase con una persona, por que yo sentía que me entendía y así lo parecía, porque cuando termine de decírselo se dio la vuelta y con paso lento salió y fue a tumbarse al césped aprovechando los últimos rayos de sol de aquella maravillosa tarde de un sábado de verano.

Tuvimos más encuentros a lo largo del tiempo y he tenido relaciones tanto con hombres como con mujeres, pero como aquella primera vez...