Mi primera sesión

Descripción de como me usa por primera vez mi Amo, como mi piel sufre con los primeros azotes.

Llevábamos meses hablando, desde hacía un tiempo nos veíamos todos los días, hablábamos, me enseñaba. Intenté entregarme a él varias veces, quería ser su perra, pero él no me aceptó, decía que iba con muchas prisas, que no pensaba las cosas con tranquilidad, que el paso que quería dar era muy importante, y que llevaba consigo muchas cosas.

Debes estar segura, confiar en mi, deseo que seas mi perrita, pero hasta que no esté seguro de que confías en mi, no te aceptaré. ¡Debe de borrarse el miedo que llevas gravado en los ojos!- me decía mientras me abrazaba- no tengas prisa, tonta, todo llegará, tenemos que hacer las cosas bien.

Pero hoy era diferente, me había arrodillado ante él, otras veces lo había hecho sin obtener el resultado que quería, le estaba suplicando que fuera mi Amo. Estaba serio, me miraba a los ojos.

¿Estas segura?

Sí.

Empieza hablando bien.

¿cómo?

Dí "si, señor", puta –era la primera vez que me llamaba así, agaché la cabeza, no me importaba que me llamase puta, era lo que quería que hiciera, aun así no pude evitar sentirme humillada. Parecía que esta vez sería diferente a las anteriores, tenía más cerca mi sueño.

Si, señor.

Bien… serás mi perra, lo has decidido libremente, actúa en consecuencia, deberás de obedecer, si mi deseo es castigarte, lo haré… nunca sin motivo, pero te conozco más de lo que crees, sabré llevarte hasta tus errores y castigarte por ellos.

Pero… - no puede seguir hablando, me abofeteó.

No hablarás nunca sin mi permiso, ahora… estableceremos la palabra de seguridad, azul, si necesitas que baje la intensidad, y negro para parar. Úsalas con cabeza, piensa bien en ellas antes de usarlas, nunca te castigaré por decirlas…pero si te pediré explicaciones. ¿entendido?

Si, señor

Desnúdate

Mi primera orden… me quedé paralizada, "¿desnudarme ya, tan pronto? ¿No vamos a hablar más?" en eso estaba pensando cuando un segundo bofetón me devolvió a la realidad, me acababa de entregar, ahora tenía Amo.

-¿a qué esperas? Me gustan las perras que obedecen rápido.

Me levanté y empecé a desnudarme ante él, con la cabeza agachada, intentando dejar mi ropa lo más ordenada posible, cuando terminé no fui capaz de mirarlo a los ojos, seguí con la cabeza agachada y me tapé como pude con mis manos, estaba avergonzada, temblaba...

Él se levantó, acercó sus manos a mi cara y me levantó la barbilla, pero mis ojos seguían bajos.

-Mírame.

Obedecí. Me gustaban sus ojos, su mirada, su cara amable. Me tranquilizó, mucho más cuando me besó y me abrazó. Sentí ganas de llorar.

  • lo estás haciendo bien, cielo, pero dos cosas debes cambiar que no me gustan, la primera, mantén tu cabeza siempre alta, quiero verte orgullosa de ser mi perra. La segunda, -dijo mientras cogía mis manos y las llevaba a mi espalda- nunca te tapes en mi presencia, quiero verte siempre dispuesta a satisfacerme, sin ocultar ese coño que tienes de puta ni tus tetas.

Mientras me lo decía, pellizcó mis pezones, sin poder evitarlo se me escapó un gemido de dolor, a lo que mi Amo respondió dibujando una sonrisa en su cara, besándome y apretando más fuerte. Hizo que se me escapara la primera lágrima, y me pregunté si acabaría la noche sin que me pusiese a llorar, hacía mucho que no lloraba delante de nadie.

-cuando estés conmigo, no juntes nunca los muslos, mantén las piernas siempre abiertas, expuestas a mi, que no me cueste trabajo entrar en tu coño –me decía mientras su mano se introducía en el centro de mi intimidad- mmm, como suponía, estas mojada, zorra, ¿no te da vergüenza ser tan puta?

-si, señor –fui sincera y le respondí.

-no te avergüences, tonta- me decía mientras me pellizcaba el culo- me gusta que estés así, y así quiero que estés siempre, dispuesta para que tu Amo te use… mmm…espera aquí puta, no te muevas, mantén las manos a la espalda- me dijo mientras se iba a la otra habitación.

Esperé impacientemente. Cuando oí que sus pasos se acercaban hice el ademán de mirar, pero me ordenó que me detuviese. Se situó detrás de mí y me vendó los ojos. Empecé a escuchar un sonido extraño

  • ¿oyes? -Me dijo- sabes… es el ruido que hace la fusta al moverla contra el aire.

No me dio tiempo a que asimilara lo que acababa de oír, y acto seguido sentí por primera vez la fusta sobre mi piel… llevaba meses deseando sentirla, por fin lo había conseguido… era más doloroso de lo que creía, pero me sentí feliz. Pensaba que la primera vez que me azotaría lo haría en el culo, pero no fue así, la primera parte de mi cuerpo que sintió su poder fueron mis pechos, a los que azotó alternativamente. Instintivamente mis manos se movían de mi espalda para defenderme, al décimo azote no puede evitarlo y mis brazos actuaron como escudo de mis pechos. Sentí que defraudaba a mi señor, agaché la cabeza esperando su respuesta, mientras mis manos seguían escondiendo mis doloridos pechos.

-¿qué coño estas haciendo puta? ¿No has oído lo que te dije hace unos minutos acerca de taparte en mi presencia? ¿Acaso te he ordenado que muevas tus manos de la espalda? ¿Te duele? No me lo puedo creer, maldita zorra, si te estoy dando lo más flojo que puedo... ahora te vas a enterar, vuelve a poner las manos en la espalda, sujétalas bien, no hagas que eche de menos poder atarte.

Obedecí. Con la cabeza aún agachada, me agarré bien fuerte mis manos a la espalda, antes de lo que me esperaba volví a sentir la fusta en mis pechos, y llevaba razón, lo anterior había sido cosquillas en comparación, nunca había sentido tanto dolor, iba a quejarme cuando llegó el segundo fustazo… y el tercero… el cuarto… tras el octavo no lo pude soportar y, llorando, me tiré de rodillas ante él, acurrucándome en sus pies como un niño pequeño, suplicándole que parara.

Se agachó, me quitó la venda y me limpió las lágrimas, me ayudó a levantarme y me llevó hasta el sofá, allí me abrazó y besó mis pechos, calmándome.

-¿estas mejor, princesa?

  • si… si, señor… lo siento...

-no importa, ya iba a parar, ya habían sufrido lo suficiente tus tetas por hoy… es la primera vez… irás aprendiendo, no te preocupes. Ahora, arrodillate ante mi- lo obedecí- saca mi polla, quiero follarte la boca, nena.

Hice lo que me pidió, se la saqué y empecé a lamérsela, parecía impaciente porque enseguida se cogió la polla y la dirigió hacia mi boca, abrí… y me la metió, sujetando mi cabeza, llevando el ritmo e introduciéndomela hasta una profundidad que nunca hubiera imaginado posible, me dieron arcadas… instintivamente, aunque sabía que no debía, que debía aguantar y complacerlo, mis manos actuaron por su cuenta y empezaron a luchar por sacar eso, que me estaba ahogando, de mi boca. La respuesta de mi Amo vino rápido en forma de bofetón, mientras me decía que en cuanto terminase con mi boca me castigaría por mi osadía… intenté relajarme, pensar en lo feliz que era por ser su perra y por estar sirviéndole, mientras él aumentaba el ritmo y la intensidad, empezó a animarme diciendo "así, estas siendo una buena perra… muy bien puta"

No se cuanto tiempo estuvo follándome la boca, los minutos se me hicieron interminables, si empecé la sesión dudando si acabaría llorando, ahora dudaba si iba a acabar vomitando… estaba luchando contra las arcadas cuando mi Amo aumentó el ritmo e hizo algo que nunca me hubiera esperado, me tapó la nariz fuertemente con los dedos… empecé a sentir que me faltaba el aire, a agobiarme… hasta incluso llegué a sentir miedo… entonces lo miré a los ojos y me tranquilicé… nunca me pasaría nada malo estando a su lado. Me destapó la nariz y sacó la polla de mi boca, empezando a correrse en mi cara. Mi ex también se corría en mi cara, pero nunca había tenido tanta cantidad de semen en mis mejillas, en mis labios, mi pelo… me sentí feliz, pero también perdida, no sabía como debía actuar ahora, con mi ex me hubiera limpiado de inmediato, pero ahora… ahora era una perra… aun de rodillas, miré a mi Amo esperando que me dijiese como actuar.

  • estas preciosa, perrita, te sienta bien la leche. Se que te hubiera gustado recibirla en tu boca… eso te lo tendrás que ganar. Ahora, no te limpies, quiero que lleves el máximo tiempo posible mi leche en tu cara, quiero que huelas a tu Amo, quiero que no olvides lo que eres… ponte a cuatro patas, vas a recibir tu primer castigo, ¿sabes por qué, no?

  • Si, señor- le dije mientras me ponía como me había pedido.

  • Dilo.

  • Por no haber sabido servirle bien, señor.

  • Mas bien… por haber intentado sacar la polla de tu Amo de tu boca… eres mía zorra, y mi polla estará donde yo quiera que esté, tú debes de aceptarla y agradecer que te uso, en vez de luchar por sacártela, ¿entiendes?

  • si, señor

  • Eso espero. Cuenta y agradécemelo- dijo justamente antes de soltar la fusta sobre mi culo

  • Ahh… uno, gracias, señor… veintitrés, gracias, señor…- mis piernas me temblaban, me había estado azotando en el culo, la espalda y los muslos, con mucha fuerza, sentía como me ardía la piel tras cada movimiento de su fusta… no iba a aguantar más, llevaba ya un rato rondando por mi mente la palabra negro, cuando noté que se agachaba y empezó a acariciarme, a aliviarme

  • Ya ha terminado, preciosa.

Al oírlo no pude evitarlo, me tumbé en el suelo, todavía temblando, boca abajo… él se sentó a mi lado y siguió acariciándome, esperó unos minutos y me cogió, me levantó, lo miré, cansada, pero muy feliz, él me abrazó y… me besó, me sorprendió que lo hiciera teniendo en cuenta que tenía la cara llena de semen, ya seco en su mayoría, pero me encantó que no le diese asco besarme. Me llevó a su cama y allí estuvo mimándome, acariciándome y besando cada una de las marcas que acababa de hacerme, y de las que yo ya estaba tremendamente orgullosa. Me sentí la perra más feliz, no me había corrido… es cierto, pero no lo eché en falta, había disfrutado tanto complaciendo a mi Amo

Muchas gracias por leerme, espero sus cometarios, en especial de aquellos conocedores del BDSM, ya que estoy iniciándome en este mundo y me gustaría que me dijesen que fallos he cometido al narrar esta sesión