Mi Primera Polla 2
Vuelvo a quedar con Alex, y llegamos más lejos. Segunda y última parte de Mi Primera Polla.
Hola. Me llamo David y soy de Barcelona. Tengo 34 años y si me he describir os he de decir que soy un chico de lo más normal. Ni guapo ni feo, ni gordo ni flaco, y bajito (1,60). Quien espere leer un relato con un pedazo de tío como protagonista, que deje de leer. No soy así. ¡Ah! Y debo ser el único bicho raro que tiene una polla normal, ya que si uno lee relatos todos tienen (o tenéis) unos pollones increíbles…
Tengo novia desde hace 5 años, pero aunque la quiero con locura lo cierto es que en la cama podría ser mucho mejor. Es muy clásica, diría que vergonzosa, sin demasiadas ganas de probar cosas nuevas… y yo en cambio soy lo contrario. No soy un hacha, pero soy de los que piensan que en el sexo no ha de haber límites dentro del respeto y de lo que sea consensúe con la pareja. Y me encanta probar nuevas cosas, tener nuevas experiencias. Y ya que con ella no puedo, pues eso me lleva a buscar este “plus” fuera de mi pareja. ¿Si me siento mal por ello?. No. Mi manera de pensar es que el sexo, aunque importante, es un accesorio del amor, y mientras no se haga daño a la persona, uno ha de ser libre de hacer lo que quiera (ojos que no ven…). Puede parecer una forma de pensar egoísta, pero lo que no voy a hacer es dejar de disfrutar cuanto pueda de algo que me gusta tanto como el sexo.
Bueno, después de esta introducción que siempre hago en mis relatos para que entendáis por qué actúo como actúo, vamos al lío. Si habéis leído mi anterior relato, Mi Primera Polla, ya sabéis que quedé con Alex y que nos liamos. Cumplí mi fantasía de probar con un chico, de probar una polla, y de que me gustó.
Tras esa experiencia llegué a asustarme, ya que según pasaban los días me daba (y me doy) cuenta de que lo que más recordaba (y recuerdo) y me excitaba (y excita) no fue tanto que otro tío me la chupara y me tocara… sino la sensación de tener yo una polla en mis manos, y sobretodo, de chuparla. Me encantó. Me puso a mil. Y en mis pajas volvía bastantes veces a ese momento, o al de su corrida en mis labios. Como os decía, me asustaba… ¿me estaría volviendo gay?, no es que fuera a ser nada malo, pero me tenía un poco rallado el tema. Pero cada vez que estaba con mi novia, cada vez que nos acostábamos, me daba cuenta de que no. Que lo mío son las mujeres, y que quizá, eso sí, tenga mi punto bisexual que hace que me excitara ese recuerdo.
Fueron pasando los días y Alex me escribía, proponiéndome quedar de nuevo, pero yo daba largas. A pesar de que había disfrutado, tenía cierto sentimiento de culpa, y aunque no lo tuviera, tampoco quería quedar con asiduidad. Creo que si algo te da morbo, te pone, si no abusas de ello consigues que te siga excitando, o te excite más incluso. No lo sé. Alex al final casi se rallaba de si no había disfrutado con él, si no lo había pasado bien… nada más lejos de la verdad. Pero tampoco sentía la necesidad de repetir.
Hasta que una mañana, aburrido en casa, le envié un whatsup preguntando si estaba en casa y si le apetecía quedar. No sé bien por qué lo hice, qué me dio ese día. Supongo que me levanté con un calentón, y en vez de hacerme una paja me dio por volver a quedar con él. A los pocos minutos me contestó diciéndome que sí, que me esperaba en casa.
De nuevo los nervios, de nuevo el “¿voy o no voy?” en mi cabeza… pero esta vez deseché estos pensamientos enseguida. Ya le conocía, sabía como era, no me forzó a nada, me hizo estar a gusto, me hizo pasarlo bien… no había nada que temer, así que fui a su casa, y de nuevo subí esas eternas escaleras que esta vez se me hicieron mucho más breves.
De nuevo Alex me esperaba sonriendo en la puerta, con su pantalón de chándal y camiseta, y tras un breve “hola” al cerrar la puerta, mientras me preguntaba qué tal estaba, su mano se dirigió a mi entrepierna. “Cachondo”, fue mi respuesta, mientras yo llevaba la mía a la suya. No había nervios por mi parte: sabía a lo que venía, y estaba claro que Alex también, y que no nos íbamos a andar con rodeos. Así que sin más me cogió de la ano y me llevó a su habitación.
Me senté en la cama mientras él bajaba un poco las persianas, y al dirigirse a la cama quedo enfrente mío, entre mis piernas. Y yo, sin preámbulos, empecé a masajear sus nalgas primero, mientras él masajeaba mis hombros, y luego deslicé mis manos hacia su paquete. Se notaba morcillona. Mi mano presionaba y acariciaba, la cogía a través de la ropa, buscando pajearle, pero era imposible entre pantalones y calzoncillos, así que empecé a bajarle ambos de una sola tirada. Mientras, él, se quitaba la camiseta.
Frente a mí quedó esa polla ya conocida. Joder, y ya brillante de líquido preseminal. Y llevé mi mano a ella, cogiéndola suavemente. Una vez más esa sensación al rozar con mis dedos su capullo mojado… y llevé el dedo a mi boca, para saborearlo. Ese gusto dulzón me sacó de mis casillas, y quise, necesitaba, más, así que sin dudarlo bañase mi cabeza para engullir toda su polla, de nuevo notando cómo crecía en mi interior, negándome a sacarla de mi boca hasta que hubiese alcanzado todo su tamaño, mientras con una mano masajeaba sus testículos y con la otra recorría la raja de su culo, parándome en su ano… húmedo y extrañamente dilatado, ya que sin presión mi dedo entraba un poco en él.
Mi lengua jugaba con su polla en mi boca, notando como crecía, oyendo sus gemidos y suspiros, mientras mi dedo ya no se movía de su ano, jugando con él, en círculos, presionando levemente y entrando cada vez un poco más en su interior, para urgar por sus paredes.
Cuando noté que su pene ya estaba totalmente duro, sin usar las manos, empecé a dejar que se deslizara fuera de mi boca, lentamente, hasta quedar totalmente fuera. Con mi dedo entrando y saliendo de su culo lentamente pero sin pausa me dediqué unos segundos a admirar ese tronco, ni demasiado largo ni demasiado grueso, ni demasiado delgado ni corto…hasta que llevé mi boca a sus colgantes testículos. Primero jugué con mi lengua, recorriéndolos, antes de primero uno, y después el otro, introducirlos en mi boca. Sentir ese calor, esa textura… qué gozada. Y llevé mi lengua a su polla desde abajo, para recorrerla en toda su extensión mientras oía sus gemidos… poco a poco, disfrutando de cada milímetro de piel, hasta llegar de nuevo a su cabeza…jugar con mi lengua en círculos, y dejar que se deslizara de nuevo dentro de mi boca, hasta el fondo, hasta mi garganta, casi ahogándome, pero sin forzarme a que entrara más… dejando que saliera de nuevo, volviendo a entrar, follándole con mi boca por segunda vez en mi vida, mientras un segundo dedo buscaba entrar en su culo para acompañar al que ya le estaba follando.
No tardó demasiado el segundo dedo en encontrar un hueco por donde colarse, y empecé un mete y saca de dedos no rudo, pero sí a una velocidad constante pero más rápida que antes, mientras no dejaba de chupar esa polla que tanto me gustaba. Hasta que a los pocos minutos Alex me pidió que parara, o iba a correrse. Estuve muy tentado de no hacerle caso y seguir para conseguir su corrida, pero decidí que si no iba a acabar todo muy pronto, así que paré y me separé de él, mirándole a los ojos. Sus ojos eran de deseo y gozo. E imagino que los míos eran de una lujuria absoluta.
Alex se agachó un poco para coger mi camiseta y empezar a levantarla. Viendo su intención no quise esperar, me la saqué sin más, y acto seguido estaba desabrochando mis tejanos y quitándome el calzado, para posteriormente tumbarme en la cama boca arriba.
Alex se deslizó en la cama y me quitó los pantalones, dejándome en boxer… que parecían una tienda de campaña de lo dura que la tenía ya a esas alturas. Sonrió, y empezó a masajear mi polla sobre la tea. Qué gozada y qué tortura. No podía seguir así, así que decidí saltarme el juego y empecé a querer quitarme los calzoncillos. No me dejó, me quitó las manos de la tela de éstos y se agachó, para empezar a coger entre sus labios mi polla por encima de mis calzoncillos. Aquello era la gloria. La cogía de lado con su boca y subía y bajaba, mientras masajeaba mis testículos y mi culo con su mano, mientras yo abría las piernas para darle un mejor acceso.
Finalmente decidió dejar de torturarme, y él mismo bajó mis boxer, dejando mi polla totalmente erecta delante suyo. Pero el muy cabrón no fue a por ella. Su cabeza bajó y fue directo con su lengua a mi culo. De verdad, que pasada su lengua jugando en mi ano, besándolo, lamiéndolo, succionando, tratando de que la puntita de su lengua entrara en él, mientras sus manos masajeaban mis costados y mi pecho. Yo no podía dejar de gemir, de esperar y desear más y más, y deseando que no parara nunca, y a la vez que parara para que me la chupara…
Alex paró de jugar con mi culo, y cuando pensaba que se iba a lanzar a por mi polla se incorporó y subió a la altura de mi cara. Descendió poco a poco, dejando que su polla se posara junto a la mía, o encima, o vete tú a saber… y tras buscar mis labios me dio un pico. Se me quedó mirando y trató de besarme, pero sutilmente aparté la cabeza, buscando su cuello… besos no… él lo captó, y una vez más hizo gala de su amabilidad y de mantener su promesa de no forzar a nada que yo no quisiera, y fue también por mi cuello… mientras empezó a mover su cuerpo.
Su polla rozaba con la mía suavemente, masturbándonos mutuamente con los roces, notando en mi polla el calor de la suya, y la humedad de mi anterior mamada y/o sus líquidos precum… aquello era la gloria. No quería que parara. Mis manos recorrían su espalda y su culo, acompañando sus movimientos, como si folláramos… hasta que se separó y empezó a descender, lamiendo mi pecho, mi barriga… mi vientre… mi pubis… mi polla, que se metió en la boca sin más, chupando como si la vida le fuese en ello, rápido, fuerte, hasta el punto que tuve que pedirle que bajara el ritmo. Me pajeaba a la par que la comía, rozaba mi ano con sus dedos mientras su lengua la recorría, me miraba a los ojos con vicio cada vez que se la metía entera en su boca… me estaba follando con su boca y aquello era sublime. Demasiado. No podía ser. ¿Ya me iba a correr? No iba a dejar que pasara, si sólo llevaba un par de minutos chupándomela… así que como él había hecho conmigo le pedí que parara, sin mentirle, alegando que estaba a 1000 y que no quería correrme.
Alex paró, y volvió a mi altura. Pero no, le cogí y le hice tumbarse boca arriba. Otra vez. La quería otra vez. Así que sin preámbulos me fui directo a buscar su falo. Y de nuevo volví a metérmela en la boca, de nuevo a saborerar esos líquidos que de ella manaban, de nuevo a notar su calor llenándome la boca, saboreando, y de nuevo con dos dedos aplicados en su culo, entrando poco a poco aunque sin esfuerzo.
Esta vez la mamada no fue como la anterior. Esta vez mi ritmo era más rápido, y tratando que entrara lo máximo posible en mi boca. Esta vez no se la estaba chupando… le estaba follando con mi boca. Y quería más, quería que llegara al final. Quería saber que se la había chupado lo suficientemente bien como para hacer que se corriese. Y así fue. A los pocos minutos cogió mi cabeza para apartarla, al tiempo que su cuerpo se tensaba y anunciaba entrecortadamente que se corría. Pero con mi manos saqué las suyas de mi cabeza, y segui, y seguí, y seguí… hasta que noté un chorretón de leche que salía de su polla directamente hacia mi garganta. Aun no sé cómo, no tragué nada, pero no dejé que él la sacara. Quería que terminara en mi boca, y quería seguir chupando con su semen en mi boca, repartiéndolo por toda su polla.
Cuando por fin noté que había parado de correrse, abrí mis labios liberando su polla… y dejando que la leche que aún tenía en mi boca cayese sobre ella y sobre su vientre. Daba gusto verla toda pringada. Y daba gusto notar mi boca inundada de ese sabor, que por mas que escupiera seguía quedándose como cuando comes un manjar tan bueno que te queda el sabor en la boca durante horas. Sonreí a Alex, con leche en la comisura de mis labios, y él a mí, y se ladeó para buscar un kleenex de la mesita de noche para limpiarse.
Mientras él se limpiaba yo me quedé de lado tumbado a su lado, cuando de pronto hizo algo extraño. Cuando se ladeó de nuevo para dejar el pañuelo sucio sobre la mesita, dándome la espalda, no volvió a su posición original. Se quedó así, de lado, con el culo hacia mí. Con el culo apuntando hacia mi polla erecta. Y yo, como un idiota, sin saber qué hacer. Y no hizo falta. Lo hizo él. Se movió lo justo para que su culo empezara a rozar mi polla, para empezar a restregarlo contra ésta. ¿En serio?, yo no quería penetración. Yo no quería follar. Pero cuando en su momento puse estas reglas lo que no sabía es lo caliente que iba a estar. Así que me pegué a él, y esta vez fui yo quien empezó a restregar mi polla con su ano, directamente sobre él, posando la punta en él… y Alex presionaba hacia detrás… mientras y repartía mis líquidos preseminales por su ano…
Alex se giró hacia mi y me dio un condón. Me miró y me pregunto “¿Quieres?”… “Sí”. Nada más que decir tenía yo… y me puse el condón mientras él volvía a ponerse boca arriba en la cama.
Una vez enfundado me coloqué entre sus piernas, separándolas, y me lancé con mi boca a comerle el culo. Mis dedos anteriores, y lo que fuera que él habría hecho antes de mi llegada habían surtido su efecto. Lo tenía muy dilatado, y mi lengua se colaba en su interior. No hacía falta lubricar… pero disfrutaba tanto de la comida, de su sabor, mientras a mi olfato llegaba el olor del semen seco en su vientre…
Al poco de comérselo me incorporé. Estaba demasiado cachondo. Necesitaba descargar, y levantando sus piernas con su ayuda, acerqué mi polla a la entrada de su culo. Alex ayudaba con su mano, y me guiaba, marcando él el ritmo de entrada, poco a poco, lentamente, mientras su culo se adaptaba a mi pena, mientras suspiraba ahogando lo que supongo sería un leve dolor… y mientras yo notaba ese gran placer que se siente al introducir tu polla en un culo, notando como te aprisionan las paredes, como el calor interno abrazo tu miembro dándote cotas de placer insospechadas… hasta que mis huevos tocaron con su pelvis. Estaba dentro. Me estaba follando a un tío. Así que poco a poco empecé a retirarla, para volver a meterla, lentamente. No quería hacerle daño. Y quería disfrutar del momento. Fue un polvo suave, sin embestidas, dejando que entrara y saliera con suavidad, gozando del momento y de una situación nueva… aunque no tan nueva al haber probado ya el sexo anal con chicas, y además, con el condón… nueva por tener la visión de su polla, entre flácida y morcillona delante de mí, al tiempo que veía mi polla entrar y salir de su culo. Nueva por oír un tipo de gemidos que nunca había oído antes.
No hizo falta acelerar. No quise. Poco a poco, con calma, con suavidad… y noté cómo estaba ya a punto de correrme… pero quería apurar… apuré al máximo, y sólo en el último momento la saqué, mientras él dejó escapar un respingo. Me saqué rápidamente el condón y dirigí mi polla hacia la suya, posándola a su lado para empezar a correrme sobre la polla y el vientre de Alex.
Qué gozada de corrida. Qué gozada de polvo. Qué pasada de cuernos a mi chica. Qué gozada de experiencia…
Nos quedamos unos minutos descansando y luego me fui al lavabo a asear. A la vuelta el ya estaba vestido, así que yo también lo hice. Y hablamos de lo ocurrido. Tan simple como que le había puesto a mil y quiso que le follara. Y tan simple como que yo me había puesto tan a mil que quise follar con él.
Finalmente nos despedimos con un “hasta la próxima”. Pero se acercaba verano y con éste perdimos el contacto. Los whastup se hicieron cada vez más espaciados y fríos, hasta que se perdieron del todo. Pasados unas semanas tras el verano, sin tener ya noticias suyas, alguna vez intenté contactar con él, pero siempre sin respuesta.
No he vuelto a ver a Alex. Tampoco le hecho de menos, la verdad. Pero sí le estaré eternamente agradecido por haberme descubierto una nueva forma de placer, por haberme hecho descubrir una nueva manera de gozar del sexo, por haberme ayudado a cumplir una fantasía.
Tampoco he vuelto a estar con ningún chico, y hace unos 4 años de mi historia con Alex. ¿Volvería a quedar con alguno? Todo depende. De si me ofrece confianza, de si hay ganas, quizás incluso de si me he tomado la cerveza adecuada. No lo descarto. Tampoco lo busco. Pero no lo descarto. Ya descarté una vez follar con un tío y me tragué mis palabras.
Espero que os haya gustado. Podéis hacerme todos los comentarios que queráis, y bienvenidos serán. O si queréis compartir conmigo otras experiencias, estaré también encantado. Mi mail es daviddbcnn@hotmail.com