Mi primera orgía

Me dejé llevar por todo lo que me pedía que hiciera mi amiga

Después de esa tarde con mi amiga todo cambió para mi.

Comencé a pasar mucho tiempo con ella, incluso me quedaba a dormir. Mi madre nunca me hizo historia o me llamaba la atención por como me había vuelto dependiente de mi amiga. Por su parte, la madre de ella me trataba como una hija casi.

Ella seguía insistiéndome en que debía provocar a mi madre. Incluso su idea era que también me ofreciera con las amigas de mamá. Ella decía que mi madre era caliente y putita también como yo. Pero eso fue lo único que no cumplí. Nunca mi madre ni sus amigas se enteraron de esos deseos ocultos que yo tenía con ellas.

En cambio si empecé a ceder en vestirme de otra forma cuando salíamos con mi amiga y dejarnos levantar por chicos. Me ponía ropa que ella me prestaba, empecé a usar minis, tops, tacones y a maquillarme mucho.

Hasta que llegó un día que me dijo que fuéramos a una fiesta donde la habían invitado a ella. Pero me puso una condición. Que debía hacer todo lo que ella me pidiera. Le dije que si, que lo haría.

Me compró un vestido que apenas me tapaba las nalgas y tenía botones por delante hasta la cintura. No me puse bra y me maquilló excesivamente.

Llegamos y ella me presentó a un grupo de amigas de ella. Que honda conmigo le preguntaron. Y ella dijo que eso ya lo iban a ver después y se puso a hablar al oído de algunas. Yo veía como me miraban y se reían. Me trajeron un vaso de cerveza. Lo empecé a tomar despacio como siempre lo había echo pero me apuraron a que lo terminara. La miro a mi amiga y me hace señas que les haga caso.

Vino un segundo vaso y una me convidó un cigarrillo. Le dije que no fumaba. Mi amiga lo prendió y me lo dio. No quise decirle que no. Aspiré y me ahogué. Volvió a llevármelo a los labios y le di otra pitada. Volvió a pasarme lo mismo y a sentir que se me embotaba la cabeza. A duras penas lo terminé junto al segundo vaso de cerveza.

Se reían porque decía que me había mareado. Trajeron un tercer vaso y llamó a unos chicos que estaban en la fiesta. Ella me presentó a ellos como una amiga y les contó a todos que dormíamos juntas. Ellos festejaron eso. Sabía como lo habían tomado y sentí que el calor y la excitación empezaron a subir.

Vamos al baño me dijo y la seguí. No había visto que atrás venían dos amigas de ella.

Las vi cuando entre y sentí un empujón para que pasaran ellas. Una le puso llave a la puerta. Mi amiga les dijo que yo tenía los pezones muy sensibles y me excitaba que me los manosearan. Ella empezó a besarme y a decirme ya sabes, esta noche te entregas a todos y todas las que quieran estar contigo.

Me besaba y las otras dos chicas habían abierto mi vestido y me manoseaban. Entre todo eso, las cervezas que había tomado y el mareo que me había producido el cigarrillo que fumé me dejaba hacer por las tres juntas y empezaba a gemir. Sentía sus manos como apretaban mis tetas y pezones, como mi amiga jugaba con mi lengua al besarme.

Resonaba en mi cabeza lo que ella había dicho hacía un momento. Que debía dejarme por todas y todos. En la fiesta había otras dos chicas más, aparte de ellas tres y 9 chicos. No sabía si todos iban a querer participar pero si lo hacían eran muchos. Nunca había estado con más de uno y de pronto todos ellos se me hacía algo difícil de poder hacerlo.

Encendieron otro cigarrillo más y me volvieron a decir que lo fumara mientras ellas se ensañaron con mi concha y mis tetas mientras me decían que era una putita y esa noche iba a demostrar que era verdad.

Volví a sentir mareos al fumarlo pero no me importó nada. Era tanto el placer que me sentía que fumarlo me hacía sentir en las nubes y desear cada vez más.

Se los dije y ellas se reían.

Vas a ser una puta decían ahora. Vas a ofrecerte tu sola y les dirás que solo quieres divertirte sin importar como lo hacen. Que te da lo mismo las chicas que los chicos.

Mi amiga me besaba cuando no fumaba, una de las otras se había prendido a un pezón y lo chupaba ruidosamente y la otra empezó a dedearme con dos dedos y luego con tres.

Mi amiga me incitaba a que me ofreciera sola. Que saliera del baño y les dijera que era una puta.

Me sentía ida y le dije que siiii que haría eso.

Claro que lo harás repetía ella.

Me escribieron con labial PUTA en las tetas y sin dejar que me prendiera el vestido me hicieron salir del baño y fuera a la reunión.

Caminé por el pasillo y sentía como me bajaba los flujos por todo lo que me habían echo. Estaba salida, a mil y con ganas de que me cogieran.

Cuando aparecí y me vieron todos festejaban como estaba con el vestido abierto y mis tetas casi al aire. No se veía lo que ellas habían escrito. Pero cuando me paré al frente, lo abrí y vieron que me habían escrito PUTA con labial se arrimaron dos chicos y empezaron a manosearme.

Pero las dos chicas que habían estado en el baño dijeron que primero estaban ellas, refiriéndose a todas las chicas que eran 5 en total.

Las otras dos que no habían ido al baño se rieron y entre las 5 me rodearon y me desnudaron. Algunas de ellas quedaron con las tetas al aire también.

Comenzaron a besarme, manosearme, chupar los pezones, dedearme no solo en la concha sino también en el ano. Ya había echo anal con mi amiga en su casa varias veces antes así que estaba algo dilatado y no me dolió cuando metieron sus dedos.

Se intercambiaban entre ellas. Me habían puesto en el suelo sobre unos cojines y dos me chuparon la vagina y con mis flujos en sus bocas me los pasaban a la mía y me besaban.

Yo estaba en un frenesí de excitación total. Estaba totalmente entregada a la lujuria de todas ellas y lo disfrutaba.

Sentía que eso era lo que me gustaba. Ser usada por todas como lo estaban haciendo todas las chicas en ese momento.

Los chicos se habían desnudado y se masturbaban mirándonos a nosotras.

No tanto mi amiga pero las otras dos que habían ido al baño me llamaban puta constantemente. Lejos de molestarme me gustaba, me excitaba más. Me sentía usada, cogida por todas y sabía que faltaban los chicos. Eso me ponía más cachonda aún.

No sabía como iba a ser con ellos pero si que lo iba a disfrutar.

Si lo disfrutaba con las chicas más iba a hacerlo con ellos.

Es lo que pensaba en ese momento.

Me daban de tomar más cerveza directamente de la botella, no me la retiraban y yo no podía seguir tragando por lo que caía sobre mi cuerpo y los almohadones.

Ya hacía rato que sentía como los dedos entraban y salían, haciendo ruido por el flujo  de las corridas que había tenido ya.

Suponía que mis muslos debían estar mojados también. Ni hablar del almohadón que tenía bajo mi cadera.

Me cambiaban de posición, me daban vuelta, me ponían en cuatro, de espalda con las piernas levantadas. Me movían como querían y yo me dejaba manejar. Tampoco pensaba resistirme a nada.

Cuando mi amiga dijo que mis pezones eran especialmente sensibles (ya lo había dicho en el baño) dos chicas me los agarraron y mientras los chupaban nuevamente me los tiraban con los dientes. Eso me hizo llegar a otro orgasmo en pocos minutos. No sé cuantos había tenido ya ni tampoco si alguno de los chicos había echado la leche sobre alguna. En mi boca no lo habían echo.

En un momento mi amiga dijo que era el turno de los chicos. Entonces ellos me llevaron a un dormitorio y me tiraron sobre la cama.

Me rodearon como pudieron y metían sus penes en mi boca, uno, luego otro y otro y otro. Se cambiaban entre ellos. Manejaban mi cabeza a su antojo, me agarraban del cabello, metían un pene en mi boca y empezaban a cogerme empujando, sacando y vuelta a empujar.

Uno echó el semen en mi boca y no lo sacó. No hizo falta que dijeran que lo tragara, fue lo que hice. Luego fue otro chico que también lo hizo y lo tragué. Y otro más y otro más. No sé si fueron todos, solo que tragué todo lo que pude o lo que echaban en mi boca porque también lo hacían sobre mi cara y sentía que en mi cabello también.

Uno se puso arriba y de una me la metió de golpe. No dolió para nada sino todo lo contrario. La sentí caliente y cuando se empezó a mover empujando con todo lo abracé y lo disfruté.

Tiró su semen adentro, salió de arriba y fue otro el que lo hizo. Algunos volvían a cogerme por la boca, metían sus penes y yo los chupaba mientras me cogía por la concha otro chico.

Sentía los muslos pegajosos por el semen que me salía y mis flujos.

Alcancé a ver a dos chicas que me miraban, sonreían y se besaban entre ellas. Ninguna era mi amiga.

Me dieron vuelta y sentí que uno dijo que quería mi culo. Me pusieron en cuatro, sentí unas manos en mi cadera y como me la metían de golpe y empezaba a meter y sacar con fuerza.

En eso veo que se acomoda una de las dos chicas poniéndome su concha a centímetros de mi cara y me empujan la cabeza. Sin dudarlo se la empecé a chupar. Ella también estaba empapada y llena de flujos. No dejaban de empujarme y sentía como el chico se corría dentro de mi ano, sentía la leche caliente que entraba y después como el se iba pero de nuevo unas manos me agarraban del culo y otro pene que entraba.

Me estaban cogiendo uno tras otro. Lo habían echo en mi boca primero, en mi concha después y ahora en mi culo.

Llegó un momento que dejé de moverme porque me había cansado ya. Así que dejé que fueran ellos los que llevaran el ritmo y me movieran con sus manos en todo caso. No miraba quien era el que me cogía, solo los dejé hacer y nada más.

No puedo decir que me había gustado alguno en particular porque solo sentía el frenesí de las cogidas, manoseos, chupadas de penes, de las conchas de las dos chicas.

En un momento el que estaba echo su leche y no sentí que nadie me volvía a coger. Siento que me llaman, que fuera a la sala. Me di cuenta que estaba sola en el dormitorio.

Cuando intenté levantarme sentí el peso de las piernas, tenía como un calambre. Tuve que sentarme en el borde de la cama y esperar a que me respondieran nuevamente. Cuando me levanté me temblaban. Me miré la concha y los muslos y era una mancha de semen y flujo. Realmente me sentí puta cuando aparecí en la sala. Como pude me senté sobre un sillón. Me ardía un poco el ano pero no era dolor sino ardor, igual en la concha.

Me daban de tomar de una botella pero ahora no hacían que me cayera la cerveza sobre mi cuerpo.

Mi amiga se sentó a mi lado, me miró y se fundió en un beso conmigo. Me miró a los ojos y me dijo que sabía que iba a dejarme por todos. Sabía que ibas a disfrutar de esto. Y si, lo disfruté. Me sentí puta pero no me importó. Sí me dí cuenta que había tenido más orgasmos cuando estuve con las chicas (incluidos los del baño) que con los chicos.

Lo que siguió después de descansar fue una mezcla de cuerpos en el suelo entre todos los chicos y las chicas juntas. Una orgía real entre todos.

En el momento que siguió estuve tanto con chicas como con chicos. Por primera vez besé a mi amiga con semen en la boca y la sensación fue maravillosa. Lo repetí cada vez que echaban su leche en mi boca. Me levantaba, la buscaba a ella y la besaba.

Por momentos debía parar porque literalmente no daba más, estaba cansada. Me abrazaba a alguna chica que tenía cerca y la besaba, metía mi lengua en su boca buscando la suya y me entregaba a un beso que se me antojaba mejor que con los chicos. Hasta que algún chico empezaba a cogerme nuevamente.

Cuantas veces me cogieron ni idea. Pero cuanto disfruté de esa fiesta si lo sé, muchísimo.

Cuando terminamos ya estaba amaneciendo. Le dije a mi amiga que debía irme pero antes necesitaba bañarme. No podía caer a mi casa en ese estado. Sin contar el olor a sexo que tenía, estaba toda la suciedad de la leche de los chicos y mis flujos en mis muslos, concha, culo, cabello y piel. Sentía que la cara se me estiraba y resquebrajaba cuando me reía.

Ella me dijo que no me podía bañar allí, que fuera a mi casa así como estaba. Le supliqué pero de poco valió. Tuve que irme en ese estado. Conduje lo más rápido que pude, entré el auto al garaje y me apresuré a meterme al baño antes que mamá se levantara.

Sabía que eso era sospechoso, nunca me había bañado al regresar de alguna de mis salidas, claro que nunca había sido una como esa. Pero prefería que sospechara a que me viera en ese estado, con semen hasta en el cabello.

Siento que se abre la puerta y sin asomarse me pregunta si estaba bien. Le digo que si, que tenía calor. No pensé en otra cosa que decir. Calor digo ahora? No hacía frío pero era indudablemente que calor tampoco.

Preguntó si me había ido bien en la fiesta, si me había divertido. Casi me río al decir que si. Finalmente se fue y dije que al día siguiente iba a lavar yo misma el vestido porque estaba manchado con restos de semen y flujos que me bajaban mientras manejaba hacia mi casa.

Cuando me despierto pasado el medio día lo primero que hago es buscar el vestido para ir a lavarlo y no lo encuentro. Busco y busco y no estaba donde lo había dejado.

Salgo de mi habitación y me doy conque estaba colgado en el patio secándose. Mi madre lo había lavado. Se me aceleró el corazón de los nervios.

Busqué algo para comer en la heladera y lo hice en silencio. Ni miraba a mamá para que no me sacara conversación.

Al final ella me dijo que me había lavado el vestido. No me dio más nada y yo le dí un gracias a secas para que no preguntara. No sé si se dio cuenta de lo que había pasado, si vio las manchas a la altura de mi cadera. Pero nunca me dijo nada. Tampoco me hizo historia las otras veces que le dije que iba a otra fiestas a las que empecé a concurrir con mi amiga.

Siempre fue lo mismo, llegar y bañarme. Eso se había convertido en un hábito para mí.

Cuando le conté a mi amiga lo del vestido ella me dijo que mamá vio las manchas y supo que yo había sido puta la otra noche pero que no dijo nada porque le dio morbo que yo lo hiciera finalmente.

Que perdiera el miedo finalmente y me decidiera a provocar a mamá y a sus amigas. Que seguro ella le había contado a todas el estado en que había llegado.

Le volví a decir lo mismo de siempre a esos planteos de ella. No me daba hacer eso que me pedía.

Empezó otra de mi vida allí.