Mi primera novia

A está edad donde me considero bien formada, linda y bonita, me entregué a mi gusto por el miembro masculino y el cuerpo de una mujer...

Hola a todos, como dice mi perfil soy pequeña y morena, pero no por eso dejo de ser exquisita, o eso me dicen :)

Quiero compartir con ustedes mis fantasías y mi recorrido hacia ellas, por lo tanto empezaré con el relato a mis 11 años:

Como muchas niñas yo me bañaba con mis primos de la misma edad, a veces un poco más grandecitos o más pequeños, y en realidad me gustaba mucho, porque a diferencia de mí, ellos tenían sus cosas que colgaban. Cuando estabamos en la tina de casa de mi abuela yo no dejaba de ver aquellos miembros que a decir verdad no eran muy grandes, aunque si variaban de tamaño con respecto a la edad. Si puedo decirlo, el más grandecito era de mi primo Rodriguito, un año más pequeño que yo y con el que me gustaba estar en la regadera por más tiempo. nos enjabonabamos mutuamente y yo pasaba largo rato agachada para contemplar mejor su penecillo, mientras por ratos jugaba con el de manera infantil. Salíamos del baño y lo secaba amablemente.

Pero fue hasta mis doce años que un día en las vacaciones conocí a mi prima Roberta, que tenía como 15 años, que en ese entonces no había caído en la cuenta que no era solamente mujer. La casa estaba sola y decidimos en la noche tomar un baño juntas. Era muy divertida y muy tierna. Comenzamos a desnudarnos y fui la primera en acabar, así que abrí la regadera y sentí el agua cayendo en mi cuerpo. Ella se colocó detrás de mí y comenzamos a bañarnos. La setía a mi espalda y decidí voltearme, me gustaban las niñas pero por el cabello largo y su piel más suave. Al verla hacia arriba me encontré que tenía los ojos cerrados, era muy guapa, así que sonreí y la abracé. Cuando mis manos se tocaron al rodear su cintura, de pronto, me quedé pensando, porque había algo que chocaba con mi pecho. Bajé poco a poco la mirada mientras me desprendía de ella y fue cuando lo ví, lo mismo que colgaba del cuerpo de mis primos pero era por mucho más grande, supongo que po la edad. El agua se escurría por su miembro y me gustaba verlo, la miré a los ojos y ella regresaba la mirada.

  • No te asustes- me dijo

-¿Por qué me asustaría? - respondí

En verdad no tenía idea de a quien tenía en frente, pero me gustaba, era niña y con dote de niño, y a esta edad que lo recuerdo, muy buen dote.

Decidí que era hora de enjabornarlo como lo hacía con Rodriguito, pero ella no me dejó, conciente por su edad, así que solo me bañó ella y salimos de la regadera. Le pedí verlo de nuevo mientras se secaba. Cuando abrió su toalla le dije que era enorme, ella se sonrojó, movió su cuerpo como bailando y vi como su dote bailaba y se restregaba en su cuerpo. Nos reímos y terminamos viendo una película.

Pasó el tiempo y seguíamos bañándonos juntas, al parecer le gustaba que le dijera que era grande jeje.

Cuando dejó la casa de mi abuela al fin de las vacaciones, me aconsejó muchas cosas de mujer a niña, para que fuera más fácil la transformación, la abrazé y esperé verla muy pronto. Manteníamos contacto y nos seguíamos viendo, pero bueno, la historia no es incestuosa con mi prima :)

Cuando llegué a la secundaria comencé a salir con chicos y chicas, mis amigos, y conocí a Jorge, un chico con el que me la pasaba bien, pero no me atraía del todo. Me seguían gustando la figura femenina y así comencé a experimentar, pero experimente con hombres y mujeres, salir, besarnos y tocarnos. Me encontraba rara, porque no me llenaba estar con un chico o con una chica, era extraño, pero decidí seguir buscando. Mientras más crecía mis fantasías se volvían incontrolables, recordaba a Roberta y llegaba a la conclusión de que necesitaba a alguien como ella.

La secundaria pasó rápido, pero los últimos años fueron muy destravancados, pues hacíamos fiestas donde jugabamos botella o cartas con premio una prenda. A mí me gustaba porque veía a mis amigos desnudos, los hombres con su pene de fuera que yo comparaba con los otros, las mujeres con sus cuerpos suaves que admiraba sonriente. Jorge lo tenía pequeño, bueno, no tan pequeño para empezar la escala, pero si algo mediano, como de doce centímetros flácido, porque para ese entonces sabía que el miembro se agrandaba. David era el más pequeño de todos, casi imperceptible pero era bonito, al contrario de Alberto que parecía ser el más grande y ancho de todos, pero Alberto lo tenía más peludo y se veía algo agresivo. De igual manera lo contemplaba. Bailabamos desnudos y nos acercabamos mucho, además de jugar a retos donde nos besabamos y acariciabamos.

Así después Jorge me pidió que fuera su novia y accedí. Salíamos juntos y la pasabamos genial, tuvimos encuentros a solas donde desnudos yo me agachaba para introducir su pene que ahora conocía exitado, que medía de esa forma unos quince centímetros. Lo tomaba con mi mano y me parecía grande, no más grande que Rebeca y eso que ella jamás se exitó, pero no me gustaba mentir y no le dije que era enorme. Lo puse en mi boca como lo había visto en películas y me gustó, me gustó más que solo contemplarlo, no cabía todo adentro de mi boca, pero no sentía molestia, así que me balanceaba rápido y me tragaba sus fluídos, cuando decidí experimentar la penetración, la cuál fue agradable aunque un poco dolorosa.

Pasamos muchas cosas juntos y seguía siendo su novia, cuando un día de la nada, aunque supongo que lo había percibido, me propuso jugar con alguien más. En mi mente se dispararon las imágenes de las películas que me gustaba ver e inmediatamente dije que sí, pues tendría oportunidad y permiso de ver otro miembro u otro cuerpo de mujer y abandonarnos a la pasión. Nunca me dió detalles, solo un día.

Por fin llegó el día y fuímos a un hotel, el estaba tranquilo y me recostó sobre la cama, me dijo:

-En lo que esperamos toma tu juguetito.- lo sacó y sonrió

Contesté con mi boca abierta y lo devoré todo, ahora ya podía comerlo todo y a él parecía complacerlo. Crecó mientras lo jalaba con los labios, en sus enteros quince centímetros, que ingería con gusto y con una bien aprendida técnica.

Al poco tiempo yo estaba de rodillas, aún mamando, cuando escuché ruido en lel baño del hotel. Para mi sorpresa llegó al cuarto una mujer alta, más alta que Jorge y muy contorneada, como me gustaban, caderas grandes, un cuerpo con senos y piernas contundentes. Era rubia y me miraba pasando su lengua por el labio inferior. yo seguía de rodillas frente al miembro de Jorge, pero ya no le hacía caso, me sentí como un creyente al ver la divinidad acercandose lentamente. Dio una vuelta cuando estaba frente a mí, muy cerca de mí, y me enseño su culo voluptuoso que repegó a mi rostro en un movimiento rápido cuando se inclinó, sentí su aroma y me exité demasiado. Su tanga negra se columpiaba en medio de sus nalgas, de adelanta para atrás y de un lado a otro, como cacheteandome y tentándome. Inconcientemente le dí una nalgada, que hizo que me embistiera una última vez para volverse hacia mí. Jorge miraba todo con agrado jalando su pene al mirar la escena. La miré de abajo arriba directamente al rostro, como hiciera con Roberta a mis doce años. Ella movía su lengua como si desde su altura pudiera lamer mi entrepierna, y casi podía sentirlo.

-Mis ojos no son lo único que querrás ver. - Dijo señalándome sus piernas con los ojos.

Mientras bajaba la vista no pude resistir el impulso de cachetearle un seno, ella gimió un poco y me tomó por el cabello. Jorge se acercó y alcancé su miembro con mi mano, no quería que se sintiera alejado del momento y lo detuviera. De pronto, como para castigarme de quitarle la vista de encima por un momento, arrimó su vientré contra mi rostro. Tal vez fue para advertir lo que al tocar a Jorge me perdí de ver. Cuando su tanga negra golpeó mi cara, sentí algo abultado y explotó la idea de Roberta en mi cabeza, eché un vistazo, efectivamente había un bulto pronunciado bajo las pantis.

Sin soltarme del cabello me dijo que bajara su ropa interior, lo cuál hice lentamente con ambas manos en su cadera. Bajaba la tanga y el bulto afloraba, me emocioné mucho porque mientras seguía bajando no parecía tener fin, cuando de un último jalón que llegó hasta sus tobillos, brincó de sus bragas un intrépido animal, un pedazo de carne que hizo brillar mis ojos, con unos huevos que eran dos veces más grandes que los de Jorge.

Abrí la boca de admiración en un wow, cuando la miré a los ojos nuevamente. Ella aprovechó para introducir de un golpe su enorme verga en mi boca, que entró abriéndose espacio. La sentí adentró y era enorme y ni siquiera estaba parada, la tomé de sus nalgotas y las pareté, seña que interpretó para arremeterme con salvaje pasión. No podía creer lo que me tragaba, ya que jorge parecía diminuto al lado de esta doncella, que le ha de haber medido unos veintidos centímetros, tan ancha que tenía que abrir toda mi boca para devorarla. Me tenía a su merced, cogiendome por la boca muy rápido, pero sin introducirla toda proque sabía que no aguantaría. De pronto bajó la intensidad y me miró con su chorizo encima de mi cara. Le besé los huevotes, los metí en mi boca, los ensalivé.

-La tienes eromeeee, wow, la quiero todaaaa... - le dije

Sin esperarse volvió a sujetarme del cabello, ahora con ambas manos, y me la metió hasta la garganta, primero lento y de una sola vez, para ver si resistía. Sentí que me ahogaba en un punto, pero no me importó, quería verga y la quería toda. Nuevamente me hizo suya por la boca teniendome en cuatro patas, la metía rápido y a momentos la sacaba o la dejaba hasta adentro, yo lagrimeaba un poco de emoción y soltaba sonidos como de ahogo, que la exitaban más y la hacían mantener ese paso. Jamás sentí de lo embrujada que me tenía su pedazo de carne de burro, que Jorge me penetraba y había terminado, no, yo seguía con mi hembra verguda, solo con ella y con su miembro en la garganta. Ya para el final tosí dos, tres veces, porque había dejado adentro toda su extensión, me tapó la naríz y fue cuando supe que venía su néctar y tendría que succionar. Así fue, sentí caliente como con Jorge, solo que esta vez directamente en la garganta. Ella gemía de placer y acariciaba mis cabellos que se movían mientras limpiaba aquel sable que me había enamorado.

Permanecimos un rato acostados los tres, solo que yo a la altura del vientre de ella, jugando con su enorme paquete y chupandolo de vez en cuando.

A los dos días terminé con Jorge y fuí a buscar a la chica de mis sueños, platicamos y ahora salgo con ella, orgullosa de tener una mujer con el pene más grande que he visto. Me enamoré y sigo enamorada.

Gracias, espero que les haya gustado :)...