Mi primera noche con mi padre

Durante todo el día busque a mi padre, me vestí de forma sensual, sexy, provocandole con mi poca ropa, con mis gestos, miradas... Por la noche, disfrute de el.

Era un día soleado cuando me levantaba sobre las 11 de la mañana y comenzaba mi trabajo en casa, mi trabajo de puta con mi padre. Mi nombre es Raquel y el de mi padre David.

Durante todo el día vestí de forma sensual, sexy, provocando con mi poca ropa, con mis gestos, miradas, y mostrando de forma disimulada mi culo y mi coño desnudo, ya q no llevaba ropa interior.

Llega la noche, mis padres se disponen a dormir, y me aseguro de q duerman bien, con pastillas relajantes q ayuden a dormir y no despierten en toda la noche.

Mi excitación de todo el día es grande, pero por momentos aumenta y mi coño va mojándose más cada vez. Estoy nerviosa, ya q voy a empezar con mi trabajo mas directamente, no solo juegos de provocación, sino pasar a un contacto mas directo.

Me acerco a su habitación y después de hablarles y no recibir respuesta me aseguro de q ya duermen, ahora es cuando puedo empezar con mi trabajo.

Me acerco a su cama, y me coloco de rodillas al lado de mi padre, no sabía bien como acariciarle la polla ya q estaba nerviosa pero a la vez excitada. Metí mis manos por debajo de las sabanas de la cama, en busca del paquete de David, palpando lo note y metí mi mano por dentro de su calzoncillo y empecé con las caricias, tan apenas le tocaba la polla, solo le rozaba suavemente, tenia miedo a q pudiera despertar aun sabiendo q estaba bien dormido.

Cuando vi q no pasaba nada, me empecé a relajar y tranquilizar, así q fui apretando mas con mis manos su polla, siendo caricias suaves pero acariciándolo bien, sin rozarle como al principio. Con una mano acariciaba su polla, de arriba abajo como si le fuera a pajear, mientras con la otra acariciaba sus huevos, se estaba poniendo dura por momentos y yo me excitaba también más. Termine esas caricias jugando con mi dedo por la punta de su polla haciendo círculos, al sacar mis manos de su paquete aun le di un apretón por encima de la ropa con mi mano en su paquete, umm estaba bien duro, señal de q estaba haciendo mi trabajo bien.

Me quede de rodillas por unos minutos, cogiendo fuerzas para seguir con mi trabajo, y pensando como continuar con ello. Era el momento de pasar de las caricias con mi mano a mi boca, así q metí mi cabeza bajo las sabanas q aun seguían cubriendo el cuerpo de David, mi padre, y busque su polla con mi boca.

Comencé a darle lametones, por toda la polla como si estuviera lamiendo un helado, en ese momento pasaba por mi cabeza al verme así, haciendo eso, q era una cerda, pero estaba disfrutando ya q mi cuerpo lo decía así, cada vez mi coño mas húmedo. Jugué un rato con mi lengua por la punta para luego meterla hasta el fondo de mi boca, absorbiendo, mamando como la puta q soy. Mientras la polla de mi padre entraba por mi boca, yo la iba sujetando y apretando con mis labios, a la vez q mi lengua pasaba por toda ella. Dedique un buen rato a lamerla bien, metiéndola y sacándola de mi polla, haciéndole una mamada.

Seguí chupandola durante unos cinco minutos mas, mientras le susurraba lo siguiente, al oído de mi padre:

  • David, ¿Por qué me esquivabas? ¿Por qué me huyes?

David me huía cuando yo durante el día en casa, intentaba provocarle y excitarle, no recibí respuesta por su parte al estar dormido, pero se q aun dormido me escucho y quedaría en su mente.

Me sentía avergonzada, humillada de lo q estaba haciendo, incluso caían lagrimas de mis ojos, pero tenia q seguir con mi trabajo hasta dejarlo terminado, así q cogí mis pechos y acaricie a mi padre la polla con ellos.

Estaba ya bien dura, no podía dejarlo así, en esos momentos era mi cliente, así lo veía como David, un cliente como otro cualquiera y no como mi padre. Además en esos momentos yo era la puta Raquel, no la hija,  q tenia q darle placer, así q tenia q terminar mi trabajo, seguí pajeando su polla hasta q finalmente se corrió sobre mi. En esos momentos me sentí satisfecha de mi labor por lo q le limpie la polla con mi lengua y le deje como antes de empezar mi trabajo, q no pareciera q ahí había pasado nada.

Salí de su habitación y volví a la mía, a reflexionar y pensar en lo q había pasado. Yo me sentía muy humillada, una auténtica guarra y avergonzada, pero a la vez satisfecha de dar placer además de excitada y mi coño bien mojado.