Mi primera noche al salir vestida como chica...
Es una breve historia de mí desde niña hasta uno de los sucesos que me han hecho pedir más y más ser una mujer...
Siempre he sido una chica demasiado pasional. La verdad dirían por ahí, una verdadera loca, sólo que siempre he sido muy disimulada en todo lo que hago. Desde muy pequeña recuerdo que la sensación de ponerme unas pantimedias era tan fascinante y sólo tenía 5 ó 6 años, cuando fui creciendo la ropa interior de encaje me volvía loca.
Pasaron los años, y no sólo las pantimedias, la ropa interior en especial las pantis de encaje y una que otra batita, cuando era niña solo me importaba ponerme ropa que sabía era de mujer, cuando fui creciendo a escondidas me dio curiosidad ponerme más ropa, pero en ese cuerpo no ajustaba ni una falda, ni un pantalón, sólo las prendas de licra como trajes de baño, o conjuntos de ropa interior que siempre me ajustaban bien por tener un cuerpo muy esbelto, escultural y delicado.
a mis 11 años improvisaba faldas con trozos de tela, pero las blusas tan juveniles de mi madre o de mi tía más joven me ajustaban muy bien y más a mi cinturita de avispa. Los zapatos que me quedaban tan bien de tacón alto y delgado me fascinaban, las plataformas. Eran horas de inmenso placer y soledad con mis prendas hurtadas y mi cuidadosa selección de lencería, zapatos, blusas. Fui criada como un por tres mujeres, mi abuela, mi madre y mi tía. Todas realmente muy jóvenes.
Nunca después de mis 7 años permití que me descubrieran en mis transformaciones a escondidas. Pasaron los años, dejé de vestirme, me cambié de casa a vivir con mi madre únicamente, en un departamento amplio, tenía ahora 14 y desde los 13 no lo hice en un buen tiempo como por dos años. Obvio los efectos de la edad y el crecimiento se habían hecho notar, pero siempre he sido muy delgada, pareciera que los años me habían sentado bien en mi figura, corría y jugaba soccer.
Mis piernas eran torneadas. Fue un día en que me quedé sola en casa. Mi madre se había ido al trabajo y yo sola fui de curiosa a ver el cajón de ropa interior y estaba un repertorio de ropa interior entre coordinados y diferentes tipos de pantimedias nuevas... Eran totalmente nuevas de un encargo de mucha ropa interior en paca, o sea que si me probaba una por curiosidad no habría problema. Me bañe y me dispuse a ponerme un coordinado con una sexy tanga negra y encajes rosas, traía un sostén igual detalles de encaje rosa y muy sexy.
La verdad me entalló perfecto, al verme en el enorme espejo no lo creía era irresistible, me puse más ropa, una blusa rosa ajustada, me hacía lucir una cintura de casi una quinceañera, y una falda en tonos rosados igual, corta... En ese momento dije wowww, soy hermosa.
El tiempo pasó, hice mi propia colección de todo, maquillaje, bolsos, blusas en diferentes estilos, cuello halter, ajustadas, de marca, de diferentes colores, faldas cortas, largas, aretes, anillos, perfumes, tangas, bras, vestidos, zapatos, pelucas, chamarras, medias, etc... Cuando cumplí 20, estaba armada de un arsenal de ropa increíble... Y fue entonces que decidí irme a vivir sola.
Ante la sociedad no doy a entender ni de broma que soy una chiquilla sexy en busca de adrenalina y nunca me había atrevido a salir, pero fue un día más o menos así:
Yo había regresado de la universidad, y quería descansar un poco, pero la bolsa que guardaba mi ropa femenina se asomaba en el closet y dije... Me pondré mi tanga rosa (que se amarra con un par de listones) por debajo del pantalón. Así lo hice, y no aguante y terminé vestida como toda una señorita, ansiosa por salir a dar un paseo esa noche lluviosa, pero para salir del cuarto que rentaba había que pasar frente a la casa de la familia que me rentaba el cuarto. Pensé que ir vestida y con la lluvia que había con un impermeable que me cubriera el vestido morado ajustado y muy corto que llevaba
y abajo por el frío unos leggings que se transparentaban mucho en negro que me hacían lucir fenomenal y con cabello pelirrojo largo y suelto, no había ningún problema me cubría muy bien el impermeable, pero no los pies y noté que si llevaba zapatos altos en la terminación de los leggings se notaba mucho que quien tenía el impermeable era una señorita. Me encantaba la colonia, porque no había luz, y era realmente concurrida, pero en la noche en algunas calles que yo ya había detectado no pasaba gente. Me atreví a pasar rápidamente en zapatos de tacón alto, negros caminando de puntita para que no se oyera y se asomarán a ver quién caminaba.
Abrí la puerta y salí a la calle... Eran como las 10:30 pm, llovía muy poco ya caminé algunas cuadras con el impermeable, pero quería sentir el aire correr por mi cuerpo, como era que el aire dejaba que mi vestido corto y pegado luciera a la luz de la luna... Con cuidado me lo quité, para no despeinarme... Fue un momento en la calle, yo sola en la noche, tan provocativa, pero no vulgar, empecé a caminar con más confianza, me sentía yo toda una nena retando al mundo y caminando con actitud... Cuando de repente oí en ruido de un motor de auto que al verme por la espalda noté sin voltear que bajó su velocidad para verme.
Así pasó el tiempo y me dio temor, no a que me hagan sino a que me ofendan, pero al contrario recibí un par de piropos como: "guapa" o "a donde tan solita", me reía y les saludaba con mi mano, en ese momento me dije: que golfa soy, pero como me gusta. Así caminé y decidí ir por una calle principal... Pasé en la luz de un minisuper, en México llamados oxxos, y a unos cuantos pasos oigo que un taxi me silva y me dice: -¿A dónde vas?- Yo volteé y disimulando la voz poco practicada... fingí estar ronca hice una seña hacía la dirección dónde él iba. Me dijo el joven taxista de unos 23 años, delgado, alto, de piel morena, era un chico amable.
Un enorme sentimiento de aventura me invadía, el corazón me latía mucho, no estaba más de que a 5 cuadras de mi casa y al subirme al taxi lo que haría sería alejarme de casa. Lo vi y me dijo: -No te cobro, sube- Pensé: Me va a querer HACER algo. Pero los efectos del éxtasis que se hagan sentir una atractiva jovencita y me pidan subir amablemente eliminaron en mi cabeza todo el riesgo que corría al subirme en el taxi. Me subí entonces.
El taxista me hacía plática como si fuera una jovencita que intenta conquistar en forma tímida. Así que tomé el control fácilmente, él quería algo conmigo eso era claro, pero era muy tímido. Posiblemente no notó que yo no era una mujer completamente, pero desde lejos así se notaba, cuando hablé con él, mi fingida voz creo yo se notaba, pero me di cuenta que lo notó... Me daba miedo avanzar en el taxi y que me alejara más pero no me iba a arriesgar a que me dejara cerca de mi casa, entonces le pedí me dejara a 6 cuadras de dónde me subió. Le dije gracias y le di un beso en su mejilla, pero él se quedó inmóvil, no se opuso y lentamente pasé mi mano como por descuido voluntario cerca del cierre de su pantalón
Sentí un enorme bulto, al momento de despedirme y agradecerle con el beso en la mejilla, me di la vuelta y abrí la puerta a la hora de bajar del auto siento su mano acariciar mis muslos hasta tocar con mi nalguita, eso me encantó, pues me levantó el vestido, pensé en regresar y decirle u ofrecerle algo más, pero no lo hice. Quería saber que sentía chupar una verga y que mejor que la de mi nuevo amigo. Me bajé del taxi y me siguió un par de minutos mirándome en trasero, caminé en forma sexy, eso me excitaba tanto. Caminé en dirección a mi casa, y un hombre fornido no muy alto que caminaba en sentido contrario al mío se acercó en cuanto nuestros caminos coincidieron, me dijo: -Hola linda, a dónde tan solita- Me asusté debo aceparlo, pero lo que quisiera estaba dispuesta a hacer.
Me hizo plática, me dijo vi que te subiste al taxi, ¿qué le hiciste?, una mamada de seguro. Yo para no asustarle le dije: no, sólo me quería llevar. Me empezó a acariciar el brazo y el codo en plena noche en una calle sin transitar, no lo podía creer. Le empecé a coquetear, mordiéndome los labios, acariciando su pecho, hasta que me dijo que me acompañaba a mi casa, obvio pensé en mí que no, pero le dije acompáñame par allá, o sea cerca de 3 cuadras... Mientras caminábamos, me abrazó, me tomo por la cintura y sentía como me apretaban sus manos cada vez que me recargaba sobre él en bromitas que me hacía. Eran muchas insinuaciones, sentí como bajó su mano en mi espalda y tocaba mi culito muy despacio. Yo apretaba mis muslos y él discretamente bajaba su dedo entre mis nalgas y en la licra de los leggings sentía los listones de mi sexy tanga.
Caminamos y había que entrar en un callejón muy obscuro, donde no podíamos caminar los dos de forma paralela, así que me pidió pasar primero. Pasé rápido, pero por lo obscuro me detuve de golpe y él a propósito de ello aprovechó para rosar en mi trasero todo su miembro duro y excitado mientras con sus dos manos presionaba mi cadera y se acomodaba mejor entre mis nalgas. Como me puse unos tacones altos, dejaba mi culo parado y apto pare estas situaciones, eso me alteró mucho, pensé: ¿qué hago?. Pero mi otro yo decía en voz alta y con un toque muy femenino: "uhmmmmmm"
Cuando tomaba mis caderas con fuerza bajé mis manos con las suyas y le tomé la mano izquierda y giré para verlo de frente. Sólo sentí de repente como sus fuertes manos me envolvieron por la cintura y como se lanzaba a mi cuello para besarlo con pasión, me robó el aire y perdía fuerza en las rodillas, sin duda el perfume de P.Hilton que me puse le excitaba porque su nariz no la quitaba de mi pecho cuello, se empezaba a descontrolar. Mi impulso natural fue alzar mi pierna y envolverlo mientras me rosaba su miembro a la altura de mi ingle. Eso me excitó mucho, había mojado los leggings de licra que hacían lucir una figura muy femenina por estar ajustados, sentí como sus manos me subían el vestido y con desesperación tocaban mis nalgas y hábilmente me bajaba los leggings para dejarme en sólo mi tanga, metía sus dedos entre mi culo y lo abría con fuerza. Yo con temor, pero siendo una chica aventada naturalmente, conduje mis manos a su cinturón
para desabotonar su pantalón. En medio de un callejón obscuro, en la noche con un extraño, mi primera vez que salía como una chiquilla adolecente y tocando un pene ajeno por primera vez, me daba escalofríos y duro dolor de estómago, pero debo aceptar que encantaba esa fuerte emoción. Lo comencé a pajear, porque moría por meter ese falo a mi boca o a mi trasero, pero era muy riesgoso, lo masturbé amaestradamente pero me volteó con fuerza y me puso frente a la pared de espaldas a él, y sólo sentí tremenda cosa en mi trasero, caliente, dura y húmeda, frotándome con gran fuerza, a lo que presioné mis nalgas y con ese ritmo sentí escurrirme un líquido caliente, blanco y viscoso mientras, su lengua la pasaba por mi rostro buscando mi boca y besándome bruscamente metiéndome toda su lengua en mi boca, le respondí el beso con la misma intensidad y gemidos excitantes de mi parte mientras se corría toda su leche en mi culo, pero no me penetró, pues no lo hubiese dejado.
Se había escurrido su semen por mis leggings ensuciándolos. Me los quité por completo quedando en un vestido muy corto, me veía como una puta así, con el cabello suelto. Me dijo, estás exquisita. Le pedí que me dejara ahí y que se fuera. Me anotó su número en mi muslo trasero derecho con un plumón indeleble que él llevaba y me besó las piernas, se levantó me tomó de la cintura y me besó el oído diciendo: Gracias linda, se apartó y se fue. Me quedé sola en el callejón a 3 cuadras más o menos de mi casa en un minivestido con tacones altos, saliendo de ese callejón iba a llamar la atención en la calle, pero estaban muy húmedos mis leggings de su semen. Así que me arriesgué a caminar a mi casa, ya eran como 12 con 50 de la madrugada... Caminé practicando mi caminar sensual y escuche un carro parar diciendo: que sabrosa mami tan solita.... Y se detuvo viéndome, yo aceleré el paso, dije el impermeable para entrar en casa, ya había parado la lluvia, me lo puse, pero en el reflejo de los vidrios se miraban mis talones enfundados en esos tacones negros con flores y brillos que se veían extremadamente provocativos con mis piernas bien torneadas. Abrí la puerta con mucho silencio, vi luz prendida, ¡Qué miedo! me van a ver... caminé lento, y subí con tacones las escaleras a mi cuarto, pues yo quería entrar a mi cuarto como salí... Llegué a mi cuarto, cerré con fuerza y me recargué en la puerta.... O no, algo ha ocurrido que cambió mi vida.... Y les contaré más adelante cómo ha sido todo hasta ahora, esperando a un hombre que me haga toda una señorita.