Mi Primera Mamada
No es el primer relato que escribo, pero sí el primero que no sea queda en fantasía...
No es el primer relato que escribo, pero sí el primero que no sea queda en fantasía...
Desde chica, he sentido una atracción muy grande hacia los temas que tienen algo que ver con sexo, yo sé que es más que curiosidad pero pienso que es bueno saber, quizá es sólo perversión pero nunca me habría imaginado que fuera tan bueno.
Queriéndome introducir un poco mas al mundo del sexo, creí que no sería malo crear una cuenta en una página porno. Comencé a tomarme fotos, unas sin playera, que dejaran ver mis no tan grandes pero buenos pechos, otras sólo en ropa interior mostrando mis piernas, pero no había pensado en presumir mi trasero. Con dos días, tenía varias solicitudes, de hombres jóvenes, de otros más experimentados, hasta de chicas! La verdad, me sorprendí al ver que de alguna forma había llamado la atención entonces me puse a contestar algunos de los comentarios que me habían dejado: "Hola, bienvenida al sitio", "Hola chica", "Pásame tu Whats".
Entre estos, admito que hubo quienes sí me llamaron la atención, así que comencé a charlar con ellos, sin embargo, hubo uno que raramente logró subir un poco más de nivel.
Contestaba mis comentarios y fue cuestión de días para que sintiera una atracción que no había experimentado, me di cuenta que él tiene una mente más que perversa, y eso lo hizo bastante interesante. Hablo de Bruno, un chico que quizás pasa desapercibido pero una vez que lo conocí, me sentía tan curiosa e inocente que no pude evitar seguir con las charlas pervertidas. Comentábamos experiencias, y lo que nos atraía mas, hasta que nos dimos cuenta que había algo en lo que coincidíamos: El placer del peligro en lugares públicos.
Entre más pasaba el tiempo, más crecía mi curiosidad, admito que eso, siendo algo repentino, empezó a gustarme. Enviarle fotos de mí en ropa interior, videos tócandome o bailando un poco, mostrándole lo mojada que me ponía pensar en estar a solas con él. Incluso le enviaba fotos muy provocativas cuando estaba en el trabajo y no se imaginan lo rico que es tocar mi clítoris viendo su erección. Ni siquiera yo entendí por qué es que llegué a desear tanto tocarlo, tenerlo todo en mis manos, en casos extremos quería pegar mis nalgas contra él, sentirlo tan duro como me mostraba, dejar que sus manos se adueñaran de mis senos y sentir su aliento acelerado en mi cuello.
Un día, quedé de verme con unos amigos, pero a fin de cuentas, ninguno pudo asistir. Yo sin nada que hacer, hablé con Bruno, y para mi sorpresa, aceptó salir. Quedamos de vernos en cierta estación y sí, ahí estaba, fue gracioso porque al principio ninguno de los dos se acercó, hasta que él vino hacia mí. Pasamos un rato hablando y decidimos ir al cine.
Llegamos y recuerdo que era una película algo larga. Ya dentro de la sala, comenzó la función y acepto que me sentía algo insegura, estando con un hombre al que apenas conocía pero al mismo tiempo estaba junto al autor de mis marturbaciones mas placenteras en un lugar casi vacío y oscuro. Al paso de un rato, volteó y lentamente se acercó a mi oído: ¿Puedo darte un beso? ... Ese momento se me hizo más largo de lo que realmente fue, me sentí paralizada y en lugar de hacerlo más largo, torpemente contesté que sí.
Fue un beso que sinceramente me hizo mojar bastante, no quería que terminara puesto que ya tenía una idea de lo que seguía. Para mi suerte duró un poco más pero yo no esperaba que de un momento a otro su mano se acomodara en mi muslo y comenzara a subir por mi pierna. Sentí una excitación que pocas veces había sentido, me estaba mojando cada vez más. Notando que él ya estaba más agitado y casi sobre mí, me separé y por segundos pasaron muchas fantasías por mi mente. Me armé de valor y besándolo de nuevo, hice lo que me tocaba, puse mi mano sobre su notable erección, supe que eso le había gustado pues suspiró y sin perder la oportunidad comenzó a desabrochar su cinturón.
Se bajó un poco el pantalón y yo recostada entre su hombro y su pecho comencé a fantasear con su verga que ya empezaba a sacar. Cuando quitó su mano, sabía que era mi turno y olvidando lo nerviosa que estaba por ser el primer oral que había hecho comencé a chupársela.
Sentir su dureza entre mis labios me prendía mucho, llenarla de saliva, querer complacerlo con mi boca lo era todo para mí en ese momento, realmente no sabía qué hacer pero dejé que mis instintos me hicieran actuar. Recuerdo que mientras estaba atento a lo que pasaba a nuestro entorno,le gustaba que succionara la punta, moviendo mi cabeza de arriba hacia abajo. me encantó sentir cómo se movía cuando le dejaba sentir la entrada de mi garganta mientras le recorría con la lengua.
Yo muy entretenida experimentando, me pidió que levantara la cabeza y muy sumisa a él dejé que sus manos me tocaran. Se adueñaba de mis pechos metiendo su mano en mi escote, en automático mis pezones comenzaron a ponerse duros, me encantaba esa sensación, y la hizo más intensa cuando bajó su cabeza y se dio a la tarea de morderlos. Yo no dejaba de tocarlo, y fue cuando me perdí cerrando los ojos. Era lo mas delicioso que había sentido y no podía creerlo, estaba teniendo mi primera experiencia sexual formal, con un casi desconocido en un cine.
Seguí con mi famoso primer oral y metiéndomela toda a la boca, tomó mi cabeza y reaccioné mamándosela más intenso y fue cuando sentí su deliciosa verga palpitando y fue como si olvidaramos dónde estábamos ya que entre gemidos que realmente me gustaron, rellenó mi boca con su caliente y rica leche. sin mas que hacer me la tragué toda y con su sabor en mi boca seguí lamiéndola, creo que comprobé algo que leí en internet: "luego de terminar, un hombre está sensible" y efectivamente, lo hice gemir cuando pasaba mi lengua y mis labios con algo de fuerza a lo largo de su rica verga.
Salimos satisfechos de la sala, y dirigiéndonos a nuestro respectivo camino, sabíamos que eso había sido el inicio de muchas más excitantes experiencias.
Para ver más de mí, visita mi blog!
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