Mi primera infidelidad 4
Final de mi gran orgía y de algo mas...
Ultima parte de la serie “Mi primera infidelidad”:
- Si, para tu casa. No sabemos que excusa le habrás dado a tu marido para llegar tan tarde del trabajo, pero seguro que ya está preocupado.
Cuando escuche estas palabras, me pare a pensar por primera vez en horas, que no sabía cuánto tiempo llevaba allí disfrutando de todo el sexo salvaje que estaba siendo capaz de soportar, pero al salir de los calabozos, pude ver un reloj en una de las paredes y pude ver que eran las 3:47h de la madrugada. Es decir, llevaba allí, casi 6 horas¡¡¡
Me puse otra vez el vestido, todo lleno de restos de semen, encima de mi cuerpo sin ropa interior, y con mi liguero, medias y zapatos de tacón… pero recordé que la ropa con la que había salido de casa era distinta y estaba en mi bolso.
Al salir de los calabozos, los 2 policías que habían estado allí dentro conmigo, me dejaron con sus 2 compañeros que habían estado vigilando en las puertas de éstos. Ambos me agarraron de cada brazo y me fueron dirigiendo hacia la salida del edificio.
- Perdonar, si vamos a mi casa, necesitaría poder cambiarme de ropa. La tengo en mi bolso. ¿me podéis decir donde esta o podemos recogerlo, por favor?
- No te preocupes, todavía no hemos acabado contigo. Te llevaremos a casa en el vehículo patrulla, pero antes de que te cambies de ropa, te vamos a follar los 2 por última vez esta semana… Como te ha dicho Miguel, esto se repetirá tantas veces, como tú te retrases en serle sincera a tu marido y si una semana no vienes, seremos nosotros los que le pasemos el video de todo lo que ha pasado aquí esta noche a tu marido.
Es cierto que algo así me había contado Miguel al inicio de esa noche de orgía, pero pensaba que era solo una parte más del morbo… ahora, al oírlo de la boca de uno de sus compañeros, mi sensación era de que estaba atrapada, de un modo u otro, mi marido iba a ser consciente de mi infidelidad y en ese preciso instante, decidí que por supuesto no quería que estos desgraciados se volvieran a aprovechar de mi de esa manera y lo que era más importante aún, tenía claro que algo así debía de saberlo por mí, ya que de ese modo, podría tener la opción de contarle que había cometido una infidelidad, le diría una verdad a medías, le podría intentar quitar importancia y por supuesto no le contaría todas las pollas que me había comido y follado en esa noche, ya que eso lo mataría.
Al llegar a la puerta de la salida, otra vez volvi a ver a Miguel. Él ni me miro, solo se acerco a uno de los 2 compañeros que iban conmigo y rápidamente le dio algo en la mano, que rápidamente se guardo en el bolsillo, mientras le decía algo al oído que tampoco pude escuchar.
Esa fue la última vez que vi a Miguel, la persona por la cual había arriesgado toda mi vida.
Enseguida llegamos al aparcamiento de la comisaria, y en vez de ir a un coche patrulla, tal y como me habían dicho, nos dirigimos a un Furgón de la Policía. Uno de ellos se puso en el puesto del conductor y el otro, se metió conmigo en la parte de atrás.
Nada más arrancar el vehículo, el conductor coloco el retrovisor, para poder ver lo que pasaba en la fila de asientos donde yo estaba con su compañero. El otro policía, cuando ya habíamos andado unas pocas calles, me dijo que me volviera a quitar el vestido y así es como volvía a estar desnuda, solo con mi liguero, mis medias y mis preciosos zapatos de tacón. Tras eso, se desabrocho el pantalón y dejo salir una pedazo de polla enorme y totalmente erecta. Era con diferencia la polla más grande que había visto esa noche. Solo con verla, mi chocho se empezó a empapar de flujos y por mi cabeza solo pasaba la idea de poder metérmela dentro cuanto antes.
Estaba claro que esa noche habían conseguido entre todos, convertirme en una autentica ninfómana.
El dueño de este pedazo de herramienta, me dijo que se la chupara y la dejará bien húmeda y yo muy obediente, me dispuse a realizarle una mamada que pudiera recordar. Me puse de rodillas en el asiento y me incliné para poder dejar mi boca a la altura de esa maravilla. Al tenerla frente a mis labios, tuve que abrir la boca de manera exagerada para poder tomar la medida de semejante rabo y no sin dificultades empecé a metérmela y a chuparla con un ritmo pausado en el inicio, para posteriormente acelerar el movimiento y la profundidad, llevándola hasta la campanilla de mi garganta. Él me dejaba hacer todo el tiempo, con lo cual era más fácil para poder controlar posibles arcadas, cuando la llevaba hasta el fondo de mi garanta. En esos momentos, no sé, si había más lubricación en su polla, gracias a mi saliva o en mi coño que parecía una fuente, deseoso de probar semejante mástil.
Mientras tanto su compañero no perdía vista del espectáculo que le estábamos dando y se tocaba el paquete intentando colocar mejor su polla erecta y solo la soltaba para coger el volante en la conducción y en un momento que había cogido el teléfono móvil para mandar un mensaje.
Yo seguía entregada a la tarea que tenía entre manos y otra vez, había perdido la noción del tiempo, pero estaba claro que ya teníamos que estar cerca de mi casa. Para saber dónde estábamos levante un momento mi cara de entre las piernas del Policía y pude ver q apenas quedaban 2 curvas para llegar a mi casa, un chalet a las afueras de la ciudad, pero no pude ver mucho más, ya que por primera vez en todo el rato que se la había estado chupando, el policía me cogió del pelo y me obligo a seguir con la mamada.
A los pocos segundos, note como el Furgón Policial se paraba y estacionaba. El Policía que estaba conduciendo tras apagar el motor se bajaba de su puesto de conducción y abria la puerta lateral que tenía justo a mi espalda, encontrándose con mi culo en pompa, pudiendo observar con facilidad toda la lubricación de mi coño y mi ano deseoso de fiesta. Yo mientras seguía sacando filo al sable que tenía en mi boca, cuando sin poder mover la cabeza ni poder ver nada de lo que acontecía detrás, puedo notar como el otro policía, empieza a comerme el chocho de manera deliciosa y a lubricar a la vez la entrada de mi ano.
Toda esta situación me estaba llevando al éxtasis, no me importaba, si alguien en la madrugada, desde alguna ventana me podía ver, no me importaba lo cerca que estaban mi marido y mi hijos, supongo que dormidos, solo quería que continuara comiendo el coño y el culo de esa manera, para poder dejarlos a punto de un buen par de pollas otra vez. Tras estar así un rato, puedo notar como el Policía que conducía, empieza a colocar su polla a la entrada de mi culo ya dilatado otra vez y de una sola embestida, me lo mete, haciéndome soltar un gemido que seguro escucharon en toda la calle en el silencio de la noche, y eso que tenía medio rabo de su compañero en mi boca, para a continuación empezar un mete saca, que me hacia llegar al orgasmo en cuestión de segundos.
- Asi, puta, asi, sigue comiendo pollas como llevas haciendo toda la noche y dejándote sodomizar como la zorra que eres.
En ese momento, fue cuando el policía con el pedazo de miembro me soltó la cabeza y pude levantarla y volverme para descubrir, como junto al Policía que estaba dándome por culo, estaba… mi marido¡¡¡
Me estaba mirando con una cara mezcla de asco y de decepción.
En ese momento, intente moverme, quería que me dejaran, que sacaran sus pollas de dentro de mi y salir corriendo para abrazarle y rogarle perdón, pero él dijo:
- No tranquila, termina lo que tu has empezado. No te preocupes, Miguel…, si, tu Miguel…, contacto conmigo hace horas y llevo observando en streaming todas tus “habilidades” de esta noche, y las he grabado por supuesto. Y su compañero, el que te está reventando el culo, me ha mandado el mensaje al móvil hace un rato, para que lo pudiera ver en directo.
Es curioso, recordar la de veces que me has dicho a mi que no te gustaba hacer cosas, que hoy has repetido en varias ocasiones… Tranquila no me vas a engañar más…
- Por favor, chicos, terminar de humillarla todo lo que se deje, pero cerrar la puerta, porque no quisiera que los vecinos se enteren y al final sufran por su culpa mis hijos.
Y mientras el policía que estaba detrás se metía dentro del Furgón, él desde fuera cerraba la puerta y se marchaba sin mirar atrás, metiéndose en nuestra casa…
Mientras le veía andar por la calle y entrar en el porche de nuestra casa, dejándome totalmente en estado de sock, los 2 policías ya me habían colocado de tal manera que tenia el pollon en mi culo y la polla del conductor en mi coño y me hacían la que sería la ultima doble penetración de la noche. Ahora si era una muñeca de trapo en sus manos, ya ni sentía ni padecía, solo era un trozo de carne que 2 policías destrozaban a su gusto, corriéndose ambos en mi interior al poco rato de estar en esa posición.
Tras eso, me abrieron la puerta, y me dejaron en la calle, desnuda, con el vestido y mi bolso tirados al lado de mi cuerpo en la acera y con el alma rota en 2.
Arrancaron y se marcharon… llevándose con ellos, sin saberlo (o quizá sí) mi vida.