Mi primera infidelidad 3

Continua mi noche de infidelidad en la comisaria

Continuación de “Mi primera infidelidad 2”:

Y eso fue lo que hice. Aún estando en esa postura nada cómoda, me dormí o me desmalle, la verdad no estoy segura. No se cuanto tiempo pude estar dormida o inconsciente, pero si se que fue lo que en ese momento necesitaba mi cuerpo y también mi mente. En el fondo pensaba que, si los 5 compañeros que faltaban por entrar en aquella sala, me veían así, quizá me dejarían marchar.

Mis ganas de sexo desenfrenado, estaban plenamente satisfechas, pero al mismo tiempo y justo antes de perder el conocimiento, empecé a tener rápidos pensamientos y sentimientos de remordimiento por haber podido llegar a este ese punto, haberle fallado así a mi marido y a mi familia.

Mi despertar fue un tanto especial, ya que lo hice al sentir como una polla se restregaba por mi coño y por mi culo y justo cuando movía mi cabeza tras ese desvanecimiento cuya duración desconozco, él aprovecho para meterme su enorme polla por coño.

Un suspiro volvió a escapar de mi boca: Ahhhh¡¡¡

Tenía un grosor bastante considerable, estaba muy caliente y empezó un bombeo incesante, que en cuestión de segundo consiguió empapar de nuevo mi coño.

Los otros 4 compañeros, todavía estaban vestidos y estaban en frente de mi cara. Cuando ya notaban que de mi boca solo escapaban jadeos de placer, uno de ellos se acercó a la altura de mi cara y tras pedirle al compañero que me estaba taladrando que parase unos segundos, me preparo 2 rayas de cocaína (supongo que de algún alijo que habrían incautado o suya, porque no), me soltó una de las manos y con la ayuda de un billete de 50€ en forma de tubo, me ordene que me las metiera.

Yo nunca había probado la cocaína, pero en esa posición no parecía que tuviera muchas opciones para negarme a hacerlo así que me dispuse a hacerlo como tantas veces había visto en las películas y en las series de televisión.

Madre mía, no se como explicar la sensación, pero me puso otra vez a cien en cuestión de segundos.

Tras meterme las 2 rayas, el mismo policía, me volvió a atar la mano que me había dejado suelta, a la pata de la mesa y le dijo al compañero que podía continuar.

Y así lo hizo, empezó otra vez a bombear mi coño con su pedazo de polla, pero ahora lo hacía cada vez más rápido y más profundo. Supongo que como efecto de la cocaína, yo estaba notando ahora todas las sensaciones de placer magnificadas y le pedía mas:

-      Sigue, sigue¡¡¡¡¡, mas, mas¡¡¡, follame hasta dentroooo¡¡¡¡ ahhhh, que gustooooo¡¡¡¡, me corroooooo¡¡¡¡¡

Y tras explotar en un nuevo orgasmo, y nunca mejor dicho, porque nunca había sentido asi un orgasmo. Me la saco del coño y me la metio por el culo, haciéndome al principio un poco de daño, pero enseguida, mi ano se adapto al grosor de su polla y el dolor se transformo en placer y ¡¡¡que placer¡¡¡.

-      Siiii, ahhhh¡¡¡¡, destrózame el culoooo¡¡¡, ahhh, que gustoooo¡¡¡¡¡ ahhh¡¡¡

Uno de los otros compañeros que había en la sala, dijo:

-      Bueno, Tomas termina, que creo que ya esta preparada para que nos la llevemos nosotros 4.

Yo solo pude decir, al oír esa otra voz:

-      Darme vuestras pollas¡¡¡¡, quiero vuestras vergas duras en mi boca¡¡¡

Estaba claro que la Cocaína, me había excitado de un modo descontrolado y unido al placer que me estaba dando, ese pedazo de pollón en mis agujeros y el verme en una situación de sumisión, solo quería seguir descontrolando.

En ese instante, y tras unas ultimas embestidas super profundas en mi culo, note como dejaba toda su leche caliente en el interior de mis intestinos. Era el primer policía que se había corrido dentro de mi, pero por supuesto lo había hecho en mi culo.

Tras eso, sus 4 compañeros, todavía vestidos, aunque con 4 grandes bultos bajos sus pantalones, me soltaron de la posición en la que estaba, pero se aseguraron de esperar a que Tomas saliera de la sala para hacerlo. De ese modo, yo no había conseguido ver el rostro de Tomas, mientras me había follado y sodomizado. No hice especial por verle la cara mientras lo hacía, ya que por un lado la postura me lo impedía casi totalmente y por otro lado, suponía que a lo largo de lo que quedaba de noche le vería bien tal y como lo había hecho con los demás compañeros. El caso es que se marcho sin verle y no le volví a ver.

Tras soltarme, me entregaron mi vestido y me pidieron que me lo pusiera, porque teníamos que ir a un sitio especial.

Yo no entendía nada, no sabía si ya había terminado la noche de sexo o que era lo que pasaba, no comprendía si lo que querían era follarme todos, porque estos últimos 4 compañeros, me sacaban de allí y a donde me llevaban.

Nos dirigimos a la zona de los calabozos y en ese momento, al llegar allí, 2 de ellos se quedaron en la puerta que hay antes de entrar en la zona de los calabozos, vigilando la entrada y los otros 2 entraron conmigo.

Al entrar y tras cerrarse la puerta, la sensación fue algo agobiante. La temperatura, el olor, los comentarios de los 4 presos que estaban allí al ver entrar a una mujer como yo acompañada de 2 policías…:

-      Madre mía¡¡¡ ¿en qué zona trabajas putita?

-      Metérmela aquí ¡¡¡, que se la voy a meter hasta la garganta y después la voy a reventar el culo¡¡¡

-      Guapa ¿cuánto cobras, zorra¡¡?

-      Dejármela un ratito solo, esta buenísima¡¡¡¡ y la pago a la salida.

Estaba claro que pensaban que yo era una prostituta a la que habían detenido. Las sala no era muy grande, escasamente había 6 celdas, 3 a cada lado, con un distribuidor en medio y solo estaban ocupadas 4.

Al llegar al centro de la sala, los 2 policías se pararon y a mi con ellos. Y lentamente, me quitaron el vestido. Me quede por tanto, desnuda cubierta solo con mi liguero y mis medias y mis zapatos de tacón, todo ello, con varias manchas y restos de esperma y fluidos de la larga noche de sexo que llevaba.

En un principio, no entendía que era lo que pretendían, pero la cocaína y el sexo fluyendo como fuego por mi cuerpo y mi mente, me llevo a dejarme hacer y atender sus indicaciones. Ellos 2 se sacaron sus duras pollas y me dijeron que me agachase y se las chupase.

Y así lo hice, empecé a comerles la polla saboreando sus glandes y sus grandes troncos de carne, mientras desde las celdas, los presos se habían empezado a sacar sus pollas y se estaban masturbando, y comentaban:

-      Yo también quiero, jefes.

-      Dejarme que me corra en su boca y sus tetas¡¡

-      Dejar que nos la follemos nosotros también, esto si que es tortura policial.

-      Yo solo quiero metérsela una sola vez hasta el fondo en ese culito.

Los comentarios duraron unos instantes iniciales, pero pasado un rato, todo se volvió silencio y solo se escuchaban los movimientos de las masturbaciones de los 4 presos y las arcadas, chupeteos y succiones que yo estaba haciendo en las 2 pollas de los policías.

Tras estar asi un rato, uno de ellos se separo y se tumbo en el suelo, me pidió que le montara y asi lo hices y justo cuando ya tenia toda su polla dentro de mi coño, su compañero se arrodillo por detrás y me puso su glande a la entrada de mi culo, para pasar a meterla de un golpe que me hizo tener un orgasmo directamente. No le costo nada, ya que el resto de pollas que habían entrado por ahí esa noche, unido el ultimo meneo que me había dado Tomas, me había dejado el culo dilatado a la perfección y su semen servía de lubricación natural. Tras ese primer orgasmo que había conseguido tener solo con ese movimiento inicial, continuaron con una doble penetración que me estaba volviendo loca, todas las sensaciones estaban magnificadas con la cocaína y el efecto de tener unos voyeur de esa índole también me calentaba sobremanera.

Tras alcanzar varios orgasmos y seguir observando como los presos se seguían masturbando pero ninguno se corría, supongo que a la espera de ver si les tocaba algo de aquella mujer que les estaba animando esa fría noche de calabozo. Los 2 policías pararon al unisonó, salieron de mi cuerpo y se dispusieron a correrse en mi boca, pero con la premisa:

-      Pedazo de puta, creo que necesitas recuperar fuerzas, así que te tienes que tragar toda nuestra leche.

Tras esa orden, cogí la polla de uno de ellos, y tras hacerle unos segundos de mamada, pude comprobar por como se agarrotaba su cuerpo que su leche estaba encamino y me preparé para recibirla y conté con su ayuda, ya que aprovecho que tenía la boca bien abierta para metérmela hasta la garganta y descargar toda su leche. Tras un intento de arcada, trague rápidamente su néctar y me dispuse a repetir la acción con el otro policía, que tras llevar un rato meneándosela y viendo mi trabajo de perfecta mamadora de pollas con su compañero, me pidió que abriera la boca, para enseguida dejar caer una espesa corrida en mi boca. En esta ocasión conseguí atrapar casi toda su corrida y lo que cayo en mis labios y en mis tetas, lo recogí sensualmente con mis dedos y lo chupe con cara de vicio.

Cuando pensaba que ya había terminado esta parte de mi noche de sexo, los 2 policías me dijeron:

-      Te hemos dicho que tienes que tragar toda nuestra leche… la de estos 4 personajes, también.

Y tras eso y con cierta resistencia, por mi parte me llevaron de rodillas de la puerta de cada celda a la puerta de cada celda, y me obligaron a aguantar como esos delincuentes se corrían en mi boca. Y por supuesto, les dejaron que, a través de los barrotes, me pudieran meter mano y manosear todas las partes de mi cuerpo, mientras yo esperaba de rodillas.

Al terminar con el ultimo de los presos, me incorporaron y tras limpiar con mi propio vestido, los restos de semen que no habían caído en mi boca, me lo entregaron y me dijeron que me lo pusiera, que nos marchábamos para mi casa.

-      ¿para mi casa?¡¡¡