Mi primera infidelidad
Lo que empezó con un simple wasap termina en una orgía
Hola. Mi nombre es Alicia y os quiero contar la que hasta la fecha es mi única experiencia extramatrimonial.
Llevo 22 años de relación con mi pareja y actual marido. Empecé con él muy joven, a los 16 años y desde ese momento le he sido siempre fiel, hasta que ocurrió lo que os quiero confesar. La verdad es que le quiero ciegamente, pero a lo largo de todos estos años, yo he ido evolucionando lentamente como mujer, empoderándome y conociéndome… y este crecimiento personal junto con el profesional, se ha acelerado especialmente en los últimos años. En la vida en pareja, en principio no tengo ninguna queja, más allá de las propias que se pueden producir cuando la rutina va ganando lugar con el paso de los años.
Siempre he sido una mujer bastante guapa y atractiva. Morena, pelo corto, bonita sonrisa, bonita cara… Tengo 38 años. Mido 1,60m, y a pesar de haber tenido 2 hijos, me mantengo con un buen cuerpo gracias al ejercicio que practico desde hace algunos años de manera casi diaria. Tengo una talla 95 de pecho, totalmente natural, complexión delgada, con 60cm de cintura y 80cm de caderas, con un culo y unas piernas bien trabajadas. Me gusta vestir sexy a la par que elegante, usando a menudo tacones altos y siempre bien maquillada. Es decir, bastante coqueta.
Todo empezó, un día que tuve que presentar una denuncia en la comisaria por un robo de un móvil de un trabajador que se había producido en uno de los centros de trabajo, de los que soy Directora de Operaciones. Me acerque al Complejo Policial que tiene la Policía Nacional en el Distrito de Moratalaz en Madrid.
Ese día de finales del mes de mayo, hacia muy buen tiempo, casi veraniego, y yo llevaba un minivestido amarillo con un generoso escote y con mis tacones de 8cm y mi bolso a juego. Al llegar, tuve que parar en el control de la entrada de estas enormes instalaciones, donde desde una ventanilla un joven policía tomo nota de mis datos, y tras explicarle el motivo de mi visita, me facilito una pegatina de Visitante y me indicó amablemente donde estaba exactamente el edificio de la Comisaria, donde debía poner la denuncia.
Al retirarme de la ventanilla y cuando ya me encaminaba hacia la Comisaria, pude escuchar como el joven que me había atendido le decía a su compañero: “¡¡Madre mía, que buena está¡¡¡, pero tú has visto?¡?¡”. Supongo que él pensaba que esa exclamación yo no la oiría, entre el grosor del cristal y la distancia a la que ya me encontraba… La verdad, no es que me pase todos los días y a todas horas, pero tampoco era la primera vez que me pasaba algo así.
Al llegar al edificio de la Comisaria, de nuevo tuve que explicar el motivo de mi visita a los 2 policías que había en la entrada y tras ello, me indicaron que tendría que esperar en la sala de espera hasta que me llamarán desde la sala de denuncias. En este caso, no se produjo ninguna exclamación por parte de ninguno de los 2, pero eran 2 hombres y no pudieron evitar ciertas miradas a mi escote y pude notar (las mujeres notamos estas cosas) a la perfección como cuando me giré y me dirigía a la sala de espera, no quitaban ojo de mis piernas y mi culo. Todo eso, como os decía antes, no me extraña y tampoco me desagrada, al contrario, me alaga y de algún modo también me excita (supongo que a todas las mujeres les pasa), siempre que se quede ahí y sea haga con cierto disimulo y respeto.
Al cabo de un rato, me llamaron desde la sala de denuncias, me levanté, abrí la puerta y un policía joven, con el brazo en alto, me indico donde me debía sentar para presentar la denuncia. El chico de primeras no era especialmente guapo, mas bien era normal, pero era bastante agradable y mientras íbamos rellenando la información de la denuncia, me daba una animada conversación. Es un hombre y por supuesto, que en alguna ocasión sus ojos se dirigían hacia mi escote o hacia mis piernas, que quedaban a la vista, en virtud de mi posición con las piernas cruzadas y un minivestido. Todo este trámite, pudo llevar a lo sumo unos 15 minutos, donde yo tampoco hice nada raro ni especial, más allá de responder de manera agradable y sonreír cuando sus palabras y comentarios me hacían gracia y darle la información que me estaba solicitando. Fue sin más un momento distendido con un agradable policía, en el contexto de poner una denuncia por robo.
Cuando terminé, me despedí normalmente y deshice todo el camino que había hecho hasta llegar a mi coche que había aparcado a la puerta del Complejo Policial… y si, noté las miradas de todos los policías con los que me iba cruzando hasta que salía del Complejo. Lo dicho lo normal para una mujer que se cuida y se arregla.
Esto, debía de haber quedado en una secuencia de anécdotas de un día mas en el trabajo, de lo mas normal… pero al llegar a casa, recibo un wasap de un número desconocido:
“Hola, soy Miguel, el policía que te ha atendido esta mañana. Se que lo que estoy haciendo no es muy normal ni ortodoxo, pero aprovechando que me has facilitado tu teléfono, me he permitido mandarte este mensaje, para decirte que me has dejado en fuera de juego, me has caído super bien, tienes una sonrisa espectacular y porque no decirlo, eres preciosa. Podríamos quedar a tomar un café?”
Madre mía¡¡¡ esto si que era la primera vez que me pasaba¡¡¡¡. Me quede totalmente sorprendida. En ese momento no sabía ni que hacer…
Mi marido y yo tenemos plena confianza y él es consciente de que tiene una mujer que llama la atención, sobre todo cuando voy tan arreglada. Así que lo primero que hago es enseñarle el mensaje y le explico la situación… De primeras se sorprende, pero luego le quiere quitar importancia y me dice: “…esta claro, que es lo que busca… bueno, pues nada, tu sabrás que le respondes, si es que le respondes…”. Y en eso se quedo todo. No le quisimos dar mas importancia y seguimos con nuestro día a día.
Pero al cabo de un par de días, este policía me vuelve a mandar otro mensaje, porque no le había respondido al primero, pidiéndome disculpas si me había molestado y que solo quería poder tomar un café, pero que entendería que no lo aceptase.
Y este 2º mensaje, ya si que me hizo contestarle, aunque solo fuera por educación y porque él había sido muy agradable en la comisaria. Tras esa primera respuesta, intercambiamos algunos mensajes más, muy simples, solo para conocernos un poco más. De todos estos mensajes, yo mantenía informado a mi marido, al fin y al cabo, no había nada malo, en conocer a un Policía, por si alguna vez se le podía necesitar en el ámbito profesional.
No obstante, tanto mi marido como mi mejor amiga a la que le comenté la situación (ella era soltera y tenía mucha experiencia con hombres) me insistieron y aconsejaron que no me fiará, que estaban seguros de que ese solo buscaba sexo, aunque ahora estuviera siendo mas simple… Pero yo no les quise hacer caso.
Y así seguí manteniendo conversaciones con él por wasap a diario, hasta que un día se acerco a hacerme una visita al trabajo. Pregunto por mí, salí a la calle a atenderle bastante sorprendida y con muy poco tiempo, ya que estaba en medio de una reunión. Escasamente pude atenderle 5 minutos, pero en esta ocasión sus miradas y su manera de hablarme ya eran distintas, había una intención, un algo especial mas orientado al cortejo de una mujer.
Tras esa visita, el primer mensaje que me mando ya fue mucho más claro, explicándome que estaba empezando a sentir por mi un tremendo deseo sexual, las cosas que se imaginaba haciéndome… Este mensaje, lo reconozco, lo cambio todo en mi interior… de algún modo, esa atención que me estaba mostrando y prestando en los últimos días y que era agradable, se había transformado en otra cosa para mi también… de algún modo, yo también deseaba quedar con él, y poder aclararme esta mezcla de sentimientos y pensamientos que estaba teniendo. En principio yo solo quería quedar para aclarar que no podía ser y ya está, y quedar solo como amigos, ya que yo tenía mi vida con mi marido y mis hijos… pero en el fondo sabía que, si quedaba con él a lo mejor, alguna chispa podría saltar, un beso o poco más, pero todo bajo control…
Este mensaje, fue el último que le enseñe a mi marido, que por supuesto tras leerlo, ya si me dijo que le dejará claro que esto ya se tenía que terminar. A mi marido le dije que si, que hablaría por teléfono con él y le dejaría claro que esto se había acabado…
Pero como os digo ese mensaje cambio algo dentro de mí, y por primera vez mentí a mi marido… quería seguir experimentando esas sensaciones que estaba teniendo…
Continué mandándome mensajes con el Policía, mientras a mi marido le decía que ese tema ya se había terminado, y por supuesto estos mensajes ya eran mucho más subidos de tono…
Miguel, había conseguido que estuviera continuamente caliente, con deseo, dispuesta a todo solo con que él me lo pidiera…
Y así fue, cuando una semana después del mensaje que me cambio por completo, me mandó un mensaje donde me decía:
“Hola preciosa, no dejo de pensar en ti a todas horas. Te deseo con locura. Quiero que te inventes una excusa, para poder ir a la Comisaria la tarde-noche de mañana. Hay cambios de turnos y podremos estar prácticamente solos. Me encantaría que vinieras super sexy y con la mente abierta para experimentar algo salvaje 😉”
Y sin pensarlo dos veces, le dije: “allí estaré”.
Durante todo el día estuve nerviosa, excitada, ansiosa de saber que es lo que podría experimentar en primera cita con Miguel. Para que mi marido no sospechara nada, me vestí como cualquier otro día, coqueta, pero nada espectacular comparado con la ropa que me quería poner en la cita misteriosa. Elegí un bolso más grande de lo normal, para poder guardar en él, la ropa que me quería poner. La llevaría al trabajo y cuando ya no quedase nadie en la oficina, me cambiaria y llamaría a mi marido a última hora para decirle que habia surgido un problema en el trabajo y que tardaría en llegar a casa.
Cuando eran las 20h de la tarde y ya no quedaba nadie en la oficina, llame a mi marido, le conté que había un problema con la facturación que tenía que solucionar hoy sin falta y que llegaría un poco tarde. No era la primera vez que me habia pasado algo asi, con lo cual eso no despertaría sospechas. Estaba desconocida, estaba mintiendo desde hacia días a mi marido y continuamente excitada y un poco obsesionada con Miguel. No valoraba nada más.
Cuando confirme que estaba sola completamente, saque la ropa de mi bolso y me dispuse a cambiarme. En realidad, el cambio consistía en quitarme el vestido que llevaba y ponerme unas medias con liguero, un vestido con un escote espectacular en la espalda, casi hasta la altura de mi culo, unos buenos tacones y nada de ropa interior. Si Miguel quería sorprenderme, yo también quería hacerlo.
Así vestida, me monté en el coche y me fui al Complejo Policial donde estaba la Comisaria de Policía. Tuve que repetir el proceso que había tenido que hacer el primer día que conocí a Miguel. Por supuesto llame la atención de los 2 policías que había en el control de acceso de la entrada, pero era cierto que se notaba mucho menos movimiento de Policías en todo el complejo, en comparación con el primer día. Al llegar a la Comisaria, me recibió Miguel directamente, no había otros Policías en la entrada como la otra vez. Miguel me miro con una cara de deseo y sorpresa.
Me dio las gracias por acudir a su cita y me dijo que en el mensaje me pedía que estuviera abierta a experimentar algo salvaje. Le dije que así era. Y en ese momento, mientras sacaba una bolsa con unas pastillas de color rosa, me dijo que habían incautado unas pastillas de un grupo de narcotraficantes que eran muy especiales. Eran distintas a cualquier otra droga que se había conocido hasta el momento, y su efecto era básicamente el de retirar cualquier inhibición de la persona que las tomaba, para que diera rienda suelta a sus deseos, pero que, a diferencia de otras drogas parecidas como el Burundanga, en este caso, la persona era plenamente consciente de lo que hacía. El subidón de esta droga era muy rápido, pero duraba muy poco tiempo, aproximadamente 1 o 2 horas, según la complexión física del sujeto que las tomase.
Yo me quede un poco sorprendida, ante toda esta información, pero antes de que pudiera reaccionar o hacer algún comentario, me dijo: ¿Estas dispuesta a que las probemos juntos?
De primeras, dudé… y le dije, pero ¿y si viene alguien?... y el me dijo, tranquila, durante al menos 2 horas estamos solos en este edificio, ya que ha habido una salida especial del resto de compañeros que además a coincidido con el cambio de turno.
Por mi cabeza, pasaban mil ideas a la vez, pero realmente algo dentro de mí, me empujaba a querer vivir esta experiencia y al fin y al cabo, un lugar mas seguro que una comisaria es difícil de encontrar… así que le dije que SI.
En ese momento, cogió una pastilla para él y otra para mí, me ofreció un vaso de agua y me la tomé. Nada mas hacerlo yo, vi como él había hecho el amago de hacerlo, pero finalmente no se la había tomado… Me sentí confusa, engañada, pero enseguida me dijo que él no podía arriesgarse a perder su trabajo, pero que no pasaba nada, porque él estaría conmigo todo el rato mientras disfrutaba de los efectos de esta droga.
No se si porque el efecto de la pastilla empezaba a hacer efecto tan rápido o porque en el fondo yo había ido para vivir algo especial, no me importo y comprendí sus motivos.
Enseguida vio que la pastilla hacia efecto en mi, y empezó a lanzarme piropos, a acercarse más a mí, a acariciarme mi espalda desnuda y darme algún beso en el cuello, mientras me recordaba susurrándome al oído las conversaciones subidas de tono y fantasías que habíamos compartido en nuestras conversaciones por wasap.
En cuestión de segundos, nos estábamos besando, mientras masajeaba mis tetas por encima del vestido, y yo tocaba su polla por encima del pantalón. Mi excitación estaba desbocada y él lo sabía… y empezó a hablarme de manera distinta:
“Estas caliente, ¿verdad?... seguro que te apetece tener sexo salvaje y convertirte en toda una puta?
“Si, tengo ganas de sexo salvaje. Quiero ser tu zorra¡¡¡”
Al escuchar esto, metió su mano por debajo del vestido y comprobó lo que era mi sorpresa para él, que no llevaba ropa interior, que solo llevaba unas medias con liguero y que mi coño estaba empapado.
“Pues vas a ser nuestra zorra toda la noche”
“¿nuestra?, ¿toda la noche?”… pero si me has dicho que estábamos solos y que duraba 2 horas…
“Si, pedazo de Puta, pero esta claro, que has venido vestida y con ganas de que te demos sexo hasta agotarte, pero no solo hoy, sino el primer día que entraste en esta comisaria… verdad?”
“Si, quiero que me folléis todos los hombres de estas instalaciones, quiero comer vuestras pollas, que me reventéis el culo, tener todos mis agujeros llenos a la vez y acabar llena de vuestra leche”.
No me reconocía a mí misma, diciendo en alto esas cosas… Estaba claro que todo el deseo sexual contenido en los últimos días… y quizá en los últimos años de mi vida… la droga lo estaba dejando libre.
En ese momento, me quito el vestido, dejándome desnuda, solo con mis medias, liguero y tacones… y me llevo andando mientras me besaba y metía sus dedos por todos los lados, a una sala que estaba al lado de la que estábamos, donde al abrir la puerta, pude ver a otros 2 policías compañeros de Miguel (supongo que serían los que tenían que haber estado en la entrada como el primer día y que hoy no estaban, cuando me había recibido directamente Miguel).
Al entrar me dijeron, que me subiera a la mesa, me abriera de piernas y me masturbara para ellos, lo cual hice diligentemente. Tras estar asi un rato y ya totalmente empapada, me dijeron que me pusiera de rodillas, mientras ellos, se desnudaban también y me mostraban sus enormes pollas, para que les chupara la polla a los 3 a la vez.
Chupe sus 3 pollas deseosa, las empape con mi saliva y pasado un rato el primero que se tumbó en el suelo para que lo follara, por supuesto fue Miguel. Mientras me la metía hasta el fondo, seguía chupando las pollas de sus compañeros, hasta que uno, decidió empezar a preparar mi ano, para poder taladrarlo. De primeras, me hizo chuparle 1 dedo para irlo metiendo poco a poco en mi culo, después me hizo chuparle 2 dedos, para seguir dilatándolo, pero tras eso, paso directamente a colocarse detrás y poner la punta de su enorme polla en la entrada de mi deseoso culo. En verdad, era el que la tenía mas gruesa, asi que pensándolo bien, era el que mejor podía preparar mi culo, para todo lo que le esperaba en las siguientes horas. De este modo, ya tenía todos orificios ocupados al mismo tiempo, y no paraba de tener orgasmos. Dios¡¡, como lo estaba disfrutando.
“Ahhh, que gusto cabrones. Siiii, seguir fallándome. Me encantaaaaa¡¡¡¡. Me corrrooooooooo¡¡¡¡¡. Ahhhhhh¡¡¡¡”
En esa posición pero alternando las posiciones y las pollas, fuimos cambiando durante todo el tiempo que ellos aguantaron sin correrse… pero poco a poco ese momento, fue llegando y por supuesto, los 3 querían hacerlo en mi boca y asi lo hicieron.
Tras correrse en mi boca, limpie sus pollas todo lo que pude hasta conseguir el ultimo de sus espasmos y quede un momento relajada tumbada en el suelo, mientras ellos se vestían.
Al comprobar que todo ya había terminado, y todavía con los efectos de la droga en mi cuerpo, que en el fondo hacían que tuviera ganas de más sexo, me decidí a levantarme, para ir a buscar mi vestido y marcharme a mi casa, pensando que había vivido algo espectacular, pero que quedaría para mi intimidad y continuo crecimiento personal como mujer.
Y justo cuando iba a abrir la puerta de esa sala, Miguel me cogió de la mano y tras retirar los restos semen de las 3 corridas que había chupado, pasando su mano por mi boca, me beso dulcemente en la boca y acercándose a mi oído, me dice:
“Esto solo acaba de empezar, pedazo de Puta. En este edificio quedan otros 12 hombres, que van a ir entrando para follarte ese chocho caliente que tienes, a reventarte ese culo de zorrón y que te comas y bebas su leche, hasta que te arrepientas de ir calentando a los hombres como lo haces, con esa sonrisa y ese cuerpazo, sin respetar a tu marido y a tu familia. Todo esto lo estamos grabando y se lo vamos a enviar a él, a no ser que vengas todas las semanas a la misma hora, hasta que nos cansemos de tu pedazo de cuerpo, y de rellenar tus agujeros…. ¿A qué es lo que quieres en realidad, PUTAAAA?
“SIIIIII, follarme y reventarme todos, cabroneeeeesssss¡¡¡¡¡¡
Y en ese momento, tras llamar por la radio al resto de compañeros del edificio, comento entre susurros a sus compañeros:
“Es increíble lo que se consigue calentando un tiempo a estas zorras y un buen placebo”.