Mi primera infidelidad (2)

Continua mi relato de como aprendí a ser la amante de mi jefe, de como una muchachita recíen egresada de la universidad se convirtió en hembra.

Mi primera infidelidad (parte II)

Como aprendí a ser la amante de mi jefe


Esta es la continuación del relato "mi primera infidelidad", les sugiero que lo lean para que tengan mas contexto de la situación.

Muchas gracias por sus comentarios, trataré de corresponderlos en la medida de lo posible.


Hector me llevo a casa después de nuestro primer encuentro, no hablamos mucho en el camino de regreso, ambos estábamos exhaustos después de la gran faena que me había dado.

Al bajarme del auto todo término en un beso de buenas noches, yo con el cuerpo hecho trizas me concreté a llegar a la puerta de mi casa y entré sin mirar atrás.

Todo tipo de sentimientos estaban en mi cabeza, remordimiento, deseo , morbo, culpa; decidí tomarme una ducha para quitarme el olor a sexo que estaba impregnado por toda mi piel. Mientras el agua acariciaba mi cuerpo mis dedos encontraron mi sexo, adolorido pero satisfecho de placer, no tuve mas remedio que juguetear con la barra de jabón y consolarme pensando en lo que había ocurrido apenas unas horas atrás.

Al llegar a mi habitación y prepararme para dormir me percaté de que había un mensaje en la contestadora..

"Buenas noches amor, te extraño" era la voz de mi novio, el cual inmediatamente se había convertido de mi príncipe azul a mi wuey cornudo. Quedé dormida sobre la cama.

Al otro día, me preparé para ir al trabajo como todos los días, solo que en esta ocasión quería lucir radiante, sexy, así que elegí un top negro strapless y una falda corta, para acentuar mis piernas tenía que usar unas zapatillas de tacón alto, que obligaban a respingar mi trasero.

No sabía como reaccionar ante Héctor, y lo evité durante toda la mañana hasta la hora del almuerzo; El me fue a buscar a mi cubículo

"Gaby, necesito que hablemos de lo que pasó anoche, te invito a almorzar"

Yo me concreté a sonreírle y aceptar la invitación.

Ya en el restaurante de comida rápida, fue al grano, con esa asertividad que lo caracterizaba.

"Gaby, anoche me hiciste ver el cielo, sin embargo quiero poner las cosa bien claras, yo soy un hombre con compromisos y tu apenas una chiquilla"

sus primeras palabras me pusieron el corazón a mil, este idiota me había follado espectacularmente y ahora me salía con esto, yo tenía que demostrarle que era una hembra de verdad así que inicié el contra-ataque..

"Ahórrate tus sermones, bien sabía en la que me metía al hacerlo contigo, así que puedes estarte tranquilo, no quiero que me prometas amor eterno y mucho menos te meteré en líos con tu esposa" Yo no podía creer mi propio discurso, intenté sonar lo mas convincente posible, lo mas mujer.

"Lo de anoche fue sexo Hector, y de la mejor clase, a caso no te gusto?" Lo deje boquiabierto.

"Me facinó" balbuceo tontamente, pero regresó a su cordura inmediatamente

"Me alegra que pienses así, es lo mejor para ambos, eres mas madura de lo que había pensado"

El almuerzo concluyó sin mayores contratiempos, pero ambos necesitábamos continuar lo que habíamos iniciado.

Durante el resto de la tarde no paré en insinuaciones de todo tipo, emails salpicados con erotismo, ya para irme me despedí con voz cachonda, casi de zorrita

"¿Se le ofrece algo mas señor?, recuerde que estoy a sus ordenes" esto lo derritió

"No por hoy Gaby, pero necesito que prepares el proyecto para la planta del bajío ya que tu y yo nos vamos el miércoles para presentarlo. Asegúrate de llevar todo lo necesario"

sus palabras me llenaron de excitación, estaría con mi macho durante tres días, esto tenía que planearlo minuciosamente. Preparé el guardarropa mas sexy, estaba dispuesta a matar o morir, ese sería uno de los fines de semana mas vibrantes de mi vida, y no quería desperdiciarlo. Tuve que explicar a mi novio mi ausencia, y mentirle con quien iba de viaje, le fabriqué que iríamos varios compañeros de las oficinas centrales de México, y que no debía de temer por que no estaría sola, el insistía en reunirse conmigo en el Bajío, pero le indique que no era el momento, ya tendríamos tiempo para estar juntos.

Por fin llegó el miércoles soñado, las presentaciones que preparamos fueron todo un éxito, la gente de la planta nos invitaba a cenar pero ambos nos rehusamos instintivamente y sin ponernos de acuerdo, nos moríamos por tener nuestro encuentro.

Entré a la habitación que había reservado para mi, en la cual, el viejo zorro ya tenia todo preparado, una botella de vino espumoso, una cesta con rosas y un juego de tanga y sostén de fino encaje negros , acompañadas de medias de liguero, no se como sabía mi talla de sostén el muy perro , pero 34C me iba muy bien. Una nota en la mesa de noche tenía el plan para esa noche

"nos vemos a las 7 pm para cenar, T D C O Hector"

Me preparé inmediatamente, maquillaje de vampiresa en busca de víctima, una falda ajustadisima, y una blusa negra que se transparentaba, dejando ver el "regalito" de mi jefe.

Abrí la puerta y ahí estaba el, impecable como siempre, con ese porte de cazador , y yo lista a ser cazada.

"veo que te gusto mi regalo" dijo el muy cínico

" y eso que no has visto el que yo te traje, solo que tienes que ganártelo papi" respondí muy mimosa

Ya en la cena el cortejo pasó de galantería a celo animal

"quieres ver mi regalo? Le pregunté mordiendo una cereza, jugando con mi lengua simulando una felación

"me muero de ganas" respondió con ojos de lujuria

Yo desabroche los botones de mi blusa y abrí mis piernas bajo la mesa,

"por favor levanta mi servilleta",

Al agacharse pudo ver mi sexo depilado para el, cubierto por la tanga que el había comprado, y mis piernas portando las medias de su elección.

"ya viste lo que te vas a cenar de postre?" le insinúe que volteara a ver mi coño

"Gaby, estoy a mil, necesito follarte, vámonos de aquí ahora" … lo tenía donde quería, comiendo de mi mano, listo para nuestra noche de celo.

Subimos del restaurante del hotel hasta nuestro piso, abrió bruscamente la puerta de mi habitación.

"Que te has creído zorrita, que puedes calentarme así como así? Ahora vas a ver lo que es un macho"

Se bajo su pantalón y bruscamente me tomo del pelo, obligando a llenar mi boca de ese rico miembro que tanto había deseado.

"Hector por favor ten cuidado" le decía con voz fingida.

"Grandísima puta, te la vas a comer completita ahora"

Yo como nena obediente me dediqué a complacer a mi señor, mis labios se llenaban de su carne, mi lengua se regocijaba con su capullo, con esa verga esplendorosa que crecía cada vez mas mientras la chupaba.

"Que bien lo mamas Gaby, quien te enseño a hacerlo tan bien?"

Mi boca estaba llena de su tronco, así que no podía hablar, me concretaba a jadear como poseída.

Me retiró de su miembro y se fue a la mesita de servicio para servir el vino, el muy cabrón me quería emborrachar para follarme a su antojo … y lo logró.

"Salud, por nosotros"

"Salud por tu esposa"

"Salud por tu novio" ambos soltamos una carcajada llena de morbo.

Se quitó en cinturón y me dijo, " ahora si nenita, vas a pagar por la calentura que me pones, la nena buena de provincia, la chamaquita santurrona , quien te viera Gabriela" , sus palabras lejos de incomodarme eran como fuego para una hoguera de deseo en mi cuerpo; me puso en cuatro patas sobre la cama y simuló que me azotaba con el cinturón .

"Toma por zorra"

" me lo merezco papito, me lo merezco por caliente" y le ofrecí mi culo, el me quitó la falda con maestría y me pasó su lengua por mis nalgas, con sus dientes jalo mi tanga, que ya para entonces era un mar de mis jugos, y puso su lengua húmeda y calida en mi ojete, el cual nunca había sentido algo similar.

"hayyy papi, dame"

Me obligó a voltearme y me dio una comida de conchita fenomenal, sus labios succionaban magistralmente mi clítoris, y su lengua me penetraba profundamente, la mezcla de mis jugos y su saliva lubricaban mi sexo.

"No pares Hector, te deseo"

Su cabeza se perdía entre mis piernas, mi visión era borrosa, no se si por el vino, o por la sesión de sexo que me estaba dando.

"Me vengo Papito, me vengo… argggg"

Fue entonces cuando las contracciones rítmicas llegaron a mi cuerpo, la muerte chiquita me dejó sin aliento.

Ahora era mi turno, me despojé del resto de mi ropa mientras el estaba boca arriba sobre la cama, haciéndole un desnudo, Hector me pidió que me dejara puesto los tacones y las medias, a lo cual le respondí "tu pagas, tu mandas"

Me senté sobre su erecto tronco, el ya estaba chorreando así que el acoplamiento de los dos sexos fue natural e inmediato.

Inicie mis contoneos, arriba y abajo, de manera circular, de enfrente y atrás… el me pidió que le alcanzara su cinturón, para ponérmelo alrededor del cuello, mientras yo lo montaba el me daba tirones, mientras mas fuertes eran, yo mas rápido me movía, y cuando me soltaba yo me iba a ritmo lento.

Este era un juego nuevo, que nunca antes había experimentado, el sexo con mi novio se concretaba a la pose del misionero, lleno de ternura pero sin morbo; por el contrario , Hector era un semental, sin amor, sin sentimientos, solo un macho para llenarme de sexo, y yo una hembra para satisfacer sus deseos carnales.

Me puso sobre la cama y colocó su leña entre mis senos

"¿te gusta lo que ves?", me preguntó con los ojos llenos de lujuria, yo miré de reojo su miembro venoso, deslizándose entre mis pechos; instintivamente junte mis senos con mis manos para presionar su pene, mientras el tomaba de su copa, el resto de vino lo chorreo sobre mis pechos y los comenzó a lamer como si fueran un par de dulces melocotones, eso me puso a mil y suplicante le imploré que me penetrara.

"Párteme en dos, te lo ruego"

El puso mis piernas sobre sus hombros y se colocó al filo de la cama, ahí estaba yo prendida de su pene, sin poderme mover, mis tetas estaban al aire, llenas de vino y sexo, mientras sus brutales embestidas me cortaban la respiración.

Fue entonces cuando su rostro se desfiguró en un orgasmo, sentí como los ríos de leche corrían por mi cuerpo y el me bombeaba para dejármelo hasta adentro. Yo apreté mis piernas para contraer mi vagina y capturar a mi hombre en celo.

Se desvaneció ante mí y nos dimos un largo beso, nada supe de mi hasta que me despertó el servicio de despertador del Hotel. La habitación estaba llena de pecado, y de manchas de lujuria por todos lados, en eso me llamó por teléfono.

"te espero a desayunar en el loby en 20 minutos"

Yo me puse feliz como colegiala, apenas era jueves y me quedaban dos días de sexo pleno con mi Jefe, y desde ahora, mi amante.