Mi primera fantasía hot
Un breve relato de un instante eterno de placer
Salir a la calle vestida. Era mi primer sueño. Empecé primero rodeando mis caderas con las toallas, como si tuviese una faldita, y levantando delicadamente el lado de una de mis piernas y mostrando mi cuerpo, como hacían las divas antiguas. Gozaba mucho haciendo eso a escondidas y me tuvo entretenida algún tiempo. Pero una noche, cuando me puse la toalla solita en el baño y me senté para hacer pipí como una lady, sentí un deseo tremendo de ser una completa mujer. Yo creo que fue un repentino cambio en mis hormonas, porque esa fue la primera vez que traje a mi memoria la foto de un chico muy masculino que tenía como amigo en mi Facebook y a quien no conocía. Antes de ese día yo me imaginaba vestida en medio de mis compañeros de clase mientras ellos me molestaban y me tocaban. Pero en ese momento mi mente estaba más concentrada en ese chico que en mí misma. Por supuesto, me masturbé. Y fue una sensación maravillosa. Sentí que me entregaba a él. Pensar en eso me transportaba a lugares paradisiacos, mas intensos que aquellos a los que viajaba con mi mente cuando sólo me gustaba vestirme de mujer. Esto era un deseo incontrolable de estar al servicio de un hombre y permitirle que haga con una lo que él desee, y cuanto más violento y animal, mucho mejor. Yo me puse el vestido que mas me gustaba robarle a mi hermana, y así, toda yo, tan mujercita, tan femenina, tan delicada, me introduje un juguete que nunca tuve el valor de probar. Le puse vaselina por todos lados y también me puse yo vaselina frotando con mi dedito la puerta de mi conducto anal. Ya con esa cosa en mi adentro, la figura de mi contacto en FB se hacía más nítida y perfecta, más real. Era musculoso y me agarraba las caderas con fuerza, y arremetía con violencia invadiéndome con toda la enorme longitud de su sexo húmedo y duro. Tengo dentro toda la inmensidad de su pene y de pronto él se retira para luego inclinarse y besarme el cuello. Yo estoy como una perrita en cuatro patitas y giro mi rostro para mirarlo. Él se acerca y me besa, y así, con su lengua saboreándome toda, su miembro ingresa una vez más en mí y esos besos saben a la gloria de tenerlo manejando hábilmente su masculinidad y tratándome como a una dama que se siente acariciada suavemente por la boca y al mismo tiempo violada con una fuerza muy violenta que me excita hasta la locura. Mi penecito que es un clítoris comparado con su miembro descomunal, está erecto pero tiene una erección femenina. El miembro de él se yergue hacia arriba y el mío hacia abajo, como en señal de sumisión y obediencia. Y en esa locura sexual en la que me tiene, sin tocarlo siquiera, mi clítoris me brinda un orgasmo, con sólo el frote de su miembro dentro de mi conducto. Es un orgasmo femenino y grito como una loca. Él me la saca y siento que mi culito sigue dilatado aun en ausencia de su miembro. Hasta que lo siento en la boca y en mi cara y en mis tetas y en mi culo, adonde llega él con sus últimas energías para penetrarme una vez más y dejar en mis entrañas sus jugos masculinos y poderosos en mi feminidad delicadita y débil. En el suelo, mojada y penetrada, soy una princesa que acaba de vivir esta fantasía como si estuviera de verdad sucediendo. AYYYY!!! Me muero de placer.