Mi primera experiencia oral (2)

El final de la historia.

MI PRIMERA EXPERIENCIA ORAL (2).

(recomiendo que leáis el primer relato, para no perderos en este segundo).

¡Oye, tú! ¡Que tu padre está a punto de llegar, vamos a vestirnos y a guardar la película!- dije con algo de miedo y nerviosismo.

¡Qué va! – me dijo Sonia con una mueca-. Mi padre ahora se irá al bar antes de llegar a casa y vendrá borracho como siempre. Luego se sentará a ver la tele y se quedará dormido.

Y entonces, ¿cuándo hacemos lo que tienes pensado?- le pregunté algo nerviosa.

Cuando se quede dormido aprovecharemos-. Estaba muy segura de lo que quería hacer, y eso me daba un poco de confianza, pero… ¿y si su padre se enteraba? Me daba miedo todo, pero ya no tenía vuelta atrás.

Cenamos una pizza que tenía en la nevera, y nos fuimos pronto a su cuarto a esperar. Nos pusimos el pijama (ella me dejó uno) y entrecerramos la puerta. Sonia apagó la luz y me cogió la mano para que me tumbara a su lado. Mi cabeza se colocó en su hombro y mi pierna se subió encima de las suyas. Lo hice sin decir nada. Seguimos así, en silencio un rato, hasta que su mano volvió a acariciar mi pecho. Al momento fui a decir algo, pero ella se dio cuenta y me cerró los labios con los suyos, en un beso que me acabó derritiendo, y se lo devolví con creces, además de sus caricias en su vientre. Cuando nos separamos le dije decidida:

No sé por qué has hecho todo esto, pero me ha gustado mucho. Esperaba que todo esto me lo hiciera el primer novio que me echara, pero tú lo has suplido muy bien. Yo también te quiero, pero esto no significa que sea lesbiana

Yo no he dicho que seamos lesbianas. Sólo quería probar una cosa que me andaba en la cabeza. Hace mucho leí sobre el sexo, en una revista que mi hermano se dejó en el baño cuando vino por navidades. Leí sobre unas mujeres que se daban placer y también se dedicaban a dar placer a los hombres chupando y comiéndose el semen. Me gustaría probarlo, pero necesitaba alguien a mi lado para que me diera confianza, eso es todo. Por eso lo he hecho contigo, porque te quiero, me das la confianza que me falta y porque eres la única amiga que tengo.

Eso que me dijo me hizo saltar las lágrimas. Ella al momento se dio cuenta y comenzó a secarlas con sus besos, y por enésima vez probé los labios que mejor me han sabido del mundo. Me volví a excitar con sus caricias y a mover encima suyo, cuando nos paró en seco el ruido de la puerta al cerrarse. Contuvimos la respiración, juntas, mirándonos a los ojos y escuchamos pasar a su padre, dando tumbos por el pasillo hasta la habitación. Nos quedamos donde estábamos, y cuando pasó un rato, Sonia se levantó sigilosamente y se acercó a la puerta. Salió y se quedó la habitación en silencio. Tenía dentro una angustia que me hacía respirar entrecortadamente. Pasó el tiempo muy lento, hasta que volvió ella. Se acercó a donde estaba y me dijo muy bajito:

Está tumbado en la cama, dormido, así que es el momento de hacerlo.

¿Y si se despierta? ¿Es que no has pensado que se puede enfadar y se lo puede contar a mis padres?- la induje haciéndola saber que estaba muerta de miedo.

Pues pierdes la apuesta y una amiga-. Me dijo fríamente- Ahora no te puedes echar atrás.

Me cogió de la mano y me levantó de la cama. Al acercarme a ella, me volvió a besar, y me quitó la parte de arriba del pijama, besándome también las tetas. El placer volvió a mí, llenándome de sensaciones que no podía explicar, y cuando mejor estaba la situación, paró y me dijo:

Ahora toca la polla de mi padre.

Me sacó de la habitación, sin ruido, y fuimos cruzando el salón hasta la habitación de su padre. Estaba boca arriba, con los calcetines puestos, la camisa a medio desabrochar, al igual que el pantalón. Roncaba como un cerdo, olía a alcohol. Sonia y yo entramos y nos quedamos al pie de la cama. Me miró a los ojos, y moviendo la cabeza, me dio la señal para empezar a cumplir el trozo de apuesta que faltaba.

Nos acercamos sigilosamente cada una por un lado de la cama. Sonia se inclinó para poder bajar bien el pantalón y el calzoncillo de su padre. Salió una polla morcillota y roja, con una mata de pelo negro que la rodeaba. Pensé en ese momento que Sonia había heredado el pelo negro fuerte de su padre. Comenzó a menear suavemente el pene de su progenitor, al tiempo que me miraba como diciéndome que la ayudara.

Cuando se me empezó a pasar el miedo, fui acercándome hacia Sonia, y cuando estaba a su lado, sacó su lengua y comenzó a pasarla por el tronco de la polla de su padre. Pasaba su lengua de arriba abajo y vuelta a arriba, y con otra de sus miradas, comprendí que debía hacer lo mismo. Saqué mi lengua y comencé a pasarla por el lado mío, al igual que Sonia. Yo nunca había hecho nada semejante, y había visto de refilón la polla de mi padre al salir de la ducha y la de mi hermano pequeño, pero es no cuenta. Hubo un momento en que mi mente se puso a pensar en lo ridículo de la situación. Pensé: "¡Qué estoy haciendo! Estoy medio desnuda, temblorosa, y chupando un pene que huele fatal. ¿Por qué estoy haciendo semejante tontería?". Pero mi amiga me sacó de mis pensamientos cuando con una de sus manos, me acercó de nuevo al falo de su padre para que la ayudara a chupar

Sonia echó su mano sobre la polla y la sujetó para que las dos pudiéramos chupar. A otra mirada suya, comenzamos a hacerlo al tiempo, subiendo y bajando al unísono cada una por un lado. Su padre dejó de roncar y respiraba de otra manera. Miré para ver si se había despertado, pero no, seguía con los ojos cerrados. En ese desliz, Sonia se encaramó un poco más a la cama y comenzó a meterse la polla de su padre en la boca, que tenía ya un tamaño grande. Le comía el capullo y le pasaba la lengua por le frenillo. Eso me dio ánimos para seguir, me acerqué a su cabeza y le induje a que me diera paso, y comencé a hacer lo mismo que ella había echo.

Era la primera vez que me metía una polla en la boca, que la posaba en mis labios. Olía a orina y tenía un sabor amargo y raro. Estaba intentado jugar con el capullo, cuando Sonia, que estaba lamiendo el lateral de la polla de su padre, con una mano, bajó mi cabeza hasta que el pene se me acopló en la cavidad bucal. Sorprendida, abrí los ojos e intenté soltarme, pero la mano de Sonia me hacía subir y bajar por el tronco de la polla de su padre. El miedo que tenía se mezclaba con la sensación de tener algo duro y carnoso dentro de mi boca, que iba poco a poco creciendo más y más en el interior de mi cavidad bucal. Su padre, comenzaba a respirar en un tono de gemido. Cuando por fin pude soltarme, Sonia ocupó mi lugar, y comenzó a chuparle la polla tan bien (nunca había visto hacerlo, excepto de la película que había visto esta misma tarde), que parecía una profesional Subía y bajaba su cabeza a lo largo de aquel tronco, que ya me iba pareciendo algo monstruoso su crecimiento. Siguió un rato, y me volvió a dejar a mí chuparla.

Intenté imitar los mismos movimientos que ella, que me ayudaba y acompañaba mi movimiento de cabeza con la mano. Me metía todo el capullo en la boca, y comenzaba a succionar mientras una mano suya sujetaba semejante herramienta, y otra me marcaba el ritmo de la chupada. Su padre empezó a gemir suavemente, y Sonia incrementó mis movimientos de cabeza en la polla de su padre. Me estaba comenzando a excitar con tanto movimiento, y pensando en el peligro de que se despertara. Cuando comenzó a gemir un poco más fuerte, Sonia me quitó y continuó ella con la mamada. La mano de su padre se puso en mi espalda y eso me asustó, aunque no llegué a gritar, y entonces fue cuando sentimos que iba a llegar. Los huevos de su padre se contrajeron, dejó de respirar un momento. Una convulsión movió su cuerpo, que levantó parte del tronco y la cabeza, y con un grito ronco, salpicó de semen mi cara entera, luego el segundo chorro cayó sobre la cara de Sonia, y el tercero se apresuró a cogerlo en sus labios. Lo poco que quedaba de corrida, me la restregó por mis mejillas.

Su padre volvió a caer tendido en la cama, y se quedó igual que antes de que empezáramos, con leves ronquidos. Sonia limpió a conciencia la polla de su padre con las manos y con la boca, y éste comenzó otra vez a roncar en un tono más grave. Nos fuimos de allí como si huyéramos del demonio, y cuando entramos en la habitación de mi amiga, cerramos la puerta tras nosotras. Sonia se acercó a mí, y sin decir nada comenzó a lamer el semen que tenía regado por mi cara y mi pelo. Al momento comprendí lo que debía de hacer, y comencé a limpiar también su cara. Era una sensación rara. Aún estaba caliente, pringoso, espeso y amargo Tenía la cara llena, al igual que ella, y tardamos un rato en limpiarnos mutuamente. Lo que quedó pringoso, nos lo quitamos con una toallita húmeda, y cuando nos tumbamos, Sonia me volvió a besar. Su boca sabía a semen, igual que la mía, y te puedo decir que no me desagrado. Antes que nos durmiéramos, le dije a Sonia:

No lo quiero volver a repetir.

¿El qué?- dijo mirándome a los ojos.

Lo de tu padre- dije convencida. Y añadí- Pero como me dijiste que harías lo que fuera, te va a tocar comerme el coño muchas veces para compensarme por lo de hoy.

Sonia sonrió, me abrazó, me volvió a besar y se acostó a mi lado. Me quedé dormida pensando en las sensacióes que había pasado hoy: había chupado por primera vez una polla, un coño, había visto mi primera película porno, y me habían hecho mi primera comida de coño. Me quedé dormida pensando en todo eso, y creo que en sueños, me volví a correr.

A partir de entonces, cada vez que tenemos una oportunidad (que casi siempre es en su casa), volvemos a tener contacto sexual ella y yo, y hemos mejorado mucho desde aquella primera vez.