Mi primera experiencia lesbica
Siempre he creido que las cosas no planificadas son las mejores. Esa mañana iba de paseo con unos amigos y termine siendo su geisha por 8 meses. No me arrepiento.
No se como comenzar a relatar mi experiencia, nunca pensé ni se me paso por la mente que pudiese tener esta tendencia. Aunque siendo honesta debo de reconocer que en más de una oportunidad mire un poco más atentamente y detenidamente a un miembro de mi mismo sexo.
Vengo de un país latino y aunque mis antepasados vienen todos de distintas partes de España en más de alguna ocasión me han dicho que tengo rasgos árabes y talvez sea por mi nariz, color de piel y de cabellos. Creo ser una mujer bastante atractiva y sensual, me gusta sentirme y parecerlo, para lo cual me preocupo de mi figura y apariencia para verme siempre atractiva y sensual. Siempre ando vestida así y en más de una ocasión he pasado malos momentos con tipos poco educados.
La experiencia que quiero narrarles me sucedió un día de fines de primavera en los EEUU , donde esta trabajando en mi post-grado, con un calor de los mil demonios y me preparaba para asistir a un paseo con compañeros de curso. Me había levantado relativamente con tiempo para prepararme para mi paseo, quería impactar a un compañero que me tenía bastante entusiasmada y deseaba tener una relación sexual con él. Por lo tanto y como es mi costumbre me había dado un exquisito baño de espumas perfumadas, me había perfumado con un aceite que da olor y brillo a mi cuerpo y vestido con un short de mezclilla y polera blanca muy corta (dejaba ver parte de mis redondos senos) y delgada, dejando poco a la imaginación.
Esperaba sentada en el lobby del edificio donde vivía a que mis amigos me pasaran a buscar cuando apareció mi vecina, una mulata espectacular de alrededor de 45 años que no los representaba ni con lupa. Ella era alta de pelo corto, un cuerpo atlético que dejaba ver horas de gimnasio y trabajo, unos senos normales pero firmes. Muy a bien vestida de pollera y blusa transparente. Me saludo y sentó a mi lado a conversar. Me pregunto donde iba, le conté y me respondió que no fuera tonta, que la acompañara, que iba a la playa, a una casa que le habían prestado y que podíamos disfrutar a cabalidad por todo el fin de semana. Le respondí que no podía y ella insistió, mostrando autoridad y firmeza.
No se cual fue la razón que me hizo sentir un cosquilleo en mi espalda, mientras ella esperaba mi respuesta tomo mi mano y la llevo a sus labios y me la beso. Esta vez, en vez de cosquilleo sentí un calor recorrer todo mi cuerpo.
Les voy a ser un paréntesis y les contare que Yo con ella no había tenido ninguna relación, pero en varias ocasiones me había encontrado con ella en la sala de lavado y siempre había sido muy solicita y amable conmigo. En varias ocasiones me halago mi forma de ser y apariencia. Siempre me encontraba bien vestida, sexy y en un par de ocasiones fue más allá al decirme que era deseable. Pero nunca le di importación, excepto por que me llenaba de placer y nunca pensé nada más.
Volviendo al tema les contare que mientras ella tenia mi mano reciba una llamada de mis amigos avisándole que re retrasaban un poco por problemas con uno de los autos. Le dije que bien y le conté a mi vecina. Ella encantada me respondió que era una indicación de que no debía de ir al paseo, pero sí, ir con ella. Le dije que no fuera supersticiosa y acto seguido me convido a subir a su depto. a ver una ropa que ella había comprado y algo me podría gustar. Entre estar sentada en el lobby y subir a su depto. por un rato no había donde perderse.
Subimos a uno de los ascensores, este era pequeño y sus paredes cubierta de espejos como en la mayoría de estos. En el trayecto mi amiga estaba frente a mi y utilizando el espejo podía ver mi espalda y trasero. De repente y sin mucho miramiento me mira y me dice que tengo un lindo trasero y que es una lastima que solo los hombres lo disfrute y asegura que otra mujer me puede dar mayor placer que un hombre. Y acto seguido agrega que dado a lo corta de mi pollera puede ver que ando sin nada debajo. Ambos dicho me dejaron marcando ocupada.
Bueno llegamos al último piso donde ella vivía, bajamos y entramos a su depto. Este era amplio y bien amoblado, muy sumiso y contaba con un bellísimo y amplio balcón que entre sus muebles contaba con una mecedora para dos personas y unas bien cuidadas plantas. Nos sentamos y me ofreció algo para beber. Acepte y me trajo un agradable licor de duraznos.
Conversamos un rato y luego me dijo que quería mostrarme las cosas que había comprado, fuimos a su dormitorio a ver. La mayoría de la ropa eran cosas sensuales y de bastante buen gusto. Tangas de distintos colores y minúsculas, sostenes de iguales características, short y vestidos muy sensuales y minúsculos. Entre todas las prendas me mostró una malla y me dijo que me la pusiera. Esta era una malla negra que dejaba entrever toda la anatomía de la persona, como podrán ver en la siguiente foto.
En un principio me negué, porque lo encontraba absurdo, pero insistió tan majaderamente que acepte, pero con la advertencia que sería de pon y saca. Me fui al baño y me cambie. Salí al living y me estaba esperando sentada en un sofá muy autoritariamente. Me hizo caminar para allá y para acá. Me pidió que lo hiciera sensualmente. Y Yo como una sumisa geisha cumplí.
Al cabo de unos minutos me dijo que la esperar que iba a su pieza y volvía. Me fui al balcón a esperar y disfrutar de mi trago. Lo termine y me serví otro. Mientras lo disfrutaba sentí que se abría la puerta de su dormitorio. Me volteé a mirar y la vi completamente cambiada de ropa. Venia con su largo pelo tirante hacia atrás y amarrado en un moño sobre la nuca. Su vestimenta consistía en un corsé negro de cuero y short de igual material, todo muy ceñido y sensual. Complementado con unas botas negras de cuero sobre la rodilla, guantes también de cuero negro largos hasta el codo. En unas de sus manos hacia bailar una larga fusta de cuero, similar a las que usan los jugadores de polo para chicotear al caballo. En la otra mano traía su collar negro y grueso con botones metálicos y que pendía una larga cadena de metal blanco. Aunque se veía muy sensual y atrayente me asuste, principalmente porque nunca antes había estado en algo parecido y no me gusta la dominación, y a todas luces daba a entender que Yo sería la domada.
Mi cara debe haber denotado pánico ya que lo primero que pronuncio fue de; no te preocupes no te are daño. Solo vamos a jugar un rato.
Me pidió que me acercara y lo hice. Ella se acerco más hasta hacerme sentir su perfume embriagador. Me beso una mejilla dulcemente. Seniti un pequeño cosquilleo por mi espalda. El susto comenzaba a irse y una sensación de curiosidad y deseos de seguir llegaba empezaba a embriagar mi ser.
Dejo ambas la fusta y el collar sobre una pequeña mesa y sus manos tomaron las mías y me acerco a ella. Yo ya estaba sintiendo el cosquilleo que tanto me gustaba e indicaba mi comienzo a disfrutar. Una vez bien cerca de ella, eso que hacia que nuestros senos se tocaran, tomo mi cara entre sus dos manos y comenzó a besarme. Al principio fue suavemente en mis mejillas, después subió a mis ojos. Cubrió mi frente y luego en vez de besos, su lengua comenzó a recorrer en forma sutil y deliciosa mi cara. Estaba marcándome con su olor. Eso infundio placer y confianza en mi. Me deje llevar y me acerque voluntariamente a ella. A mis oídos susurraba obscenidades y las bestialidades que haría conmigo. A esa altura Yo estaba entregada e internamente deseaba que esas amenazas ocurrieran. Estaba caliente, excitada y deseaba tener sexo con este personaje dominante y de mi mismo sexo. Me acerque más y más a ella, hasta estar completamente pegada a ella, y solo ronroneaba como una gatita caliente y deseosa de ser tomada.
Después de un largo tiempo, que por mis deseos de que perdurarán me parecieron segundos. Paró, retrocedió hasta la mesa donde había dejado el collar. Lo levanto en sus manos y se acerco a mi nuevamente. Frente a mi abrió el collar y me dijo autoritariamente que me acercara. Sumisamente lo hice y comenzó a colocarme el collar en el cuello. Lo abrocho fuertemente. Sentí que perdía mi libertad, pero increíblemente lo deseaba. Deseaba ser sometida, deseaba esa condición. Me excitaba muchísimo.
Cumplida la tarea del abroche del collar a mi cuello y soltar la cadena que pendía de él. Volvió a la mesa y levanto con su mano libre la fusta. Me la enseño amenazantemente y me dijo, desobedéceme y sentirás el calor de esta fusta en tus carnes. Acto seguido y como para afirmar sus palabras me da dos fuertes chicotazos en mis nalgas. Un pequeño gemido salió de mi garganta y mis ojos dejaron salir sus primeras lágrimas de dolor. Me miro y vio éstas, y se sonrío diciéndome a la vez; ves que no te miento.
Aunque parezca increíble, Yo estaba conforme y me complacía cumplir ese papel. Sabía que tarde o temprano me iba a gozar de sus caricias y de su sexo. Captaba que lo bueno estaba por venir y porque no decirlo estaba caliente.
Me llevo al balcón y tironeando la cadena me hizo sentarme al lado de ella. Me acurruque a su lado y sus suaves manos empezaron a recorrer mi cuerpo, lo hacía con bastante delicadeza, tocaba mi vientre, deslizaba sus manos por el contorno de mi busto el cual es bastante grande, bajaba hasta mis caderas, seguía por mis piernas, volvía a subir tocando con suavidad mi zona púdica, casi en el aire con sus manos tocaba mis diminutos y casí inexistentes vellos. Yo estaba empezando a sentir una sensación extraña de sopor producto de sus maravillosas caricias, de pronto se para, me hecha para atrás en el sillón hamaca abre mis piernas, agacha y hunde su cara en mi sexo. Yo un poco asustada por ser primeriza en estas lides la empujo hacia atrás. Se para bruscamente me toma del pelo y me obliga a darme vuelta dejando mi cola al aire y con una fuerza desconocida para mi me asesta sendo fustazos en mi cola. Lance varios gritos de dolor y varias lagrimas brotaron de mis ojos. Nuevamente y con inusitada fuerza tomándome del pelo me da vuelta y me deja mirándola de frente. Cote, me dice nunca más me rechaces. Tu estas aquí para satisfacer como una puta mis deseos y mis deseos son que me pertenezcas y hacer el sexo contigo. Me entendiste y levanta la fusta para golpearme nuevamente. Yo asustada le grito que no, que por favor no me pegue, gimiendo le ruego que no, que le juro que are lo que ella me pida.
Esta vez suavemente me hecha para atrás y hunde su cara en mi sexo y comienza a besarme suave y dulcemente, su lengua recorrer mis labios vaginales, mi clítoris, yo le dije que se detuviera, ella no lo hacia, yo tan asustada y caliente que no podía sacarla o trataba muy poco de sacármela de encima de mí. Sentía mucho placer y deseos de estar con esta mujer. Nunca antes había sentido semejante estímulos y placer. No deseaba que parara realmente, solo quería que su boca siguiera comiéndose mi vagina. Sus manos tamaron mis enormes pechos, empezando a jugar con mis pezones, los cuales se endurecieron ante tal estimulo. Yo no podía luchar contra ella, mi cuerpo no me respondía, mi sexo estaba respondiendo también a esa lengua, la cual se metía en mi cuevita y ni siquiera respiraba besando mi sexo.
Estaba tan excitada, luchaba mentalmente contra el hecho de que fuera una mujer la que me hiciera gozar, pero yo estaba tan borracha de deseos que no tenia fuerza para sacarla de encima. No quería hacerlo estaba gozando de esta mujer como nunca lo había hecho y solo deseaba que siguiera besando mi sexo.
Me pidió que me levantara un poco para retirar la malla que llevaba puesta. Esta vez suavemente me hecho para atrás y levanto mis piernas, empezando a hundir su lengua en mi trasero mojando todo mi ano, viéndome yo totalmente excitada por un lado quería disfrutar su lengua y por otro me resistía a la idea de que fuera mi vecina la que me hiciera esto.
Por un instante paro y se quito toda la ropa menos su botas y me volvió a abrir de piernas, comenzó a rozar su sexo con el mío, mientras lo hacia Yo miraba sus tremendas tetas y sus pezones rosados, ella me chupaba mis pezones, seguía moviéndose, hasta que me hizo llegar al orgasmo, yo quede temblando, no se si de nervios o de tanta excitación ya que me hizo volar.
Se paro suavemente recostándome en el sofa, ella se fue, me encontraba como ida, prácticamente mi vecina me había violado, pero lo terrible era que yo lo había disfrutado, dormitando por el placer y totalmente desnuda me quede esperando que mi vecina volviera.
Enorme fue mi sorpresa cuando la vi volver de su dormitorio, seguía completamente desnuda a excepción de sus botas y fusta. Pero esta vez se había colocado sujeto a su cintura un enorme consolador negro. La bestia en cuestión debe haber tenido fácilmente entre unos 28 a 30 cms. de largo y un espesor de sobre los 6 o talvez de los 7 cms.
Se acerco a donde Yo estaba blandiendo la fusta como un sable. Se paro frente a mi y comenzó a mirarme con lujuria y deseos. Me asuste, con la fusta comenzó a recorrer mi cuerpo posándola en mi sexo. Me pidió que me diera vuelta. Lo hice y comenzó a recorrer mi espalda y siguió por mis cachetes buscando la ranura entre ellos. Me abrí de piernas, la fusta bajo entre mis cachetes hasta encontrar mi ano. Bajaba entre mi ano y mi vagina. Que placer me estaba dando y Yo a la vez pensaba en ese consolador que tenía puesto. Nervios me daban el saber que podía metérmelo sin avisarme.
Sentía miedo y placer a la vez. Miedo producto de los golpes que me había dado y placer por sentirme sometida a sus deseos. Gozando estaba cuando sin decir o dar una razón me asesto en plena cola dos fustazos a todo dar. Sentí un ardor indescriptible en mi cola y me largue a llorar. Entre sollozos preguntaba porque me pegaba, querría saber que había hecho. Ella no respondía, solamente seguía recorriendo mi cuerpo con su fusta.
Me dio orden de darme vuelto, lo hice aterrada. Quiero morderte tus pezones me dijo, estoy desesperada, me dijo y enseguida se abalanzo sobre mi, diciéndome tú eres una mujer preciosa, desde hace tiempo te deseo, quiero hacerte el amor, dándome un beso en la boca, yo estaba asustada no entendía que sucedía, ella me decía tú no me quieres. Cuando me volvió a besar los labios metiéndome su lengua por dentro, no se que me paso, yo le correspondí, intercambiamos salivas, nuestros labios estaban unidos, con mis manos le empecé a masajear los senos. Que delicia era poderlos sentir, dentro de mi decía que estoy haciendo, pronto termino el beso. Miraba mis enormes tetas, se notaba que las deseaba, se abalanzo a mis senos. En un principio, mordiendo suavemente mis pezones, después excitada entro con dureza sobre mis pezones que a esa altura estaban rojos como unas cerezas. Me sentía como una madre con una bebe en sus tetas. Le daba masajes con su lengua y luego las apretaba con sus manos como quién exprime pomelos. Luego sus manos comenzaron a bajar por mi panza hasta llegar a mi vagina. Me dijo te enseñara a como se come. Con mis dedos separo los labios mayores y menores, para poder chuparme. Con sus dientes raspaba mi clítoris. Yo solo me quejaba, solo gritaba y gemía de placer.
Sus dedos se clavaron en mi caverna, dentro de ella recogía los dedos haciéndole presión, moviéndolos de un lado para otro, debido a esto comencé a lubricarme nuevamente. Con su otra mano me apretaba el clítoris. Desesperada le gritaba que Yo era su perra. Deseaba más y ella me daba más. Comenzó a chupar mi clítoris. Paro, me dio un beso negro en el ano, colocando el mango de su fusta en mi ano me penetro dándome doble placer, por delante y por atrás llevándome a los orgasmos. Al rato y después de múltiples orgasmos paramos. Pensé que se había acabado y lo deseaba así. Quería descansar, quería acurrucarme en sus brazo. Pero no fue así, me pidió que nuevamente me diera vuelta con la cola para arriba, me coloco una almohada entre mi guatita y la cama cosa que mi cola quedara bien parada. Me abrió las pierna de par en par. Se subió sobre mi y una mano la paso por debajo de mi cuerpo y me agarro fuertemente de mi cuello. Comenzó a besar mi nuca y jugar con su lengua en oídos. A la misma vez su mano libre debe de haber agarrado ese destructor que tenia como consolador ya que a los pocos minutos lo sentí que buscaba mi ano. Me aterre, trate de zafarme y no podía. Luche tratando de salir, estaba aterrada. Pero no podía o talvez no quería. De a poco sentí como colocaba esa enormidad a la entrada de mi culo. La mano que sujetaba mi cuello se soltó y la retiro de debajo de mi cuerpo. Me alivie al sentirme más libre, pero mi sorpresa fue absoluta. Me asesto una bofetada a mano empuñada que me hizo saltar lagrimas de dolor y a la vez me gritaba; "Quieta puta de mierda, ahora sabrás y me darás el placer que quiero". No termino de ordenarme cuando sentí como una bola de fuego que entraba por mi culo abriéndolo de para en par. Empujaba con toda su fuerza y Yo solo recibía esa enormidad. Fue un dolor indescriptible. Con él, todo o gran parte adentro una de sus manos fueron en busca de mis tetas y la otra a mi clítoris. Apretaba mis tetas con una fuerza más parecida a un hombre a la vez que sus dedos pellizcaban mis pezones. Su otra mano llego a destino y inicio un masajeo en mi clítoris que al poco rato me hizo olvidarme del dolor. El placer que estaba sintiendo me hizo cambiar mis gritos de dolor por el de placer. Mis aullidos por plegarias de más. Que increíble lo que hace el deseo. Me llevo a un multiorgasmo varias veces. Al final me dio vuelta y me cupo todos mis fluidos y me declaro sus amor.
Fui suya no solo ese fin de semana, sino que durante ocho meses. Creo haber sido su geisha más sumisa. Hizo conmigo lo que quiso y donde quiso. Pero no me arrepiento, sino hubiese sido porque mis estudios terminaban talvez nunca me hubiese separado de ella. Me castigo y duro, talvez me gusta.