Mi primera experiencia con una mujer (parte II)

Os cuento como siguió la relación con Sara. Es un poco corto. Disculpad, no me gusta adornarlo mucho.

Salí corriendo de casa de Sara. Estaba confundida. Nunca antes había engañado a mi marido. Coqueteos con otros hombres, alguna mirada de complicidad y poco más. Solo un pequeño juego. Pero esta vez era distinto. Había besado a una amiga y peor aun... la deseaba!!!!

No se cuanto tardé en llegar a casa. Ni las vueltas que dí por el camino. Eramos vecinas!!!! Mi hijo llegó a casa. Preparé la cena, cenamos y le metí en la cama.

Me metí en la ducha. Mi mente seguía confusa. El agua caliente normalmente me relaja. La ducha siempre es mi momento. Estoy sola y me olvido de todo. Mi mente se abstrae. Pero ese día no podía. Estaba nerviosa. Me sentía rara. Era deseads por una mujer. Comencé a enjabonarmecomo lo hacía normalmente (pies, piernas, torso, pecho y espalda). El hecho de tocar mis pechos me hizo sentirme bien. Estaba excitada, ni me había dado cuenta. Esa sensación de placer me hizo seguir. Mis dedos acariciaban mis pezones. Corté el agua. Me gusta sentir mis manos resbalar con jabon por mi piel. Mis caricias endurecieron mis pezones. Estas se convirtieron en pequeños pellizcos. Mi mano derecha bajo por mi vientre hasta mi coño. Comencé a acariciarlo. Suave. Me gusta hacerlo así. Comencé a jugar con mis labios. Estaba muy excitada. Pero me gusta acariciarme despacio. Hace que mi excitación sea cada vez mayor. Mis piernss se abrieron. Mis dedos ya jugaban alegremente con mi clítoris. Me sentía deseada. Me sentía bien. Escuchaba mis propios gemidos, casi mudos, y eso me excitaba más aun. Mi ritmo cada vez era mas rápido. Con mi otra mano acariciaba y pellizcaba mis pezones. Metí un dedo en mi coño, después metí otro y luego un tercero. Mi mano izquierda abandonó mis pechos y bajó a acariciar mi clítoris. Estaba a punto del orgasmo, aceleré el ritmo en ambas manos y en unos segundos mi cuerpo daba espasmos de placer. Acabé rendida. Estaba agotada.

Como pudé terminé mi ducha, me sequé y me puse el pijama. Al momento sonó el móvil. Un whatsapp suyo.

  • Hola cielo. Estás bien

  • Sí. Estoy bien. Estoy confusa, pero estoy bien.

  • Quieres que te llame y hablamos?

  • Si no te importa... mejor mañana.

  • No, para nada. Como tu quieras. Un beso.

  • Beso. Hasta mañana.

Al día siguiente me tocaban a mi los niños, así que tendría un día más para pebsar en todo aquello.

Me costó mucho dormirme. Y lo hice muy intranquila. Mi cabeza no descansó en toda la noche.

Me desperté temprano. Desayuné, hice las cosas de la casa y preparé todo para la playa. Hacerse cargo de unos cuantos niños requiere trabajo.

A las 11 salimos como todos los días. Quedamos donde siempre. Sará llegó la primera. Me miró y sonrió. Le devolví la sonrisa y le guiñé un ojo. Era mi gesto de complicidad. Antes de que dijera nada le susurré: tranquila. Estoy bien. La intuí un suspiro. Creo que tenía miedo de haberlo hecho mal. Sonrió.

  • Cuando quieres que hablemos; dijo.

  • Hoy me tocan a mi; contesté.

  • uffffff... cierto. Que pena.

  • Mañana... tranquila.

No comentamos más. Llegaron el resto de amigas. Hablamos 10 min. mientras los niños ya empezaban a jugar. Ellas volvían a la playa nudista. La experiencia del día anterior había picado la curiosidad al resto. Sentí envidia de no volver. Estaba confusa, pero deseaba a Sara. Quería estar con ella y verla. No podía engañarme. Se despidieron y me marché con los niños.

Pendiente de ellos toda la mañana no hice otra cosa. Jugar y vigilar. A medio día les di el bocadillo. Mientras comían y jugaban revisé el teléfono. Tenía dos mensajes de Sara. Qué tal la mañana fue el primero. Y el segundo me hizo sonreir: me gustan tu mirada. No sabía que contestar. Pero ya no podía pararlo. A la primera pregunta no contesté. Mi respuesta fue.... me gusta mirarte. Contestó al momento:

  • siento lo de anoche... pensaba que querías. Lo siento mucho.

  • Quería... pero no me atreví. Perdoname. Y perdona como me marché.

Los niños me reclamaban. Así que le dije. Luego nos vemos.

  • Te deseo me contestó.

No dije más. Todo estaba claro. Había química, había feeling y había deseo sexual.

La tarde se me hizo muy larga. Estaba deseando verla. A la hora fijada quedamos donde siempre. Hablamos y comentamos lo de la playa nudista. Había tenido éxito. Al día siguiente repetiriamos.

Me fui con Sara y con nuestros peques. Ellos jugaban. Y ya no disimulabamos:

  • No me contestaste, afirmó

  • Yo también te deseo , le dijé.

No hablamos más. Los niños con sus cosas y algún vecino que saludaba no daba opción a otra cosa.

Subí con ella a casa. Los niños se quedaron en el salón jugando y ella y yo fuimos a su habitación. Ciertamente no se podía hacer nada... pero yo solo quería besarla, un segundo o dos o lo que fuese. Creo que ella pensó lo mismo.

  • Mamá va a enseñar a Adriana unos vestidos. Jugad un poco.

  • Si mamá, se escuchó de fondo.

Cerró la puerta, sonrió me cogió de la mano y se acercó a mi. Me besó. Sentí sus labios calientes. Era un beso dulce. Le correspondí. Nuestras lenguas comenzaron a jugar. Nos separamos, sonreimos y volvimos a besarnos. El beso tenía cada vez más pasión. Yo ya sentía deseo. Nuestros cuerpos se juntaron cada vez más. Yo acariciaba su espalda. Ella me apretaba el culo. Yo comencé a hacer lo mismo. Nos apretabamos. El beso no terminaba. Deslizó su mano hasta mi pecho. Ya no estaba asustaba. Deseaba que me tocase. Mordía su lengua.

  • Estoy muy excitada, le dije. Quiero sentirte.

Ella me besaba y tocaba con más pasión.

Mi mano levanto su falda. Deseaba tocarla. Acaricié sus muslos y mi mano acarició su coño por encima del vikini - hazlo por debajo, susurró. Deslicé mi mano por debajó de él. Estaba totalmente mojada. Sentí que su mano hacía lo mismo. Yo estaba igual. Nos acariciabamos despacio. No parabamos de besarnos.

  • Mamá mamá... vamos a casa. Tengo hambre!!!!

  • Ya vamos cielo, dije como pude. Tenemos que parar ahora le susurré a Sara.

  • Si, me dijo ella. Te deseo, volvió a decir.

  • Yo tambien te deseo.

  • Quiero pasar la noche contigo.

  • Yo también, contesté.

  • Hay que pensar algo.

  • Mañana lo hablamos vale. Que mi hijo se pone muy pesado cuando tiene hambre.

Nos compusimos, me lavé la cara, le di un beso en los labios, cogí al niño y nos marchamos.