Mi primera experiencia con un tio
Hugo, 18 años, moreno, gitanillo, muy atractivo, yo, Unai, 18 años, musculoso, moreno... mi primera experiencia sexual con un tio...
Todo comenzó un día apagado de marzo cuando hablando con Hugo, un chico que había conocido en el chat y con el que hablaba casi siempre que me conectaba surgió la posibilidad de ir a pasar un fin de semana a su casa, en Madrid.
Hugo era bastante chulo, con ciertos aires de gitano, moreno, y dos piercings en el labio... me ponía mucho... y ese día comprobé que yo a él también le gustaba, pues le pregunte si se había masturbado conmigo y sin ningún tipo de oscilaciones me reconoció que sí.
Pasaron dos semanas y yo decidí ir a "hacerle una visita". Hugo tiene 18 años como yo y vive con sus padres así que no tenía la seguridad de que pudiéramos hacer mucho... pero como él me había insistido en que no había ningún problema y en que invitaba a sus amigos de fuera a menudo sin que pasara nada pues yo me aventure.
Llegue a su casa y cuál fue mi sorpresa que ese chaval que había visto por fotos estaba todavía más tremendo en persona, un calor recorrió todo mi cuerpo y tuve que hacer serios esfuerzos por no lanzarme a su cuello en mitad de la calle delante de sus padres...
El día transcurrió sin ningún incidente, sin ni un solo beso o rozamiento, hasta por la noche.
Hugo me había dicho que sus padres no entraban nunca a su cuarto y que dentro podíamos hacer lo que quisiéramos... llegó la hora de irse a la cama... y en su cuarto solo había una cama.
Le dije ¿donde pretendes que duerma? Y el me respondió que podía dormir donde quisiera, yo estaba atónito y cada vez mas cachondo. Yo le explique que normalmente dormía desnudo y su repuesta fue: yo también y... ¿dónde está el problema?.
Fue entonces cuando se abalanzó sobre mi y empezó a besarme desde la boca pasando por el cuello hasta el final de mis abdominales, yo le agarre de la camiseta y lo subí a mi altura, le quite la camiseta y dedique unos segundos a observarle...
El pelo corto, moreno, despeinado, esa mirada oscura, profunda, y esos labios carnosos, perfilados. Su mandíbula marcada y su largo y fuerte cuello le dan un aire de virilidad realmente cautivador, estaba realmente atractivo con ese piercing, con esas facciones y con esa pose dura y chulesca. El bóxer negro ajustado le asomaba bastante por encima de esos pantalones caídos, y anchillos sobre los que se dibujaba su pene.
Nos desvestimos y empezamos a sobarnos, yo a también le gustaba, y mucho a juzgar por la colosal erección que tenia, nuestros labios no se despegaban un solo segundo, yo notaba sus manos recorriendo mis pectorales y mi abdomen una y otra vez, agarrando fuerte mi cuello rígido, mi espalda fuerte y musculada, recorriendo mi cabeza, acariciando mi pelo. Fue entonces cuando estiró de mis greñas bruscamente y echo mi cabeza hacia atrás, estirando mi cuello, marcando mi nuez, el se abalanzo sobre él y comenzó a besarlo y a recorrerlo mientras yo tocaba su poya una y otra vez...
En un descuido lo tire contra la cama y suavemente introduj
e mi prepucio, para después meter toda la verga, el gemía y sus padres no estaban muy lejos, yo le tapaba la boca y arremetía duramente.
Fuertes sacudidas le hacían gritar, fue en ese momento cuando alguien llamó a la puerta de su cuarto y pregunto...¿pasa algo chicos? Era su madre, entonces los dos nos reímos y dijimos que no que solo estábamos haciendo el idiota, ella nos dijo que se iban a cenar y a dar una vuelta, que llegarían sobre las 5 de la mañana.
De la tensión acumulada, del susto y de la intensidad con la que le penetre la última vez no pude evitar correrme dentro de él, Hugo lo notó y se empezó a moverse provocando el mayor orgasmo que he tenido en mi vida.
Tras mamársela durante unos diez minutos, Hugo me confesó que nunca se la habían chupado tan bien, que le había llevado al cielo...
Yo estaba sediento y fui a la cocina beber agua, estaba frente al frigorífico con la botella en la boca de espaldas a la puerta cuando sentí que alguien me empujaba fuertemente hacia la mesa, entonces vi que era él, Hugo que sacando a relucir sus dotes de machito, me subía sobre ella, colocaba mis piernas sobre sus hombros y tras introducir toda su poya en mi culo, se disponía a petarlo una y otra vez, yo le veía fuerte, sudoroso, dándolo todo...
Entonces cogí la botella y tras mojarme yo, le tire bastante por encima, el agua y su piel morena resaltaban sus pectorales, sus brazos musculados, esos abdominales tan trabajados una gota de agua resbalaba entre ellos bajando por la curva inguinal hasta llegar a su rabo a mi ano.
Tras follar como locos toda la noche, acabamos cansados, desnudos, sudorosos, sobre su cama, con mi cabeza sobre su pecho acariciándonos, mas tarde nos ducharíamos juntos...pero eso, es otra historia.