Mi primera experiencia con un perro 2
Pasados varios días, solita en casa, vuelvo a buscar al Gran Danés "Chocolate" para que me dé más emociones y yo a él...
La experiencia vivida al entregarme a un perro fue encantadoramente divina, si bien no muchas mujeres puedan verlo como algo sabroso, yo lo probé y me gustó. Es algo primitivo y extraño pero permite gozar tanto a una como al perro sin forzarlo o hacerle daño alguno; dejar que todo pase naturalmente. No es que vaya a cambiar a mi esposo u otros hombres por los canes, pero sí disfrutar de ambas "especies" se convirtió en parte de mi vida sexual y alocada. No soy ninfómana que no alcanza placer, soy "cogiómana" que lo consigue y busca de muchas maneras, hahaha. Bueno, a días de haber sido la hembra de Chocolate, el Gran Danés de mis vecinos, confiezo que deseaba ser su perra de nuevo.... Así que en otra oportunidad que las circunstancias se dieron para ello, busqué a mi amante grandote quien por cierto lo llaman 'Bonachón', es su nombre puesto por sus dueños, pero yo lo seguiría llamando Chocolate, ¡me gustaba más así! Al can lo mantenían liempiecito, lo bañaban con frecuencia, limpiaban su hocico, lo entrenaban para que fuese educadito, etc. Todas las condiciones dadas para que mi macho fuese un hermoso ejemplear y me cautivase más, de veras me gustaba ese perrazo tan imponente y musculoso, además de su poderosa verga, mmm, qué rica era, portentosa e insaciable....
Hice que Chocolate pasase a mi jardín para luego llevarlo adentro, quería condiciones más cómodas para mí y más privadas para gozar de lo lindo. Él a verme me daba lametones, me empujaba con sus grandes patotas y procuraba montarme de una vez.... Pero yo jugaba a la difícil, a ponerlo ansioso y ponerme yo más excitada, así que corría, me perseguía y ladraba. Ese día cargaba una batica cortita, semitransparente, de manera que fuese fácil desnudarme para la entrega sexual. Tan sólo ver a Chocolate produjo en mí una humedad increíble, el perro me volvía loca tan sólo verlo, bello, fuertote, excitado al poder tener cerca a su perra en celo.... Me desprendí de la bata, me recosté sobre el sofá de la sala, allí separé mis piernas y Chocolate se dirigió al medio de ellas con su hocico empezando a olfatearme y luego proporcionarme sus sabrosas lamidas:
-Aaggghhh, lindo, así.... Mmmmm, rico, pasa tu lenguota justo así, lo haces my bien.... Aaagghhh -Me gustaba hablarle para sentir más intimidad y confianza.
Después de varias lamidas, logré mi primer orgasmo, es la ventaja de ser multiorgásmica y con puntos variados para, previos toques, chupadas o besos, lograr el clímax. Ya era hora de devolverle el favor a mi amante quien agitado dejaba asomar la mitad de su falo en clara indicación de querer descargar su semen. Me senté sobre un cojín que puse en el piso, apoyando mi espalda en el sofá, hice que Chocolate pusiera sus patas delanteras sobre el mueble de tal forma que quedé justo debajo de su vientre, posición más que perfecta para chuparle su miembro. Con mis manos procuré que asomara más su virilidad y, al tenerla en gran parte afuera, busqué con mi boca saborearla. Le di besitos mientras el se movía como queriendo coger, hasta que me la tragué y empecé a mamársela pero su instinto animal, al sentir ya su pene en un agujero, lo incitó a un mete y saca violento... Me ahogó en un principio, pero no sólo mi Chocolate está entrenado, yo aprendí a abrir mi garganta y tragar una verga por muy larga o gruesa que esta fuese, controlando las arcadas. Así lo dejé que me follara la boca hasta sentir su tremenda erupción volcánida de leche y pasar directa hasta mí esófago, pudiendo degustar la poca que quedaba en mi boquita al separarse mi machote. Se alejó un poco de mí para limpiarse su rojizo miembro, lo dejé hacer un ratico eso hasta, en cuatro patitas, acercármele con movimientos sensuales. Pasaba mis tetas por su cuerpo hasta poner más duros mi pezones rosaditos, se las ponía frente al hocico y el me las probaba con su tremenda lengua, me volteaba y lo rozaba con mis nalgas, nos besamos como lo habíamos hecho la primera vez, fundiendo nuestras lenguas y dejándo que me urgara mi cavidad bucal a su gusto, mmmm, rico aquello....
-Besas divino grandote, eh? hehehe, me gusta tu lengua.... -Decía yo a mi amante.
Chocolate ya recuperado, me ladró en un tono que ya conocía perfectamente, me decía con ello que debía dejarme montar. Así que, sumisa como su perra que era, adopté mi posición a cuatro patas y el poderoso perro se encaramó de inmediato. Trataba de penetrarme y ese roce antes de entrar que me daba ente el ano y la vagina me derretía, me ponía desesperada como él queriendo que me diese la estocada para inundarme con su verga gigante y gloriosa. Luego de unos segundos, ¡zas!, me la metió hasta el fondo iniciando las riquísimas cogidas que sólo él me podía proporcionar con su estilo y tamaño de miembro viril:
-Aaayyy, aaagghhh, vamos mi macho.... Dame duro, dame duro, aaagghh, cógeme, cógeme.... ¡Qué rico guevote te gastas coño, eres divino! Aagghh, dame duro papito, soy tuya, hazme gozar....
Así Chocolate me cogió durante un rato hasta acoplarse a mí con su gran bola, sintiendo mis intimidades totalmente llenas de rico semen en cantidades industriales.... Aquello me hizo acabar y acabar, mmmm, divinos orgasmos acompañaditos de convulsiones que me hacían delirar. En esa posición sin movernos nos quedamos unidos, él demostrando que yo le pertenecía y buscaba fecundarme; yo, gozando de sentirme dominada y tan puta entegada a ese portento de animal. Luego de minutos, se desacopló, me acosté un rato para reponer mis fuerzas ya que la posición cansaba. Chocolate se recostó cerca de mí bien agitado por cierto.... Fui a darme un baño ya que me encontraba sudadísima, al salir, busqué a mi amante de pecho fornido para darle muchas caricias y besitos, aún quería más por supuesto, haha, seguía encendida. Y lo bueno de mi can es que estaba dispuesto a seguir cogiéndome sin ningún reparo. Pensé, qué tal sería sentir su verga en mi culo? Mmmm, las ganas de probarlo analmente me invadieron ipso facto, por tanto, ideé la forma para guiarlo de una vez con una de mis manos hasta mi orificio anal, no sin antes preparar mi culito con un lubricante a base de agua que no lo fuese a irritar, y ayudarme porque su penetración sería hostil invasiva, haha. Me puse la crema y me aproximé a Chocolate, ya paradito, esperaba a su hembra. Coqueteé un rato con él hasta su ladrido que me ordenaba ponerme a su dispocisión. Volvía a mi postura de perra, Chocolate me montó pero guié su miembro hasta la entrada de mi ano que, dilatadito por el lubricante, lo recibió gustoso de placer:
-Aggghhh, uufffff Chocolate.... ¡Qué cosa más divina que me cojas por el culo, Dioooosss! Sabía que debía sentirse, aaayyyy, rico, rico.... Cógeme, cógeme papito.... Aaayyy, aaayyyy....
Allí las embestidas fueron desgarradoras, a pesar del lubricante, su gran vergota me invadía arrancándome gritos y quejidos de dolor y placer.... Pero lo gozaba al máximo, me destruía al tiempo que me daba una sabrosa cogida que me hizo ver estrellitas, hasta hacerme obtener otros orgasmos demasiado buenos. Es lo máximo poder gozar del sexo y de las consecuentes acabadas, doy gracias a la Naturaleza por ello, por ser mujer y puta, ¡lo mejor! Pero al sentir que su bola quería meterse también, pensé no dejarlo por ahora ya que el tamaño podría romperme por lo brusco en sí de la cogida y tal vez luego sería difícil separarnos, y no había mucho tiempo. Decidí que entrenaría mi orificio trasero antes para que pudiese recibir su verga de punta a bola sin rollos posteriores al desacoplarnos. Puse mis deditos como tapón, a duras penas porque desfallecía del goce por aquella cogida descomunal, y entonces Chocolate acabó en mi ano que recibía su semen calentio complacido, y me desmontó:
-Para la próxima, mi macho, dejaré que tu bola entre en mi culito, prometido.... -Y le guiñé un ojo, hehe.
Estuve acariciando a mi amante por un rato, él quería más pero el momento de regresarlo a su casa había llegado. Por más terco que fuese de querer seguir cogiéndome (y yo de querer más todavía), su buen entrenamiento y educación me permitieron regresarlo a su estancia sin mayor problema, le di un beso y entré a darme una buena ducha y dormir complacida.... ¡Gracias Chocolate!