Mi primera experiencia con otras mujeres

De acuerdo a lo prometido, paso a relatarles una de mis primeras experiencias sexuales aparte de mis papis y espero que les guste, ya que a mi, me dejó hermosos e imborrables recuerdos...

Habiendo tenido la pagina de Todorelatos la amabilidad de publicar mis tres relatos anteriores, lo que les agradezco sinceramente porque me alegró mucho y de acuerdo a lo prometido en el último, paso a relatarles una de mis primeras experiencias sexuales aparte de mis papis y espero que les guste, ya que a mi, me dejó hermosos e imborrables recuerdos.

Muchas gracias a los que tuvieron la amabilidad de enviarme, la mayoría de ellos, cariñosos mails. Me provocaron una inmensa alegría y me motivan para seguirles relatando algunas de mis experiencias. Aclaro que no son fruto de mi imaginación como algunos pueden pensarlo. Admito que en gran medida hace algún tiempo en el ensueño de mis masturbaciones surgían en mi mente imágenes similares, imágenes que estoy actualmente convirtiendo en hermosas realidades gracias a mis "papis" los que sucumbieron a mi temperamento lujurioso por naturaleza. Quiero que entiendan además, que la hermosa y gratificante relación que mantengo con ellos es fruto de mi iniciativa, facilitada, tal vez, por el propio temperamento de ellos.

Para los que no leyeron mis relatos anteriores les comentaré que había visto a Lydia en una "reunión" que tuvimos junto con mis papis adoptivos y tres negros con los que tuve una experiencia alucinante. En esa reunión dado que ella es lesbiana 100% no pudimos relacionarnos lo suficiente dado que me vi muy requerida por sus amigos. Quedó encantada conmigo y me invitó a volver a su departamento para tener un encuentro con ella y una mulata que según una foto que me mostró tenía un cuerpo sensacional. El encuentro tenía como objeto disfrutar del lesbianismo, algo que me encanta, pero uno de los negros de la reunión de que les hablé, el más veterano, 40 años, pero el más dotado de todos, me hizo de todo pero algo menos que los otros dos: le faltó hacerme sentir su verga en mi ano y les confieso que me quedé con muchas ganas de hacerlo, dado que recién al término de dicha reunión me sentía facultada para resistirlo.

Por lo tanto le pedí a Lydia que iría con mucho gusto a reunirme con ellas, sola, pero que me gustaría que invitaran a esa reunión a Raúl, que es el negro con el que en realidad tenía ganas de acostarme otra vez. Eso no quiere decir que los otros dos no me hubieran hecho gozar como una condenada. Al contrario, junto con Roberto fueron ellos los que me enseñaron las delicias del sexo anal. Pero después de lo sucedido quería con mi ano disfrutar con la pija más grande de todas.

Para que se ubiquen mejor les diré que tengo 19 años, que tengo carita de nena, por lo que aparento menos, por lo menos de cara, dado que mi cuerpo desde que tenía 17 años atraía a cuanto macho se me cruzaba por el camino. A Lydia y a su amiga Fernanda no le atraen mucho los hombres pero eso no quita que ambas fueran muy buenas amigas de Raúl. Por lo tanto nos pusimos de acuerdo y quedé en ir a su departamento, que ya conocía por la "reunión" que les comenté anteriormente. Quedé citada con ellas para un sábado cerca de la medianoche. Todo esto con el consentimiento de mi papi y de mi mami adoptivos que fueron los que me iniciaron en las delicias del sexo para las que desde muy jovencita me sentí muy atraída pero sin practicarlas. Comencé con mis papis y desde ahí... ¡sí...!! Por fin...!!! No me pierdo ninguna oportunidad de disfrutar!!

Para no perder mi apariencia de nena no me maquillo mucho, dado que no tengo mucha necesidad de hacerlo y sé que a los hombres maduros, por los cuales tengo una gran inclinación les gustan las "nenitas". Eso sí... me vestí de pies a cabeza con ropitas muy sexys, aconsejada por mi mamá adoptiva, una mujer muy bella, con cuerpo de vedette y muy ardiente en la cama. Es swinger y juntos con mi papi concurrimos actualmente a orgías con otros matrimonios, orgías en las cuales concurren a veces uno o más negros para beneplácito de las señoras casadas y por supuesto también para mí. Me puse una tanga diminuta, roja, transparente, con un pequeño triangulito por delante para cubrir mi escaso vello y una tira por atrás que se me metía entre las nalgas. No uso sostén dado que mis senos son diminutos, con pezones grandes y ligeramente sonrosados. Una pollerita ajustada, mini a mitad de los muslos, una remerita súper corta que dejaba mi ombligo y el comienzo de mis caderas a la vista, remerita que al ser muy ajustaba y de tela muy fina hacía resaltar mis pezones, bastante grandecitos, sandalias de taco alto y.... nada más.

Le conté a mi mami las intenciones que tenía con Raúl y ella misma en el baño, muy comprensiva, me hizo un enema para que mi anito estuviera en perfectas condiciones para las exigencias a las que se iba a ver enfrentado. Hubiera deseado que ellos hubieran ido conmigo, pero como tenían programada una "reunión" con dos matrimonios amigos, se limitaron a llevarme en el coche hasta el departamento de Lydia. Al bajar del coche me despedí de ellos dándoles un beso en la mejilla a cada uno.

-Que disfrutes -me dijo Roberto, mi papi adoptivo, al dejarlos.

Llamé por el portero eléctrico. ¿Sí...? Soy Gaby-respondí. Pasa. Pude abrir la puerta del hall de entrada y tomé el ascensor que me condujo al piso donde se encontraba el departamento de Lydia, toqué el timbre y al abrirse la puerta apareció ella de medias negras auto ajustables, zapatos de taco alto, sostén y tanga de color negro. Lydia es una mujer muy hermosa, piel blanca, cabello negro, ojos verdes, 1.75 de altura, grandes senos, redondos, erguidos. Sabía, en ese momento, que ella se acostaba con mi mami Mariana y pensé que verlas revolcarse a ambas en una cama debería ser un espectáculo maravilloso y excitante hecho que pude comprobar más adelante.

-¡Qué suerte que viniste, mi amor! -me dijo alegremente apenas me vio.

-¿Y por qué no iba a venir? -me dio un ligero beso en los labios.

-Pasa, me dijo.

Entré al living que ya describí en mi relato número tres. Sentada en una de los sofás estaba mirándome sonriente una mujer de un rostro bellísimo, muy joven, de 20 y pocos años, cabello negro hasta los hombros, ondulado, labios sensuales, con un vestido de color verde claro, muy ajustado y muy corto, que permitía conjeturar que debía de tener un cuerpo escultural, de una altura casi igual a la de Lydia. Enseguida en mi mente, como pantallazos, surgieron imágenes en donde me veía desnuda en una cama con ellas también desnudas, en una vorágine de muslos, senos, nalgas, besos de lengua, quejidos de placer, con la lujuria pintada en nuestros rostros, me imaginaba sus labios genitales frente a mi cara. Todo eso sucedió en escasos segundos. La voz de Lydia me trajo a la realidad.

-Raúl va a venir dentro de una hora, recién me avisó por teléfono

-Hola, -le di un beso en la mejilla a Fernanda que se había puesto de pie, su cuerpo exhalaba un perfume exquisito.

El deseo de estar desnuda con ambas en la cama se acrecentó. Nos sentamos ambas en el mismo sofá y Lydia se sentó a mi izquierda.

-¿Te gusta Fernanda?

-¡¡Sí...!!! Es preciosa!!! -respondí- mejor que en la foto. Y era verdad.

-Y a ti Fernanda. ¿Te gusta Gabrielita?

-Mucho!!! Me dijiste que era linda, pero nunca pensé que fuera tanto y tan jovencita!!!

-Y si se gustan tanto ¿por qué no se dan un beso como Dios manda?

Fernanda y yo nos miramos sonriendo, acercamos nuestros labios, me tomó de la cara con ambas manos y nos dimos un beso de lengua de antología. El aroma y el calor de su cuerpo, me atraían enormemente, la abracé y fue mi lengua la que se introdujo nuevamente en su boca. Mientras nos besábamos sentía el aliento cálido de Lydia en mi cuello. Moví mi cabeza y mis boca se encontró con la de ella, su lengua se introdujo viboreando en mi boca, la atrapé y la succioné, el viboreo me enloquecía de placer.

-¡¡¡Vamonos para la cama!! -dijo Fernanda, ansiosa.

Sin decir palabra, Lydia se levantó, la seguí. Antes de llegar al dormitorio ya se había desprendido el sostén. Ya en el dormitorio, procedimos a desnudarnos totalmente sin dejar de mirarnos a los ojos.

-¡¡¡Ay...Gabriela... qué cuerpo precioso que tienes!!! -dijo Fernanda- ...te voy a chupar toda!!!!

-¿En serio? ¿Te gusto?

-¡¡¡Estás divina!!!

Yo estaba dispuesta a todo. Mirándolas a ambas provocativamente me tendí en el centro de aquella inmensa cama que era y es actualmente escenario de brutales orgías... Me abrí de piernas. Con la punta de mis dedos abrí mis labios genitales y les ofrecí mi concha.

-Miren, es toda de Uds.!!!No me hagan desear más, chúpenme toda que quiero estar bien caliente para cuando venga Raúl!!!

-¡¡¡Mi amor, que puta que te has puesto, eres divina!! -dijo Lydia acostándose a mi lado

  • Me dejaste caliente desde la otra noche, no me diste casi bolilla, te pasaste cogiendo con los negros. Me reí.

-Nunca había cogido con negros, sólo con Roberto -le respondí.

-Me di cuenta que te gustó.

-Fue fabuloso, me parece que de ahora en adelante voy a coger sólo con negros, tienen unas vergas de locura.

-Eso es porque Fernanda los selecciona.

-Como hace si no le gustan los hombres. Mira que a nosotras no nos gusta que nos metan la pija, pero nos gusta mamar lo que venga y a los negros amigos de ella nos encanta chupárselas.

-¡¡¡Aahh, bueno!! ¡Eso es otra cosa!!!

-Se entera por sus amigas e incluso a alguno de ellos los ve coger con ellas. Pero mira que hay negros con pijas normales y hasta chicas y hay blancos que tienen terribles garrotes.

-Me gustaría estar con un blanco con una pija bien grande y con Raúl, con los dos al mismo tiempo.

-Para eso habla con Mariana, ella tiene amigas casadas con tipos que tienen unas pijas como las de Raúl.

Mientras hablaba con Lydia entre beso y beso, Fernanda procedía a chuparme y a lamerme la concha. Comencé a perder el control de mis actos impulsada por una calentura que iba en aumento debido al lameteo de Fernanda y al ardiente diálogo que mantenía con Lydia.

-Dame tu concha Fernanda!! ¡¡¡Quiero chuparte!!

-¡¡¡Dale!!! -le pedí.

Con rápidos movimientos Fernanda se ubicó encima de mi con su concha delante de mi cara, me abracé a sus fabulosos muslos, suaves y tibios y hundí mi boca en su raja. Empujé su cuerpo para que el suyo y el mío quedaran de costado. Levanté mi muslo para que Fernanda tuviera mi concha y mi ano a su disposición.

-Lydia, chúpame el culo!!! -dije dando vuelta mi cabeza para dirigirme a ella.

-Si... mi amor, -me respondió.

Casi instantáneamente cambió de posición, se abrazó a mis muslos y sentí y aquellas dos lenguas, una en mi ano y otra en mi concha, sometiéndome a un lameteo enloquecedor. Seguí abrazada a los suaves y hermosos muslos de Fernanda chupando su deliciosa cajetita totalmente depilada. Me apretó de tal manera que me di cuenta que había tenido un orgasmo.

-¡Date vuelta, Gabriela!!! Sentí la voz de Lydia.

Le hice caso, hasta ahora no le había chupado nada a Lydia, sólo las tetas, pero ahora me propuse a hacerla gozar. Con la cabeza apoyada en uno de sus muslos me esmeré en hacerle una mamada que me encantó y que a ella la hacía gemir como si las estuvieran matando, tuvimos un orgasmo simultáneo. Intenté acostarme boca arriba.

-No, por favor, no me abandones Gabrielita!! Chúpenme las dos que quiero acabar otra vez!!!

Le hice caso, comencé con otra mamada, esta vez lenta, con lameteos suaves, alternando con un titilar en su clítoris, la cara de Fernanda frente a la mía hundiéndole su lengua en el ano. Entre ambas, sin apuro hicimos que los gemidos de nuestra amiga se hicieran paulatinamente más y más fuertes; cuando nos dábamos cuenta que estaba cerca del orgasmo, deteníamos nuestros lameteos para retardarlo y para que siguiera disfrutando.

-¡¡Ay… putas qué divino cómo me chupan!!! ¡¡Como me hacen gozar!!¡¡Son dos yeguas!!!¡Háganme acabar, no paren!!!

Esta vez, no nos detuvimos, proseguimos en aquella deliciosa tarea.

-¡¡Me viene!! ¡¡Acabo!! ¡¡Aaaaggggjhhhhhh! ¡¡Aaaggghhhh!

Sus muslos apretaron mi cara, sentí su clítoris, aprisionado entre en mis labios, latir como un corazón. Estaba disfrutando plenamente de aquellas dos mujeres y ellas estaban a sus anchas haciéndolo conmigo. Quedamos las tres descansando tiradas en la cama.

-¿Qué horas es? pregunté

-La una

-¿estás deseando que llegue Raúl -contestó Fernanda. Me sonreí, que fue lo mismo que decir sí.

-Me llama la atención que una chica tan linda como vos, tan delicadita prefiera acostarse con esos negros grandotes y feos y que no tengas machos más jovencitos y blancos. continuó Lydia.

-A mi también me llama la atención que a Uds. que son muy lindas y ardientes no les gusten los hombres.

-Es cuestión de gustos y hablo también por Fernanda, preferimos estar con una chica como vos que con varios machos.

-Cuando venga Raúl, no me dejen sola por favor!!!

-Quédate tranquila que nos vamos a quedar pero cuando estés con él no te olvides de nosotras, mira que nos vas calentar mucho verte coger.

-Me gustaría que me chuparan a mí, pero me gustaría ver que también se la chuparan a él. ¡Estaría buenísimo!!!

-No hay problema. ¡Ah!! -me dijo Mariana- que le vas a dar el culo. ¿Cómo vas a hacer para aguantarlo con la pija que tiene?

-Roberto la tiene bastante grande y me coge seguido, aparte te acuerdas, Lydia, que la otra noche, los otros negros también me dieron por atrás? No creo que me duela mucho y además espero que Uds. me ayuden y pasemos bien la noche las tres juntas con Raúl.

-Quédate tranquila, mi amor no te vas a arrepentir de estar con nosotras -dijo Fernanda.

En ese momento sonó el timbre del portero eléctrico. Era Raúl, con toda seguridad.

-Debe ser Raúl, lo hacemos esperar un poco en el living, mientras nos higienizamos y después lo hacemos pasar al dormitorio. ¿O.K? -dijo Lydia.

-Dejen que abro yo -Fernanda y yo asentimos y nos dirigimos al baño, a higienizarnos y perfumarnos.

Como siempre, antes de cada reunión sexual, por no decir orgía, siento cierta ansiedad, el corazón me late con más fuerza y mi conchita y mi culito empiezan a hacer pucheritos. Nos enjuagamos en el bidet, nos secamos. Nos echamos un spray perfumado en nuestras partes y en las axilas, me peiné un poco, me puse un poco de maquillaje, me ajusté las medias y me puse la tanga y las sandalias de taco alto, y junto con Fernanda nos volvimos a acostar en el centro de aquella inmensa cama. A los pocos minutos entró Lydia y me dijo:

-Hazlo entrar, si quieres, que yo voy al baño.

Estaba deseando mostrarme semidesnuda y ver el efecto que le causaba al negro. Cuando abrí la puerta del dormitorio, lo vi sentado en el sofá, frente a mi. Al verme se puso de pie, vi que el blanco de sus ojos se agrandaba. Me acerqué a él, contoneándome muy despacio, provocativamente. Estaba con pantalón y calzado deportivo y una remera blanca.

-¡Ay...Gabriela, no te haces una idea de lo rebuena que estás!!!

-¿Te gusto? -le dije mientras me abrazaba a su cuello.

No pudo responderme porque uní mis labios a los suyos, gruesos, jugosos… Sentí sus grandes manos aferrar mis nalgas. Con su lengua recorrió mi cuello.

-¡Esta noche te quiero solita para mi, chiquita!!!

-Puedes hacerme lo que quieras pero acuérdate que están Lydia y Fernanda -le contesté mientras que con mi mano derecha aferré su inmenso bulto por encima del pantalón.

Pensar todas las cosas que iba hacer con aquella verga gruesa, larga, dura pero tibia y elástica me estremecía y me hacía temblar como una hoja.

-No me importa, porque la única pija que vas a tener para clavártela por todos lados va a ser la mía!

-¡Sí, mi amor....., eso espero!!!..... ¡¡¡Mi Dios!!!.¡¡¡Ya la tienes dura!!!!!

-Y qué quieres!!! De sólo pensar que esta noche te voy a comer el culito, la pija se me pone como un garrote!!

-Ya veo... vamos para el dormitorio.

Al llegar al dormitorio Fernanda estaba acostada displicentemente en la cama sólo de tanga y de sostén. Sus tetas eran hermosas y pugnaban por escarparse del corpiño. Casi al instante salió Lidia del baño y le dio un beso en la mejilla. Raúl hizo lo mismo con Fernanda. Yo tenía unas ganas de coger que me moría. De sentir aquella verga en mis entrañas, entrara por donde me entrara. Me senté al borde de la cama. Raúl se paró delante. El enorme bulto de su deportivo estaba frente a mi cara. Lo aferré por fuera del pantalón y eso sólo alcanzó para hacerme temblar de ganas. Ansiosa, pero despacio, para disfrutar del momento bajé el elástico de su deportivo y su enorme cipote saltó por la abertura del calzoncillo. Él mismo desabotonó el calzoncillo y se sacó la remera quedando completamente desnudo, sólo con el calzado deportivo.

-¡Guauuu!!¡¡Qué pija!! -fueron las exclamaciones de Fernanda y Lydia.

-¡¡Ayy!! Gaby, ¡¡te va a reventar con ese pedazo!!! -continuó Fernanda.

Me sonreí mirando a Raúl a los ojos mientras procedía a aferrar aquella pija que me tenía recaliente. A continuación la acaricié primero con mis mejillas, abrí la boca y mi lengua la recorrió enteramente incluyendo sus bolas. Comencé a sentirme puta haciendo eso delante de mis amigas. Esa sensación es divina¡¡¡ Procedí a mamársela y sus quejidos de placer me alentaron más aún. Hice salir de mi boca dos o tres escupitajos para sentir ese ruido tan excitante cuando pajeo una pija empapada en saliva o semen. Me tiré hacia atrás y me posicioné en medio de la cama. Me saqué rápidamente la tanga. Me abrí de piernas. No le dije nada pero los gestos obscenos que hice con mi lengua y mi boca, mientras me acariciaba los senos sin dejar de mirarlo a los ojos lo decían todo.

Aprovechando que mi concha estaba totalmente expuesta, Lydia comenzó a chupármela, mientras que Fernanda se abalanzó sobre la pija de Raúl. Eso me encantó, dado que la lubricación de nuestros aparatos genitales iba a contribuir a una penetración más rápida y placentera. Nuestros movimientos eran rápidos ansiosos. Seguidamente Raúl, blandiendo su cipote inmenso se ubicó entre mis piernas mientras que ellas se arrojaron como fieras una sobre la otra y se empeñaron en un brutal 69. Tomé la pija con mis dos manos y acerqué su glande a la entrada de mi vagina. Hice que su enorme glande friccionara mis labios genitales y mi clítoris, completamente empapados con la saliva de Lydia y mis jugos vaginales que brotaban casi a chorros y se deslizaban hasta mi ano. Sentí en mi concha, más bien en mi ardiente vagina, como aquella pija comenzó a deslizarse. Cada centímetro que sentía avanzar y avanzar hacía que mi placer llegara a niveles indescriptibles. Un ¡¡ahhhh!!!de placer escapó de mis labios cuando en una embestida sentí su glande friccionar mi útero-Mi vagina parecía a punto de rasgarse, pero el roce era delicioso.

-¡Qué cajetita sabrosa, mi amor!!!

-¿Te gusta coger con tu nenita? -le dije en tono mimoso a efectos de calentarlo más si es que eso era posible.

-Y a vos te gusta coger con este negro grandote y feo?

-¡Sí...... me encanta!!!

-¿Por qué?

-Me encanta tu pija, me hace gozar como una puta.

-¿Eres puta, mi amor?

-¡¡Sí...!! ¡¡Soy puta!!¡¡Reputa!!!¡Dale, ¡¡¡rómpeme toda!!! Me encanta coger!!!! Me quiero tragar esa pija hasta el fondo.

-Qué rica que sos!!! ¡tomá.....chiquita!!!¡tomá!!!

Sentía que el negro me la estaba dando con alma y vida y para demostrarle que era una hembra completa, afirmé mis talones en el colchón y comencé a responder a sus embestidas con otras mías. Se sentía el ruido que hacía su pija al deslizarse en mi vagina y su pubis golpear contra mis labios genitales. Fernanda y Lydia miraban masturbándose el espectáculo que una jovencita de 19 años, que hacía pocas semanas se había iniciado en la jodas del sexo, cogía con un negro que prácticamente pesaba el doble y al que no le llegaba a los hombros.

-No acabes, mi negro, no me acabes que quiero seguir gozando!!! Si me acabas te corto la pija!!!

El se detuvo, para evitar el orgasmo y yo me seguí refocilando con aquella estaca metida hasta la entrañas. Estuvimos como 20 minutos, dale que dale gozando como dos animales hasta que el placer llegó a un grado tal que tanto mi orgasmo como el de él eran imposibles de evitar

-¡¡¡Méteme el dedo en el culo y hazme acabar!!!

Sentí que iba a acabar de una manera como no lo había hecho hasta ahora. Sus violentos empujones que me hacían vibrar y que me llegaban hasta el alma se hicieron más rápidos. Cada uno de ellos parecía que me levantaban en vilo. Moví mis caderas hacia delante en fuertes embestidas y llegué al orgasmo al mismo tiempo que sus chorros de caliente semen golpeaban en mi útero. Es muy difícil, para mi describir lo que se siente en esos momentos en los cuales el placer físico llega a sus límites máximos, cuando una cree que se va a desmayar, cuando a una no le importa que le hagan algún daño siempre que ese placer no se detenga.

Después de esa brutal cogida, prácticamente nos despegamos uno del otro, ambos empapados de sudor, mi cara y mis tetitas llenas de saliva por las lamidas de Raúl y por la que chorreaba en determinados momentos de sus gruesos labios entreabiertos. Fernanda se acostó a mi lado.

-¡Mi Dios, Gabrielita!!!¡¡Qué manera de coger!!!

-¿Viste? Yo te dije!!! ¿me crees ahora? -agregó Lydia.

-Y me parece que eso no es todo.

-¿Qué no es todo, por que?

-Vas a ver cuando Raúl se la coja por el culo. ¿no es cierto Gabrielita?

-Y.... vamos a ver si se puede -respondí.

-Si hay que pagar para verlo, pago lo que me pidan -dijo Fernanda y se reía de buena gana.

-No tienes que pagar nada, sólo me tienen que ayudar un poquito, las dos.

-¿Y de qué manera? -preguntó Fernanda.

-No te hagas la tontita, Fer, si tu sabes muy bien lo que podemos hacer -le respondió Lydia.

Sonrieron y se cruzaron una mirada repleta de picardía y complicidad. Estuvimos algo más de media hora, charlando, fumando y bebiendo una bebida dulce, alcohólica, muy rica que trajo Lydia; la etiqueta de la botella decía Amarula y tenía un elefante dibujado. Me sentí un poco mareada y lo manifesté.

-Es rica, pero se te sube a la cabeza -respondió Lydia.

Estaba algo de costado en la cama, charlando con ellas mientras que Raúl estaba detrás de mí. Sentía su aliento cálido en mi cuello. Dirigí mi mano izquierda hacia su pija. Estaba semierecta, era tan larga e incluso más gruesa que la de un caballo. Me acosté boca arriba, con la cabeza apoyada en la almohada. Mi brazo izquierdo rodeó su cuello .Su enorme verga quedó como una boa descansando en mi muslo izquierdo. La así con la mano derecha, y corrí suavemente su prepucio hacia atrás, su enorme glande parecía una de esas manzanas rojas deliciosas. Casi al instante, aquel enorme pedazo de pulpa alcanzó una completa erección.

-¡Así, Gabrielita! Hazme la paja, pero bien suavecita, así, descabézamela bien… ¡ahhh!!!

-¡Ay...Raúl qué pijón terrible que tienes!!!!

-¿Te gusta?

-Bien sabes que sí, ¿por qué piensas que te mandé llamar por Lydia?

-¿Me vas a dar el culito?

-Sí.

-¿Me vas a dejar que te la meta toda?

-Sí, tengo ganas, pero métemela despacito, para que no me duela mucho ¿sí?

-¡Qué putita divina que eres!! ¡Te quiero chupar la conchita!

No dije nada; la idea de hacer un 69 previo me encantaba Se acostó boca arriba y yo encima de él. El contacto íntimo con aquel inmenso cuerpo negro, sin vellos, el ver delante de mi cara la pija más enorme que había disfrutado hasta ese momento me estremecieron… En tal situación me olvido de quien soy. Me convierto en una bestezuela, lujuriosa, depravada, me siento puta .¡Y me gusta... me gusta! Siento placer en hacer y en decir groserías, como lanzar dos o tres escupitajos para empapar su pija y pajearla rápidamente. Sentir sus quejidos de placer. Decir cosas.

-Te gusta que te refriegue mi concha en la jeta, en esa bocaza que tienes?

Y sin esperar respuesta empiezo a mover mis caderas, como si estuviera cogiéndole la lengua, haciendo que friccione mi clítoris. Fernanda y Lydia, una de un lado y la otra del otro, sentadas en sus talones nos miraban fascinadas con sus manos acariciando sus conchitas. Sentí una lengua viboreando dentro de mi ano, miré y era Fernanda, miré hacia el otro lado y mi mirada se cruzó con la de Lydia. En su rostro se reflejaba la lujuria, lo mismo que habrá visto ella en la mía.

-¿Quieres? le dije y sacudí la pija que estaba pajeando.

Moviendo sus rodillas se inclinó sobre la pija que le ofrecía… Comenzó a lamerla, mientras yo la asía desde la base y le besaba las bolas. Nos alternábamos en tan deliciosa tarea. Sin dejar de masturbar a Raúl, uníamos nuestras bocas dándonos sabrosos besos de lengua. Yo gozaba por todos lados, por mi culo, con la lengua de Fernanda, por la concha con la de Raúl y además sentía el inmenso placer de sentirme puta haciendo lo que estaba haciendo. Creo que sólo una mujer que sea como yo puede entender lo que quiero explicar.

-¿Vas a coger por el culo? me preguntó Lydia

-¡Sí! le respondí.

-Bueno -abrió el cajón de la mesita de luz y sacó un pote- Es crema perfumada para lubricarle la pija, te va a servir!!!

Lo dejó sobre la almohada. ¡¡¡el momento había llegado!!!. Tomé la iniciativa. Me dejé caer al costado de Raúl, quedando boca arriba. Al verse abandonado, se puso de rodillas a mi costado. Tomé el pote y puse una buena porción de crema en la palma de la mano, mirando fijamente a los ojos de Raúl comencé a encremarle la pija en toda extensión practicándole una suave masturbación. El negro suspiraba, con su enorme boca entreabierta y los dientes apretados. Mi concha chorreaba empapada por la saliva de Fernanda y la de él y posiblemente también con mis jugos vaginales. Nadie lo dijo, pero todos sabían que ahora Raúl me iba a meter aquella pija en el culo.

-¡¡Ponte de rodillas!!! -me ordenó el negro. Me moría de calentura. Le hice caso..

-Me vas a romper el culo con esta pijota, negro puto?- no me contestó.

La respuesta era obvia. Me puse de rodillas, puse el culo en pompa, flexionando mis caderas. Como una reverenda putona, yo misma así mis nalgas, posé los dedos al borde de mi esfínter y jale para que mi ano se abriera lo más posible. Fernanda que al parecer estaba enloquecida con mi ano casi a la fuerza, se posesionó de mis nalgas, haciendo lo mismo que estaba haciendo yo, abrió mi ano al máximo, tironeando de mi esfínter con los dedos , introdujo dos de ellos de cada mano, dilató mi esfínter lo más que se pudo y hundió su deliciosa lengua.

-¡¡¡Déjame!!! -dijo Raúl.

Fernanda retiró su lengua sin dejar de tironear de mi esfínter para mantenerlo lo más dilatado posible. Sentí la tibieza del glande al apoyarse en mi ano.

-¡Despacio!! -supliqué.

-¡Quédate tranquila! -sentí a Raúl.

Presionó suavemente, sentí un pinchazo, afortunadamente no tan doloroso como los que tuve en las penetraciones anteriores. Evidentemente mi ano ya estaba bastante adaptado a tales exigencias a pesar de que esta pija era algo más gruesa que las anteriores.

-¡Qué delicia!!! -sentí que decía Raúl al notar que su glande había logrado introducirse a la entrada de mi recto.

-¿Sigo, mi amor?

-¡¡Sí!!!, pero despacio... -le respondí.

El negro era muy buen cogedor. Se veía que había aprendido a comerse culitos con su inmenso miembro y que el mío no era el primero. Tuvo la paciencia necesaria y se supo contener de tal manera en el proceso de penetrarme que era yo la que tenía que decirle, muerta de calentura, que me la metiera más. No sé, me habría entrado unos escasos 10 cm cuando Raúl comenzó en un delicioso vaivén, sin avanzar en la penetración. Mi ano deseaba más

-!!! ¡Dame más!! -supliqué

-¿Así? -una suave y lenta embestida y sentí que su pija se deslizaba en mi recto unos centímetros más adentro.

-¡Así....!! ¡Así… mi amor!..... un poco mas!!! -El negro, me hacía desear! En vez de seguir metiéndomela se conformaba con cogerme en un delicioso vaivén en el territorio ya conquistado.

-¡Qué culo delicioso que tienes mi amor!!! -desesperada empecé a contonear mis caderas tratando de que su verga me entrara más.

-Sácasela, -dijo Lydia- que quiero ver como le está quedando el culo!!!

Qué increíble, en vez de metérmela más me la sacó!!! Fernanda al ver la pija cerca de su cara comenzó a lamerla y a chuparla mientras que Lydia miraba fascinada el estado en que estaba mi ano.

-¡¡Guauu!! ¡¡Qué abierto que lo tienes!!!Tienes un boquete!!!

Llevé mi mano hacia mi ano y en realidad estaba muy dilatado. Me hubiera gustado tener un espejo para vérmelo. De rodillas como estaba miré a Raúl. Entendió, asió su verga y la apoyó nuevamente en mi anito hambriento. Presionó y lentamente me la clavó hasta la mitad. Comencé a contonearme, al mantener él la presión logré yo misma introducírmela un poco más.

-¡Te gusta coger por el culo, eh?

-¡Sí.... dame más!! -un buen empujón y me entró más.

-Qué delicia!!!! ¡Si...! ¡Así...! ¡Así...! dame... dame ahhhh!!! Rómpeme toda… ¡¡dale!!!

No dijo nada. Esta vez, sí, dos fuertes empujones y sentí que me llegaba al alma. Quedé ensartada de tal manera que no me podía mover casi. Al menor movimiento mío sentía en las entrañas aquel inmenso pedazo de carne dura. Sentía en mi cuerpo el calor de sus bolas, de sus muslos. Sentía que aquel pedazo de carne se desprendía de mi cuerpo quedando sólo el glande aprisionado en mi recto y esta vez en forma lenta pero sin detenerse me la volvió a enterrar toda, hasta el fondo, al no poder avanzar más porque ya había entrado toda sentí que con un empujón suave me levantó prácticamente en vilo haciendo casi despegar mis rodillas del colchón.

Más ensartada no podía estar. Sólo por haber cogido por el culo antes con Roberto, Richard y Néstor se explica que lo haya podido resistir y disfrutar como lo estaba haciendo ahora. Como ya antes, me había dado por la conchita, me pudo tener ensartada como media hora, en esa media hora, al mismo tiempo, un poco con Lydia y otro poco con Fernanda hice 69 obtuve varios orgasmos. Mi último orgasmo fue instantes antes del de Raúl. Apreté mi esfínter como mordiendo la pija y con mi clítoris latiendo dentro de la boca de Lydia, quedé tiesa, envarada en un orgasmo memorable, brutal. Raúl rápidamente extrajo la pija y bañó los rostros de Fernanda y Lydia, que estaba con su cabeza echada hacia atrás entre mis muslos. Gateando me acerqué a ellas y lamí sus caras saboreando el rico semen de Raúl.

Resumiendo les diré que durante el resto de la noche, hice varios 69 con mis amigas, que Raúl tuvo dos nuevos orgasmos, cogiéndome al principio por la concha y terminando ensartada por el culo las dos veces. Todo su semen fue a parar a nuestras bocas. Al final ya agotados de tanto gozar, nos pusimos a dormir.

Ya de mañana cuando desayunábamos Raúl me dijo que Néstor y Richard habían quedado un poco amargados porque no los había invitado a ellos. Le dije que para la próxima los iba a invitar a los tres juntos y que iba a venir sola. Raúl me hizo jurar que lo decía en serio. Como en realidad la idea me atraía enormemente no tuve inconveniente ninguno en prometérselo.

Lo que pasó cuando hicimos eso se los relataré con mucho gusto más adelante, ya que me excito mucho al contarles todas estas cosas que me pasaron. Si quieren comunicarse conmigo para saber sus comentarios o decirme lo que quieran, ya sean cosas positivas o negativas, mi email es pretty.gaby@yahoo.com . Besos a todos.