Mi primera experiencia con otra chica.

Mi excitación, mi sentido del placer iba en aumento a cada segundo hasta llegar al máximo. Tuve un gran orgasmo gracias a los dedos y la boca de una hermosa lesbiana.

A continuación les voy a contar sobre mi primer experiencia con una chica. En ese momento yo tenía 19 años y a diferencia de ahora, tenía el pelo cortito. Para los que no han leído mis otros relatos, les cuento que soy morocha, tengo una estatura promedio. Unas tetas de un buen tamaño y unas piernas y cola bastante en su sitio.

La otra protagonista de este relato en ese momento tenía 24 años. Morocha, de pelo largo y más alta que yo. Más bien menudita, flaca y con unos pechos pequeños pero bien parados.

Su nombre es Mariana y la conocía del colegio, obviamente iba unos años más adelante que yo. Cuando yo estaba en el último año del secundario y ella en la universidad, comenzó a salir con una compañera mía. Y allí fue que supe que era lesbiana. No sé muy bien porque, ya que no teníamos mucho trato, pero siempre que nos cruzábamos en la ciudad nos saludábamos.

Luego de un año yo ya vivía en otro lado por mis estudios y ella seguía viviendo en la ciudad de la que somos ambas. Un día cualquiera me envió un mensaje por Facebook y comenzamos a hablar. Eran charlas casuales, mayormente inocentes y a veces coqueteábamos un poco. A pesar de que estaba súper convencida de ser heterosexual, por alguna razón fantaseaba con besarla. Y ella más de una vez me había confesado que sentía atracción por mi, pero sabía que teníamos diferentes orientaciones sexuales y no quería presionarme.

Un fin de semana volví a mi ciudad, salí con amigas y la crucé en el bar. Nos saludamos, charlamos un rato y nada más. Al final de la noche me envió un mensaje invitándome a su casa a tomar algo. Y muerta de curiosidad, accedí sin pensarlo.

Al llegar nos saludamos con un beso en mejilla, nos sentamos en el living y comenzamos a hablar mientras tomábamos cerveza. Recuerdo pensar todo el tiempo que quería besarla. Sentir sus labios junto a los míos, su lengua dentro de mi boca.

Cuando terminamos de beber, fuimos a la habitación a mirar televisión. Nos acostamos las dos vestidas y seguíamos hablando cosas sin sentido. Hasta que en un momento no me resistí más, la mire a los ojos, me acerqué y la besé. Me sujetó de la cabeza fuerte hacia ella, no me iba a liberar rápido. Nuestras lenguas no paraban de tocarse dentro de nuestras bocas. Mi corazón latía muy fuerte. No quería que se detuviera. Nos besamos salvajemente unos minutos y cuando al fin separamos nuestras bocas, me miró, sonrió y dijo:

  • Tenía ganas de hacer esto desde que llegaste!

  • Y por qué no lo hiciste antes?

  • Porque sabía que eras hetero y no te quería asustar

  • No estoy muy segura de ser hetero, vine hasta acá porque quería estar con vos

Volvimos a besarnos y se sentó arriba mío, de frente. Tenía un revuelo de sensaciones. Sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho. Comenzó a besarme el cuello y en ese momento me rendí por completo. Estaba decidida a probar todo lo que pudiera esa noche. Asique me atreví a quitarle la remera y de inmediato hizo lo mismo conmigo y también desprendió mi corpiño. Dejando al desnudo mis pezones duros por la excitación. Fue derecho a ellos. Llevo su boca a mis tetas, y empezó a mamarlas de una manera exquisita. Un pequeño gemido se me escapó. Y en ese momento volvió a besarme.

Me dijo que si en algún momento me sentía incómoda se lo diga. “Quédate tranquila que no, todo lo que estás haciendo me gusta” le contesté.

Se quitó su corpiño, me tumbó en la cama y se acostó arriba mío. Sentir sus tetas junto a las mías, nuestros pezones rozándose cada vez que nos moviamos al besarnos desenfrenadas, esa situación me encendió por completo. La sujete fuerte y logré voltearnos, ahora yo estaba encima de ella. Inmediatamente empecé a tocar sus pechos, los apretaba, manoseaba y besaba su cuello. Ya podía sentir mi tanga completamente mojada.

Seguimos unos minutos más besándonos y tocándonos, hasta que volvió a ponerse sobre mi. Levantó mi pollera y me tocó sobre mi ropa interior. “Que mojada estás, voy a tener que hacer algo al respecto” dijo. Y empezó a frotar su mano contra mi tanga. Después de tocarme unos segundos y comprobar que cada vez me mojaba más, me la quito.

Empezó a pasar sus dedos por toda mi vagina, los sentía subir y bajar por mis labios, resbalando con mis fluidos. Por Dios! Que bien se sentía eso. No sabía que es lo que me excitaba más, si su mano en mi sexo o el hecho de que ese placer me lo estaba dando una mujer.

Yo estaba acostada, completamente entregada. Ella besándome en la boca, el cuello y también mis pechos, todo mientras seguía jugando con mi humedad vaginal. Con el dedo pulgar hizo presión sobre mi clítoris y me metió un dedo. Gemí. Mi espalda se arqueó y mi pelvis se movió en respuesta a ese placer.

  • Querés que siga?

  • Si, por favor, seguí tocándome así.

Su pulgar seguía presionando mi clítoris y también empezó a moverlo. Acompañando con un dedo que entraba y salía de mi. Esa chica si que sabía cómo tocar! Gemía y gemía cada vez más fuerte. Unos segundos después grité de excitación cuando metió un segundo dedo.

  • Quiero que acabes. Quiero hacerte llegar al orgasmo Ivana.

  • Hacelo, seguí por favor, no pares. No pares de tocarme!

  • Puedo hacer más que tocarte si me dejas.

  • Hace lo que quieras conmigo, soy toda tuya.

Poco a poco fue bajando con sus besos. Levantó por completo mi pollera y hundió su cara en mi sexo. Sentía su lengua recorrer toda mi vagina, como la succionaba y jugaba con mi clítoris. Cada vez que sentía que no podía más de tanto placer, hacía algo que me hacía excitar más!

Continúo pasando su lengua por toda mi concha mientras metía y sacaba dos dedos de mi.

  • No doy más! Ya voy a acabar!

  • Mírame, mírame mientras te chupo toda la concha y trago todos tus fluidos.

Sus dedos entraban y salían cada vez más rápido. Y ella no paraba de succionar y lamer mi clítoris. Mi excitación, mi sentido del placer iba en aumento a cada segundo hasta que llegue al máximo. Grité, grite desaforadamente.

Había tenido uno de los mejores orgasmos. Todo gracias a la boca y los dedos de una hermosa lesbiana. Después de ese orgasmo, vino sobre mi, me beso apasionadamente y se acostó a mi lado.

A partir de esa noche, me la paso fantaseando con mujeres.