Mi primera experiencia anal (Epílogo)

Lo que pasó antes del amanecer después de mi primer experiencia anal

Epílogo

Habrá pasado una hora, quizás un poco más, intuí que aún era de madrugada porque como olvidé cerrar las persianas de mi recamara vi que el exterior seguía oscuro y seguía iluminando mi recamara la tenue luz naranja de la lámpara de la calle; por fin y con mucho trabajó abrí bien los dos ojos. El efecto del alcohol, aunque ya estaba pasando, aún permanecía en mi y me sentía con cierta embriagues y aunque estaba físicamente muy cansada, me despertó por completo el frío, pues me había quedado dormida sin ropa y M me había quitado el cubrecama con el que nos habíamos tapado al meternos en la cama. Nos habíamos quedado dormidos abrazados, como cualquier pareja de buenos amantes, pero de eso ya habían pasado el tiempo, nos habíamos separado y ahora él se encontraba plácidamente dormido bocarriba y medio tapado con todo el cubrecama enrollado en su cuerpo mientras yo me congelaba. Intenté jalarlo y recuperar mi parte del cubrecama para taparme pero estaba enredada en el cuerpo de M; también lo intenté despertar pero no conseguí más que un manotazo de su parte mientras se giraba, dándome la espalda y enredándose aún más en el cubrecama, lo noté más perdido que Yo por los efectos del cansancio y el alcohol. Me incorporé en mis rodillas para buscar una cobija o la sábana que seguro estaban en el piso, de inmediato sentí una extraña sensación en mi entrepierna por la cual instintivamente salté de la cama, sentí que de mi esfínter corría un liquido o un intento de algo por salir de mis entrañas sin que yo pudiera hacer mucho. Desnuda y con frío corrí al baño con la mano en mi trasero y al sentarme, sentí como salía con un gorgoreo lo que restaba de semen de M que horas atrás había depositado en mi interior en mi primera experiencia de sexo anal, pensé que lo había sacado todo horas atrás pero me di cuenta de que no fue así. Abrí mis nalgas y volví a hacer un poco de esfuerzo para ahora sí, sacar todo el semen de M de mi interior. Hice pipi, me limpié y regresé a mi recamara; en el camino recogí mi tanga del piso de la sala y me la puse.

Antes de acostarme nuevamente en la cama cerré las persianas para oscurecer la habitación, levante y me eche una cobija tapándome lo mejor que pude intentando entrar en calor; nuevamente acostada en mi cama, cubierta hasta la cara por el frío y en posición fetal comencé a hacer recuento de la noche anterior, me recorrió por la espalda ese escalofrío que da al recordar algo con alegría y seguí pensando en la experiencia con M, como había sentido la invasión a mi interior y los orgasmos que había tenido, y así comencé a “calentarme de más”, es decir, me empecé a excitar, por lo que deslicé mi mano hacía mi vulva por arriba de mi tanga y comencé a masturbarme.

Mi mano iba de arriba hacía abajo frotándome la entrepierna, ya estaba completamente excítada así que metí mi mano en mi tanga haciéndola a un lado y me puse boca abajo (suelo ser mi posición a la hora de masturbarme) con mi mano derecha en mi sexo, primero acariciando mis labios, comencé a sentir como fluía la lubricación que mi vagina comenzaba a producir la cual por la acción de mi mano se mezclaba con los restos de la “costra” de mis anteriores fluidos, ahora ya jugaba también con mi clítoris y poco después comencé a meter dos dedos dentro de mi vagina, mientras con mi mano izquierda acariciaba mi pecho y masajeaba mis pezones, que pronto se habían puesto duros. Comencé a disfrutar las caricias que yo misma me estaba dando haciendo que arqueara mi espalda, levantándola y poniéndome con las nalgas paradas, mi lubricación ya comenzaba a escurrir por mis dedos mojando mi mano, entonces me acosté sobre mi lado derecho y saqué mis dedos de mi vagina para continuar estimulando mi clítoris mientras que con la otra mano, deslizada por detrás de mi espalda continué, primero acariciando mis labios y luego, introduciendo otra vez dos dedos en mi vagina. Justo en este momento M se movió e hizo un movimiento brusco, paré un segundo, pensé que lo había despertado con mis gemidos, que aunque lograba reprimirlos, el silencio de la mañana dejaba escuchar muy bien unos leves susurros del placer que no podía reprimir ni silenciar. Saqué la cabeza de entre la cobija y di un vistazo… Seguía dormido.

Regresé a atenderme. Me deshice de la cobija por completo en parte porque ya me estorbaba y en parte porque no quería despertar a M y así podría monitorearlo, pues hasta ese momento masturbarme era aún un momento privado que no había compartido con nadie y quería que continuara así. Sé que él se encontraba a mi lado en la misma habitación, pero dormido e inconsciente como estaba no lo consideré como compartir así que continué masturbándome. Pasé mi mano por la espalda y jalé de mi tanga hacía arriba, como haciéndome yo misma “calzón chino”, esa sensación me encanta, no era la primera vez que lo hacía pero algo cambió ahora que mi ano estaba sensible y el roce de mi tanga lo estaba estimulando. No pasó mucho tiempo cuando se me ocurrió por primera vez en mi vida, con los dedos de mi mano que tenía por la espalda, jugar con mi esfínter. Me encantó, comencé haciendo círculos en la entrada de mi ano tomando parte de mi lubricación vaginal, luego me chupé el dedo índice y con una mezcla de baba y lubricación introduje mi dedo en mi ano, mientras que con la otra mano metía tres dedos en mi vagina. Mi ano sin ninguna resistencia como en la noche, permitió la entrada de mi dedo, pronto estaba deseando tener más así que introduje un segundo y luego un tercer dedo. Pero necesitaba más, ya estaba como loca, mi vagina escurría y sentía a través de mis dedos, como mi esfínter palpitaba deseando más.

Estaba a punto de llegar a un orgasmo así que paré un segundo, acostada y con la respiración entrecortada, aún con mi mano y dedos en mi culo, me acerqué a M, saqué mis dedos de mi vagina y mojados como estaban agarré a M de la cara mientras le dije al oído casi gimiendo.

  • Amor, despierta…

Él no se inmutó, con mi mano lo intenté mover un poco y jalándolo por el hombro, lo puse nuevamente bocarriba. Seguía dormido. Entonces fue cuando vi. Dormido como estaba y hasta hace uno segundos oculto por la cobija, M tenía una erección matutina y había quedado al descubierto al ponerlo bocarriba. Entonces y casi de inmediato por mi mente pasó una idea y me dije a mi misma:

-¡Me lo voy a coger así!

Nuevamente corrió por mi ser un escalofrío mezcla de la excitación, el frío ambiental, el nerviosismo, un poco de miedo y mucho, mucho morbo; si hubiera tenido una oportunidad de echar mi idea para atrás ese momento ya había pasado, ahora no había vuelta atrás y ya estaba decidida a ir hasta donde pudiera llegar. Debía prepararme, entonces saqué mis dedos de mi ano, me paré cuidadosamente de la cama; ahora en definitiva tenía que evitar a toda costa que despertara M, no quería ser cogida, quería cogérmelo así como estaba inconsciente, o casi inconsciente.

Abrí el cajón de mi tocador, saqué un tubo de lubricante y me puse un poco en la mano, estaba frío, pensé que seguro si se lo ponía así en su verga lo despertaría así que improvise y (no sé si fue la mejor idea) se me ocurrió que calentarlo en mi boca sería la opción, me eche un chorro en la boca y comencé a hacer buches para pasearlo por toda mi boca, sentí que se hacía más liquido así que con cuidado, me acerqué a la verga de M y comencé a escupirle el lubricante. Cuando terminé, puse un poco en dos de mis dedos y haciendo a un lado mi tanga me lo metí por el ano lo más profundo que mis dedos lo permitieron, tomé otro chorrito y lo puse alrededor de mi esfínter y me paré en la cama, me puse de pie sobre M y luego en cuclillas… Mi corazón palpitaba a mil, en esta posición y en solo un segundo que sentí duró horas corrieron por mi mente varias preguntas ¿Y si me descubría? ¿Y si despertaba? ¿Y se enojaba conmigo? ¿Y sí me reclamaba el no usar condón? ¿Por qué no le puse condón?... Pero ya estaba muy caliente, mi cuerpo quería volver a experimentar la sensación que apenas hace unas horas había descubierto; ser penetrada por las entrañas, darme placer por mi recién desvirginado ano.

Comencé a bajar mientras ayudada de mi mano apartaba mi tanga pues no me la quise quitar porque estirada entre mis nalgas formaba parte de mi excitación, así, dirigiendo la punta de la verga de M a mi ano bajé. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando tocó mi esfínter y luego placer, otra vez sin ninguna resistencia el pene de M comenzó a invadirme, se escuchó un leve pero continuo ruido producto de que estaba saliendo aire de mi a la par de que entraba el miembro de M; saqué mi mano pues sentí que perdía el equilibrio y sin devorarme por completo el pene que me estaba penetrando comencé a moverme de arriba abajo y luego de un par de veces, dejé caer todo mi cuerpo para completar la penetración mientras se escuchaba un estruendoso pedo. Lo había echo, después de mucho rehuir a la experiencia, hoy, en menos de un par de horas ya estaba empalada por mi ano por segunda vez.

Me quedé quieta un segundo, disfrutando la sensación y al mismo tiempo monitoreando que M siguiera dormido. Mis piernas comenzaron a temblar, empalada en su verga, sentía como mi esfínter palpitaba alrededor del miembro de mi amante durmiente y comencé a moverme en pequeños círculos, cuidando de no despertarlo. Como pude me estiré para agarrarme de la cabecera de la cama para retomar un poco más mi equilibrio y así, me pude asomar por entre mis piernas (sigo siendo muy flexible) y pude ver como estaba empalada y así, viendo como me comía ese pedazo de carne seguí moviéndome. Con mi mano derecha retomé la estimulación en mi clítoris y casi de inmediato, tuve mi primer orgasmo. Mis piernas temblaban por el cansancio que implica estar en cuclillas y por el orgasmo que estaba experimentando cerré las piernas juntando las rodillas dejando caer casi todo mi peso sobre M. Me solté de la cabecera y dejándome caer hacía atrás para aliviar el peso sobre M comencé nuevamente a tocar mis pechos con una mano, mientras me apoyaba con la otra en la cama. Fue un intenso orgasmo, de esos que hacen parecer horas los segundos. Me quedé sobre M, mis piernas temblaron más, estaban perdiendo tono así que como pude me saqué su verga y luego me aventaba nuevamente a la parte vacía de la cama. Por el movimiento de mi cuerpo al caer sobre la cama M se medio inmutó y se volvió a mover, ahora poniéndose de lado pero viéndome de frente.

Yo estaba agotada, mi cabeza no dejaba de dar vueltas por el orgasmo así que me acerqué a M dándole la espalda, tomé su mano derecha y la puse sobre la almohada y me acosté sobre ella y acomodé mi trasero contra su aún parada verga. El reaccionó un poco y dormido como estaba completó el abrazo rodeándome con su brazo derecho por debajo de mi brazo, descansando su mano sobre mi pecho y pegándose más a mi, así que ayudada por mi mano izquierda y con un poco de dificultad por hacerlo de espaldas, saqué de entre mis nalgas mi tanga, colocándola de lado sobre mi pompi dejando a “pelo” la raja de mi cola aún mojada en lubricante, por morbo entonces abrí mi nalga y dejé que su verga se colocara entre mis pompis y apreté, apreté mis pompis lo más duro que pude mientras acompasaba un leve vaivén como haciéndole un pequeño assjob… Me quedé dormida.

Cuando abrí los ojos estaba sola en la cama, bocabajo y apenas cubierta con el cubrecama, por las persianas entraban los rayos del sol aunque el lugar permanecía bastante oscuro; me estiré y tome el cubrecama, me puse boca abajo metiendo las manos por debajo de mi almohada. En ese momento hice consciente mi cuerpo y sentí un leve dolor en el culo, en parte por la experiencia de la noche y la autoenculada que me di en la mañana y en parte porque tenía otra vez la tanga metida entre las nalgas y estirada hacia arriba, sin voltearme, saqué una mano de debajo de la almohada y me saqué la tanga de entre las nalgas. Al tocarla la sentía muy mojada, así que me la quité, aún en la cama pero ahora bocarriba la llevé a mi nariz para olerla, pues no recordaba haberla dejado así, me llegó el inconfundible olor a semen.

Mi recamara tenia un olor a vino y sexo que comenzaba a mezclarse con el olor de los hotcakes que M preparaba en ese momento en la cocina, estaba por pararme de la cama cuando él entró a la recamara con un par de platos con el desayuno, se sentó a mi lado mientras me daba un apasionado beso de buenos días y luego, aún desnudos desayunamos juntos, y allí platicando con él me confesó que cuando me quedé dormida él despertó, se encontró con su verga entre mis pompis y ya que yo me quedé quieta, él continuó masturbándose con mis pompis, al principió pensó que estaba despierta y cuando se dio cuenta que estaba dormida “no pudo” detenerse y termino sobre mi entre mis nalgas y mi esplada baja, me acomodó la tanga (demasiado arriba, por cierto), me abrazó y regresó a dormir, por supuesto no me limpió y por eso se mojó mi tanga con lo que escurrió entre mis nalgas. No me molesté, después de todo y como se lo conté, yo había hecho más con él y así como yo, me dijo que no se había dado cuenta. Terminamos de desayunar y abrazados nos volvimos a quedar dormidos hasta pasado el medio día, cuando por cuestiones escolares M se tuvo que ir.

Espero les gustara la continuación de mi primer relato, aclaro que aunque los nombres por seguridad cambiaron, esto pasó y es 100% real (bueno, tal cual lo recuerdo). Espero sus comentarios y sugerencias de qué más quisieran leer de mi