Mi primera enculada

Sentía gran atracción por los hombres, pero mi interés iba más allá de lo normal, quería ser humillado, y sobre todo, ser observado, y lo conseguí... todo en el mismo día.

Aquella mañana me levanté como casi siempre, caliente a tope, mi mujer se acababa de marchar, y yo tenía turno de tarde, así que tenía toda la mañana para fantasear, y echarme pajas mientras leía relatos cachondos.

Pero este día, estaba demasiado caliente como para dejarlo estar sólo en pajas, necesitaba algo más, y me lancé a la calle, a buscarlo, sin saber muy bien a dónde iría y qué iba a buscar, si como siempre, mi miedo sería mayor que la calentura y al final, todo quedaría en una pequeña aventura sin más.

Salí a la calle, sin colocarme ropa interior, quería ir sueltecito, y sentirme "disponible" por si algún maduro quería meterme mano que no lo tuviera muy difícil. Mientras paseaba me iba fijando en todos los tíos que pasaban imaginándome si serían ellos los afortunados en descubrir lo que estaba dispuesto a hacer con sus braguetas, sus pollas...me iba calentando cada vez más, cada vez más, pero no encontraba lo adecuado, tenía miedo de parecer demasiado maricón, y no sabía si el mostrarme como tal me iba a dar mejores resultados, nunca se sabe quién podía estar mirando.

Cansado me senté en el banco de un parque aislado a echar un cigarro, cuando de repente llamó mi atención algo. Un tío que rondaría los 48 años (yo tengo 28), paseaba alrededor de mi banco, observandome sin que yo me percatara, hasta que vió que lo miraba, fue entonces cuando decidió acercarse y me pidió si podía sentarse en el mismo banco que yo.

  • Te importa? - me dijo.

  • No, no, en absoluto, siéntese - de nuevo, estaba intentando ser varonil al hablar, lo cual me jodía bastante, pues así no conseguiría sacar la bandera para que se dieran cuenta de mis verdaderas intenciones, pero a este no le hizo falta, ya que me caló desde primera hora...

  • Quieres? -me dijo de nuevo dirigiéndose a mí y tocándome el brazo con algo...

  • Eh? Ah, bueno, vale, lo acabo de tirar pero el vicio es el vicio - contesté yo aceptando el cigarro que me ofrecía.

  • Y que lo digas - contestó él.

  • Qué dando un paseíto, no? - le dije, intentando ser amable, y evitar que el miedo a que mi sueño se pudiera hacer realidad abortara esta aparente oportunidad que se me ofrecía. Y digo miedo, porque siempre me pasaba igual, acariciaba el filo de la navaja, traspasaba el hilo de lo prohibido, pero cuando llegaba el momento de culminar daba paso atrás, y no sabía por qué, quizás un sentimiento de culpabilidad y de falsa moral me echaba siempre para atrás.

El tío, se acercó un poco más a mí, y de repente como si supiera lo que estaba pasando por mi mente, e imaginando que la pieza se le podía escapar viva me soltó:

  • Sí, dando un paseíto buscando alguien con quien pasar un buen rato...

  • ...y essso? - dije yo, casi balbuceando, y temblándome la voz, dándome cuenta de que la situación empezaba a llegar al límite donde ya no tenía marcha atrás.

  • Tienes buenas piernas, eres futbolista? - contestó él, evitando contestarme la pregunta que le había hecho, y aprovechando para acercarse un poco más y ponerme su mano encima de mi rodilla y palpando el muslo por encima del chandal...

  • Estoo, no, no, antes hacía deporte y eso, pero ya no...-antes de continuar, diciendo tonterías, dejé le frase en ese punto, porque además mi corazón iba en ese momento a mil por hora, y no quería decir cosas absurdas, porque era capaz de ponerme a contarle mi vida, y estropear algo que pudiera suceder más interesante.

  • Pues lo parece -contestó él- tienes muslos anchos y fuertes, igual que los huesos, a ver, ponte de pie - volvió a decir sin dejar de palparme la pierna con su mano.

  • Qué? - dije yo, sin creer lo que estaba oyendo, ni lo que estaba haciendo...

  • Que te pongas de pie, hombre, quiero verte mejor...

Me puse de pie como me pidió, y él acercándose más, me echó mano por la parte de atrás de mis muslos, mientras yo, sin creer lo que hacía, dejaba hacerle sin más, un escalofrío me recorría la espalda, de abajo a arriba, pasaba por mi cabeza, erizando todo mi vello, y bajaba de nuevo, hasta alojarse en mis huevos, con lo que mi polla empezaba a ponerse morcillona casi sin darme cuenta, me estaba dejando meter mano por un desconocido, en mitad de un parque, mi sueño comenzaba a hacerse realidad...

  • Pues pareces todo un deportista - comentó él, siguiendo la corriente, mientras aprovechaba para sobarme sin miramientos, las piernas, y como yo no le decía nada en contra, pasó a meterme mano en mi culo.

Fue entonces cuando se me aflojaron las piernas de repente, y él, notándolo, metió una mano por entre mis piernas, apretando mis ingles, y rozando mis huevos con ella.

Ya no hablaba, me tenía en sus manos, y lo sabía, el muy cabrón se había percatado de ello desde primera hora, y ese don de autoridad es el que me tenía como ido, en una nube, sólo deseaba que me tocara, me agarrara la polla, me obligara...

  • Ven, acompáñame, anda! - dijo, levantándose, y dando casi por hecho que le acompañaría a donde me dijera.

Yo, le seguí sin decir nada, y a él no le importaba que no hablara, sabía que en mi cabeza un montón de sentimientos opuestos me dejaban sin palabras, sólo podía actuar, y había decidido hacerlo sin más.

Me llevó a un lugar apartado del parque, donde había unos setos altos, una especie de laberinto, detrás del cual no se veía nada, y en el centro un gran árbol daba sombra, y ocultaba con sus grandes ramas a todo el que estuviera debajo, parecía una gran cueva oscura, sórdida y, para mí, llena de morbo.

Se colocó delante mío, era más alto que yo, y casi rozándome con su cuerpo pegado al mío me dijo:

  • Te gustan las pollas, eh?

Yo, sin salir de mi asombro, por lo que estaba haciendo, contesté casi sin darme cuenta:

  • Sssí, buenoo...

  • Sshhh, no digas nada, usa la boca para hacer algo más interesante, me dijo de manera un poco borde, y poniéndome las manos en los hombros me agachó delante de él, y abriéndose la bragueta con una mano cuando ya me tenía en cuclillas delante de él.

Ufff, yo notaba el calor subiéndome a las orejas, mi polla pugnaba por salirse del pantalón, y allí estaba caliente como una perra, con un tío que me había calado a la primera, y que me estaba haciendo sentir como una auténtica putita, casi como si adivinara lo que yo deseaba.

De repente, bajó el slip, y ante mi cara saltó una polla enorme, cabezona, totalmente descapullada y brillante que parecía mirarme y decirme "cómeme"...

Yo, ya sin tapujos, pues no era momento de echarse para atrás, le agarré aquel hermoso vergajo con mi mano izquierda, mientras con la derecha me agarraba a su muslo. Empecé a menearlo atrás y delante, delante y atrás, sin ver el momento de meterme aquel enorme pedazo de carne que seguía creciendo ante mis ojos en la boca, cuando de repente, no hizo falta pues él, empujó mi cabeza hacia su polla con una mano fuertemente agarrada a mi cabeza, y casi sin querer, abrí mi boca para recibir aquel rabo.

Me llegó hasta la garganta, y casi me provocó una arcada, cuando ya salía para afuera, otra vez me apretó la cabeza hacia él, y otra vez me la tragué, apretando mis labios contra ella al escurrirse hacia afuera de nuevo, a la tercera ya no hizo falta que me empujara, yo solito me tragué su polla, acariciándola con mi lengua, mientras la saboreaba como si se tratara del más dulce manjar que jamás hubiera saboreado. Me la metía rápido, y la sacaba lentamente, apretando mis labios sobre ella, como queriendo estrujarla, sacarle hasta el último jugo, y enroscando mi lengua. Me tiré así un buen rato mientras él gemía y me decía guarradas:

  • Ohh, sigue, cabrón, vas a hacer que me corra, estás hecha una buena mamona...te gusta mi polla, eh? y qué tenemos por aquí? - dijo, agachándose un poco para llegar con sus manos a mi culo, metiendo sus manos bajo mi chandal, y sin sorprenderse al comprobar que no llevaba ropa interior - Mmm, qué rico culito, zorrita! Quieres que te lo folle, eh? dime putita, dime...quieres que te folle con mi polla?

  • Mmm, ssí, mmm, fóllame, fóllame, quiero tu polla ya! Mmmm, méteme todo esto, por favor, que ya no puedo más -le dije yo, sin ruborizarme ya en absoluto al decir unas palabras que tan sólo había soñado en mis sueños más calenturientos, y sacándome su polla de mi boca, mientras me chorreaban babas por la boca...

  • Sí, pequeña putita, te voy a dar lo que vas buscando, te voy a follar hasta que se me vacien los huevos -dijo, mientras golpeando mi cara con su polla se volteaba, hasta colocarse detrás mío...

Yo aproveché, para ponerme más cómodo y terminar de bajarme el pantalón del chandal, y antes de pensar en cómo me iba a poner, me estaba untando el ojete con un salivazo y un poco de vaselina que sacó del bolsillo.

  • Te vas a hartar de rabo, zorrita, ya verás -dijo mientras metía un dedo en mi culo, y lo movía un tanto para agrandar el ojete, y a mí se me iba un color y se me venía otro...

  • Sssí, sí, decía yo con los ojos vueltos del gusto que me estaba dando sólo con uno de sus dedos - me tenía en sus manos, lo sabía y se aprovechaba de ello, y a mí me encantaba.

De repente, sacó su dedo, se incorporó encima mío, y noté algo gordo, y duro que se metía poco a poco en mi culo y me lo abría de par en par...

-Oohhhh, sííí, mmmm, fóllame, fóllame, fóllame...métemela, por favor... - le dije, y de repente, empujó fuerte y me metió su rabo hasta lo más hondo de mi culo - Aahhh, bufff, bufff - ya no me salían palabras, parecía que tenía su polla a punto de salirme por la boca. Me la dejó toda metida un instante, y de inmediato empezó a dar empujones, embestidas, agarrándose a mis caderas, yo bufaba, hasta que, pasado el primer dolor, el gusto que sentía se apoderó de nuevo de mí, y ya empujaba yo también contra su polla, encontrándomela cada vez que empujaba, íbamos los dos al unísono, se sentían chapoteos en mi culo, el cabrón de estaba taladrando bien el ojete.

  • Ah, ohhh, sí, dame, dame polla, fóllame... -dije, mientras me agarraba mi polla por debajo fuertemente, y empezó a pajearme, yo estaba en el séptimo cielo, sentía su polla embestir mis entrañas, que ya no podía más...meneó mi polla hasta que sintió mi corrida, y cómo me aflojaba de repente, entonces, me soltó la polla, se agarró a mis caderas de nuevo, y dió dos o tres empujones más fuertes, hasta que sentí un chorro interminable de algo caliente colándose en mis tripas, y todo el peso de su cuerpo sobre mi espalda...

Fue en ese momento cuando, levanté un poco la vista y ví que no éramos los únicos que estábamos bajo el frondoso árbol, detrás del tronco había otro tipo que me miraba mientras se pajeaba, y que cuando vió que terminábamos los dos se me acercó con la polla en la mano, hasta meterla casi en mi boca, yo sórdido total, la abrí y volví a sentir por segunda vez en el mismo día una polla en mi boca, así mientras la polla que tenía en mi culo comenzaba a flojear, yo chupé y chupé sin más la que acababa de entrar en mi boca, y lo hice con tantas ganas que el tipo se corrió enseguida, sacándola estrepitosamente y chorreando toda mi cara con su leche, para salir inmediatamente corriendo de entre los arbustos sin decir nada más.

  • Uff, ha sido fantástico, chaval-me dijo el que me había follado, cómo me has puesto! Menudo putón estás hecho...y dándome un par de cachetadas en el culo se levantó y se marchó, diciendo:

  • Suelo venir por aquí, ya sabes dónde encontrarme...

Y me dejó allí, despatarrado, con las manos en el suelo, los pantalones bajados, y mis tripas llenas de su caliente leche, y borbotones de la leche del otro cayéndome por el cuello. Estaba allí, expuesto a las miradas de cualquiera que pasar por allí, medio desnudo, cuando reaccioné, me vestí, me limpié lo mejor que pude y salí corriendo de allí. Llegué a casa, me duché, y todavía me sentía "lleno", me volví a pajear recordando mi experiencia, y me fui a trabajar.

(Vivo en Córdoba, España, si alguno quiere hacerme recordar mi experiencia en vivo, que se ponga en contacto en mi correo, igualmente, agradecería vuestros comentarios calientes)