Mi primera comida

Esto ocurrió la primera vez que mi novia y yo estuvimos en mi cama.

Ya llevábamos bastante tiempo saliendo y decidí invitarla a casa aprovechando que estaríamos solos hasta la hora del almuerzo.

Estaba bastante nervioso y no paraba de mandarle mensajes preguando cuanto le quedaba. Al fin sonó el timbre. Abrí la puerta y ahí estaba, tan guapa como siempre. La invité a pasar y fuimos al salón.

Estuvimos hablando bastante rato y le dije que bailasemos. Mientras bailábamos, le decía lo guapa que estaba, la besaba y la acercaba a mí. Luego me pidió un vaso de agua y fuimos al salón a continuar hablando.

Llegó un punto en que no podía más. Me quedé callado y me abalancé sobre ella. Me encanta besarla.

-Y esto así de repente?

-Es que estás preciosa y no aguantaba más. Te amo.

-De verdad?

-De verdad.

Me abrazó y seguimos besándonos. Buscaba su culo con mis manos. Le besaba en el cuello mientras ella me decía que me quería.

-Sabes qué? Creo que en mi cama estaríamos más cómodos.

-Y a qué esperamos?

La llevé en brazos hasta mi cama. Una vez allí, seguimos besándonos y empezamos a quitarnos ropa hasta quedarnos los dos en ropa interior.

-Esto te sobra- dije mientras le quitaba el sujetador.

La tumbé en la cama y me puse encima. No paraba de besarla. Empezaba en su boca y bajaba. Llegué al pecho. La escuchaba gemir. Me entretuve en los pechos porque, aunque ya los había visto otras veces, a ella le encanta y a mí me gusta oírla gemir. Ella mientras tanto me acariciaba el pelo. Seguí bajando y le besaba la barriga.

-Me haces cosquillas.

-Quieres que pare?

-Ni se te ocurra. Sigue porfa.

Seguí bajando y llegué a la zona deseada, pero quería hacerla esperar. Besaba sus piernas y cada vez me acercaba más hasta que empecé a acarociarla por encima de las bragas. Estaba muy mojada cuando se las quité.

Aunque no paraba de gemir, la notaba muy nerviosa, por lo que paré un momento para abrazarla y hablarle al oido.

-No pasa nada, yo también estoy nervioso. Si no estás segura podemos parar cuando tú quieras.

-Vale.

-Te quiero- le dije mirandola a los ojos y la besé.

Volvía a bajar a su cintura. Pasaba las manos cerca de su vagina, pero sin tocar. Continué besando sus piernas hasta que finalmente llegué a probarla. Me gustó mucho su sabor y seguí haciéndolo mientras con mis manos acariciaba sus pechos. Sus gemidos cada vez eran mayores. Su respiración me indicaba que iba por el buen camino. Cogí sus manos para verla. Allí estaba, mirándome mientras seguía lamiendo su vagina.

-Te quiero- dijo ella.

-Cuanto?

-Más que a nada.

Así seguimos hasta que se corrió. Entonces volví a abrazarla y la besé, pero ella no me correspondía. Estaba mirando al techo y en su cara se podía ver que que había disfrutado. Le di un beso en la frente y me acarició en la cara.

-Ha sido increíble. Gracias. Te amo.

-Y yo a ti.

Ahora sí me abrazó y nos besamos de nuevo. Después me tumbé en la cama y ella se quedó a mi lado usando mi pecho de almohada y nos quedamos hablando mientras le acariciaba el pelo.

Aunque no sucedió nada más, lo cierto es que fue una mañana inolvidable.