Mi primera clase de Tennis

Un viejo y feo profesor, una niña rica (en los 2 sentidos), la primera clase de Tennis, faldas cortas y manos largas

Mi primera clase de Tennis

Don Bernardo era un señor como de 56 años, algo bajo, feo y barrigón que por asombrozo que parezca era instructor de tennis, y la verdad no es que fuera bueno en tennis, más bien era un aficionado que por medio de un contacto (nada raro en estos tiempos) entró a trabajar a un deportivo de esos privados y alzados.

El lugar era cerrado y algo pequeño pero bonito, Don Bernardo era muy exigente y bastante presumido alardeando siempre de cosas que según él hizo de joven pero que no eran reales, pero las afirmaba tanto que hasta él mismo se las estaba creyendo.

Un día llegó al deportivo una jovencita de no más de 18 años, como de 1.68m de altura, con una cara angelical de tez clara y ojos igualmente claros, cabello largo por debajo de los hombros y un lasio que parecia salida de un comercial de shampoo pero lo que más sobresalía de ella era su cuerpo tan bien formadito, unas piernas y un trasero tan rico que se notaban bastante bien en esos apretados jeans que llevaba; un abdomen y una cinturita que daban ganas de tocar, y unos pechos justos para la edad, ni exagerados ni demasiado chicos, simplemente lo natural.

Bueno, la niña venía de una familia acomodada y no sabía mucho de deportes (es de esas niñas mimadas que no salen de su mundito) y se le hizo interesante aprender tennis, pero no sabia casi nada de él; checando los horarios se dió cuenta que la última clase la daba de Don Bernardo y decidió apuntarse con él.

Llegó la primer clase, ella llevaba puesto otro de sus jeans muy pegaditos donde no se notaba ningún calzón pues llevaba una tanguita negra y un top negro que dejaba a la vista esos delicados y hermosos hombros, irremediablemente otros profesores, señores y chavos que trabajaban ahí o estaban terminando la clase se le quedaban viendo, digo, no era común ver una chica así.

Se presento ella con Don Bernardo - Buenas tardes, ¿Es usted Don Bernardo?, yo soy Anette, y vego a que me enseñe tennis -

Don Bernardo no pudo evitar verla detenidamente y con cierta lujuria, a lo que ella se extraño y sin pensar mal  preguntó -¿Hay algún problema con mi atuendo?-

Y Don Bernardo dijo: - Primeramente mucho gusto, efectivamente yo soy Bernardo y ahora seré tu instructor, y..., ahora que lo preguntas si hay un problema con tu atuendo, ¿Que no sabes que para practicar tennis debes de venir con una falda y blusa blanca? - , - pues la verdad no lo sabia – respondió Anette, - pues bueno, necesito que tengas esa ropa puesta pues así será más cómodo para ti (y más rico para mí pensó Bernardo).

Pues no me diga, dijo Anette, entonces me di la vuelta en vano.

Entonces Don Bernardo se quedó pensando y le dijo: No se si te moleste pero para que no pierdas la clase te puedo prestar una falda y una blusa, eran de muestra pues antes las vendía pero ya no vendo.

Anette se quedó pensando profundamente y dijo: Esta bien, si me hace usted el favor yo acepto con gusto, solo espero que me quede.

Es algo chica, dijo Don Bernardo, pero estoy seguro que te quedara, la ropa de tennis para dama es algo ajustada sabes, así que no te extrañes.

En realidad la ropa era como para una niña de 15 años, pero sin más fue a ponersela.

La blusa le quedaba ajustada y con ello sobresalía más su busto, pero como a ella le gustaba todo muy ajustado no le dió importancia, y bueno..., la falda, la minifalda para tennis le quedó muy corta, si de por si es corta ésta le quedó aún más, además que era ajustada y sobresalían sus hermosas curvas y dejaba en claro que la niña poseía unas piernas bastante bonitas, por supuesto no llevaba licra y tenía puesta su tanga negra,algo muy peligroso pero por las prisas ni cuenta se dió.

Al salir, Don Bernardo presencio (y sólo, porque nadie daba clase a esa hora casualmente) un espectáculo con semejante niña vestida tan pero tan atractivamente, tuvo que contar con mucha fuerza de voluntad para no ser tan obvio.

Entonces ella se acercó y le dijo, - bueno..., estoy lista - , y el le comenzó a hacer pequeñas preguntas del tennis mientras la observaba con poco disimulo y se dio cuenta que ella no sabía casi nada del tennis; entonces dijo: - Lo primero será la manera en que agarres la raqueta -

Don Bernardo fue a una banca por la raqueta, se la dio y en lugar de enseñarle el mismo como tomarla le dijo: ¡tómala!, yo me pondré detras tuyo y paso a paso te diré la manera de tomarla - ; creo que está demás decir que se estaba aprovechando de la situación

Entonces ella tomo la raqueta y Don Bernardo la tomó de la cintura para colocarse detras de ella, tomó sus manos fingiendo tomar la raqueta también y con ese movimiento quedaron muy pegados rozando su paquete con el trasero de ella y aspirando el delicado perfume que salia de su cuello.

Finalmente no pudo más y comenzo a besar y chuparle su oreja, ella se inmovilizó, le sorprendió muchísimo y se puso muy nerviosa y roja y con tono sorpresivo dijo – ¡oiga, que está haciendo! - , pero en lugar de responder, así como estaba, abrazandola ahora y repegandose y frotándose con el trasero de ella el viejo se siguió de calle besandole el cuello.

Ella se estaba poniendo más nerviosa, nunca le habían besado el cuello y sintió que la piel se le ponía chinita, comenzaba a tener escalofrios y la voz cortante.

De ahí el viejo se siguó con las piernas, mientras besaba su cuello le estaba sobando las piernas de abajo hacia arriba para finalmente subirle la falda. Al sentir el viejo la tanguita de la niña se dió cuenta que no tenía licra y eso le excitó muchisimo, y mientras con una mano jugueteaba con su tanguita, con la otra se bajó un poco el short y dejaba que su miembro creciera más y más mientras hacia un movimiento atrás adelante.

Sus manos se posaron ahora en el trasero de la pobre niña, lo manoseaba sin piedad, pasó de nuevo al frente y apartando un poco la tanga hip, metió el dedo en su conchita y ella soltó un gemido.

Con la otra mano subió hasta su pecho, lo tomó y lo manoseó, desabotono los tres primeros botones y metió la mano debajo de la blusa.

Así la llevó hasta los vestidores de hombres donde a esa hora ya no había nadie y cerró con llave....

CONTINUARÁ...