Mi primera cita con Frank II

La segunda parte! Disfrutad

Mientras secaba el resto de semen de la blusa, su polla seguía con una tremenda erección. Esa polla en forma de gancho me hacía imaginar cosas muy sucias. Ese hombre

era insaciable, porque sentía có

mo sus manos me agarraban partes del cuerpo que solo un cuerpo ansioso puede agarrar. Y fue suspirar un poco, cuando una de sus manos tocó una parte más sensible. Para que justo eso, y sólo eso desatara en él su parte más canalla.

Pero de su boca solo salió:

-¡Arréglate!

Le miré con una sonrisa cariñosa y seguí preparándome. Mientras Frank

se dio una ducha de agua fría, p

odía escuchar su respiración tras la mampara.

Frank era distinto. Un hombre que me hizo sentir segura desde el primer minuto, un hombre que me cuidó y me hizo disfrutar de ese morbo que nos dábamos mediante una pantalla. Me lo transmitió desde el primer momento. A pesar de su atenta mirada contrastantemente.

Mientras se vestía después de la ducha, abrió la boca y volvió a decir:

  • Amor, me gustaría que hicieras algo por mí.

Lo primero que se me paso por la cabeza fue que me pediría que quedáramos nuevamente lo más rápido posible.

-Dime. Contesté.

-La sola idea de imaginarte allí con ésos dos pervertidos sin ropa interior, me pone muy Guarro.

Mi respuesta fue inmediata, la idea me encantó. Después de bajar las braguitas por mis muslos la agarré entre mis manos y las metí en uno de sus bolsillos como buena putita que era. Seguidamente le di un pico en los labios.

  • Toma, ahora son tuyas.

Salimos de la habitación en busca del ascensor, dónde como dos adolescentes, nos seguimos besando y metiendo mano. Teníamos ese subidón y esa adrenalina en el cuerpo. Pero tras cada beso todo lo que habíamos hecho la anterior noche parecía insuficiente para el vicio y el deseo que teníamos.

El ascensor parecía un baño de discoteca, solo nos detuvo el propio ascensor cuando se detuvo para recoger a más gente de otra planta del hotel.

La gente al entrar nos miraba dos veces. ¿Alguien puede imaginar por qué?

Frank dejó la llave en recepción y accedimos al parking,

-Deja que te lleve. Dijo Frank.

-Me pone un Uber, tranquilo.

-Por favor. Dijo en tono despectivo. Seré mil veces mejor que un Uber.

-No lo dudo. Dije acercándome a Frank agarrando el cuello del polo que llevaba puesto.

Con la mirada clavada el uno en el otro acepté

su oferta y rechacé el Uber que estaba a cinco minutos de allí.

-El trayecto nos dará una media hora larga, y el simple hecho de llevarte así, bien sexy y sin bragas, me pone muy cachondo.

Subimos al

coche y poco tardé en sentir có

mo mi pierna era absorbida por su mano izquierda mientras conducía. Podéis imaginar que se empieza muy tímidamente pero se sigue con mucho descaro. Mi profunda respiración y la cara de placer, provocaba que el camino que iba tomando su mano fuese cada vez de más largo recorrido.

Fui abriendo cada vez más mis piernas la falda era ya el único impedimento para Frank. Mis manos agar

raron la falda para subirla lig

eramente y dejar mi coño al aire libre. Ahora ya era todo suyo. Mi coño resaltaba ante esos asientos de cuero. Mi piel lisa y sin  ningún pelo atraía todo el morbo que podía llenar ese coche. La humedad de mis labios era increíble, hacía que todavía reluciera más mi precioso coño.

Me estaba llevando a un punto con sus dedos en el cual sabíamos perfectamente que estabas perdiendo el control. Tenía la perfecta capacidad de ir acariciando mis labios vaginales a la vez que te masturbaba cada vez con más intensidad.

La excitación era tal que tuve que apretar uno de mis pezones supongo que en busca de un placer más completo.

-¡JODER, ESTAS EMPAPADA! Dijo algo distraído de la carretera.

Frank alucinaba con mi brutal capacidad sexual. Ll

evábamos toda una noche y acabam

os de despertar con sexo frenético y

de mi coño no paraba de

manar fluido.

-Jamás había conocido a nadie tan Puta como tú. Jamás.

Cuando me di cuenta estábamos parados en un trozo de carretera. Perdí la noción del tiempo y del rumbo. Sólo estaba centrada en ese brutal orgasmo.

Fue el más intenso de mi vida. ¡¡FUE EPICO!!

Su mano parecía tener 8 dedos ya que sacó su mano mojada que goteaba y tuve un orgasmo muy placentero. Fue la mejor prueba de que sexualmente nos conocíamos perfectamente.

Mientras volvíamos a la carretera y enderezábamos el rumbo al despacho de Diego no pude dejar así a Frank.

Mi mano pasaba por S

u muslo alto, llegando a casi su ingle. Y allí estab

a su polla, dura y atrapada bajo

el pantalón.

Me iba a costar despedirme de ese hombre. Me iba a costar olvidarme de este día. No tuve que decir nada para que Frank hiciera lo posible para liberar ese trozo de carne doblada que me gustaba tanto. Mientras ayudaba a que no tuviéramos un accidente mirando a la carretera, Frank dejó su polla mirando al techo

,

libre para mí.

Acerqué mi mano y

agarré esa polla dura. La pajeé

con mis manos y me coloqué de la manera que mejor estaba para llevármela a la boca. Era la primera vez que iba a mamar una polla estando el coche en marcha. Me pasó por la cabeza imaginar que era muy ilegal. Primero tuve que quitarme el cinturón y segundo, copiloto no permitas distracciones. Lo siento mucho policía o quien quiera que controle eso.

Yo me incliné y mi lengua repasó todo trozo de carne al aire libre. Dejé caer un poco de saliva por la parte alta y seguidamente me lancé a comerme la polla del conductor. Deslizaba de arriba abajo mis labios y mis manos no estaban quietas. Una de ellas acompañaba a mi boca y la otra me sujetaba para no caerme, ya que estaba casi de rodillas en el asiento. Mi visión de la situación era escasa, solo veía sus huevos apretados saliendo contra el pantalón y carne viscosa saliendo de mi boc

a.

Estaba muy cachonda y me dejé

el alma en esa mamada. Se escuchaban esos lametones llenos de saliva y la succión de mi boca contra su polla. Frank gemía mientras su mano se posaba en mi cabeza con delicadeza. Se detuvo el coche y asustada

por si pasaba algo, también paré

de chupar. Pude observar en el llavero de las llav

es, que colgaban del contacto, u

n símbolo típico de ese corazón partido por la mitad que te regala tu pareja. Volver a imaginar que estaba casado y que en ese mismo coche donde iban los fines de semana a comprar y hacer su día a día estaba yo mamándole la polla

me llenó de un morbo insuperable, e

hizo que na

da me detuviera.

Seguí mamando es

a polla en forma de gancho y no tardó en pe

dir que no me parara

q

ue ya se correría

. Sellé mis labios contra su polla y mi lengua jugueteaba contra tu capullo. No había desayunado nada, esa corrida en mi boca era lo primero que entraba en mi estómago, ¿no es maravilloso?

Dejé la zona impecable por allí

;

ni criminología encontraría restos. Me incorporé limpiando mi comisura y barbilla de esos restos de la mamada. Frank recogió su gancho sin abrocharse, ya que era complicado.

No sé ni cómo ni cuándo, pero finalmente llegamos al parking del despacho.

Al parar el coche

me dejó en la puerta despidiéndonos con un largo beso con lengua.

-¿Te veo pronto?

-No te vas a dar cuenta, cuando

ya estarás desnudo a mi lado de nuevo.

-¡Me encantas!

Sonreí y me fui sabiendo que había dejado a un hombre satisfecho, feliz. Podía sentir sus ojos clavarse en mi mientras me alejaba.