Mi primera cita con Frank!

Había un error en el texto, lo vuelvo a subir! :P Espero que os guste.

Fue una noche que recordaré toda mi vida. Bueno tarde noche. Nervios, duda, morbo, pasión,  nervios multiplicados por dos. Fue algo mágico, teníamos esa conexión que se dejó ver nada más empezamos a conectar. Frank y yo nos conocimos mediante un chat que no explicaré detalladamente porque es muy largo, pero fuimos conectando poco a poco hasta el punto que teníamos una relación diaria de mucho, digámoslo así,  --amor “cibernético”--.

La noche fue una autentica pasada, que estuviera casado y hubiera mentido delante de mí para pasar aquella maravillosa noche juntos no lo olvidaré nunca.

Pero además de tener grabada en mi memoria cada frase, cada movimiento, cada gemido de placer que hice sacar a Frank, lo que más recordaba era esa mañana.

El sol entraba por la ventana del hotel que habíamos contratado para una noche en el centro de una ciudad cercana. Habíamos follado pegados a la cristalera, mirando las luces de los pocos coches que circulaban por la autopista que nos ofrecía las vistas. Los refregones en esta eran muy evidentes. Al verlos me vi con la cara estampada en ella o incluso pude sentir mis nalgas cuando se pegaban a ese frío cristal.

Pero yo solo tenía en mi cabeza llegar a una hora decente a la oficina de Diego ya que Iván me esperaba para repasar los puntos más importantes antes del juicio donde iba como testigo. Sentada en una silla colocaba bien mis medias, con delicadeza de no romperlas. Soy muy torpe y siempre acabo haciéndoles una carrera.

-¿Ya huyes? Dijo esa voz que tantas veces me había hablado tras la pantalla. Ahora sonaba de verdad. Sonreí y dije:

-No, como quieres… me corto la palabra.

-Shhh…es broma, sigue vistiéndote. Me encantas.

Cogí mi falda y pase mis pies por ella para subirla sabiendo que unos ojos me miraban atentamente. Cuando fui a abrocharme la falta ajustándomela mirándome al espejo no pude evitar mirar de nuevo a Frank. Mis palabras fueron:

-¡¡¡WAAAWW!!!  ¿Ya está tan dura?

Tenía la polla en la mano y parecía estar dura como un palo. Su polla en forma de gancho me atraía como un imán. Pero mi responsabilidad del juicio pesaba más en ese momento. Seguí vistiéndome acabando de colocar mis zapatos y mientras iba a por el bolso para maquillarme mi mirada se clavó en la polla que ahora estaba entre sus manos, pajeándose lentamente.

Mientras me maquillaba los ojos observaba su polla a través del espejo. Nuestras miradas parecía que iban cogiendo cada vez más temperatura. Frank me miraba y sentía cómo me desnudaba solo con sus ojos. Su polla me apuntaba cada vez más brillante y dura. Supongo que cosas de ese momento, salió mi lado más zorrita. Llevé mis manos al borde de la falda, levantándola hasta que mis manos pudieron agarrar mis braguitas recién estrenadas. -Recordad que siempre hay que llevar unas de recambio al bolso. Es un consejo de guarrilla-.

No fue tarea fácil ya que la falda era de tubo. Dejé caer las braguitas al suelo mientras colocaba de nuevo mi falda. Levanté un pie, luego el otro y me agaché a coger las bragas. Desde mi posición lancé esas braguitas a Frank. Casi cogiéndolas al vuelo las agarró y empezó a pajearse con ellas.

-Mira, ya llora por ti.

-¿Ah, sí? Me acerqué al borde de la cama sentándome en ella. Y pasando mí dedo índice por la punta de la polla me llevé esa lágrima a mi boca. Me levanté de nuevo y agarré mi bolso para ver la hora en el móvil y decir a Iván que iba un poco tarde.

-Te han gustado mis braguitas veo. Dije tras observar que no paraba de pajearse con su polla entre ellas.

Iván contestó a mi mensaje casi al instante y empezamos a enviarnos WhatsApp. Tomé asiento ya que Iván no era precisamente rápido escribiendo y quería dejar claro que quizá llegaría un poco más tarde. Tenía a un madurito masturbándose con mis braguitas en una cama a escasos metro de mí. Todo podía ocurrir. Iván dijo que no había prisa que fuera tranquila.

Cuando leí eso, sentí a Frank a mi lado. Su polla rozaba mi blusa y su mano empezó a tocarme una teta por encima de ésta. Tendríais que haber visto mi cara de felicidad de putita. Yo la vi en el espejo donde me estaba maquillando y me puso hasta cachonda. Giré mi cabeza, para encontrarme con la polla a escasos centímetros. Estaba brillante, dura, preciosa. Frank la agarró para ofrecérmela y no dudé en pasar mis dedos por su capullo. Acariciando y esparciendo un poco más cada gota de flujo que sacaba. Dios, que ganas de metérmela en la boca. Desprendía un olor que difícil es no tener ganas de devorarla. Como esos croissants recién salidos del horno de la panadería a la hora de desayunar.

Frank la acercaba cada vez más a mi boca. Podía ver cómo su polla iba dejando marcada mi blusa con el flujo, pero no me importaba. No podía aguantar más y tome posesión de la polla. Frank no quería quedarse sin darme quizá su último meneo. Así que se hartó de mi lentitud, quitándome la polla de las manos.

Se puso tras de mí y empezó a sobarme las tetas y comerme el cuello. Una mano se fue a mi falda y la acortó para llevar su mano a mi coño. Lo consiguió y allí estaba yo, espatarrada con la mano de Frank en mi coño y gimiendo de buena mañana. Sus manos no paraban quietas; era un abuso. Que delicia. Me agarró por debajo de los brazos haciendo que me pusiera en pie. Nos miramos con mucho deseo y se puso manos a la obra.

Frank era decidido, se mostró así desde la primera vez que nos vimos. Le gustaba llevar la iniciativa. Sus manos hicieron todo lo posible para que mi culo quedara libre. No quitó del todo la falda, pero en segundos estaba con ella por los tobillos y su polla frotando mi coño pidiendo permiso para entrar. Sentí su polla caliente acercarse a mi coño y guau, que maravilla. Abrí mis nalgas para ver cómo su polla entraba sin esfuerzo, y su polla se coló escuchándose ese típico ruido de algo pringoso. ¿Os suena? Si os suena podéis describirlo y enviarme un correo electrónico, me dará mucho morbo.

Su polla entró sin dificultad, con lentitud pero con decisión. Solo se escuchaban mis gemidos suaves pero llamativos. Incluso llegué a pensar que podía ser una motivación para empezar el día alegre de las habitaciones vecinas, ya que los gemidos resonaban bastante. Frank me agarraba de las caderas, en un polvo clásico, pero muy bien hecho. Quizá de esos polvos que te dejan más satisfecha que otros que esperabas con más ganas. Frank me dio unos pollazos más intensos para acabar sacándola.

-Joder, ya me la ponías durísima en internet. Imagínate ahora. Mira como la tengo.

Sonriente, eché un ojo a su polla y me llevó a la cama con cuidado, ya que mi falda colgaba de mis tobillos. Me apoyé con las rodillas en la cama y mi culo quedó totalmente expuesto. Frank se agachó para observarlo. Giré mi cabeza y miraba mi culo y mi coño totalmente abiertos por la posición en la que estaba. Se mordía un labio y se le veía feliz. Yo estaba acalorada y con el corazón bombeando fuerte. Sus manos sobaron un poco mi rajita, esparciendo mi flujo por todas partes, para colocar un pie encima de la cama y volver a penetrarme. El ritmo seguía siendo el mismo, pero, repito, me estaba dando mucho placer. Mis gemidos fueron en aumento y escucharme gemir de esa manera tan placentera, escuchar su polla deslizarse por mi coño en ese silencio prohibido entre un casado y yo, hizo que me corriera de una manera maravillosa.

-Ooohhh, sííí, ¡¡¡¡¡Fóllaaameeeee no pareeess!!!!! No pares, sigue, sigue…  Solté a grito pelado mientras Frank aguataba la compostura, a un ritmo muy parecido todo el rato aumentando la profunidad.

-Si te doy más me corro…

AHORA QUIERO QUE ACABES TÚ LA PARTE DE TU CORRIDA ¿TE APETECE?  SI TE APATECE PUEDES ENVIARMELA O SIMPLEMENTE IMAGINARLO ;)

…..

…..

…..

Me levanté y fui a por unas toallitas húmedas que siempre llevo en el bolso. Ya os contaré en qué momento creí que eran una prioridad en el bolso. Jajaja. Froté enérgicamente el semen que había caído en la blusa, dejando una mancha de humedad gigante.

-Mierdaaaaaa.

-Lo siento. Sécalo con el secador del baño.

-Buena idea. Fui directa al secador y mientras estaba con la boca del secador apuntando a mí mancha, Frank me avisó.

-¡Te llaman!

-¿Quién es? Dije desde el baño.

-Iván > Diego, pone.

Y allí estaba yo hablando con Iván mientras secaba la mancha del semen de Frank, una locura.