Mi primer y único trio
Me enamoré...y de pronto me encontré con una sorpresa
Antes que nada, saludar a todos. Este es mi primer relato y surge por iniciativa propia. Es completamente real y espero que les ilustre un poco respecto a mi persona.
Como mandan los cánones, lo primero es describirme. Mi nombre es Romina, soy una chica delgada, piel clara, trasero nada espectacular y un hermoso par de tetas. De esas que bien pueden recibir una buena verga en el canal. Tengo 23 años y me encantaría vivirlo todo.
Conocí a Alan una tarde de diciembre. Yo estaba con mi ex (en esos momentos novio) en mi casa, disfrutando de unos días de asueto, sin padres, pues ellos habían tomado camino a Vallarta. El timbre se escuchó con fuerza inusitada y justo en ese momento Samuel (el ex novio-novio en mi relato) me dijo que había invitado a un amigo a beber unos tragos. La verdad es que no me hizo gracia. Pero ante todo los modales.
Abrimos la puerta y ante mis ojos apareció un tipo, he de decir que bastante normal: 1,80 mts ,piel apiñonada, atlético y cejas pobladas pero que al instante me hizo dudar ¿Fue la cerveza?¿Fue el destino?...no lo sé.
Se llamaba (bueno se llama) Alan. Al instante de entrar en mi casa se instaló. Colocó un six pack de guinness en la hielera y nos hizo la plática. Para Samuel era algo cotidiano, pero a mí me choco bastante. El tipo parecía el más cómodo con la situación.
Aún, y ante la insistencia de Samuel, llamé a una amiga para que Alan no hiciera mal tercio. Ella no se animó.
La noche transcurrió tranquila. Pasadas unas dos horas Alan reclamó una cama y fue ofrecida en reciprocidad. Le dije que se quedara en mi cuarto. Samuel y yo teníamos planes y la habitación de mis papás resultaba perfecta. Alan se fue a dormir. Yo mientras tanto fajaba con Samuel casi forzada. El sujeto aquel había logrado cautivarme.
Llegó el momento de subir al cuarto y hacer el ritual de quien supuestamente se quiere. Me desnude sin preámbulos y mire su verga erecta y morena que no me decía nada. De pronto se acabó la magia. No sé cómo explicarlo. La sensación que habíamos vivido durante 2 años se apagó en un instante. Mi cabeza estaba en otra parte en el cuarto de al lado con el mejor amigo de mi novio. He de reconocer que soy una mamadora experta, pero hasta esas lides merecen corazón. Y yo no ponía de mi parte. Aquello fue una mamada convencional. Mi lengua transmitía nada. Era un completo vacio.
Aceleré mi labor. El sentado en la cama de mis papás, con el pantalón en los tobillos y la verga apuntando al cielo. Yo con las tetas de fuera coronadas por los respectivos pezones cafés claro. Si algo me gusta de mi cuerpo son las tetas. Blancas, muy blancas, grandes. Y aproveche sus dimensiones para hacerle lo que en buen cristiano se llama una rusa, apenas embadurnada por un poco del liquido previo que derramo en las primeras chupadas.
Se la chupe como quien no quiere chupar. Por compromiso hice que se corriera en mis senos, dejando en mí su semilla blanquecina. Fui al baño. Me limpie el semen que escapo de la profusa venida y que corría por mi mejilla y cabello .Hice gárgaras. Y fui regresé al cuarto de mis papás. Ahí estaba Samuel, medio roncando, con su cabello rizado y piel demasiado morena. Con su pantalón arriba y la almohada cubriendo la cara. Aquello fue la gota que derramo el vaso. Verlo tumbado, como quien no quiere guerra, fue lo que al fin y al cabo me despertó. Salí del cuarto, en dirección al baño. Ahí explore con una sensación entre duda y calentura todos mis adentros. Estaba hecha una fiera. Y mi novio no era el indicado.
He de reconocer que no fue fácil. Asomarme como violadora a espiar a un tipo que apenas conocí representó lo más difícil. Pero el ahí estaba no roncaba su torso se descubría un poco, dejando ver el abdomen. No pude más.
Entre al cuarto de puntillas. Le miré. Lucia hermoso en la penumbra. Conté hasta tres varias veces y al final del ciclo me atreví a descobijarle lentamente. Como una ladrona a hurtadillas. Recuerdo que tenía un bóxer negro. Lentamente lo fui bajando para dejar a mi alcance la mata negra de pelo púbico que le coronaba. El hizo un movimiento y aquello me volvió a la realidad ¿Qué estás haciendo? Alcancé a pensar al momento en que volvía a mi tarea.
No engañando a la verdad el espectáculo me decepcionó. Un miembro viril sin erección no es atractivo. Tenía que hacer algo. Sin más lo introduje en mi boca, succionando de manera sutil, con mi boca bien ensalivada. Baje su glande con destreza para encontrarme con la cabeza que empezaba a levantarse. De pronto sentí que una fuerza movía mi nuca. Era el. Llevando con su mano el ritmo de mi estupenda mamada. Me susurró algo, pero yo estaba en lo mío, así que sin más la metí todo su rico pito en mi boca dejando que me penetrara de forma bucal, como haciendo el amor con mis labios y lengua. Yo hice mi mejor artimaña, y en cada embestida envolvía la cabeza con mi lengua, ocasionándole suspiros. Muy lentamente conocía su verga, y a decir verdad me encantó. Sabía salada. Olía delicioso.
De pronto me dijo "quiero correrme en tus tetas", a lo que obedecí sin chistar, prestándole mi hermoso par de tetas para que se viniera con su rica leche tibia y en cantidades industriales. Aun pude tragar un poco. Robé un hilillo de su cabeza que emanaba solitario y lamí. Y segui lamiendo. La situación, el sujeto, el sabor me tenían a mil y le pedí entonces que me la metiera. Ante mi sorpresa Alan me dio la espalda. Y sin más me envió a dormir. Mañana hablamos, dijo, en el justo instante en que mi intimidad chorreaba.
Me largué y prometí no hacerle el juego. Pero no sé si hayan pasado por algo similar el saberlo distante y ajeno me hacia desearlo más.
Fui a dormir con Samuel. Y cuando digo a dormir, es que solo dormimos. Mi ex parecía entender que yo no estaba dispuesta para él y me dejó un hueco de la cama. Al despertar Samuel seguía roncando, mi gata maullaba, gritaba el del agua y Alan se había ido. De el solo quedaba el sabor salado de su semen en la comisura de mis labios.
Nunca me espere que llamara. Es más, ni siquiera le di mi teléfono, pero él lo saco del móvil de Samuel. Solo pocas horas después de que le hice una felación de campeonato, me llamó de lo mas tranquilo para decirme que si podíamos vernos.
Mi negativa fue momentánea .la verdad no había dejado de pensar en él ni un segundo y ansiaba que por fin me metiera su verga de manera cadenciosa. Es increíble, pero solo de oír su voz me prendí excesivamente. Acabé diciéndole que sí. Le pedí su dirección, despedí a Samuel con un buen pretexto y aborde un taxi con dirección al sur.
Mentiría al decir que tuve nervios. No fue así. Llegue a su casa de lo mas natural. Yo iba vestida con unos jeans y un sweter largo que dejaban mucho a la imaginación. Me sorprendió una voz femenina en el interfon. Subí. Aún con el miedo e incertidumbre lo deseaba en demasía como para echarme para atrás. Me abrió la puerta una chica, se presento como Fabiola. Buen gusto tenía el desgraciado: 1, 60,blanca, cabello corto debajo de las orejas, tetas bien formadas, de tamaño mediano, delgada, y una cara de niña bonita que resaltaba. Aparentaba edad menor a sus 19 años. Una delicia y yo no lo apreciaba aún.
Pasados unos segundos y en la sala, llegó el. Estaba en una habitación esperando nuestro encuentro. No sé cómo explicarlo. Pero no hicieron falta preámbulos ni chorradas. El simplemente me tomó por la nuca y me besó. Yo me dejé llevar, mientras el atraía mi cuerpo al suyo, permitiéndome palmar su paquete, mientras se restregaba sin reparos. Sin mediar palabra, Fabiola se acercó a mi por la espalda. Mientras Alan me besaba y rondaba mis nalgas con sus manos, Fabiola me besaba sutilmente el cuello. Aquello era el paraíso. La lengua femenina recorría mis vertebras superiores con habilidad y Alan entre tanto desabrochaba mi pantalón, de rodillas frente a mí.
Lo que sigue, lo cuento después. Continuará
Y sé que sabrán disculpar el anuncio, pero buscamos contacto con gente liberal: parejas, chicos (solo para mí),chicas etc. Estamos abiertos a propuestas.