Mi primer voyeur completo
La la fiesta se fue a la casa y el juego nos llevó a perder el control
Mi primer voyeur completo
Hola, soy Gaby, y para los que no me conocen les diré brevemente que soy muy caliente y que me gusta exhibirme, y ver como me desean los hombres. Actualmente tengo 26 años, y lo que les platico ocurrió hace unos cuatro años cuando vivia en un edificio multifamiliar. Ya les he platicado unas experiencias en ese lugar y lo que les platico ocurrió con ese mismo vecino calenturiento que me gustaba provocar, pero esto fue diferente y muy exitante.
Vivo en unos multifamiliares donde las espaldas de los edificios estan muy pegadas unasa otras, apenas unos dos o tres metros de ventana a ventana, eso hace que sea muy común ver lo que pasa con los vecinos de atrás. Ya le he contado como descubri que mi ventana daba al cuarto de un adolescente calenturiento con el que establecí una relación de mutuo entendimiento sin palabras, nos masturbabamos juntos a traves de la ventana y yo disfrutaba de verle tan exitado con mi cuerpo.
En ese entonces no tenia novio y mis ansias se calmaban con fecuencia en mi soledad, aunque de vez en cuando me quedaba con algun amigo para consolarnos juntos, como ocurrió la noche que les voy a platicar.
Fue un fin de semana entre mayo y junio, recuerdo que casi terminabamos el semestre, cuando varios amigos nos fuimos de parranda, fuimos a bailar y los calores nos fueron llegando. Para estas ocasiones yo visto muy normal, tan exitante como es posible sin parecer vulgar. Desde que voy escogiendo la ropa y me imagino los calentones que voy a poner ya me estoy calentando yo tambien. Pues ese dia andaba muy escotada, lo recuerdo bien por que en los movimientos del baile se me asomo una bubi, y yo no lo noté de inmediato hasta que jorge me dijo: “estan hermosas, pero mejor guardalas para despues”; yo me puse colorada sobretodo porque no me lo esperaba. La anecdota llegó a la mesa despues de bailar y la fueron haciendo crecer, ya entonces estaba preparada y les fui siguiendo el rollo. Empezamos a retarnos unos a otros, sobretodo a las chicas, que a que no te animas a quitarte la tanga, a subirte la falda, o a bajarte el escote, que no te animas a enseñarlas , etc... El caso fue que Luisa me dijo: “ yo me subo la falda y tu te bajas el estraples”, y acepte el reto. Entonces ella me sorprendió -el alcohol ya estaba subiendo- y se levanto el vestido hasta la cintura quedandose sentada en tanga, que era casi como decir que en nada. Con lo obscuro del local fueron pocos los que lo notaron, pero sí los de alrededor y sobretodo nosotros. Así que no me quedó más remedio que pagar mi parte y me baje el vestido hasta la cintura quedando sólo en bra, pero uno diminuto de media copa. Asi los momentos se fueron calentando. Jorge mencionó lo caliente que estaba y se apretó la verga tiesa aprisionada en su pantalón y al asomarme a verla se me hizo agua la boca, o mejor dicho, las bocas. No supe en que momento pasó, pero pasó, unos instantes despues se la estaba acariciando. La sentía palpitar en mi mano y Luisa y Gladys estaban asombradas de mi atrevimiento, Jorge cerró los ojos y se dejó hacer. Pedro acarició las nalgas de Luisa que estaban al aire y ella respondío plantandole un beso de varios minutos. Gladys prefirio irse a bailar y jaló a Miguel hacia la pista desapareciendo por un rato.
Los cuatro seguimos en la mesa y la platica se tornó irremediablemente al sexo, comenzamos a bromear y luego a hablar con mucha franquesa de nuestros gustos y fantasias, y entonces en un arrebato de sinceridad les conté de mis aventuras con mi vecino. Me tacharon de pervertida y pervertidora, pero confesaron que les calentaba la idea. Entonces el alcohol y la calentura hablaron por mi y le pregunté a quemarropa a Jorge: ¿te animarias a que te viera coger?, no lo pensó mucho para contestar: ¡¡claro!!. Luisa me retó, -no es cierto- dijo, y la conversacion se fue hacia ese rumbo y despues de varios no es cierto y si es cierto, terminamos con un “vamos de una vez” y los cuatro nos levantamos de la mesa, buscamos a Gladys para despedirnos e invitarla, pero prefirió quedarse; así que nos dirigimos los cuatro a mi departamento a las dos de la mañana.
Al llegar nos acomodamos en la sala y sacamos las copas para seguir con la plática. “¿cual es el plan?” preguntó Jorge, entonces Pedro sugirió que jugaramos al “juego de la fresa”, y wow, que maravilloso descubrimiento; es un juego erotico algo así como la oca, con retos atrevidos, que incluyen de todo tipo de cosas bastantes calientes (les recomiendo que lo busquen). Total que comenzamos a jugarlo y la temperatura comenzó a subirse muy pronto. El primer cuadro le tocó a Luisa, el uno, “relata con todo detalle tu primera relación sexual”; y ese sólo era el primer cuadro, poco a poco los cuadros subian de tono, “quitale una prenda a alguien del sexo opuesto”, “masturbate durante un minuto delante de todos” y muchas cosas por el estilo. Los más fuertes “haz un 69 con alguien del otro sexo escogido por sorteo” o “masturba durante un minuto a alguien del otro sexo” nos pusieron bastante nerviosos y nos llevaron a extremos que en ese momento no esperabamos. El juego no teminó, como era de esperarse, porque llegó el momento en que estabamos tan calientes que no nos importó. Luisa estaba masturbando a Pedro cuando la calentura le ganó y se terminó de quitar la única prenda que le quedaba, la tanga, y se montó en él. Sabiamos que ibamos a terminar cojiendo, pero de todos modos me tomó de sorpresa, los tenía a un metro, y ella estaba sentada sobre él, clavada en su verga, en el sofá a mi lado. Primera vez. Nunca habia visto a otros hacer el amor tan cerca, estaba muy exitada, mis jugos escurrian por mis muslos, y mi mano se dirigió automaticamente a mi sexo. Luisa subía y bajaba de su verga, gritaba cuando pedro le respondia con golpes de cadera clavandole las uñas en las nalgas, luego se movia en círculos y me volteaba a ver sonriendo. Hace varios años, pero lo recuerdo con mucha claridad porque fue la primera vez que lo ví tan de cerca y me impactó, todavía me excito al recordalo, y he tenido que interrumpir este relato para calmarme el calor con mis manos. Pedro se levantó sentandose y pegandose a sus tetas, masajeandolas y besandolas, mientras Luisa lo abrazaba con la piernas y apretaba su cabeza contra sus pechos. Las caderas en una lucha tan excitante que me llevó al orgasmo intensamente, mis liquidos escurrian por las piernas y mi grito hizo reaccionar a Jorge que también se estaba masturbando. Se acercó con su verga amenazadora y por un instante dudé, pero qué importaba ya, asi que me acomodé en el brazo del sillón y sin dejar de verlos cojer puse los pies en el suelo y mi culo al aire, estaba tan humeda que practicamente succioné la verga de jorge cuando se acercó por detrás. Comenzó a bombear a buen ritmo y con intensidad; yo seguia masturbandome, con una manos sobre mi clitoris y otra sobre mis tetas. Estaba muy sensible y deseosa de verga así que no tardé mucho en llegar al cielo otra vez. Luisa estaba sentada casi acostada con las piernas en los hombros de Pedro y tragandose su verga, la veia entrar y salir,pero sobre todo veía la cara de placer que tenian ambos y cómo gritaba Luisa. Jorge me abrazó, tomo mis pechos y me susurró al oido: “agarrate”, sólo de escucharlo comence a correrme. Él me tomó de los hombros y con mucha fuerza comenzó a clavarme, sentí su verga crecer y su leche me inundó con tremendas embestidas mientras yo seguia corriendome.
Cuando recuperé la conciencia, Luisa y Pedro estaban sentados uno junto al otro acariciandose tiernamente. Jorge se habia tirado sobre mi en el sillón y fue su peso y la sensacion de ahogarme la que me hizo moverme de esa postura tan deliciosa.
Después de ese momento nos reimos y comenzamos a avergonzarnos un poco, - la primera vez como que da un poco de pena- nos vestimos y dijimos “¿ahora que?”. Nadie supo que contestar, habíamos cruzado una línea peligrosa y no sabiamos lo que podia pasar. Les propuse irnos los cuatro a mi cama para seguirle, pero Luisa no pudo con el paquete y decidio irse. Me gustaría decirles que Pedro se quedo y que hicimos un trio delicioso, pero no, Pedro se fue con Luisa y nos quedamos Jorge y yo para dormir el resto de la noche. Y así fue, estabamos tan fatigados que nos abrazamos desnudos y así nos quedamos dormidos en espera del delicioso mañanero. Lo cual fue una rica sorpresa para mi vecino. Pero eso es otro día porque ya no puedo seguir escribiendo... mis manos necesitan hacer otra cosa...