Mi primer viaje

Era la primera vez que salía de viaje solo, en mi familia el dinero no abunda y el salir de viaje solo era un bello sueño, pero se me presentó la oportunidad y lo hice, no creí que podría obtener algo más que viajar

Era la primera vez que salía de viaje solo, en mi familia el dinero no abunda y el salir de viaje solo era un bello sueño, pero se me presentó la oportunidad y lo hice, no creí que podría obtener algo más que viajar.

Estaba estudiando el bachillerato y como materia adicional obligatoria se me ocurrió tomar el taller de Danza, eran piezas compuestas de baile tradicional de mi tierra, nada fuera del otro mundo y en muchas ocasiones muy aburrido, lo único rescatable ahí eran los movimientos en ocasiones atrevidos que solíamos hacer los muchachos al tratar de frotarnos de más con las chicas del taller. En el Taller no lo hacíamos del todo mal, puesto que logramos ganar algunos concursos de baile tradicional, y como premio obtuvimos el pase a un concurso mucho más grande a nivel nacional y fuera del estado, el viaje aquel nos tomaría aproximadamente 10 hrs.

Pese a todos los preparativos que supuestamente hicieron las autoridades del plantel, el autobús en el cuál viajaríamos nunca llegó, nació un problema y fuerte, ya que nosotros participaríamos en la apertura del evento que sería al siguiente día, así que sin más ni más, el director del colegio nos propuso algo: el poseía una camioneta de carga pesada, con redilas en la parte trasera, cubierta perfectamente, y por la parte de arriba una lona gruesa, la proposición era simple, el nos llevaría al concurso.

No tomaron en cuenta los reclamos de los alumnos y el director y algunos maestros apretujados se colocaron en la cabina de la camioneta, todos los alumnos iríamos en la parte trasera con un montón de cobijas para protegernos del frío y del viento y nada más, uno de los profesores llevaba una de sus hijas, Susana.

Ella era delgada y alta para su edad, con sólo 12 años tenia casi mi estatura, pero su cara era la de una chiquilla hermosa, ojos grandes y de color marrón, su cabello era lacio y largísimo, llegaba hasta sus caderas y lo mantenía peinado con dos trenzas que le daban un aire encantador. Su cuerpo apenas estaba en desarrollo, las formas de sus pechos apenas comenzaban a florecer, pero prometían ser generosos cantaros de miel a un futuro próximo, sus caderas pese a ser ella delgada eran abultadas y carnosas, el complemento lo formaban dos exquisitas nalgas que se apreciaban duras y respingonas, piernas delineadas y suaves, en fin un contorno nada despreciable, Su cuerpo esa tarde iba cubierto sólo por un pequeño vestido color gris de una tela holgada y suave que se pegaba a su cuerpecillo, dicho vestido solo alcanzaba a cubrir parte de sus lindas piernas pues llegaba casi una mano arriba de las rodillas, ella simpática como pocas nenas hacia migas con todo aquel que se acercaba a ella.

El inicio del viaje fue fantástico, inmediatamente apartamos lugares y colocamos cobijas en lo que sería nuestra "cama" individual, muchos quedamos demasiado juntos unos de otros pero no había problema, todos nos conocíamos ya, las primeras horas fue pegarnos una divertida tremenda, todos haciendo relajo, gritando, riéndonos y haciendo lo posible por tener a alguna chica entre nuestros brazos. Yo me enfoqué en Lucía, compañera del curso y con la cuál había tenido algunos escarceos, no habíamos pasado de frotarnos y tocarnos por encima de la ropa, pero en ésta ocasión ella se mostraba más que reacia a tener algo por el momento, así que para mi, no pintaba mucho en este viaje, me puse algo sentido y decidí echarme a dormir bajo algunas cobijas que había separado para mi, algunos otros hicieron lo mismo y en poco más de una hora ya todos aparentaban estar durmiendo.

No se escuchaba más que el sonido del viento fuera de la camioneta, y el motor de la misma, yo no podía dormir del coraje que tenia porque Lucía no me había hecho caso, intentaba dormir pero no podía, pero eso sí, permanecía totalmente quieto y mi respiración era profunda.

Cuando nos acomodamos al inicio del viaje, como estaba enfocado en hacer caer a Lucía, no me percaté que al lado mío se había acomodado Susana, fue hasta que alguna luz logró penetrar dentro de la camioneta y pude ver su rostro sereno aún con sus ojos abiertos, recostada un poco de lado cubierta por una cobija gruesa y tapada casi hasta el cuello, giró un poco su cabeza y dirigió su mirada a la mía, una suave sonrisa devolvió mi rostro a su mirada y ella correspondió con otra, me puse yo también recostado de lado hacia ella y cuando intenté abrir la boca para hablarle ella se giró y quedó dándome la espalda, niña tonta, un poco más de coraje se sumó al que ya tenía algunas palabras se quedaron rondando mi mente para contra esa niña y cuando más coraje sentía, comenzó ella a acercarse a mi, juntando poco a poco su cuerpo al mío para intentar pasar desapercibida, yo me quedé totalmente paralizado, no entendía porqué lo hacía ella, pero todo lo poco o mucho que yo lo hubiera dudado, desapareció en cuanto su delgada mano traspasó su cobija para internarse en la mía, así como estaba, de espaldas a mi, intentaba con su mano por debajo de las cobijas palpar lo que había dentro de mis pantalones, quise ayudarle al querer abrir mi pantalón y que tuviera un fácil acceso, pero cuando quise hacerlo, me quitó las manos de ahí y siguió ella sola, parece que disfrutaba al encontrarse el obstáculo y quitarlo ella misma.

Su piel estaba caliente y se sentía delicioso al rozar la mía, comenzó a acariciar mi vientre y fue descendiendo hasta llegar al cinturón que sujetaba mis pantalones, despacio fue abriéndolo y despacio también abrió mi pantalón, sus dedos fueron reptando por entre mi bello púbico y se entretenía enredándose entre ellos jalando a veces suave y otras fuerte mi bello, hasta que descendió y se encontraron sus dedos contra la base de mi pene, erecto ya y chorreando liquido preseminal, hasta aquí, permanecía yo más que quieto, no quería despertar a nadie y mucho menos que me sorprendieran en tan inoportuno momento con la hija de uno de los profesores, pero reaccioné y suavemente también, me acerqué a ella, y tratando de cubrirla con mi cobija, comencé a hacer una exploración de su joven cuerpo, mis manos se entretuvieron jugando un poco con su cuello hasta que mi boca se acercó lo suficiente y comenzó a besar desde el sus orejas hasta la base de sus hombros, ella solo se acurrucaba más y apretaba mi pene entre su mano, la junté un poco más a mi, y mi pene se clavó entre sus nalgas, podía sentir el calor de su entrepierna cubierta solo por su delgado vestido y sus bragas, mi mano subió nuevamente a sus pechos y pude sentirlos firmes, turgentes y esperando atención, deslicé su corpiño y los tirantes de su vestido a un lado y pude por fin acariciarlos desnudos, sus pequeños pezones parecían querer explorar por la sangre acumulada dentro de ellos, mis dedos suavemente los fueron acariciando y explorando me gustaba mucho la sensación de tener a una niña entre mis brazos y que fuera tan caliente como lo había demostrado.

La giré poco a poco hasta que quedó completamente boca arriba, mi boca abandonó su cuello para ir bajando hasta que mi cabeza se posó sobre sus pechos y con un suave movimiento mi lengua hizo contacto con sus pezones, ella emitió un pequeño gemido y un espasmo involuntario la hizo arquear su pecho hacia arriba, intentando tener más contacto con lo que le había provocado placer, con su cabeza hacia un lado cogió una punta de las cobijas y la mordió, evitando así el emitir gemidos que nos delataran. Mis manos y mi lengua no se estuvieron quietas un solo segundo, mi boca devoraba uno y otro de sus pechos los intercalaba y los succionaba, quería sentirlos completos en mi boca mientras mi mano descendió por su torax y llegó hasta su ingle, mis manos buscaron más abajo el fin de su vestido y lo encontraron, subiéndole el vestido hasta más arriba de su cintura y bajando sus bragas hasta sus rodillas, la tenia a ella casi desnuda y solo para mi, sus manitas mientras tanto me acariciaban el pecho una, y el pene la otra, subía y bajaba su manita intentando darme placer, y les juro que lo lograba.

Mi pene estaba duro como pocas veces lo había sentido, y mi corazón se quería salir de mi pecho escuchaba solamente en mi cabeza lo fuerte de mis latidos y no podía contenerme, seguía besando y chupando sus pechos, acariciando su caliente raja de la cual ya chorreaban líquidos que empapaban mis dedos y sus nalgas, con el dedo corazón le acaricie en medio de sus labios vaginales y deslicé mi dedo hacia abajo, ella levantaba un poco sus caderas intentando tener más contacto con mi mano y mi dedo, e inicié una masturbación en regla, sus gemidos eran apagados por la cobija entre sus dientes mientras su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración agitada y mis labios se prendían de sus senos, mamando como nunca en mi vida unos dulces pechos, varios minutos de trabajo sobre su cuerpo rindieron fruto porque ella comenzó a respirar más fuerte y a resoplar por entre la cobija que cubría su boca, y un "Hummmmm" escapó de su boca y sus manos se prendieron más una a mi hombro y la otra a mi pene cuando se corrió entre mis dedos. Las convulsiones de su pequeño cuerpo nos podrían delatar, así que crucé una de mis piernas sobre ella y quedé casi sobre ella, la mano que sostenía mi glande no aflojaba la presión y bajo ella se formó un charco de sus humedades, cuando se relajó, su mano soltó mi pene y su carita se desmadejó hacia un lado, relajada completamente y satisfecha, pero yo no.

Yo estaba más caliente de lo que había estado en toda mi vida, así que tomando mi pene con una mano, me encaramé más sobre ella quedando ahora sí totalmente sobre ella con las cobijas protegiéndonos un poco, comencé a frotar la cabeza de mi pene sobre sus labios vaginales, empapándolo completamente de sus jugos empecé a hacer presión sobre su entrada y para mi sorpresa no me costó mucho trabajo entrar completamente en ella, no era virgen, pero no importaba, estaba dentro de ella y apretaba como si nunca se hubiera internado en ella una garrancha, disfruté del placer de sentirla apretada y suavemente comencé a bombear poco a poco, salía un poco y volvía a entrar, despacio, suave, estaba en verdad disfrutando de esta niña, ella reaccionó un poco y sus manos me abrazaron por la espalda, yo bombeaba y ella me besaba el cuello y los labios, bombee y bombee, más y más, sentía sus jugos escurrir por mi garrancha e inundarme los huevos, y estos los sentía chocar contra sus nalgas suaves, entraba y salía, entraba y salía, y salía más y entraba más y empujaba con más fuerza y ella se pegaba más a mi, sus gemidos se perdían entre mis labios y los míos en los de ella, juro que no resistiría mucho más, llevaba al menos quince minutos en esta deliciosa tarea y quería que durara más, pero la excitación estaba a tope, dos o tres movimientos más y me vendría, quise resistir y salirme de ella, pero acercó su boca a mi oído y susurró "lléname, lléname toda por favor, no te salgas" no pude aguantar y me vine copiosamente dentro de su chochito, tres, cuatro o cinco chorros fueron los que salieron de mi y se internaron en su cuerpo me besó con el máximo de pasión que una niña puede tener y me dejé caer a su lado.

Mientras acariciaba sus pechos y sus nalgas recuperé mi respiración y la erección de mi pene volvió también, me acomodé nuevamente tras de ella y mi pene encontró el camino entre sus nalgas, ella pasó su mano por atrás y lo acomodó otra vez en la entrada de su coño, e inició un suave vaivén en el que se enterraba parte de mi pene y volvía a retirarse, no me pude resistir y mi boca se pegó a su espalda, chupaba y besaba, mis manos se movieron solas hacia sus pechos y mientras ella se movía, yo le acariciaba los senos, los pezones, la pancita, su cuello, todo lo que alcanzaba a acariciar le acariciaba, mi verga se enterraba dentro de ella y ella se repegaba aún más para sentirla completamente dentro, y en un momento, ella se quedó completamente quieta, apretando sus piernas y estrangulándome el pene dentro de ella, y sentí sus líquidos correr nuevamente entre nosotros me moví otro poco y otro orgasmo me invadió y eyaculé otra vez en ella, en menos cantidad, pero con mayor intensidad, la vida se me iba y ésta niña era la responsable, y así sin salirme de ella se quedó dormida, su rostro estaba completamente relajado y una leve sonrisa apareció en ella, la abracé y quedé recostado junto a ella.