Mi primer vez por atras... con un anciano

Mi vecino prometió enseñarme como coger por el ano, y yo fuí buena alumna, según sus propias palabras.

Mi vecino, aquel jubilado desde hacia tanto tiempo, había prometido enseñarme como se cogía por el ano

La verdad es que yo tenia mucha curiosidad al respecto y cada vez que lo pensaba me sentía demasiado excitada y tenia que masturbarme hasta tener un orgasmo, sin embargo ninguno como el que había tenido gracias a mi vecino la vez aquella en que llego a mi casa para desflorarme.

Esta era la situación y cada vez me sentía mas excitada y obsesionada por probar lo que era coger por el ano. Hasta que la oportunidad se presentó:

Busqué ayuda para una tarea difícil, de matemáticas, mi vecino era ingeniero así que con seguridad podría ayudarme. Por su puesto no puso objeción alguna y durante esa tarde me enseñó exclusivamente matemáticas ya que vivía con su esposa y estaba presente, pero al despedirme me dijo que fuera el viernes, iba a preparar algo especial para la siguiente clase

Esa tarde llegué lo mejor arreglada que pude para excitar a mi vecino con solo verme, lo cual evidentemente logré. Toqué el timbre mientras sostenía mis libros bajo el brazo y sentía como aquella pequeña tanga que compré especialmente para estrenarme en el arte de coger por atrás se humedecía debido a mi excitación. Bajo la blusa no llevaba sostén y mis pezones empezaban a ponerse erectos ante la promesa de que serían mordisqueados en breve.

Mi vecino abrió y sonriendo ampliamente me invito a pasar. Ni bien cerró la puerta y comenzó a besarme suavemente el cuello, el lóbulo de la oreja, caray, que bueno era en el arte de excitar a una colegiala tan caliente como yo.

Sin dejar de besarme me guió hacia una habitación y suavemente me llevó a una gran cama, desabrochó mi blusa lentamente y a cada botón que abría iba recorriendo la piel que quedaba expuesta con los labios o con la lengua; yo me sentía hervir y le pedí que se apresurara, quería sentir su verga adentro ¡ya! Pero el seguía lentamente hasta que abrió por completo mi blusa y vio un momento mis senos para enseguida llevarse ambos a la boca y succionar, primero lentamente y enseguida salvajemente, como nunca nadie mas lo ha podido hacer, yo sentía que me incendiaba por dentro, era tanta la urgencia por ser penetrada y mi vecino parecía retrasar el momento el mayor tiempo posible, comenzó a subirme la falda, siempre despacio, mientras yo me retorcía de deseo y me preguntaba si el no deseaba tanto como yo metérmela, pensé que no por que ahora acariciaba mis piernas y las besaba muy suavemente ¡ que delicia! Jamás sospeche que eso fuera tan excitante, cuando hubo subido toda la falda hasta mi cintura, empezó a acariciar el contorno de mi tanga con la lengua, yo hacia lo imposible por hacer que metiera la mano, pero no lo conseguía, el seguía por el contorno, de pronto me arrancó un gemido al mordisquear mi clítoris a través de la tanga. Le dije que me la quitara ya y que volviera a mamarme como la primera vez, aquella en que me desfloró. Dijo que lo haría, pero a su tiempo ¡que tortura! ¡ y que excitación tan grande! Era verdaderamente delicioso pero me urgía contacto, quería algo adentro, necesitaba una verga. Entonces me decidí.

Me incorporé rápidamente y me dirigí a su cremallera, vi el gran bulto que había en ella y le dije que deseaba mamársela, a eso si me dio gusto, pues de inmediato se la sacó. Esta vez la observé mejor. Estaba erecta, muy gruesa, venosa y caliente. Imitándolo a el comencé a pasarle la lengua, muy lentamente, la chupaba suavemente, y después succionaba, despacio al principio y mas fuerte después, me sentía excitada pensando en lo que mi vecino sentiría. Seguro era delicioso. El bajó las manos para acariciar mis pezones, los apretaba suavemente y luego los jalaba un poco, como si quisiera ordeñarme, pero se sentía tan bien que me calenté más aún, así que me recosté nuevamente en la cama y abrí las piernas invitándolo a cogerme por fin. El se inclinó hacia mi y haciendo a un lado la tanga, pasó un dedo por todo lo largo de mi panocha y se lo llevó a la boca, abrí mas las piernas y levanté la cadera deseando que se decidiera por fin, pero el parecía muy interesado en el juego de pasar un dedo, chuparlo y suavemente volverlo a pasar por el contorno de mi clítoris.

Eso era tan excitante para mi y lo estaba disfrutando tanto que contuve el impulso de meterme un dedo en vista de que no me penetraba, la verdad es que me estaba encantando lo que hacía y cerrando los ojos me dedique a sentir como me recorría con un dedo, además sentía su aliento en toda mi mojada vagina. Sentí que empezaba a sudar más, sentí que mi clítoris se endurecía más y sentí como la vagina se ponía mas caliente a cada contacto de sus dedos. Imagino que lo notó también. De pronto en lugar de sentir sus dedos recorrerme sentí una boca que succionaba suavemente, una lengua que me recorría ahora desde la punta del clítoris hasta el ano, sentí sus manos sobando mis nalgas y sentí un dedo que se introducía suavemente por mi ano entrando dificultosamente y causándome un dolor ligero pero que me encantaba. Ahora me succionada suavemente el clítoris mientras su dedo estaba adentro de mi ano y al mismo tiempo ejercía una suave presión sobre mi vagina. Era la sensación mas deliciosa que había experimentado hasta ese momento, una sensación que me hizo contorsionarme de placer y que me arrancó alaridos de satisfacción. El orgasmo fue intenso, delicioso, tanto que aun me sentía muy excitada. Quizás tanto como lo estaba mi vecino.

Se incorporó cuando mis espasmos terminaron y me beso en la boca, pude sentir el sabor de mi vagina y eso me volvió a excitar demasiado.

Ahora mi vecino ya no actuaba lentamente, esta vez se puso sobre mi cuerpo mientras me seguía besando y tomando una de mis manos la guió hasta su verga enseñándome como masturbarlo mientras el volvía a chupar mis senos. Se los metía por completo a la boca, los lamía por todos los lados hasta que dejó unas marcas rojas sobre ellos, y de pronto su verga entró salvajemente en mi vagina causándome un delicioso dolor y un placer que hacia tiempo deseaba volver a sentir, el se movía sobre mi metiéndola y sacándola, diciéndome que lo tenía muy excitado y lo estaba haciendo gozar mucho, me pidió que me subiera sobre el y así lo hice mientras el me tomaba por la cintura y me indicaba el ritmo subiéndome y bajándome rápidamente pero introduciéndome toda su verga hasta el fondo de mi vagina.

Cuando sentí que otra vez iba a venirme, el se detuvo y sacándola me dijo que ahora me enseñaría lo que había prometido.

Me volvió a recostar pero esta vez boca abajo, acarició mis nalgas, les dio un par de palmadas, las chupó y abriéndolas suavemente volvió a pasarle la lengua a mi ano, sensación que me hizo estremecer de placer.

Abrió un cajón y sacó una crema lubricante que untó en mi ano, se puso sobre mi mientras me besaba el cuello y la espalda y puso la verga en la entrada de mi ano, al principio solo me acariciaba con la punta preguntándome si me gustaba, a lo que contesté que si, en realidad me estaba encantando, poco a poco ponía mas presión y empezaba a sentir un dolor mas fuerte según iba presionando, pero se detenía un poco y seguía besándome el cuello a la vez que acariciaba mis pezones, eso mantenía mi excitación y deseo así que cuando por fin la metió toda el dolor fue placentero, primero se movió muy lentamente. Yo estaba muy excitada ya que por fin estaba experimentando algo nuevo, me estaba gustando aunque dolía un poco pero tenía un buen amante que sabía guiar la situación y cuando por fin notó que me había acostumbrado a tenerla adentro comenzó a moverse con mayor rapidez, yo escuchaba sus gemidos y me mantenía excitada, el presionaba mi trasero, introduciendo una mano acariciaba suavemente mi clítoris y con la otra apretaba uno de mis pezones, cada vez se sentía mejor, saber que tenia una verga por atrás y que además del mismo anciano que me había desflorado recientemente me causó tal excitación que tuve un nuevo orgasmo, igual de intenso pero distinto del anterior, aunque exactamente no podría explicar la diferencia.

Al sentir mis contracciones mi vecino también comenzó a gemir y pronto sentí como se esperma inundaba mi trasero mientras el también se contorsionaba de placer y me decía que era la mejor alumna que había tenido.