Mi primer verano....

Cada verano visitábamos a unos primos en Buenos Aires, crecimos juntos pero cuando ya no éramos niños, las cosas se fueron complicando para nuestros padres....(primer parte)

Cada verano visitábamos a unos primos en Buenos Aires, crecimos juntos pero cuando ya no éramos niños, las cosas se fueron complicando para nuestros padres.

Vivían en una casa quinta alejada de la ciudad, con pileta, mucho parque, mucha libertad. Éramos muy compinches entre todos pero un verano sucedió algo que cambio nuestras vidas.

Nuestra familia había alquilado una casilla rodante y luego de pasar varios días en la costa, pasamos a visitar a nuestros primos como tantos otros veranos. La casilla fue furor y era tema de juego de todos los primos. Estábamos casi todo el día entrando y saliendo de la casilla y algunas noches nos quedábamos a dormir todos los primos juntos dentro de ella. Nuestros padres no sospechaban ningún peligro en esta novedad y hasta quizás les dábamos cierto respiro por las noches en la casa. Éramos varios, chicos y chicas, fue muy divertido.... quizás el verano más divertido que tuve.... también el verano que descubrí cosas que me marcaron para siempre.

Con mi primo teníamos una relación especial. Nos divertíamos juntos pero cada tanto había algún roce de nuestros cuerpos, casual o adrede, era difícil de definir. En la pileta, era la situación ideal donde nuestros cuerpos se rozaban casi sin poder evitarlo debido a los juegos de todos contra todos. En algunos momentos, sentía una dureza en mis nalgas, el sexo de mi primo presionaba sobre mi cuerpo y me gustaba sentirlo cerca... era una complicidad que fue creciendo casi sin palabras..... Por las noches, ya en la casilla, la situación se fue poniendo más excitante. El se quedaba durmiendo cerca de mí. Pero descubrí que se hacía el dormido. Cuando pasaba suficiente tiempo como para que el restote los primos se durmiera, sentía el calor de su cuerpo pegarse al mío. Sobaba todo mi cuerpo, me acariciaba por encima de la ropa, probablemente pensando que también yo dormía.

Una noche, me desperté mientras jugaba conmigo. Me di cuenta que estaba metiendo su pija adolescente entre mis piernas, usaba el hueco entre ellas como si fuera mi sexo... entraba y salía suavemente hasta que acabó, dejando entre ellas una sensación de calor y viscosidad que con el correr de las vacaciones me resultaba cada vez mas agradable. A mí me encantaba sentirlo pegado a mi cuerpo, en cucharita. Dejaba que jugara con mi cola y metiera su rabo todas las noches hasta vertir ese líquido tibio entre las piernas y nalgas. Disfrutaba de todo ese juego que era muy excitante para ambos.

Una noche, como ya era costumbre, lo sentía hurgando mis intimidades, tenía toda la cola viscosa por sus eyaculaciones, como tantas otras veces. Y eso hacía el roce muy agradable y excitante....

Siguió jugando, pero él se dio cuenta que yo no dormía, advirtiendo que me gustaba, siguió el juego aunque con más energía... me quedé en esa posición con los ojos cerrados, con un poco por vergüenza por haberme descubierto, pero el placer que me daba esos roces impedían que me moviera... él continuó jugando con su miembro entre mis nalgas, rozando la carne tierna, ... la sensación me desbordaba y yo gemía entrecortadamente... no podía evitar excitarme siguió con su juego como lo hacía todas las noches, pero en uno de sus movimientos, su pija encontró mi agujerito .... entre la humedad de nuestros cuerpos y algún resto de su semen previo, se alojó en mi cavidad suavemente. No sentí dolor, la sensación era extraña, de plenitud, aunque era la primera vez que experimentaba algo así. Cuando su pene fue atravesando suavemente mis carnes, sentí como su cuerpo se pegaba aún más a mi cuerpo, él temblaba de placer. Pero yo estaba en éxtasis y comencé a jadear suavemente, y él comenzó a gemir, estaba muy loco, y la calentura fue intensísima y todo el morbo de estar concretando algo novedoso y terriblemente placentero........pero explotó rápidamente.... sentí como algo caliente me inundaba el interior y sentía cosas que jamás había sentido.... fue hermosísimo.

Mi primo se quedó quieto detrás de mí. Ninguno de los dos decía palabra. Hasta que él reaccionó y me dijo si me había gustado. Obviamente respondí que sí, y que quería repetirlo. Por suerte ninguno de los demás se había despertado, ya que hubiera sido un lío bárbaro.

Ese verano estuvo increíble y fue el comienzo de mis prácticas sexuales. Buscábamos las ocasiones para estar a solas sin que hermanos ni primos nos molestasen para jugar.

Otra vez nos escondimos debajo de una cama y permanecimos allí bastante rato. El entró primero debajo de la cama quedando al fondo y luego me metí yo, quedamos muy pegados y enseguida comenzó a tocarme muy suavemente como en la casilla. Yo me derretía con sus caricias.....tenía que controlar que no apareciera nadie. Quedé con mi cola entre sus piernas, sentí como bajó mi ropa para tocarme directamente mis pequeñas nalgas.... parecía nervioso pero se las ingenió para despejar la ropa.... luego de varios toques sentí como hurgaba con su sexo por detrás... me encantaba ese roce tan caliente y tan prohibido... hasta que en esa posición me volvió a coger de una manera increíble, ya mas seguro de lo que hacíamos, metió su pija suavemente.... mi cola aceptaba su sexo muy libremente y sentía como colmaba mi interior, mi rosada carne juvenil aprendía a disfrutar del sexo muy rápido, latía de placer, ardía de pasión.....la adrenalina por la situación de riesgo y la posición con movimientos limitados fueron condimentos extras y terriblemente excitantes. Metió muy levemente hasta dilatar mi rosado agujero, jugó dentro mío moviendo la cadera, me abrazó desde atrás presionando mi cuerpo sobre el suyo, haciendo que su penetración sea completa, sentía todo su sexo dentro mío, adoraba sus caricias y juegos, me hacía sentir tan bien y me daba mucho placer.... hasta que volvió a llenar mis entrañas de su dulce elixir... mi cola era adicta a su penetración, me estremecía cada vez que se derramaba en mi interior. Rápidamente salimos del escondite y nos separamos para evacuar sospechas...

Éramos jóvenes, mezcla de inocencia con curiosidad y mucha apetencia sexual... esas primeras veces fueron increíbles. No fue para nada fácil encontrar oportunidades ya que siempre había alguien dando vueltas y por lo tanto fueron pocas. Hacía el final de ese viaje, mi primo aprovechó que se habían ido de la casilla todos los demás y comenzó a tocarme y apoyarme aún vestidos. Ya estábamos a full, súper excitados a punto de incursionar en esos nuevos placeres, pero él se distrajo y de pronto escuchamos:

Qué están haciendo!!!

Mi tío, el negro, nos descubrió.... y las cosas ya no fueron iguales.