Mi primer trio

Cierta tarde, una bella amiga a quien siempre habia respetado, me confesó en presencia de su esposo, que ellos hacían picardías y me hizo participar em una de éstas.

MI PRIMER TRIO

Hace solo algunos pocos meses, tuve esta experiencia tan rara como agradable que, a petición de los participantes, quiero compartir con ustedes.

Por razones de trabajo mantengo desde hace tiempo una relación profesional con una muy bella mujer madura. La confianza mutua que fuimos estableciendo permitió que ha veces nos hiciéramos algunas confidencias de índole privado. Así me enteré que tenía una óptima vida sexual con su marido ya que, a pesar de tener cerca de 20 años juntos, aún practicaban diariamente el amor. Así se enteró que me agradaba leer e incluso escribir relatos eróticos y le mencioné que podía ver un par de relatos míos en TODORELATOS.

Hace alguna semanas, le comenté que había comprado varias pastillas de Viagra pero que, lamentablemente no me sirvieron, porque cuando tomé la primera me produjo mareo y palpitaciones y decidí no insistir (Usualmente tomo CIALIS).

De pronto Juana me sorprendió con una sugerencia:

¿Porqué no le regalas las que te quedan a mi marido? Bueno, le contesté, te las daré y tu se las entregas en la forma que te parezca más conveniente. No, me dijo . Es mejor que tú se las des personalmente.

Allí si que quedé totalmente confundido. Ciertamente conocía a su marido pero no tenía ninguna confianza con él. Le dije ¿Cómo crees que voy a hacer eso? Lo más probable es que me insulte o, incluso me tire un golpe por estar hablado de estas cosas contigo.

No hará eso, me dijo. Nosotros tenemos una mente muy abierta e, incluso, a veces hacemos algunas picardías.

¿Qué picardías hacen? le pregunte. Yo no te lo voy a decir me contestó, pero le puedes preguntar a mi marido.

Esta conversación se realizaba en mi oficina que tiene, entre otras cosas, una cubierta voladiza angosta, de un metro de largo aproximadamente, muy solida pero sin nada en la parte inferior. Juana y yo estábamos frente a frente, revisando algunos documentos.

Con mucho temor, pero profundamente intrigado pensando a donde me conduciría todo esto, le dije a Juana que llamara a su marido ya que, casualmente, estaba por allí cerca.

Cuando Daniel llegó, se sentó al lado de Juana y, con bastante preocupación le dije:

Daniel, hace poco compré esta medicina y, como no me ha hecho bien, pensé que a ti, que eres mas joven y sano que yo te sería de utilidad, de modo que te la regalo, si es que la quieres aceptar.

Es Viagra, dijo Juana. Como te he contado, don Jaime es adicto al sexo e, incluso, ha escrito algunos relatos.

Daniel , le dije, tu mujer me ha comentado que ustedes han hecho algunas picardías y me gustaría que me las contaras.

Antes de hacer eso, es necesario que usted nos cuente algunas de las cosas que haya hecho en su vida y después yo le contaré una, dijo Juana.

Como el ambiente estaba bastante distendido, les narré una experiencia que tuve siendo joven y soltero, cuando la mujer de un amigo, que estaba levemente enferma, vino a mi casa para que le pusiera una inyección y como, por no tener el equipo, terminé poniéndole, entre sus piernas, una de semen con una jeringa de dura carne, la cual parece que le hizo bien, ya que regresó varias veces más, a continuar con el tratamiento.

Concluida la historia volví a solicitarles que ahora ellos debían contarme una. Juana se echó un poco hacia atrás en su asiento y colocó su pié descalzo sobre mi pene y comenzó a darle un suave masaje. Me miró con los ojos brillantes y me dijo: Este es mi relato ¿ Te gusta? . Daniel solamente miraba.

Después de algunos minutos, Juana abrió su blusa, liberó sus hermosos pechos y comenzó a acariciarlos en medio de suaves suspiros. Al rato, estiró su mano derecha y comenzó a sobar la verga se su marido.

Yo estallaba de placer y dije: Juana, esto está muy rico pero me encantaría que el contacto fuese de carne con carne. ¿Puedo?

Juana miró a Daniel y este hizo un gesto de aprobación.

Solté mi correa, abrí mi bragueta y bajé el pantalón y los interiores. El pié de Juana volvió a donde estuvo y con ritmo y delicadeza me acarició el pene y los testículos a la vez que yo deslizaba mis manos por su exquisita pierna.

Daniel también saco su pene (Creo que me acomplejé algo pues su ejemplar no mide menos de 16 o 18 cm de largo y ¡¡ 6 o 7 cm de diámetro !!) . Se paró y se inclinó sobre Juana y procedió a chuparle las tetas mientras ella lo masturbaba, a la vez que seguía, con entusiasmo, dándome mi masaje.

Cuando creía que todo ya había acabado, mi amiga se levantó de su asiento e inclinándose frente a mi, procedió a darme la mejor mamada de mi vida. Daniel mientras tanto la tomó por detrás y le daba furiosos embates con su verga parada.

Sentí que me venía y se lo dije. Siguió con más entusiasmo hasta exprimir la última gota de mi semen y se lo tragó con deleite. Tras unos momentos de descanso se volvió hacia su marido y repitió la misma operación.

Cuando todo volvió a la normalidad me explicaron:

Hace algunos meses examinamos nuestra vida sexual y concluimos que aun podíamos gozar mucho más de la vida si tomábamos como filosofía el compartir la intimidad con otras personas.

Pero acordamos que tenemos que respetar ciertas reglas:

Siempre tiene que haber aprobación mutua, acerca de la o las otras personas que participarán.

Siempre tenemos que estar ambos presentes en cada reunión

Nunca incluiremos a menores ni consumiremos drogas

Nunca dañaremos a terceras personas

Esta actividad la haremos solamente cuando sea el momento oportuno y no la mezclaremos con ninguna otra.

Mantendremos esta conducta dentro del mayor secreto y discreción a fin de que nuestras imágenes no se dañen y que el resto del mundo siempre perciba a Juana como una seria y gran dama.

Finalmente debo decir que ambos me pidieron que redactara este relato y lo publicara por si ello contribuye a excitar sanamente a alguien, lo cual hago con agrado, ajustándome a la más estricta verdad y cambiando solamente los nombres,. MISIÓN CUMPLIDA.