Mi primer trio

Por fin la fantasia que tanto habia dseado y tanto habia buscado se pudo realizar y de la manera menos esperada.

AL FIN SE REALIZÓ NUESTRA FANTASIA

Hola somos una pareja de 45 y 40 años nos llamamos Armando y Lucía y lo que les voy a relatar es una fantasía que teníamos desde hace varios años y que por fin se pudo llevar a cabo, aunque tardó bastante tiempo en poderla realizar y además cuando pasó fue de la manera en la que nunca nos lo podíamos imaginar.

He de deciros que llevábamos bastante tiempo fantaseando con hacer un trío con una amiga mutua (Maribel) pero nunca nos decidíamos a proponérselo por temor al rechazo y a que nuestra amistad se debilitara. Mi mujer tenía muy buena relación con ella y a veces hablaban de sexo y le comentaba lo bien que lo pasaba conmigo en la cama y ella le dijo mas de una vez que no podía contar lo mismo, que su marido casi siempre disparaba antes de desenfundar y ella muy raras veces llegaba al orgasmo y si lo hacía era porque ella se lo trabajaba sola.

Cuando Lucía me contaba ese problema que tenía nuestra amiga me excitaba muchísimo y solo pensaba en hacerle disfrutar lo que hasta ahora no lo había hecho. Le decía a mi mujer que teníamos que dar el paso y proponerle un trío y no dejarlo mas tiempo, pero siempre había algo que nos impedía hacerlo y sobre todo el temor al rechazo.

Fue pasando el tiempo y aunque nosotros seguíamos fantaseando en la cama con la posibilidad de hacer un trío con Maribel, la idea de proponérselo se fue enfriando y ya veíamos muy difícil poder realizar nuestra fantasía.

Pero un día un golpe de suerte lo cambió todo. Lucía y Maribel solían desayunar muy a menudo en su casa o en la nuestra, cuando nuestros hijos se iban al instituto ellas se juntaban a desayunar unas veces en mi casa y otras en la de ella.

Un día que estaban desayunando en mi casa, estaban hablando de temas triviales y cotidianos, sin hacer ninguna referencia al sexo. Cuando terminaron de desayunar ella comenzó a explicarle que estaba pasando una mala racha, pues su padre tenía una enfermedad degenerativa y lo estaba pasando muy mal. Le comentaba que algunos días estaba algo deprimida y que aquel día era uno de esos. Lucía se acercó a ella con la intención de animarla, la cogió de la cintura y como buena amiga le dio un beso en la mejilla y le dijo que no se preocupara tanto, que todo tenía solución y tenía que tomarse la vida de otra manera. Ella levantó la cabeza se quedó mirando a mi mujer y sin esperarlo le dio un piquito en la boca. Lucía no se esperaba aquello y se quedó muy sorprendida, se quedaron mirando y sin decir ninguna palabra se abrazaron y comenzaron a comerse la boca con mucha ternura pero con muchas ganas.

Sin separar sus bocas ni un instante comenzaron a desnudarse y a acariciarse los pechos, así estuvieron un gran rato hasta que se fueron a la cama quedando totalmente desnudas. Para las dos era su primera experiencia lésbica y la verdad es que no sabían muy bien que hacer, pero la calentura que tenían en ese momento fue las que las llevó a masturbarse. Lucía introducía sus dedos en su vulva y ella hacía lo mismo, frotaban sus clítoris y no paraban de comerse el cuello y la boca. Así estuvieron media hora hasta que por fin las dos consiguieron un fabuloso orgasmo que las dejó bastante relajadas.

Cuando terminaron mi mujer le dijo que cuando me lo contara a mi me iba a subir por las paredes y le dijo los años que llevábamos fantaseando con ella y el temor que siempre habíamos tenido a proponérselo. Ella le comentó que también había pensado en mi a la hora de hacer el amor y mas cuando Lucía le contaba lo bien que lo pasábamos en la cama. Estuvieron unos minutos mas hablando y se despidieron.

Cuando llegué del trabajo Lucía me dijo que tenía una sorpresa para mi. Le dije que me la diera pero me comentó que después de la cena cuando los niños se acostaran me la daría. Yo no le eché mas cuentas porque la verdad es que no esperaba nunca lo que después me iba a contar. Nos acostamos y comenzó a relatarme lo que sucedió aquella mañana y yo no podía dar crédito a lo que escuchaba. Me puse tan excitado que tuvimos que hacerlo antes que terminara de contármelo todo. Nos corrimos los dos en un momento y ella siguió contándomelo todo con pelos y señales. Mi estado de excitación estaba al límite y nuevamente follamos como locos pensando en su aventura y en lo que posiblemente se avecinaba para un futuro muy próximo.

Al día siguiente yo estaba como loco, esperando la ocasión para poder realizar por fin el trío que tantas ganas de hacerlo tenía. Le dije a Lucía que hablara con ella y quedaran lo mas pronto posible porque ya estaba que no vivía. Ella me dijo que esto teníamos que tomarlo con calma, debido a la situación en la que su amiga se encontraba. Me dijo vete tranquilo al trabajo que yo te avisaré cuando la situación lo requiera.

Mi domicilio está a 1 km de mi centro de trabajo y si me llaman, con cualquier excusa me acerco a mi casa sin ningún problema. Quedamos en que mi mujer me llamaría al trabajo el día que ellas lo tuvieran todo preparado y las dos estarían dispuestas para hacer el trío. Pasaron dos días y yo solo esperaba que el teléfono sonara llamándome desde mi casa, pero no sucedió. Al tercer día uno de mis compañeros me llama y me dice que ha llamado mi mujer y que me acerque a mi casa porque ella tiene que ir al médico. Cuando escuché esto entré en un estado de nerviosismo y rápidamente cogí el coche y me fui para mi casa sabiendo lo que allí me esperaba.

Cuando entré en mi casa me las encontré a las dos tomando café en la cocina. Le di los buenos días y me puse otro café y sin decir palabra escuchaba la conversación que ellas tenían. La verdad es que estaban hablando de los niños, del colegio y el ambiente no era el que yo esperaba. Por fin dejaron aquella conversación y yo entre rápidamente en el tema y les comenté que me había gustado mucho lo que les pasó a ellas unos días atrás y que me gustaría haber estado ese día para disfrutar de una de mis fantasías preferidas. Ellas no dijeron nada y yo me levanté, me acerqué a Maribel por detrás y le dije al oído que si no pude hacerlo el otro día, hoy seguro que no voy a dejar pasar esta oportunidad. Le recogí el pelo y le mordí el cuello. Ella no dijo nada y se dejó llevar. Le cogí los pechos y seguí comiéndole el cuello hasta llegar a su boca. Nos dimos un morreo de campeonato, metiéndonos la lengua hasta el fondo.

Lucía se acercó no queriéndose perder nada y se sumó al festín. Acercó su boca a las nuestras y los tres no devorábamos los labios y las lenguas. Nuestro estado de excitación estaba al máximo y comenzamos a desnudarnos unos a los otros, hasta que acabamos desnudos los tres en la cocina. Inmediatamente nos fuimos al dormitorio y allí comenzó lo que tantos años llevaba buscando, un trío con dos mujeres y las dos para mi solo.

Los tres nos comíamos por donde podíamos y yo quería que la invitada se fuera satisfecha, baje a su entrepierna y comencé a comerle el sexo primero con mas calma pero a medida que ella gemía yo le metía la lengua dentro y Lucía se dedicó a comerle los pechos que por cierto eran de un tamaño considerable, la boca, el cuello y así hasta que noté como se corría en mi boca. Para entonces yo estaba que no podía mas y aunque suelo aguantar bastante practicando sexo, aquella situación era nueva para mí y estaba al borde de la eyaculación. Me reincorporé y sin decir nada me tumbé y puse a nuestra amiga montada sobre mi. Comencé a bombear viéndola a ella sentada sobre mi verga y mi mujer detrás de ella acariciándole los pechos y mordiéndole el cuello. La verdad es que al momento viendo aquellas imágenes no pude mas y me corrí dentro de ella a la vez que ella tenía un fabuloso orgasmo.

Nos separamos y seguimos los tres besándonos y Lucía dijo que muy bien pero que ella necesitaba tener una corrida como las que acababa de presenciar. Yo normalmente necesito unos minutos para recuperarme, pero en aquella ocasión viendo lo que tenía en mi cama no era para perder mucho el tiempo. Lucía me cogió el miembro y comenzó a tragárselo todo, comenzó a hacerme una mamada de esas que ella es una experta y animó a Maribel a que participara. Las dos comenzaron a comerme la verga, los huevos y de vez en cuando alguna bajada lamiéndome las piernas y subía otra vez y parecía que se peleaban por comérsela. Al momento la tenía dura como una piedra y pidiendo guerra otra vez. Esta vez fue mi mujer la que abriéndose de piernas me suplicó que la follara porque estaba muy excitada después de presenciar lo que antes habíamos hecho.

Se la introduje muy lentamente y comencé a una follada lenta pero intensa y sin olvidarme de quién había a nuestro lado. Mientras follaba con Lucía, nuestra amiga se acercó y nos besamos. Le toqué el sexo y estaba muy húmedo. Comencé a masturbarla con mis dedos mientras follaba con Lucía. Los gemidos eran continuos y ya no sabía quién de los tres era el que mejor se lo estaba pasando. Maribel se tumbó en la cama y Lucía se puso encima de ella a estilo perro. Yo comencé a follármela por detrás mientras ellas dos se comían la boca y las tetas . Así estuvimos un gran rato hasta que noté que Lucía se estaba corriendo. Cuando acabó se retiro un poco y apareció debajo de ella nuestra amiga con las piernas abiertas. No lo dudé ni un instante y se la introduje hasta el fondo y comencé a follarla con un ritmo endiablado hasta que conseguí arrancarle otro orgasmo. En ese momento me deje llevar y tuve otra corrida increíble.

Nos quedamos tumbados, relajados y besándonos los tres por todas partes hasta que miré el reloj y vi que había pasado hora y media. Di un salto y les dije que me tenía que ir al trabajo, que ya llevaba mucho rato fuera y no quería tener problemas. La verdad es que mi cuerpo no estaba para trabajar, pero no tenía mas remedio y me fui. Las dejé a las dos en la cama y las invité a que siguieran ellas solas, pero según me contó mi mujer después, también ellas se vistieron y se fueron a sus tareas de todos los días.

Este día fue el primero de una nueva etapa en nuestra vida, donde esta historia se repite muy a menudo y donde disfrutamos del sexo a tope.

Un saludo: Armando