Mi primer relato
Cambio de casa
Después de divorciarme, mi ex y yo decidimos vender el piso que teníamos en común y así dejar el tema zanjado para siempre.
Decidí comprar un nuevo piso, otro barrio, distintos vecinos, un cambio de vida...
Encontré lo que quería y donde lo quería. Un piso precioso, luminoso. Todo nuevo para mi nueva vida.
Tengo 50 años, tengo un buen cuerpo, buenas tetas y buen culo. Soy una mujer ardiente, apasionada y sé perfectamente lo que quiero a estas alturas de mi vida.
Cuando ya tenía todo el papeleo del nuevo piso, empecé a trasladar mis cosas para allí. Estaba deseando mudarme y dejar el resto atrás.
Me encontraba feliz en mi casa. Casi todo perfecto, aunque faltaban un par de detalles. Poca cosa, un par de armarios más. Era lo único que le faltaba.
Por fin, una vez instalada, me decidí a llamar a un carpintero que me habían recomendado.
Quedamos un día y vino a ver el sitio donde yo quería poner los armarios. Llegamos a un buen acuerdo y me dijo que en un par de días, me mandaría a uno de sus empleados para empezar la obra.
A los dos días, apareció un hombre, sin avisar, a tomar medidas de las paredes para hacer la obra. Yo estaba todavía en la cama, probando el juguetito que me había regalado por navidad, un vibrador de 20 cm, que me ponía muy caliente, así que abrí la puerta en pijama. Una parte de arriba desabrochada, donde se asomaban mis tetas, un pantalón muy flojo también desabrochado. En fin, hecha un pincel
Él era un señor de cincuenta y muchos, fuerte. Le dejé entrar mientras intentaba taparme un poco, no demasiado, mientras él me miraba fijamente, me recorría el cuerpo con su mirada y sonreía con un aire de superioridad que enseguida me calentó más.
Le llevé a mi habitación para que empezara a trabajar. La cama estaba deshecha, como os he contado. Él ni se inmutó y siguió a lo suyo.
Le dije que siguiera, que yo me daría una ducha y volvería enseguida por si necesitaba algo. Sonrió de nuevo, desnudándome con sus ojos, poniéndome muy puta, así que me fui al cuarto de baño y, por supuesto dejé la puerta abierta. Estaba como una perra entre el vibrador y las miradas de ese hombre. Pensaba en masturbarme en la ducha, dejando que el chorro del agua agitara mi clítoris hinchado.
Aún no había abierto la mampara cuando noté unas manos fuertes sujetándome la cintura “después ya te lavarás zorra, en cuanto termine contigo, ahora harás lo que yo te mande, por calientapollas, que no eres más que una puta calientapollas” me dijo. Me di la vuelta con cara de susto aparente y sin mirarme de nuevo, me arrancó el pijama y me dejó desnuda para él.
“Acabo de ver ese vibrador que tienes sobre la cama zorra, así que ahora probarás polla de verdad”
Se sentó en la silla que tengo en el baño y me ordenó que le desnudara totalmente. “Con cuidado putita, con mucho cuidado”, así lo hice, y estaba empapada, muy caliente.
En cuanto estuvo desnudo, me puso de pie entre sue piernas y empezó a morder mis pezones mientras me azotaba el culo y metía los dedos en mi coño. “Estás chorreando zorra, que falta tienes de pollas”. Le dije que sí, que la necesitaba. Me cogió del pelo y le puso de rodillas entre sus piernas “aquí la tienes, chúpamela hasta lo más hondo de tu garganta zorra, quiero una buena mamada y quizás te folle después”
Me la comí entera, chupando, aspirando, lamiendo su capullo mientras él destrozaba mis pezones entre sus dedos. “Sigue puta, sigue” me la metió toda entera, de un golpe, varias veces.
“Fóllame por favor, no te corras en mi bica, quiero que me folles como quieras, pero hazlo!”
Me volvió a levantar cogiendome el pelo y me empotró contra el mueble del lavabo. Mi coño chorreaba, mis pezones estaban como piedras. Sólo quería que me la metiera hasta que sus huevos rebotaran en mi culo. Me dejó sola un momento. Yo no dejaba de pajearme con los dedos. En cuanto volvió, me puso el culo rojo del azote que me dió. “ que ni se te ocurra pajearte putilla, mientras esté mi polla aquí. Me parece que estás muy necesitada”
Yo le dije que sí, que me moría por uns buena polla. Seguía empotrada contra el mueble del lavabo. Mis tetas estaban dentro, duras
Se puso detrás de mi y empezó a frotar su polla contra mi coño. De arriba a abajo, llegando hasta mi culito. Mis flujos ya corrían por mis piernas. Estaba loca por esa polla.
Sin siquiera esperarlo, la metió de un golpe. Toda entera, pero no se movía. Yo movía mi culo, buscando esa polla, que me destrozara el coño.
Volvió a reírse mientras mojaba mi culo con mis flujos. “Se me ha ocurrido traer tu juguetito, que tanto te gusta”. Sin avisar, me lo metió en el culo. Diossdsd me duele, me duele, para para por favor.
“ de eso nada zorrita, te lo voy a romper a la vez que te follo ese coño de puta que tienes. Cada vez que grites, te azotaré ese culo que tienes”
Diosss empezó a follarme como un bestia. Cogió mis caderas y me empotraba contra su polla, mientras me follaba el culo al mismo tiempo.
“Así putita, así te quería yo, bien follada, muévete que quiero correrme, muévete hacia los lados para sentir toda mi polla dentro de ti”
No dejé de moverme. No dejó de follarme. El culo ya no dolía. Le grité que me iba a correr ya, que no podía más, que me correría por los dos sitios a la vez
“ siiiii córrete zorra, que ya te lleno de leche, que me corro en ese coño que tienes” asaahhhhhh siiiiii zorra, siiiii. Me corro dentro se ti”
Me corrí sin dejar de tener espasmos de placer, mis piernas flojeaban tanto que me tuvo que agarrar para no caerme!!!
Me puso de nuevo de rodillas y me ordenó que limpiase su polla con mi boca, que la dejara impecable. Así lo hice y antes de meterme en la ducha, me comió la boca y me dijo: “Buena corrida zorra, ahora me largo que me esperan, otro día volveré a terminar mi trabajo”
La verdad es que no volvió por casa. Cogió vacaciones y vino otro carpintero, compañero suyo, pero eso ya es otra historia...