Mi primer relato

Para comenzar a conocerme...

En plena gira artística tuve la suerte de tener una semana de descanso y aproveché la cercanía de la gira para descansar esa semana en casa de mi madre en el país vecino donde estaba, solo 30 min de vuelo y estaría con ella.

Llegaba sin avisar, la sorpresa debía ser algo inminente y a ella le alegraría muchísimo.

Llovía a cantaros a mi llegada al aeropuerto, al llegar a la casa de mi mamá le pedí al taxista que me dejara en la puerta de vigilancia del edificio donde seguro estaría el señor Luis, vigilante en jefe y buen amigo de la familia.

Allí estaba el Sr. Luis, que nada más verme corrió bajo el tremendo aguacero para ayudarme con las maletas, sin darme cuenta y al intentar pasarle uno de los últimos bolsos que estaban en el maletero del taxi, sentí una mano muy grande y fuerte que no era la de Luis…

Hagamos una pausa para describirme en lo físico y en lo personal, me llamo Raúl, ahora tengo 57 años, pero en ese entonces cuando sentí esa mano solo tenía 32 años y aparentaba muchos menos, siempre he tenido esa suerte genética, aun hoy en día parezco un chico de 45 a pesar de mis años…

Soy blanco, aunque trato en lo posible de ir con buen color del sol, cosa que me fascina. Cuerpo normal sin ser delgado ni gordo, pero eso sí, con unas piernas y unas nalgas de concurso, gracias al ciclismo y al futbol, mis dos pasiones. De 1.75 de altura y con unos ojos castaños que enamoran tanto a chicas como a hombres que se intrigan si es mi propósito…

En lo personal les confieso que soy bisexual, me fascinan las mujeres bellas, seguras y sobre todo eróticas y sexys. Y por otra parte me derrito por los hombres bien maduros, en especial los fuertes y de profesiones físicas y de mucha virilidad; obreros, albañiles, militares, etc.… me trastornan los vigilantes nocturnos, me da un morbo absoluto pensar en ellos solos toda la noche con los ojos puestos en la gente que protegen…

Al sentir esa mano y ver que no era Luis, descubrí a un hombre alto, como de 1.90 y con una contextura poderosa, quizá pesaría más de 140 kilos, de color almendrado y con rasgos típicos del indígena de ese lugar… Cuando volteé a verle y descubrirlo en su totalidad me derretí y no podía hacerlo evidente, hay algo muy importante que debo explicar, yo soy bisexual de closet, pero no por vergüenza ni temor, la razón es que ese es uno de mis mayores placeres, jugar a que soy dos personas en una, soy Raúl un hombre heterosexual que lo disfruta mucho y soy la otra…

Dentro de mi vive una chica muy sexual, muy pasiva que adora a esos hombres viriles y maduros, una mujer completamente desinhibida que se derrite sintiendo una buena barra de carne en su interior… pero para que sea mas excitante esas dos personas que viven en mi están separadas en dos mundos que casi nunca se unen, ese es en parte mi mayor placer, cambiar y ser dos personas en dos mundos.

Por esto debía mantener a Raúl al mando de la situación y que Luis no viera mi derretimiento al ver a ese hombre enorme y hermoso que mantenía su mano en mi cintura mientras el agua de la lluvia mojaba mi cuerpo y el suyo… era la casa de mi mamá, era el señor Luis, persona de confianza de ella y ambos, tanto mi mama como Luis convivían en el mundo de Raúl, no me podía permitir en ningún momento que ella, la loca sexy que vive dentro de mi saliera… pero se me dificultaba mucho con esa mano en mi cintura…

Tan solo fueron un par de segundos mientras esa mano hizo que me mojara “totalmente”, para mi duró una hora, sentí su fuerza, lo rudo de su piel acostumbrada a trabajar, la temperatura de un hombre al que quería comerme por completo.

-Luis: ¿Hombre Raúl y tú qué haces por acá, no te esperábamos? Bienvenido!

-Yo: Hola Luis vengo a quedarme una semana y quise sorprender a mi mamá.

-Luis: Bueno, una vez mas bienvenido; aunque tu mamá no está, se fue a visitar a tu hermano y su nieto en Miami… Por cierto, este es Don Gustavo, el se está encargando hace mas de un mes del turno de la noche, yo no me había ido aun para mi casa esperando que parara de llover y mira tú aun así tuve que emparamarme.

Dirigiendo mi mirada a ese enorme y majestuoso ser y tratando de mantener la cordura típica de Raúl, le extendí mi mano para conocerle oficialmente.

Nuestras manos se unieron y la verdad aun no se si fue una simple estrechada de manos o eso fue algo que duro mas tiempo del normal… no lo sé.

Yo: Mucho gusto Don Gustavo, espero que el condominio le trate bien y su trabajo acá le guste mucho, de paso me disculpo por que, gracias a su ayuda mire como ha quedado, todo empapado, lo siento mucho.

Gus: No te preocupes Raúl, bienvenido a casa que para eso estamos.

¿Será posible que ese hombre haya descubierto a mi loca interior?

Su mirada era de deseo y la verdad no lo podía entender, creo que mi excitación me estaba haciendo ver cosas que nos son.

Luis: Raúl, deja que te doy tus llaves, las que tu mamá siempre me da para estos casos y yo aprovecho que paró un poco de llover y me largo a mi casa, quedas en buenas manos. ¡Adiós!

Allí quede yo a solas, frente a esa montaña de placer, Don Gustavo. El me ayudó con mis maletas y yo me peleaba con mi loca interior que estaba loca por salir y lanzarse a los brazos de esa montaña de hombre.

Pusimos las maletas en el ascensor y le dije que estaba bien que yo me haría cargo al llegar a mi piso que por favor se fuera a secar y a cambiar de ropa antes de que se enfermara, le di las gracias y como pude me metí al ascensor maldiciendo mi cordura, entre que el ascensor no era grande y el montón de maletas y bolsos, si el hubiera subido conmigo, muy probablemente habría tenido que subir muy cerca de mí, no cabíamos holgadamente…. Mientras tanto él se quedó observándome mientras las puertas se cerraban, miraba mi espalda por completo mientras medio inclinado oprimía el botón del ático, creo que de manera automática mi loca interior paro el culito de forma sexy… sí, sí lo hizo y cuando las puertas se habían cerrado me permití gemir como tanto lo necesitaba.

Al llegar a la casa y pasar las maletas al interior cerré la puerta y vi mi cuerpo reflejado en el espejo enterizo que estaba en la entrada, allí muchas preguntas encontraron respuestas.

Observé que mi pantalón beige de lino estaba competente empapado y se me había olvidado que ese día traía puesta una tanga de color gris medio cachetera, se me transparentaba tanto bajo la luz del farol de seguridad de la entrada, como bajo la luz de neón del ascensor, así que ahora lo corroboro, Don Gustavo si me veía y bien que me vio y bien que le agrado mucho lo que vio. Me volví a mojar y mi loca interior estaba ya a punto de salir y apoderarse de la situación…

Decidí darme una buena ducha para calmar mis calores y limpiarme a fondo, luego de ese buen baño caliente me serví un wiski y llamé a mi mama, ella casi lloró por no haber podido coincidir conmigo y me invitó a que pasara esa semana descansando en su casa, ella no volvería hasta dentro de un mes.

Allí estaba yo, con mi loca interior en total control, imaginando que haría o que quería hacer, no podía sacarme de mi cabeza esa mano en mi cintura, ese calor que sentí y que quería volver a sentir, definitivamente lo tenia que volver a sentir.

Mientras me tomaba el wiski, arreglaba mis cosas y decidía que me pondría… tenía hambre, así que fui a ver que había en la cocina. Abrí el refri y me quedé colgado como adolescente sin decidir qué comer y tratando que el frío del refrigerador apaciguara el calor interior que la ducha no había calmado, siendo 100% sincero; estaba que temblaba de excitación, pensando en ese monumental hombre que me descubrió y que se comió mi culo con sus ojos a tan solo seis pisos mas abajo, seguro estaba secándose con una toalla todo su cuerpo y con la esperanza que estuviera bien empalmado pensando en mi y mi tanga gris… no podía mas con la calentura, llego el momento de decidir y actuar.

Me bebí el ultimo poco de wiski que me quedaba mientras me ponía crema en mi cuerpo, en mis bien depiladas piernas, en mis brazos y en mi hermoso y respingón culito el cual pedía guerra. Me puse un tanga hilo negro con pequeños encajes al frente y una vieja sudadera que me quedaba grande, allí estaba yo frente a mi espejo luciendo mis hermosas piernas bajo esa sudadera que de lo grande se veía como una minifalda, mientras ideaba mi plan para bajar…

Para no ser muy obvio y poder bajar a corroborar mis sospechas de que el bueno de Don Gustavo si me desnudó con la mirada cuando me conoció, debía tener una buena excusa, vi que eran las 10:30 pm y aun el restaurant chino de frente estaba abierto, era viernes y los viernes se llena de jóvenes que toman cervezas hasta bien tarde en ese lugar.

Me puse un pantalón chándal que me queda corto de cintura, de manera que si me subía un poco mi sudadera se podía ver mi tanga negra… estaba lista para la misión y mi loca interior había mandado a Raúl a otra galaxia, ya se que ella estaría toda la semana a cargo y eso me tenia mas que excitada…

Al salir del lobby del edificio no había nadie en la puerta, no estaba Don Gustavo, así que seguí al restaurant, pedí algo de comer y unas cervezas, mientras me preparaban la comida salí a la calle a fumar un cigarro y poder observar bien la zona de vigilancia y ver donde estaba Don Gustavo.

Volví a entrar al interior del restaurant medio frustrado por no haber podido verle, tomé mi pedido y regresé al edificio, al abrir la puerta principal me encontré con él, venía de hacer su ronda, me puse como una adolescente y le pregunté si se había secado, muy tonta y nerviosa mi pregunta.

Gus: Hola, si claro, ya me di una ducha caliente y me cambié, de hecho, pensé que mientras me duchaba tu debías estar haciendo lo mismo…

Hubo un minuto de silencio y…

Gus: Claro es que la que nos cayó encima era de fin de mundo, llovía mucho y ambos estábamos empapados.

Mientras el me hablaba, coloque la bolsa de cervezas y la comida en un pequeño muro que tenia la entrada, mientras lo hacía, bien sabía que esa maniobra levantaría un poco mi sudadera dejando ver el principio de mi tanga negra.

Yo: ¿Fuma Don Gustavo? ¿Quiere un cigarrillo mientras nos conocemos?

Gus: Por favor no me digas Don Gustavo, me haces recordar que soy tan viejo que podría ser tu abuelo… y sí, si fumo, gracias.

Yo: No puede ser, yo no soy tan jovencito y usted no es tan viejo.

Gus: yo tengo 65 años y tú no debes tener más de 25

Yo: pues no, tengo 32 y usted la verdad no aparenta 65…

Mientras seguía nuestra platica le ofrecí una cerveza, me dijo que me la aceptaba, pero no podía beberla en ese lugar que si no me importaba acompañarle a la caceta de vigilancia. Simplemente accedí guiñándole el ojo y volteándome a recoger las bolsas, esta vez sí me propuse que se viera mejor mi tanga y lo logré, en su pantalón del uniforme se le veía un gran bulto en crecimiento.

Abrió la puerta sin encender las luces y me pregunto si no me importaba entrar con las luces de vigilancia solamente, así que ese lugar estaba casi en penumbra, entre sin decir nada pasando muy cerca de su cuerpo y su bulto y justo con el a mi espalda me detuve y le dije de manera sexy y traviesa;

Yo: estamos haciendo algo a escondidas ¿verdad?... Gus

Gus: Si, eso estamos haciendo.

Una vez dentro del lugar me di cuenta que se podía ver todo hacia afuera y de afuera no se veía nada hacia adentro.

Era un cuarto de vigilancia que tenia una silla de oficina justo en la ventana principal, detrás de ella había un sofá pequeño atrás tenia un baño completo y en un pequeño cuarto una cama individual.

Mientras observaba me quedé con mi espalda a la puerta mientras el se sentaba en la silla de oficina recargándose mientras me veía de arriba abajo en la penumbra y me dijo que pusiera las bolsas en un anaquel que me quedaba justo en frente y cuyo único espacio vacío estaba un poco más arriba de mi cabeza así que esta vez sí que se me subiría la sudadera lo suficiente para que me viera mucho mas mi tanga, al descubrir mi oportunidad y mientras me agache para agarrar las bolsas del piso y sin hacerlo obvio, baje mi pantalón de chándal un poco más así al hacer la maniobra en el anaquel bien se me vería lo que yo quería que se me viera.

Todo ocurría a cámara lenta, mientras subía mis brazos con las bolsas al anaquel curveé mi espalda y pare mi culito respingón que demostraba el principio de mi tanga negra sin lugar a dudas, mientas lo hacía vi en el reflejo del vidrio como Gus observaba, sus ojos estaban abiertos de par en par y se comía mi culo descaradamente con ellos.

Volteé hacia él y le dije:

-Yo: ¿Quieres la cerveza?

A lo que el medio entrecortado y quizá un poco nervioso me dijo que sí.

Volví a subir mis manos para tomar la bolsa con las cervezas, me acerque a él quedando tan solo a 30 centímetros de su silla y colocándolas en la mesa que el tenia en frente saque dos cervezas para entonces regresar al anaquel a volver a poner la bolsa en su lugar, tomándome mi tiempo y siendo la más coqueta posible, a estas alturas ambos sabíamos lo que éramos y lo que queríamos, estábamos tan solo disfrutando el juego tácito del deseo haciéndonos los tontos y dejando que nuestros cerebros disfrutaran este momento al máximo. Esta vez volví a verlo a través de el reflejo del vidrio y pude ver que su mano había bajado para sobarse su bulto cada vez mas grande, el empalme era divino y ya quería saltar sobre él, pero el placer de este momento era perfecto, no lo queríamos detener, este juego debía durar más…

Mientras bebíamos las cervezas él seguía sentado en su silla yo me novia como curioseando su lugar de trabajo, moviéndome muy lento y muy sexy, agachándome reincorporándome inclinándome y el mientras tanto no dejaba de verme y no dejaba de tocarse, ya sin tratar de ocultarlo, pero mi deber en el juego era permitirlo sin hacerlo obvio, debía seguir siendo la chiquilla ingenua que no se daba cuenta, ese era mi papel.

Al tomarme el ultimo trago incliné mi espalda un poco mas exageradamente y me quejé, el me preguntó que me pasaba y le dije que como hoy había sido un día medio cansón me dolía un poco la parte baja de mi espalda, toda esta platica era mientras me acercaba a recoger su lata de cerveza que se había terminado y mientras volvía a mi maniobra de buscar otras cervezas. Cuando puse la bolsa en la mesa y saqué su lata me voltee y me baje mi pantalón de chándal hasta la mitad de mis nalgas para explicarle donde me dolía señalándole mi baja espalda.

El se quedó perplejo viendo como mi culito se abrazaba a esa tanga y como mis lisas y blancas nalgas denotaban mi bronceado, y me dijo:

-Gus: Te queda muy bien…

-Yo: ¿Qué?

-Gus: todo, el bronceado, la tanga, todo…

Sin dar atención a su comentario, le tome la mano y se la lleve a mi parte baja de la espalda señalándole donde me dolía y una vez que me había tocado durante un momento, reacciono y como si nada me dijo:

-Gus: ¿Hay varias maneras de liberar esos nervios, yo sé una quieres que te ayude?

-Yo: “Ahora no, tranquilo, no es para tanto”

Mientras me subía el chándal y me alejaba un poco de el y su mano, el juego debía seguir, quería volverlo loco y lo estaba logrando.

Le pregunté cómo se veía la parte de afuera sentado desde su silla y el me dijo que si quería sentarme, mientras se levantaba para cederme su lugar, yo lo detuve apoyando mi mano en su hombro y sin decir nada me fui sentando lentamente sobre sus piernas, a lo que él se acomodó nerviosamente para recibirme.

Me fui apoyando sintiendo su calor y la dureza de su miembro que estaba que explotaba de duro, mientras el se inclinaba un poco mas en el respaldar para que me pudiera sentar completamente.

Cuando me fui sentando puse mi otra mano en su enorme y hermosa panza, le dije que había sido sin querer y termine de darle la espalda y me senté por completo.

Viendo hacia afuera de la caseta como una niña curiosa le fui diciendo cosas mientras delicadamente me movía para que su miembro fuera entrando entre mis nalgas solo protegidas por la ropa.

-Yo: Gus, desde acá se ve perfecto la entrada principal…

Movía mis nalgas hacia el frente

-Yo: Y también la entrada norte del estacionamiento…

Volví a mover mis nalgas sintiendo como entre nuestras ropas me penetraba un poco más…

-Yo: esto esta increíble, se ve todo muy bien…

Tomé mi ultimo sorbo de cerveza arqueando mi espalda y sentada sobre ese magnifico pedazo de carne que palpitaba en mi ano y que de no ser que estábamos él con su pantalón y yo con mi fino chándal la penetración habría sido completa. Escuche que el hizo un ruido de macho que trato de disimular.

En ese momento me levante, tome la bolsa con la comida y le dije que me iba. Mientras tomaba la bolsa lo vi una vez mas por el reflejo del vidrio y su cara era de becerro abandonado por su madre…. Jajajaja soy una niña muy traviesa y estaba en control y disfrutando demasiado para cometer ningún error.

El se incorporó como con un resorte y tomándome por la cintura muy dulcemente me dijo que, si no me quería quedar un ratico más, por favor.

A ese movimiento de su parte respondí levantando mi culito y pegándome a su miembro le dije, fumemos un cigarro afuera y vemos…

Allí sin moverme sentí como el me abrazo por la espalda y pegando su boca a mi oreja me dijo me tienes como loco… gracias.

Al sentir su aliento en mi oreja, hice mi cabeza hacia atrás invitándole a que se acercara mas y el puso su boca en mi cuello mientras me apretaba mas a su miembro. Camine un par de pasos con este enorme oso besándome el cuello y me apoye a la pared dejándolo hacer con mi cuello y tratando de buscar mi boca, pero yo le rehuía de manera coqueta.

Baje mi mano y le tome su miembro en todo su esplendor, por lo menos 18 centímetros de gruesa hombría era su regalo para mí. Regalo que quería disfrutar lentamente y con mucha paciencia.

Apoye mi cara a la pared para seguir apoyado de ella y con mi otra mano libre me baje el pantalón del chándal hasta mis rodillas, volví a apoyarme a la pared con esa mano y deje de acariciar su miembro con la otra mano, para que con ambas manos en la pared me entregara a hora si, a que conociera por si mismo a la hembra que tenia en frente.

Sentí inmediatamente sus manos en mis nalgas que bajaban hasta mis muslos y volvían de nuevo a mis nalgas como un ciego que quiere reconocer algo, cada vez que llegaba a mis nalgas de nuevo se atrevía mas y ya estaba rozando mi agujerito que moría por él…

De repente sentí como se había abierto el cierre de su pantalón y dejo de acariciarme para rodearme con sus manos y en un abrazo divino con una mano por dentro de mi sudadera y la otra hacia mi miembro volvió a besar mi cuello mientras sentía su maravilloso pene en mi culo a través de la tanga, solo la tanga me protegía de ser penetrada.

Voltee la cara y con mi boca abierta le permití que me besara, por fin… su lengua se entrelazo con la mía de manera celestial mientras me apretaba mas su pene contra mi ano y con su otra mano recorría todo mi pecho de la manera que solo un buen amante sabe hacer.

De repente, un timbre nos regresó a la realidad.

Desde el portón principal le pedían que abriera para entregar un delivery.

Me voltee vistiéndome, subiéndome el chándal mientras el se guardaba aquel enorme animal en su pantalón y se sentó en su silla a atender al delivery, yo me puse de rodillas y me escondí debajo de su mesa sin que me vieran, de esa forma me quedo su miembro justo en mi cara, cosa que no desaproveche.

Mientras abrió el portón y el delivery se acercaba al vidrio a hablar con Gus, le desabroche el pantalón y baje poco a poco el cierre y con mucho cariño y cuidado le saque su maravilla.

La olía y veía como ella y sus líquidos me invitaban a probarla, poco a poco puse mis labios al final de su tronco, entre su tronco y sus enormes bolas y lo bese húmedamente hasta llegar a su frenillo y con la lengua allí me quede un rato lamiendolo como si fuera el mejor helado de mi vida.

El casi no coordinaba lo que hablaba con el delivery, la verdad es que se complico todo ya que el vecino a donde venia el pedido no quería que el delivery subiera, así que Gus tuvo que esperar a que este bajara.

Mientras tanto yo comencé a comerme ese glande enorme y rosado que parecía que fuera a explotar, me lo comía con un gusto enorme y con una suavidad muy tierna, también porque no quería que se escuchara nada… aunque la verdad no sé cómo no se escuchaba mi corazón que estaba a mil de excitado.

Seguí con mi manjar y escuché como el vecino saludaba al delivery y recogía su pedido saludando a Gus y retirándose, así mismo luego se despidió el del delivery y escuché como se cerraba el portón principal dejándonos de nuevo a solas. Apenas se cerró el portón Gus se recostó entre aliviado y super excitado en su silla y yo continué con mi placer mientras el cerraba sus ojos y yo chupaba con amor a la vez que le acariciaba su estómago y de repente sentí como ese animal quería explotar dentro de mi y así fue, lo permití, lo ayude y me lo comí todo por completo… su sabor era inigualable y creo que por la cantidad el pobre Gus había estado un poco abandonado últimamente.

Después de tragarme todo ese postre, me dediqué a limpiarle todo con mi lengua de manera muy sabrosa, tanto que me di cuenta que ese animal jamás disminuyo su tamaño, estaba igual o mas duro que al principio, cosa que me enloqueció.

El tomo con sus manos mi cara y acercándome a el me beso de la forma mas divina imaginable, ya sabía que no solo era un oso maravilloso, sino que también era un hombre que sabia tratar a sus hembras.

Con su lengua y la mía bailando al son del placer me fui incorporando y el me llevo con cariño a la misma pared donde estábamos hace un rato y mientras me besaba fue introduciendo sus manos entre mi chándal y mi tanga, acariciando todo mi culo y dejando entrar a sus dedos por mi raja mientas hacia un poco a un lado el fino trozo de tela de mi hilo.

Se puso de espaldas a mi y se agacho mientras me bajaba el chándal besándome toda la espalda hasta que llegó al principio de mis nalgas y con todo y tanga me beso la raja humedeciéndola toda como si fuera un naufrago hambriento que encontraba comida por primera vez.

Yo empine mas mi culito y con ambas manos me baje la tanga poco a poco, el entro con toda su cara en mi culo y comencé a retorcerme de placer mientras su lengua me penetraba todo lo que podía.

Siguió así mientras yo le empujaba con mis manos su cabeza en mi culo, luego de un tiempo que no supe ni cuanto fue, se detuvo y comenzó a incorporarse yo se lo permití y seguí empinando el culo, para mi sorpresa mientras me estuvo comiendo se había desabrochado el pantalón y había sacado su enorme miembro el cual a medida que se incorporo se poso en la raja de mi culo hambriento. Metió sus manos dentro de mi sudadera y sobándome mis pezones mientras me besaba el cuello me dijo, quiero hacerte mía, me enloqueció que se haya dirigido a mi en forma femenina, eso me termino de entregar, así que sin mediar palabra alargue mi mano y lo ayude a que me pusiera su glande en mi hoyito, que con toda la saliva que le dejé mas todos los líquidos que de él emanaban entrar en mi sería tarea fácil, fue algo de otro universo.

Una vez ya encaminado levante mis brazos hacia su cabeza arqueando mi espalada y parando aun mas mi culo y sentí como cada centímetro de su hombría entraban acomodándose en mi interior, yo estaba que tocaba el cielo pareciera que Gus fuera mi amante desde hace años, sin yo habérselo dicho me trataba con erotismo y sutileza, no me va el sexo a lo bestia, me va el sexo así, como este amante me lo estaba haciendo.

Una vez todo dentro y ya con mi culo acostumbrándose a ese tamaño comenzó un vaivén majestuoso mientras tomándome por la cara me enterró su lengua en mi boca.

No se cuanto tiempo duro esto, hasta que de repente me dejo de besar para decirme que se estaba corriendo. Me dijo; ¿qué quieres? a lo que yo volviéndole a besar le dije lléname toda, acábame dentro por favor…

Sus chorros fueron aun mas que cuando se lo chupé y me dejo inundada, mientras yo a la vez exploté en un perfecto orgasmo anal, sin apenas tocarme mi leche mancho completamente la pared que tenia en frente, el me abrazo con mas amor y fuerza quedándose dentro de mi por un buen rato…

Ese fue apenas el primer día de mi semana de descanso a solas en el ático de mi mamá, continuaré….