Mi primer relato

Mi primera experiencia sexual en manos de dos chicos deliciosos.

Amigos y amigas:

He leído muchos relatos en la Red y después de mantener una calientísima correspondencia por correo con una amiga de la Web, me he decidido a enviarles mis propios relatos, totalmente reales y sacados de mi propia vida, para que los disfruten leyendolos tanto como yo disfrutado al recordarlos y escribirlos.

Espero que me escriban a mi dirección de correo julita_2k3@yahoo.com con sus comentarios y sus propias experiencias, para compartir las delicias de nuestras cochinaditas. Quisiera especialmente que me respondan amigas como yo, que leen estas historias, porque con ellas podemos compartir muchas experiencias de nuestra vida diaria.

Yo soy una mujer de treinta años recién cumplidos, soy trigueña, mido 1.60 de estatura, tengo el pelo enrulado y largo, y me dicen que tengo piernas bonitas y un par de pechos muy atractivos. Yo vivo en América Central, y trabajo en una oficina exportadora de café. En esta compañía hay unas 120 personas en un edificio de tres pisos, la mayoría de ellos hombres muy bien parecidos y yo me dedico a vestirme muy atractiva y sensual para provocar su atención y su deseo.

Lo cierto es que las miradas y la atención erótica que provoco en los hombres me excitan mucho, me satisfacen intensamente y dedico una parte de mis horas de oficina a estos juegos cuando mi trabajo lo permite. Me visto especialmente provocativa cuando estoy de conquista, me gusta mucho pasearme por los diferentes pisos de la compañía y observar como reaccionan los hombres a mi paso. A veces entro a una oficina donde hay varios de ellos, por el solo placer de excitarlos, de confundirlos. Pero siempre como una fruta joven e inocente, con los ojos bajitos, tú sabes, la voz baja y tímida, juego a ser esa mezcla de angelito y putita que todos ellos sueñan poseer y que yo reservo solamente para mis escogidos. Y mis escogidos son hombres atractivos, casados y prefiero a aquellos que vienen a la ciudad en forma regular pero que no viven aquí.

Esta empresa se dedica a la exportación, y por eso tenemos empleados y clientes que vienen desde otras ciudades y países en forma habitual. Mis encuentros amorosos son habitualmente de mediodía, y me he fijado que al regresar a la oficina en la tarde, cuando mis braguitas están aún húmedas, los hombres son más sensibles a mi atractivo, como perros excitados detrás de una hembra en celo. Me he dado cuenta que me miran con una mirada distinta en sus ojos, un brillo de lujuria que me encanta, me provoca un fuerte placer erótico al ver como me siguen con la mirada ansiosa.

Cuando puedo hacerlo, cojo algunos reportes y me voy de paseos por el edificio, especialmente por donde están los vendedores. Y yo fantaseo que después ellos se masturban pensando en mí, pensando en lo que puedo haber hecho a mediodía, en lo que ellos hubieran hecho de estar ahí, me entienden?  Este deseo de ser apreciada, deseada, me viene de muy niña y mi primera experiencia sexual la tuve muy tempranamente. La historia de ese primer encuentro es asi:

Cuando tenía doce años, un sábado en la mañana llegó una familia nueva a la casa vecina a la nuestra, que había estado desocupada unos meses. Me asomé por la ventana para espiar a los vecinos: era un matrimonio de gringos venidos en menos, que tenían dos hijos mellizos. Los muchachitos tenían catorce años y estaban buenísimos. Eran casi como los gringos de las películas, rubiecitos, tostados, ojos azules, con un cuerpo atlético y musculoso y una sonrisa preciosa. Cuando los miraba por la ventana, me estaba preguntando con cual me quedaría porque ya que eran mellizos, eran casi iguales.

Estuvieron toda la mañana descargando bartulos, con el torso desnudo, sudando bajo el sol llevando y llevando enseres.A la tarde me dejé ver por la puerta de mi casa y de ahí intercambiamos unos saludos tímidos, como son las cosas a esa edad. Sin embargo ya muy luego estabamos de amigos y a la otra semana me invitaron a su casa. En ese tiempo yo ya estaba muy desarrollada físicamente, especialmente mis pechos que son lo más atractivo que tengo, y yo me daba cuenta que Jimmy y Stuart no quitaban la vista de mis tetas y aprovechaban cualquier momento para rozarme o para mirar por mi escote.

Un día me invitaron para conocer la cochera, un lugar que habían ocupado para tirar allí todos los trastos inservibles. Yo intuí que al estar sola con ellos dos algo ocurriría, pero decidí arriesgarme porque ambos me gustaban mucho. Esa tarde entramos a la cochera en fila india y nomás de entrar cuando sentí un agarrón en mis teticas. Y luego otro y otro, y ellos comenzaron a reír diciendo "fue Jimmy...no, fue Stuart" y cosas así.

Entonces yo me hice la seria y les dije "ustedes quieren tocarme aquí?" indicando mis pechos y ellos asintieron con la cabeza pero se asustaron que los acusara a sus padres. Ahí le dije a Stuart "ven, tocame tú primero..." y cuando me hubo manoseado un tantico (y vaya que me gustó) le dije a Jimmy "ahora te toca a ti..." y se acercó y también me tocó. De ahí en adelante, no tuve que escoger entre ambos porque todos nuestros juegos sexuales los hicimos entre los tres, pero siempre uno primero y luego el otro.

Primero fueron los besos, luego las caricias en los muslos, en las tetas, los besos con lengua,etc, en un orden en que ellos avanzaban un día hasta un cierto sitio de mi cuerpo y al día siguiente podían avanzar desde allí en adelante, yo me imagino que en todas partes del mundo sera igual.

Yo nunca me saque la ropa, los dejaba que me tocaran por encima solamente, pero cuando ya habíamos tomado confianza, ellos se bajaba los pantalones y dejaban su pija al descubierto para que yo se las acariciara. A veces uno de ellos se montaba sobre mí y rozaba con fuerza su pene contra mi vagina, pero aún por encima de la tela del vestido, el roce era extremadamente excitante. Cuando avanzaron nuestras confianzas mutuas, yo aceptaba que me subieran el vestido y rozaran mi vagina directamente, haciendo un lado mis braguitas con sus dedos ansiosos. Esas primeras exploraciones eran deliciosas, yo era la primera mujer para ellos y reconocíamos mutuamente nuestros olores, el sabor de nuestros juguitos, con la respiración agitada, la boca seca y el miedo de que nos pillaran en esas.

Yo les acariciaba sus estomagos duros, me facinaba con sus musculos abdominales tan perfectos, sus piernas bronceadas y musculosas cubiertos por un vello finito dorado, ellos se divertían tocando y chupando mis pezones que se me erectaban hasta que me dolían. Era una sensación maravillosamente excitante masturbarlos a ambos, ellos se echaban en un sillon viejo de la cochera y yo me sentaba entre ellos y mientras me tocaban y me metían mano entre mis piernas abiertas, yo masturbaba sus pijas duritas y gruesas, y sentía como se iban poniendo más duras y más calientes en mis manos, hasta que uno de ellos acababa en un río de semen tibio y luego el otro terminaba en mi otra mano. Me fascinaba ver los chorros de semen grueso saltando en el aire y luego chorreando por mis dedos y por encima de sus penes. Fue de manera natural que una de esas veces, sin que me lo pidieran, yo espontáneamente me quité las bragas mojadas por mi calentura y me monté sobre la pija de Stuart, todavía chorreando semen, y despacito me la fui metiendo por la vagina sentándome encima de sus muslos, mientras Jimmy miraba con ojos desorbitados. El semen actuó como lubricante natural, sumado a los abundantes jugos que salían de mi propio chuchito, hizo que la primera penetración fuera casi indolora. Jimmy se excitó de inmediato y me pidió que me le sentara en su propio pene, cosa que hice sin hacerme de rogar. La segunda vez fue más profunda, creo que me senté entera en la pija dura y por primera vez tuve la sensación maravillosa, que solamente una mujer puede conocer, de sentirte penetrada entera, llena de sexo, de amor, de alegría. Agité mis caderas rozando mi sensible clítoris sobre su pubis, mientras la deliciosa verga me recorría por adentro haciendome gemir de placer. Mi primer orgasmo me vino de improviso, me flaquearon las rodillas, fue como si desde mi clítoris salieran miles de lineas de placer que me recorrían entera, la vagina me latía estremeciendome desde la cabeza hasta los pies. Fue algo maravilloso y me hubiera quedado ahí sentada para siempre.

Los mellizos se pusieron adictos a la actividad sexual, andaban como perritos tras de mi, invitandome sin cesar a la cochera, aguardándome a que yo me dignara a salir a hablar con ellos. Yo tambien quería estar con ellos siempre, pero esa situación me hacía sentir que los tenía bajo mi control y sentí por primera vez que cuando un hombre se calentaba por mí, estaba dispuesto a hacer todo lo que yo le pidiera. Me sentía la reina de los gringuitos, me entienden?

A veces hacía que me daban los mohínes y quería helados, o salir a pasear en bici o cosas de niños y ellos hacían todito lo que yo les pedía. Una tarde estabamos en la cochera besándonos y acariciandonos y les pregunté si me recordaban cuando no estabamos juntos. Ellos se miraron muy confundidos, como avergozados y después de algunas vacilaciones, me dijeron que en las noches acostumbraban a masturbarse comentando cosas de mí y acordándose de lo rica que me veía.

Yo me los imaginé de inmediato haciendose pajas en mí y me calenté a mil por mil. Les pregunte entonces que eran lo que más ellos querían que yo les hiciera y me dijeron que querían que les enseñara mis tetas, desnudas enteritas, porque nunca se las había mostrado. Ese día yo estaba con un vestido abrochado al frente y les dije que se sienten en el sillón y yo les mostraría todo con tal que ellos se masturbaran en delante de mí. Ellos estaban avergonzados de hacerlo, pero a la idea que me podrían ver las tetas, se bajaron los pantalones y cada uno con la pija en su mano, comenzó a masturbarse mientras yo me abría despacito los botones del vestido como había visto hacer en una película, arqueaba la espalda, me giraba y coqueteaba con ellos mientras descubría mis grandes tetas delante de su mirada ansiosa y tan caliente como nunca los había visto antes.

Ellos se decían cosas como "mira que está rica, mira las tetas como se le asoman.." y cosas así. Esto duró unos minutos hasta que yo liberé mis pechos del brassiere y les enseñé mis tetas desnudas con los pezones erectos de calentura y ambos comenzaron a jadear y a gemir de placer y excitación. Yo tambien estaba calientísima y me pellizcaba los pezones en forma instintiva.

Yo ví que Stuart iba a terminar y me incliné para recibir su leche en mis tetas, pero el chorro que saltó fue tan intenso que dio en mi boca, justo encima de mis labios. Fue algo tan excitante  que sin siquiera pensarlo saqué la lengua y lo tragué golosa y terminé de agacharme y me metí a la boca toda la pija de Stuart, quien acabó interminables chorros y chorros de esperma dentro de mí. Y sin parar, pasé mi boca a la pija de Jimmy que estaba por explotar, y se vino dentro de mí entero, todo el semen caliente y grueso dentro de mi boca y no dudé en tragarlo con delicia.

Con los mellizos supe que uno de los grandes placeres para mí es chupar bien mamada una buena pija caliente, gruesa y durita que me llene entera la boca. Sentir la punta latiendo en espasmos y que se derramen tu boca abierta en chorros de semen caliente es simplemente delicioso. Yo no sé si ustedes comparten este delicioso placer, pero cuando le convences de hacerselo, o te dejas convencer como si fuera idea de ellos, una buena mamada de pija no se les olvida nunca.

Bueno, amigas mías, espero que este primer relato les haya gustado y no se olviden de escribirme a Julita_2k3@yahoo.com en donde esperaré gustosa y calientita vuestros comentarios. Tengo muchas historias más para contarles si esta les ha sido de su agrado.

Un besito para todos

Julita