Mi primer pago ii
Estimados lectores, ahora les voy a platicar lo que pasó en la segunda sesión con los dirigentes de la convención y como se portaron conmigo, después de la clausura.
MI PRIMER PAGO II
En cuanto iniciaron las mesas de trabajo, por más que quise ocultarme Pedro se dio cuenta que entre los asistentes me encontraba yo, e inventando algo, se acercó a donde me encontraba junto con varios de los asistentes, al pasar cerca de mí, me tocó el hombro como diciendo: “ya te encontré” y prosiguió su exposición del tema que nos ocupaba.
Cuando nos notificaron que tendríamos un receso, quise salir a tomar una bebida fría, ya que a pesar del aire acondicionado, el calor se sentía bastante, cuando iba de regreso me topé con Pedro casi de frente y, como era de suponerse, me llamó por mi nombre:
Mario, qué gusto de encontrarte aquí, estás en un despacho, ¿quién lo hubiera imaginado?, es algo que no esperaba. Finalizó.
Pues la sorpresa es mía, nunca pensé que serías uno de los dirigentes de la convención, eso quiere decir que eres muy importante.
No es para tanto – replicó-, solo soy el portavoz de todos ustedes y quiero que sepas que lo que hicimos ayer, será un secreto muy bien guardado.
Eso me alegró por dentro, sabía que si se enteraran en mi oficina de mis preferencias sexuales, de seguro me pedirían la renuncia de inmediato.
Está bien – dije- sin mucho convencimiento-, de todos modos voy a poner todo de mi parte para que el despacho que represento sea reconocido como uno de los mejores.
No es necesario que me lo digas – repuso-, conocemos perfectamente la forma que tiene de trabajar y sabemos que lo son.
Te lo agradezco de antemano y seguiré en lo dicho, además de que nada de lo de ayer saldrá de mi boca.
Pedro sonrió complacido y regresamos a la sala para continuar con los trabajos.
Al finalizar la sesión de trabajos, salimos a buscar algún restaurante para comer, ya eran pasadas de las 3 de la tarde, uno de los compañeros de mi mesa de trabajo dijo que conocía uno en donde servían mariscos exquisitos y accedí a acompañarlo.
En el trayecto vimos que Daniel iba delante de nosotros y lo alcanzamos al poco tiempo.
En cuanto nos vio, nos saludó efusivamente y dijo que iba a comer y nos nombró al mismo restaurante que nosotros íbamos, las risas salieron a flote y continuamos nuestro camino.
Ya en nuestra mesa pedimos la comida y alguna bebidas, y comentamos lo que habíamos visto en el trabajo, al poco tiempo sentí que la mano de Daniel me tocaba las piernas por debajo de la mesa, sin hacer aspavientos lo miré muy discretamente y sonreí levemente, así continuamos platicando, bebiendo y yo sintiendo la mano de Daniel, hasta el momento de pedir la cuenta.
Ya afuera me despedí del compañero y caminé al lado de mi cogedor de la noche anterior, como debería ser, la plática derivó a lo bien que la pasamos por la noche.
Mario, quiero decirte que me hiciste pasar una de las mejores noches que he tenido en mucho tiempo – dijo sonriendo abiertamente.
Pues estamos en las mismas condiciones – comenté-, me dejaron muy satisfecho ustedes dos, no me puedo quejar, y menos por la cantidad que me pagaron, eso no quiere decir que lo acostumbre, - aclaré.
Eso lo sé perfectamente, no tienes que decirlo, fue solamente una forma de agradecerte que nos haya dejado acostarnos contigo – dijo rápidamente.
La verdad jamás me habían pagado por eso, me sorprendieron muy gratamente.
Pues si quieres ganarte otra cantidad igual o quizá mayor, solo dilo y la tendrás sin condición alguna, solo dime que nos vamos a ver al rato y te lo pagamos- su tono de voz era firme y no admitía negativas.
Como empecé a pensar que nuevamente tendríamos una deliciosa sesión sexual, le respondí en el mismo tono:
Pues entonces solo déjame ir a bañarme y estaré con ustedes en una media hora.
Eso está perfecto, ya sabes en que habitación estamos y te vamos a esperar con muchas ganas de gozar.
Nos despedimos efusivamente y pude ver en su rostro la felicidad mezclada con la excitación.
Al terminar de arreglarme salí dispuesto a ganarme un dinero con el que no contaba y feliz porque tendría lo que mi cuerpo estaba pidiendo a gritos, placer y más placer.
Me encaminé al piso en el que se hospedaban y toqué a la puerta. Casi de inmediato se abrió y vi a Pedro que me invitaba a pasar.
- Pasa Mario, adelante, ponte cómodo mientras nos acabamos de arreglar para ti – dijo amablemente.
Me senté en la pequeña sala y tomé una copa que estaba ya servida, la cual supuse que era para mí, una música suave inundaba esa amplia habitación.
Escuché las voces de ellos y sabía que pronto estaríamos inundados de placer, no tardaron más que unos minutos y salieron del baño casi desnudos, Pedro llevaba solamente una minúscula tango transparente de color blanco, Daniel traía puesta una bata de encaje color rojo, al igual que Pedro, su tanga del mismo color, mi admiración era bastante grande, no me imaginé que se hubieran vestido así para estar conmigo, yo solo llevaba mis bóxer y nada sexy, me sentí un poco incómodo por mi falta de previsión, sabía que me trataría como mujer y no se me ocurrió ponerme nada así, en fin, eso al final sería lo de menos porque nos desvestiríamos en poco tiempo.
Las sorpresas aún no terminaban, detrás de ellos salió el que era mi compañero de mesa en la convención, solo que iba vestido de mujer, zapatillas, peluca, minifalda, blusa ajustada y maquillado…
Cuando estuvieron junto a mí, me pidieron que me vistiera como ellos, abriendo el closet, Pedro me dijo:
- Toma lo que más te agrade y ponte guapa para nosotras – su voz era más aguda que antes y se dirigió a mí como si fuera mujer -, así que tómate tu tiempo para que luzcas despampanante.
Como eso de vestirme de mujer lo había hecho por bastante tiempo, me encaminé al armario y elegí un atuendo que, pensé, era el adecuado para la ocasión, medias, sostén y liguero negros, falda corta abierta de una pierna, una blusa muy escotada, y me maquillé de prisa para no hacerlos esperar.
En cuanto estuve listo, salí para encontrarme con ellos, los comentarios fueron que lucía muy bien y que modelara un poco, giré sobre mis pies descalzos ya que no encontré zapatillas de mi talla, y, sonriendo, les pregunté:
- ¿Como me veo?
Daniel me dijo un piropo u Pedro se limitó a sonreír en señal de aprobación, el tercero en la salita, que después supe, se llama Ángel me dijo:
- Estás preciosa y quisiera comerte a besos.
No me dejó reaccionar y, tomándome por la cintura, me besó apasionadamente. Sus manos se apoderaron de mi trasero y yo, por mi parte, le acaricié toda la espalda hasta llegar s sus nalgas.
Sentí que los otros dos se nos unían cuando me empezaron a tocar por todos lados, las piernas, mi espalda, la verga, el pecho, en fin era un maremágnum de manos paseando por toda mi humanidad.
Poco a poco la ropa fue cayendo de nosotros hasta que quedamos completamente desnudos, las caricias subieron de tono y, mientras Ángel me chupaba la verga, Daniel me metía un dedo muy bien lubricado por el culo, Pedro se alejó un poco para apreciar bien la ardiente escena que se desarrollaba frente a sus ojos, mi pene creció al punto en que sentía que ya necesitaba hundirlo en cualquier orificio que tuviera a la mano, mientras Daniel y Ángel cambiaban de lugar, sentí que otro dedo comenzaba a introducirse en mi ano mientras las mamadas del primero me hacían emitir unos gemidos de placer.
Como no estaba dispuesto a solo dejarme hacer, tomé a Pedro de la mano y me arrodillé frente a él, acaricié un poco tu tiesa verga y me la fui metiendo muy lentamente en la boca para que disfrutara de una deliciosa felación, mientras la otra pareja se entretenía chupando, acariciando e introduciéndose mutuamente los dedos, nosotros, seguimos en lo que estábamos, Pedro gimiendo por la mamada que estaba recibiendo mientras se inclinaba lo más posible para tocarme las nalgas.
De pronto sentí que me jalaban suavemente por los cabellos, y, volteando, me encontré que estaban las 2 vergas tiesas y ardientes frente a mi cara, mientras mamaba una, a la otra la masturbé sin afán de que terminara rápidamente, Pedro se deslizó debajo de mí para chupar la mía de una forma en que me hizo perder la noción del tiempo y solo deseaba gozar sin límites
La orgía siguió sin parar, nos fuimos a las camas (2) y ahí dimos rienda suelta a la calentura que nos estaba inundando sin podernos detener.
Los condones estaban sobre los muebles para que los usáramos sin restricción alguna, el tubo de lubricante estaba sin la tapa y comenzamos a untarnos el cada uno de los culos, mientras yo quería cogerme al primer culo que viera, sentí que me tomaban por las caderas y me esparcieron una cantidad suficiente de gel por todo el trasero, abrí mis nalgas con ambas manos para facilitar la penetración y escuche que Ángel decía:
- Mario, tienes un culo hermoso y lo voy a usar para llenarte de pasión.
No bien acababa de decirlo cuando sentí que la cabeza de su pene empezaba a entrar por mi puerta trasera, cuando sintió que estaba dentro, me la clavó de un solo golpe hasta el fondo, un gemido, mezcla de placer y dolor salió de mi boca, esa tremenda espada que me estaba clavando debía medir unos 17 cms, y bastante gruesa, Daniel se puso frente a mí y me ofreció la suya, la vi más gruesa que le día anterior pero eso poco me importó, abrí la boca y dejé que la metiera hasta el fondo de mi garganta, sentí unas arcadas por lo profundo que llegó aunque no deseaba que la sacar, por supuesto.
Pedro se puso detrás de Dany y se la clavó de la misma forma en que me lo estaban metiendo a mí, sol gemido, jadeos y expresiones de placer eran los únicos sonidos que ahora de podían apreciar, ni siquiera la música se escuchaba, todo era placer a rienda suelta.
Después de unos minutos, todos cambiamos de lugar, Dany se estaba ensartando a Pedro y Ángel me ofreció su estrecho agujero anal, me puse el condón y se la metí con extremada lentitud para que sintiera como se iba introduciendo mi herramienta dentro de él, poco a poco fue recibiendo el trozo de carne que necesitaba para sentir que su culo estaba lleno, mis embestidas aumentaron de ritmo y sus nalgas recibían todo lo que le daba, volteando a ver a la otra pareja, pude admirar que Pedro estaba acostado sobre su espalda y con las piernas en los hombros de su amate en turno, acerqué mi mano para acariciar el trasero de Daniel y me pidió en un grito ahogado:
- Clávame tres dedos, los necesito dentro…
Así lo hice y su cara se transformó en un rictus, mezcla de placer u dolor mientras continuaba, haciéndole al amor a Pedro.
Lo mejor llegó al final, poco antes de que alguien se viniera, Pedro se acostó de lado en la cama, yo detrás de él para metérsela, Daniel se acomodó para darme su reata en la boca y Ángel hizo lo mismo con Pedro, cuando sentí que estaba a punto de terminar, le dije que debería nacerme un bukkake entre todos, celebraron mi propuesta y me acomodé para recibir el baño de semen, me rodearon y se masturbaron hasta que, uno a uno, me dieron sus jugos de pasión, en la boca que abrí al máximo para beberme toda esa leche, el primero en acabar fue Pedro, el segundo, Ángel y, por último Daniel, bebí lo más rápido que pude todo el semen que me daban mientras me masturbaba rápidamente.
Acabamos rendidos por tanta acción y comenzamos a platicar, la duda que me asaltaba era de cómo fue que Ángel llegó con nosotros, Pedro se limitó a reír mientras Daniel me decía:
- Resulta que lo enviamos nosotros para asegurarnos de que volviera a estar aquí, él sabía que te estaba acariciando a la hora de comer y quiso participar en nuestra pequeña reunión, espero que no te molestes por eso – finalizó.
Mi asombro era mayúsculo, ni siquiera me di cuenta a qué hora se pusieron de acuerdo pero eso ya no importaba, lo que valía la pena era que la habíamos pasado de maravilla los cuatro, así que solo pude decir:
- Son magníficos en la cama, me dejaron satisfecho y contento, gracias a los 3.
Las risas resonaron nuevamente mientras se disponían a darme el pago por mis servicios sexuales, solo que ahora me dieron el equivalente a unos 500 dólares.
Espero sus comentarios en mi correo.
Don Pato