Mi primer novio, parte VIII

Poco a poco me acerque a su agujerito trasero y separándole las nalgas con mis manos empecé a lamerlo y a penetrarlo con mi lengua. Después de un rato Cesar me dio en consolador y yo se lo metí en el culo a Ana mientras ella no paraba de gemir

Después de que César se fuera, entre para ir al baño y después decidí hacer una inspección de la casa. Llevaba allí más de un día entero y todavía no había ido a la planta de arriba a ver que había allí. Subí y pude ver otras 2 habitaciones parecidas a la de abajo, tipo suit (con baño y vestidor en la habitación) y otra con 2 camas más estrechas bastante separadas y un armario más normal. En esa habitación había una terraza desde donde se podía ver la piscina y que comunicaba con una de las otras habitaciones. Todas las habitaciones al igual que la de abajo, estaban equipadas con todo lujo, TV plana enorme, DVD, aire acondicionado, etc. Estaba todavía paseando por la planta de arriba, no habían pasado ni 15 minutos desde que había salido mi chico, cuando me sonó el móvil.

  • Hola - era la voz de Ana y se oía de fondo el ruido del autobús.

  • Buenas, ¿qué tal el viaje?

  • Bien, ya casi estoy llegando.

  • Perfecto, César ha salido hace un rato así que te estará esperando cuando llegues.

  • Muy bien, pues en un rato nos vemos.

  • Vale, un beso.

Ya había acabado con mi reconocimiento a la planta de arriba, así que baje a tomar un vaso de agua y volví a tumbarme al sol mientras llegaban. Cerré los ojos, no se el tiempo que pasaría y me despertó el ruido de la puerta al abrirse. Me levanté y fui a saludar a Ana.

  • Hola preciosa - le dije dándole 2 besos.

  • Hola, ¿tienes cara de dormida?

  • Si, me he quedado muy relajada tumbada en la piscina.

  • Bien - nos interrumpió Cesar - lleva a Ana y sus cosas a la habitación y luego venir, no tardéis.

  • Vale - cogí a Ana de la mano y la guié hasta nuestro dormitorio. Al entrar Ana se quedó mirando la habitación.

  • Vaya casa.

  • Si, es enorme, las habitaciones, la cocina y el salón. Y la piscina y el jardín están geniales. Ese es el vestidor, deja allí las cosas y vamos al salón con Cesar, luego ya las colocaras. ¿Compraste las camisetas?

  • Si, ¿quieres verlas?

  • No, vamos que nos está esperando, luego me las enseñas.

Volvimos al salón y allí estaba Cesar sentado en un sillón.

  • ¿Qué te parece la casa?

  • Está muy bien, me encanta - le contestó Ana.

  • Me alegro que te guste. Bueno, estamos de vacaciones y vamos a hacerlas lo más divertidas posibles. Tengo unos cuantos juegos en mente. Hoy empezaremos con un juego que ya te había dicho, vas a hacer de nuestra criada. Voy a ponerme cómodo, ahora vengo - se levantó y se fue a la habitación. Ana y yo nos miramos sin saber que estaría tramando, aunque yo tenía más información que ella. No tardó en volver con un bañador y una camiseta de tirantes - Bien, ahora ir vosotras a cambiaros, os espero en la piscina. Peque, haz que se ponga el traje que compramos ayer y ponte tu también el tuyo.

  • Como quieras - le contesté y volví a coger a Ana de la mano para llevarla a la habitación. Entre en el vestidor y saque los paquetes con su traje de criada y el “vestido” que había comprado para mi - Toma, vete poniéndote esto.

  • Que cabrones sois - dijo Ana cuando vio lo que le daba.

  • No te preocupes, ya verás como seguro que disfrutas.

Las 2 nos desnudamos, volver a ver esas tetas me puso un poco cachonda de nuevo. Ella se puso el tanga de hilo que venía en el disfraz, luego se coloco el liguero y se puso las medias sujentándolas con el liguero. Yo seguía desnuda sin ponerme mi vestido, no podía dejar de mirar el espectáculo. Estaba empezando a mojarme mucho.

  • ¿Tu no te vistes? - me preguntó entonces Ana mirándome a los ojos.

  • Prefiero mirarte a ti. Me muero de ganas de que me comas el coño - ella sonrió.

  • Cuando quieras.

  • Ahora no, pero te aseguro que me voy a quedar bien a gusto contigo - dije recordando el dildo que también habíamos comprado - Sigue vistiéndote - ella ahora sabía que no le quitaba los ojos de encima y siguió vistiéndose intentando hacerlo de la forma más sexy posible mientras a veces me miraba y me sonreía mordiéndose el labio inferior. Se puso el traje de criada, un corsé que le apretaba las tetas desde abajo tapándole apenas los pezones y una falda que le llegaba por la mitad de las nalgas. Luego se coloco la cofia, cogió el plumero con la mano, volvió a mirarme y dio una vuelta de 360 grados para que pudiera verla completa.

  • ¿Te gusta como me queda? - preguntó con la voz más sexy de la que era capaz.

  • Te vas a enterar - le dije amenazándola en broma - Estás muy guapa. ¿Te acordaste de traer zapatos de tacón?

  • Si, traje unos negros y otros plateados.

  • Vale, ponte los negros - le ordené. Ana fue al vestidor a buscarlos y volvió con ellos puestos. Estaba impresionante.

Saqué entonces mi vestido de la bolsa y comencé a vestirme sin ponerme ropa interior debajo. Una vez puesto, me puse frente a un espejo y empecé a colocármelo, había muchas tiras horizontales pero había que hacer que cada una tapara lo que debía. Una de ellas la coloqué sobre mis tetas para que me taparan los pezones, después tiré de el hacia abajo, llegaba justo hasta el final de mis nalgas. En el espejo me veía realmente espectacular, y viendo en el reflejo como me miraba Ana, creía que no solo me lo parecía a mi. Me giré para verme por detrás y el efecto me seguía pareciendo perfecto, y encima resultaba cómodo.

  • ¿Me queda bien?

  • Estás guapísima - me contestó con un tono de voz muy bajo.

  • Gracias - le sonreí - ¿Estás cachonda?

  • Mucho. ¿Quieres que te coma el coño?

  • Me muero de ganas, pero vamos al salón a ver que nos dice Cesar - me puse yo también unos zapatos de tacón y le hice un gesto con la mano - Vamos.

Hice que Ana pasará primero así podía ver como su culete se movía mientras caminaba delante mía. Llegamos al salón y al no ver a Cesar nos dirigimos a la piscina. Cuando llegamos y nos vio, sonrió y se levantó de la hamaca.

  • Dar una vuelta para mi - las 2 nos giramos quedando de espaldas a él, y después de un rato seguimos girando para volver a tenerle frente a nosotras - Estáis preciosas. Vamos al salón - entramos delante de él y luego le volvimos a mirar. Se sentó en el sofá, no podía apartar su mirada de nosotras - Bien, a partir de ahora y hasta nueva orden, Ana será nuestra criada. Tendrás que tratarnos de señor y señora, ¿entendido?

  • Si - contestó Ana sin apartar la mirada.

  • ¿Si qué?

  • Si señor - añadió.

  • Bien. Y tendrás que hacer todo lo que te pidamos, sin protestar ¿entendido?

  • Si señor.

  • Perfecto. Siéntate conmigo peque, vamos a ver una película. Tu, perrita - dijo mirando de nuevo a Ana - ¿Te molesta que te llame perrita?

  • No señor, pueden llamarme como quieran.

  • Bien. Perrita, trae un par de gin-tonic, quiero que los prepares aquí, delante nuestra.

  • Si señor - dijo Ana y se fue caminando hacia la cocina.

  • Estás preciosa - me dijo Cesar besándome el cuello y poniendo una de sus manos en mi pierna. Siguió besándome y chupándome mientras subía la mano y llegaba hasta mi coño, donde empezó a meter uno de sus dedos - No llevas bragas putita y estás empapada.

  • Nos hemos puesto muy cachondas en la habitación mientras nos vestíamos - le contesté entre suspiros.

  • Ya imagino, mira como estoy yo - puse mi mano encima de su polla y noté que la tenía ya a punto de reventar.

  • ¿Quieres que te la chupe?

  • Te lo voy a meter en la boca hasta los huevos, pero de momento vamos a esperar - dejo de tocarme y se sentó para ver la TV. Cogió el mando y encendió la TV y se puso a buscar una película entre los canales de pago - Esta puede estar bien, a ver si viene Ana.

Al rato apareció Ana, traía 2 vasos grandes con hielo y unas rodajas de limón, y 2 tónicas en una bandeja que debió encontrar en la cocina. No era una camarera profesional pero la traía con cierta gracia y ver sus preciosas tetas por encima de la bandeja seguía aumentando mi excitación. La posó encima de la mesa mostrando una vista increíble de su escote, sus tetas luchaban por escapar de esa poca tela que de forma incomprensible conseguía retenerlas.

  • No encontré la ginebra señor.

  • Busca ahí - dijo Cesar señalando a un armario con puerta de cristal donde se veían varias botellas. Al ir a buscar la ginebra ni Cesar ni yo pudimos apartar los ojos de Ana y de su culo. Encontró lo que buscaba y volvió a nuestro lado con la botella. Empezó a servirnos las copas, yo nunca había visto una camarera tan sexy. Cuando acabó nos las acercó y él aprovechó tenerla cerca para tocarle el culo - Muchas gracias. Ponte de rodillas a mi lado, apoyando el trasero en tus talones.

Ana hizo lo que le mandó, aunque con los tacones no le debía ser nada cómodo y empezamos a ver la película. Cada 10 minutos Cesar le mandaba ir a buscar algo a la cocina, una servilleta, más hielo, algo para picar, y así aprovechar para disfrutar de las vistas y luego sobarla cuando le acercaba lo que le había pedido. Cuando acabo la película a la que yo por lo menos no le había hecho ni caso, eran más de las 9.

  • Perrita, monta la mesa para que cenemos los señores, tu come algo rápido en la cocina mientras nos sirves.

  • Si señor, gracias.

  • Hay comida en la nevera para que la calientes y la sirvas.

  • Si señor.

  • Pues venga, a trabajar.

Seguimos sentados viendo cosas en la TV mientras Ana montaba la mesa, y cuando acabo nos aviso que ya estaba todo preparado. Nos levantamos del sofá y Cesar aprovecho para tocarme el culo y decirme al oído.

  • Estás guapísima, este culito me vuelve loco - yo le bese y fuimos a la mesa del comedor - Vete a la habitación y trae los 2 consoladores.

Fui a la habitación y volví rápido al salón donde Ana acababa de llegar con una botella de vino y empezó a servirnos en las copas.

  • Muchas gracias - le dije con una pequeña sonrisa.

  • Gracias - le dijo Cesar - Trae primero un poco de mantequilla, me gusta para untar en la cena.

  • Muy bien señor - contestó Ana que no tardó nada en volver de la cocina con lo que le había pedido.

  • Gracias. Peque, trae los consoladores - dijo mirándome. Yo me levanté y me acerqué a ellos. La distancia entre donde estábamos sentados Cesar y yo era de unos 2 metros. Ana se quedó mirando los pequeños consoladores mientras yo se los daba a Cesar - Chúpalo - le dijo a Ana acercando uno de ellos a su boca. Ella se agachó un poco y empezó a chuparlo y meterlo en su boca. Poco a poco consiguió meterlo entero - Muy bien perrita - Cesar se lo sacó lleno de saliva y con los dedos lo embadurno de mantequilla - Apóyate en la pared y saca el culo bien para fuera - Ana obedecía a todo lo que le mandaba su señor que cuando le pareció que estaba bien colocada, se levantó de la silla y se acercó a ella a darle un fuerte azote - Así está bien. Peque, ayuda un poco a la perrita y llénale bien el culo de saliva para que no le duela.

Yo me puse de rodillas detrás de ella, le aparte la tira del tanga a un lado y empecé a besarle las nalgas. Poco a poco me acerque a su agujerito trasero y separándole las nalgas con mis manos empecé a lamerlo y a penetrarlo con mi lengua. Después de un rato Cesar me dio en consolador y yo se lo metí en el culo a Ana mientras ella no paraba de gemir. Me puse de pie y le acaricie esos glúteos duros.

  • Ya puedes traer la cena - le dije al oído.

  • Tranquila peque, primero que te meta ella este otro a ti - dijo Cesar cogiendo el otro consolador y untándolo también de mantequilla - Apóyate en la mesa.

Yo hice lo que me decía y note como una lengua empezaba a subir por mis piernas mientras unas manos me subían el vestido dejando al aire mi culo. Me siguió chupando, separando mis labios vaginales empezó a follarme con los dedos mientras empezaba a escurrir saliva por mi ojete.

  • Tenemos una perrita muy obediente - oí decir a Cesar - Pero no necesitas hacer que se corra todavía, ábrele bien el culo y métele el vibrador.

Note como los dedos salían de mi vagina y empezaban a penetrar mi esfinter, primero uno y luego dos. Al poco rato note como salían de mi, un minuto más y me hubiera corrido allí mismo, e introducía sin dificultad el consolador en mi ano.

  • Muy bien, habéis sido muy buenas las dos. Ahora vamos a cenar.

Yo me levanté, me coloqué el vestido y volví a sentarme en mi sitio. Ana comenzó a servirnos la cena, estaba preciosa con ese disfraz y se le veía el brillo de sus jugos en el interior de sus piernas. Cesar y yo no perdíamos ocasión cada vez que ella se nos acercaba de tocarla, jugar con el juguete de su culo y de meter los dedos en su empapado coñito. Habíamos acabado de cenar, Ana había recogido la mesa y nos traía los cafés.

  • ¿Has cenado perrita?

  • Si señor, he comido algo en la cocina.

  • Bien, el servicio ha estado muy bien, pero de momento no has llegado al sobresaliente - puede ver como Cesar se movía quitándose el bañador que llevaba puesto - Gánate ese sobresaliente, a ver si has aprendido a chuparla mejor de lo que lo hacías.

Ana se puso a cuatro patas. Cesar había movido la silla así que ella gateando se metió debajo de la mesa. Una sonrisa apareció en la cara de Cesar.

  • La chupa bien la criada - le pregunté. El me lanzó un beso.

  • Si, va mejorando - dijo suspirando - Pero todavía hay mucho que enseñarla para que iguale a la señora de la casa - yo empecé a acariciarme el clítoris, no veía a Ana pero imaginarla debajo de la mesa chupando la pija de mi novio me excitaba muchísimo, unido al consolador en mi agujerito, hizo que no tardará nada en correrme - No podías aguantarte, ¿verdad peque?

  • Uff, estaba muy cachonda.

  • Imagino, yo ando parecido. Sal de ahí - le ordenó.

Ana salió de debajo de la mesa, Cesar se levantó y la ayudó a ponerse de pie. Después la tiró encima de la mesa, le quitó el tanga y apoyo una de sus manos en la espalda de Ana para que ella quedara apretada contra el tablero, sus tetas sobresalían por los lados de su cuerpo, seguro que se le habían salido del corsé. El le sacó el consolador del culo y sin más preámbulos le metió la polla de golpe en el coño. Ana levantó la cabeza de la mesa de la sensación y me miró a los ojos con la boca abierta mientras mi novio empezaba con un furioso mete y saca que hacía que la mesa se moviera con violencia.

  • ¿Te gusta la pija de tu señor perrita?

Ana asintió con la cabeza pero las palabras no le salían para poder responder. Sus gemidos empezaron a aumentar de volumen mezclándose con pequeños gritos cuando Cesar la azotaba con fuerza y le apretaba las nalgas, se la podría oír en cualquier parte de la casa. A veces su mirada se perdía, los ojos casi se le quedaban en blanco y yo sabía que se estaba corriendo. El tenía bastante aguante así que después de un buen rato follándola, yo no pude evitar volver a jugar con mis dedos en mi coñito.

Cesar agarró con fuerza por el brazo a Ana y tiró de ella haciendo que su cuerpo se levantara, empezó a pellizcarle los pezones, se le notaba que estaba fuera de si, hasta que de repente, tirándola fuerte del pelo, la hizo ponerse de cuclillas y se corrió en sus tetas manchando todo el disfraz.

  • Tiene el coñito apretado todavía, solo la debían haber follado tíos con la polla pequeña, que gustazo - la soltó del pelo y ella cayó quedando sentada en el suelo - La señora y yo nos vamos a la cama. Recoge todo, te esperamos allí.

  • Si señor.

Cesar vino hacia mi, me dio la mano y caminamos a la habitación. Una vez allí y sin dejar que me quitara el vestido, empezó a besarme apretándose contra mi. Note como aquella enorme polla volvía a ponerse dura. Se tumbó en la cama boca arriba.

  • Quiero ver como me follas - yo estaba muy caliente así que me levante el vestido y salté encima de él. Agarré aquella verga con la mano y me la lleve directa a mi coño, bajando poco a poco hasta clavármela entera. Había estado jugando con mis dedos pero aquello era completamente distinto, me llenaba del todo. Llevo su mano a mi culo y empezó a azotarme. Yo no me había sacado el consolador de trasero así que me notaba como si me estuvieran haciendo una doble penetración. Me lancé a su boca y empezamos a besarnos con rabia - Cuando venga Ana, quiero que te levantes, que ella se ponga a chuparme la polla y entonces tu te pondrás el dildo y empezarás a follarla a cuatro patas como la perrita que es.

Yo estaba excitadísima y esas palabras hicieron que me corriera dando gritos justo en el momento en el que Ana entraba en la habitación. Me deje caer a un lado de la cama.

  • Ponte ahí a cuatro patas - le dijo Cesar señalando entre sus piernas.

  • No me creo que la tengas otra vez así - dijo Ana.

  • Como no la voy a tener otra vez dura con dos guarras como vosotras así vestidas. Tu amiga ya se ha vuelto a correr, ahora ven y vuelve a comerme la polla, quiero que te la metas entera en esa boquita de guarra y ahora tragaras toda mi leche ¡vamos!

Ana se subió a la cama y se puso a cuatro a los pies de Cesar, y empezó a limpiarle la polla con la lengua y luego a metérsela poco a poco en la boca. El volvió agarrarle del pelo y le marcaba el ritmo haciendo que subiera y bajara la cabeza y apretándola cada vez más. Yo me levanté de la cama, me quité el vestido y el consolador del culo y fui al armario a buscar el dildo. Me lo coloqué apretándolo lo mejor que pude y volví a la cama con ellos. Los pies de Ana salían por la parte de abajo de la cama, yo puse una mano en sus caderas y le hice echar el culo hacia atrás mientras con la otra mano agarraba aquella gran polla de goma y la dirigía a su coño. Al notarlo ella hizo el gesto a apartarse pero entonces le solté un fuerte azote, le agarré de las caderas con las 2 manos y la atraje con fuerza hacia mi haciendo que la punta de el dildo entrara en su coño.

  • Estate quieta guarra, antes me pusiste cachonda en la habitación y te dije que me quedaría bien a gusto contigo dándote tu merecido, así que no te muevas - y haciendo fuerza con mi cuerpo hacia adelante, le metí casi la mitad de ese aparato. Ella se retorcía pero Cesar la tenía bien agarrada por el pelo, no dejo que en ningún momento se sacara la polla de la boca y así me fue más fácil domarla.

Empecé a moverme y a follarla, sacando el aparato y volviendo a meterlo más de la mitad. Ver como entraba en su coño y como su culito también se abría me estaba encendiendo otra vez. Ana volvió a removerse de nuevo, alce la vista y vi como en ese momento Cesar le apretaba la cabeza con las dos manos con más fuerza que antes y él echaba la cabeza hacia atrás. Se estaba corriendo y debía haber conseguido meterle la polla hasta casi la garganta. Le quitó las manos de la cabeza y sus brazos cayeron hacia los lados. Ana tampoco tenía casi fuerza así que con mis empujones cayó encima de él mientras yo no paraba de follarla hasta que note como ella tenía unos espasmos y sus manos se agarraban con fuerza a las sábanas mientras se volvía a correr. Yo tenía que correrme como fuera así que me quite el dildo, me tumbe al lado de Cesar y tirando del pelo de Ana coloqué su boca sobre mi coño.

  • Venga perrita, no seas desagradecida, haz que me corra yo también - ella estaba agotada pero pese a eso, se incorporó como pudo y empezó a follarme el coño con fuerza con hasta 3 dedos mientras su boca no soltaba mi clítoris. No tarde nada en correrme en su boca, igual que había hecho antes mi novio, llenándola toda la cara de mis jugos.

Después me giré abrazando a Cesar que ya estaba dormido. Noté como Ana se movía en la cama situándose al otro lado de la cama. Eso fue lo último que recuerdo antes de quedar dormida.

A la mañana siguiente me desperté abrazada a Cesar que seguía durmiendo. Me levanté para ir al baño, vi en el reloj que ya eran más de las 10 y Ana también seguía dormida. Al oírme ella abrió los ojos y me sonrió.

  • Voy a preparar el desayuno a los señores.

  • Muy bien, no te quites el traje ni te laves.

  • Si señora, como quiera.

  • Nosotros nos ducharemos e iremos a la cocina en 15 minutos.

  • Si señora - contestó Ana mientras se levantaba y salía de la habitación.

Yo entré al baño y después de orinar me metí en la ducha. Al poco rato la puerta se abrió y entró Cesar.

  • Buenos días princesa - me besó y después empezamos a ducharnos juntos frotándonos el uno al otro. Su rabo empezó a crecer con mis caricias - Contigo estoy siempre con ganas.

  • Ana también tiene algo que ver - le dije mientras seguía masturbándole.

  • Quien me vuelve loco de verdad eres tu - contestó mientras me besaba. Deje de tocarle la polla, aunque ya tenía ganas otra vez de follar con él.

  • Vamos anda, que la criada nos tiene preparado el desayuno.

Cesar se rió y después me beso mientras me apretaba con fuerza las nalgas. Luego nos secamos, nos vestimos con algo fresco ya que se empezaba a notar el calor del día, y fuimos a la cocina. Allí nos esperaba Ana todavía con su traje de criada, se lo había colocado lo mejor posible pero no se había lavado, así que se podía ver en su cara los restos de su saliva y de mis flujos del día ante y su traje y sus tetas manchados de la corrida de Cesar. Había preparado la mesa para nosotros 2, así que nos sentamos y desayunamos mientras hablábamos entre nosotros sin hacer mucho caso de Ana más que para meterla mano cuando nos apetecía. Cuando terminamos Cesar bostezo mientras se estiraba.

  • Da gusto empezar así el día - dijo sonriendo. Se levantó y me beso y después se acercó a Ana y empezó a pasar un dedo por sus labios - ¿Has desayunado?

  • Si señor.

  • Bueno, entonces entiendo que ya no quieres más leche.

  • Puedo tragar un poco más de leche señor, si quiere.

  • Seguro que si, has sido muy buena criada y muy buena perrita - dijo mirándola a los ojos. Ella entonces empezó a chupar el dedo de Cesar como si estuviera haciendo una mamada - Jajaja, mírala, y luego me decía a mi ayer que era increíble que yo siempre estuviera con ganas - le sacó el dedo de la boca y le dio un pequeño cachete en el culo - Bueno, vamos a jugar a otro juego. Como te has portado muy bien, te mereces que te hagamos un masaje, ¿te parece bien?

  • Claro - contestó ella sonriendo.

  • ¿Y a ti peque? ¿crees que se lo ha ganado?

  • Ha estado genial, no imagino una criada mejor - le contesté guiñándola un ojo

  • Ya lo creo. Bien, vete a la habitación a ducharte Ana, ahora irá Azucena contigo.

  • Vale - contestó ella antes de salir de la cocina.

  • Vale peque, ha llegado el momento de que estrene el culito de tu amiga. Ayúdale a preparárselo bien y luego que se tumbe en la cama tapada con una toalla. Cuando esté, me avisas para que yo vaya a la habitación.

  • Arriba hay una habitación con 2 camas pequeñas, igual es más cómodo allí - el me miró y me besó.

  • Ok, entonces os espero en esa habitación. Que suba solo envuelta en la toalla y tu sube con un tanga y una camiseta, y lleva un bote de aceite.

  • Vale, no tardamos mucho.

  • OK, y sube el dildo sin que te vea para que nos la follemos los 2 al mismo tiempo.

  • Vale, como quiera el señor - le dije sonriendo y me fui a la habitación.

Ana ya estaba en la ducha enjabonada y yo me desnude y entré con ella. Me miró sorprendida cuando entré.

  • Pensé que te habías duchado antes con Cesar.

  • Si, pero vengo a ayudarte a prepararte el culo por si hoy le apetece a Cesar follarte por ahí.

  • Vale - contestó sumisa dándome la ducha y girándose, apoyando las manos en la pared y sacando el culo hacia fuera.

  • De ahora en adelante es mejor que lo tengas siempre preparado cuando estés con él, yo todas los días me lo preparó limpiándolo bien y metiéndome 2 o 3 dedos, así luego no me duele cuando empieza a meterme esa enorme pija. Le gusta casi tanto follarme el culo como el coño.

  • No me extraña, tienes un culo precioso.

  • El tuyo tampoco está nada mal - le contesté mientras le acariciaba sus posaderas. Empecé a echar agua en sus nalgas mientras con la mano libre cogía el bote de gel y le eche un buen chorro en todo el culo y en el ojete. Empecé a esparcir el gel haciendo espuma y luego comencé a meter un dedo y luego otro más en ese agujerito tan apretado. Empecé con un suave mete y saca y al poco rato saqué los dedos y le enjuague con el agua templada. No quería abrírselo mucho para que así ella sintiera todavía más como la primera vez mi novio le metía toda la polla y se lo desvirgaba - Ya está bien, sécate.

Entre en la habitación y me cambié con la ropa que César me había dicho. Cogí el dildo y lo escondí en una toalla y luego cogí un bote de aceite corporal. Ana salió desnuda del baño secándose los brazos.

  • ¿Qué quieres que me ponga?

  • Ponte un tanga y envuélvete con una toalla. Para darte un masaje no necesitas más ropa.

  • Vale.

Ana hizo lo que le dije y luego subimos las dos al piso de arriba donde Cesar nos esperaba. Al entrar en la habitación vi como había apartado una de las camas contra la pared para dejar más sitio y había dejado la otra en mitad de la habitación.

  • Buenos días. ¿Azu, esta es nuestra cliente?

  • Si, se llama Ana. Ana, él es Cesar, el masajista - Ana sonrió y nos siguió el juego encantada.

  • Un placer - dijo. Cesar se le acercó y se dieron la mano.

  • Puede tumbarse en la cama, Azu, ayúdale.

  • Gracias.

Ayudé a Ana a que se tumbara en la cama, sobresaliendo la cabeza por el borde superior y estiré la toalla por encima de ella desde el cuello hasta un poco por debajo de sus nalgas.

  • Muy bien, ¿está cómoda?

  • Si. Ayer fue un día duro y trabaje mucho.

  • Seguro, hoy le daré el masaje que se merece.

  • Gracias.

  • Azu, échale un poco de aceite - me dijo él mientras bajaba la toalla dejando su espalda al aire. Yo eché el aceite mientras el empezó a expandirlo por su espalda apretando con sus manos. Empecé a tener algo de celos mientras la acariciaba, a mi nunca me había dado un masaje tan delicado. Cuando había acabado en su espalda, se detuvo y crujió los dedos - ¿Está bien?

  • En la gloria.

  • Muy bien, sigamos - Cesar subió entonces la toalla tapando su espalda y dejando al aire sus piernas y la parte de abajo de sus glúteos - Echa más aceite - cogí el bote y volví a echar aceite sobre Ana, esta vez en sus piernas. Cesar volvió a frotar el aceite desde los pies hasta la parte de arriba de sus muslos sin llegar a tocar su culo. Después de un rato de masaje me miró y con su cabeza me hizo un gesto señalando el culo de Ana - Echa un poco más - me acerqué, doble la toalla dejando sus nalgas descubiertas y las empape en aceite - Muy bien, perfecto, así está bien - me paró Cesar que empezó a sobar el culo de Ana dejándolo brillante por el aceite. Acariciaba y apretaba esas nalgas a cada rato, subiendo y bajando también por sus piernas - Creo que será mejor que quitemos esto - dijo tirando de las tiras del tanga para quitárselo - ¿Puedo? - Ana subió sus caderas para facilitarle el trabajo.

  • Claro - después de quitarle el tanga empezó de nuevo a magrearle las nalgas y a esparcir también algo de aceite por su ano, masajeándolo bien ya que pese a mi trabajo en la ducha se veía bastante cerrado. Luego comenzó a pasar los dedos por ese precioso coñito, separando sus labios y viendo como brillaban por sus jugos. Me hizo un gesto para que me acercara a él y me susurró al oído - Ponte el dildo y colócate al lado de su boca para que te la chupe - yo me desnude y me coloqué el dildo como la noche antes mientras él no paraba de masturbarla y cuando acabé me puse al lado de la cabeza de Ana que seguía gimiendo mirando hacia abajo mientras él jugaba con su sexo. Cuando Cesar me vio preparada me sonrió y vi como con sus labios pero sin emitir sonido decía “ahora”. En ese momento y de golpe introdujo todo su pulgar en el culo de Ana que levantó la cabeza dando un pequeño grito y abrió mucho los ojos cuando yo sin avisar y aprovechando que tenía la boca abierta le metí la punta del dildo dentro pillándola de sorpresa.

  • Chupa bien putita, demuestra como te gusta chupar una buena pija - le dije. Ella empezó a mover la cabeza chupando el dildo que yo cada vez le introducía más mientras Cesar no dejaba de masturbarle el culo con los dedos. Cuando ya tenía un buen trozo de esa polla de plástico en la boca, le tapé la nariz con la mano. Ella no podía respirar y vi como los ojos se le empezaban a llenar de lágrimas momento en que la solté y le saqué el consolador de la boca y ella empezó a soltar babas.

  • Muy bien - dijo Cesar interrumpiéndonos. La cogió por las piernas y la hizo girarse, y luego tiró de ella dejando sus nalgas al borde de la cama. En algún rato mientras yo no le había estado mirando el se había desnudado del todo y le podía ver su polla enorme - Dale más aceite por sus tetas ayudante -  me indicó. Yo cogí de nuevo el bote y le eché un chorro enorme que Cesar rápidamente uso para frotárselas y dejárselas brillantes. Con las manos aceitosas vi como volvía a pasar sus dedos entra las piernas de Ana y le volvía a meter los dedos. Me acerqué a él y vi mejor como tenía 2 dedos en el trasero de Ana. Luego de abrirle un poco más el culo, agarró su polla y empezó a metérsela poco a poco entre una mezcla de gritos y jadeos de Ana que tuvo un pequeño espasmo. Yo empecé a acariciarme los pezones mientras veía como la polla de mi novio se iba introduciendo cada vez más, la muy puta se acababa de correr mientras mi novio la follaba el culo y yo mientras estaba más excitada de lo que podía aguantar pero con el dildo me resultaba un poco difícil masturbarme y el jugar con mis tetas me estaba poniendo todavía más cachonda. Cesar no paraba de acariciar las tetas de Ana mientras seguía rompiéndole el culo.

  • Uffff, para por favor, no aguanto más - le dijo Ana. Cesar entonces le pellizco con fuerza los pezones y empezó a dar cachetes en sus tetas mientras ella gritaba.

  • Callaté, cuando te pregunte ya me dirás si te duele o no, mientras no te pregunte, no me importa - le dijo él mientras seguía tirando con fuerza de sus pezones. Ella se calló y empezó a gemir mientras se mordía los labios - Muy bien, así me gusta. Vaya tetas, no me cansó de sobarlas. Azu, túmbate en la cama para que te monté tu amiga.

Cesar le sacó la polla y la ayudó a levantarse. Yo me tumbe en la cama donde antes estaba ella. Vi como Cesar la giraba y Ana se quedaba mirando hacia mi. La agarró del cuello y tirándola del pelo hacia atrás, le dijo:

  • Ahora quiero ver como cabalgas a tu amiga.

Ana se subió a la cama poniendo una pierna a cada lado de mi, cogió la polla de plástico y se la puso en el coño, y fue bajando poco a poco hasta metérselo casi todo. Debía estar tan mojada que no le costó mucho trabajo. Empezó a saltar sobre mi mientras yo le apretaba sus preciosas tetas. De repente noté como Cesar empujaba a Ana sobre mi, quedando las dos aplastadas una contra la otra.

  • Coge aire y prepárate a disfrutar - le oí decir. Entonces debió empezar a meterle la polla de nuevo en el culo porque Ana empezó otra vez a agitarse y gritar. Para que se callara la cogí del pelo y empecé a besarla, a lo que ella respondió metiendo su lengua en mi boca empezando a jugar y sin parar de jadear - Joder que apretado - dijo Cesar - Hubiera estado bien que tu primera doble penetración hubiera sido con dos pollas de verdad como la de Azu, pero tu amiga no quería perderse esta oportunidad - decía Cesar mientras la enculaba con fuerza apretando a Ana contra mi. Después de un buen rato en el que note como la puta de mi amiga me mordía los labios al volver a correrse, empecé a oír los fuertes azotes que Cesar le estaba empezando a dar a Ana - Me voy a correr putitas, te voy a estrenar el culo llenándolo con mi leche, siiiiiiii.

Cesar descanso un rato con la polla dentro del culo de Ana hasta que se fue bajando su hinchazón, entonces se la sacó y Ana quedó tumbada sobre mi sin moverse. Él la cogió del brazo, la hizo levantarse y la tiró en la otra cama. Me ayudó a quitarme el dildo y entonces empezó a meterme 3 dedos en el coño mientras con la otra mano me daba palmadas en el clítoris. En menos de dos minutos me corrí casi como si me hubiera meado y quede tumbada en la cama.

  • Ya imaginé que tenías ganas de correrte. Mira como me has puesto - dijo mientras se señalaba y pude ver como le había mojado las piernas y los abdominales.

  • Perdona, no me aguantaba más. Me estás poniendo muy cachonda.

  • Ya lo se putita, y luego tienes que compartir mi polla con tu amiga. Igual esta noche para compensarte dejo que te follen dos o tres tíos, ya veremos. ¿Te gustaría?

  • Haré lo que quieras.

  • O lo mismo no dejo que te corras más en todo el fin de semana, ¿qué prefieres?

  • Me da igual, haré lo que tu quieras.

  • Eres un putita preciosa, aprendes muy rápido. Vamos al jardín que me habéis dejado los huevos vacíos, no se si hasta esta noche os follaré más.

Vi como Cesar salía de la habitación. Yo me acerqué a Ana que estaba tumbada con los ojos cerrados y la besé. Ella abrió los ojos y me devolvió el beso.

  • Estoy agotada y tengo el culo bastante dolorido.

  • Bueno, ha sido la primera vez, luego te acostumbras y lo disfrutas todavía más. ¿Te ha gustado?

  • La verdad es que ha estado bien, por un lado sentir esa pedazo polla en mi culo me dolía pero por otro la excitación y el morbo ha hecho que me corra varias veces. Tu también has ayudado.

  • Si, jajaja, me ha gustado follarte. Algún día te follaré yo también el culo, me dará mucho morbo.

  • Me encantaría, y también me gustaría follarte yo a ti - me dijo Ana que cada vez iba perdiendo más el pudor.

  • Veremos, tendrás que portarte muy bien.

  • Por supuesto, ya sabes que soy una niña muy buena.

  • Si, seguro - le contesté sonriendo - Vamos a ponernos los bikinis y a descansar un rato en la piscina, nos está esperando.

Las 2 bajamos a la habitación y nos pusimos los bikinis, el de Ana solo le tapaba los pezones.

  • Llevas las tetas casi al aire, Cesar dijo que hoy igual no nos follaría más hasta la noche pero como te vea así no se si se aguantará. Estás muy sexy - la verdad es que sus tetas siempre llamaban la atención pero ese bikini plateado le quedaba realmente genial.

  • Gracias, lo compré ayer cuando fui por las camisetas, pensé que os gustaría.

  • Ya lo creo, vamos a ver que le parece a Cesar.

Fuimos a la piscina y le vimos en el agua.

  • Venir chicas, el agua está buenísima, aunque no tanto como vosotras.

  • Gracias - le contestamos las dos al mismo tiempo y nos metimos en la piscina con el.

Estuvimos un rato jugando y hablando en el agua, y luego salimos para tumbarnos al sol.

  • Sois las 2 un espectáculo, el culo increíble a Azu y las tetas perfectas de Ana, no se cuanto tardaré en volver a follaros, me vais a matar.

  • Estamos a su disposición - le contesté antes de besarle y tumbarme.

Pasamos el resto de la mañana descansando y jugando. Le pedíamos a Cesar que nos diera crema para no quemarnos y cuando se sentaba sobre mis nalgas para frotarme la crema, podía notar que la volvía a tener dura. Yo levantaba el culo para rozarle el paquete y el me hacía cosquillas para que parara.

  • Estate quieta, necesito descansar un rato - me dijo mientras me hacía cosquillas.

  • Pues tu polla parece que no quiere descansar.

  • Mejor descansar ahora y follaros unas cuantas veces más el fin de semana, que follarte ahora y no poder luego más.

  • La culpa es tuya por ponerme tan cachonda todo el día y luego tener que compartir tu polla con Ana.

  • Bueno, si tan cachonda estás y veo que no puedo complacerte, ya pensaré en algo - me dijo mientras se quitaba de encima de mi y me daba un azote en el cachete - ¿Qué tal el culo Ana? ¿Te duele?

  • Un poco, pero menos de lo que pensaba. Con esa polla creía que me harías más daño.

  • Mejor, este fin de semana quiero volver a follártelo, me gustó lo apretadito que lo tienes todavía.

  • Azu - hablo Ana incorporándose un poco y mirando hacia mi - Antes dijo Cesar que tu primera doble penetración fue con dos pollas de verdad, ¿habéis hecho ya un trío?

  • Si, cuéntaselo Azu, que tu amiga tiene curiosidad - yo no sabía porque pero me daba un poco de vergüenza decirlo, pero los dos me estaban mirando así que le conté el fin de semana que Pau fue a casa, como me follo y como una de las veces me metieron sus dos vergas al mismo tiempo.

  • Casi no me lo puedo creer - dijo Ana riéndose.

  • Pues no lo entiendo - le dijo Cesar - hace una hora tenías un dildo de Azucena en tu coño y mi polla en tu culo, no se de que te extrañas.

  • Si, tienes razón. Ya debería imaginar lo pervertidos que sois.

  • Que es él - les dije - Yo únicamente hago lo que me dice.

  • En fin - suspiró Cesar - Los tres sabemos que no es así, pero bueno, yo cargaré con la fama - dijo riendo - Vamos a dejar el tema que me va a reventar la polla y voy a ver que hay para comer, ya tengo hambre.

Cesar se fue a la cocina y nosotras quedamos tomando el sol medio adormiladas. Después de un rato largo Cesar volvió.

  • Vamos chicas, la comida ya está casi lista, ayudarme a poner la mesa.

Nos levantamos y Ana y yo pusimos la mesa mientras el traía la comida. Había preparado ensaladilla y costillas en el horno. Comimos rápido, la piscina y el sexo nos habían dado hambre, y después de recoger todo, Ana y yo volvimos a la piscina mientras Cesar se quedaba en el sofá viendo la TV hasta que a media tarde nos acompañó.

  • Tenía pensado salir a tomar una cerveza por Alcoy y cenar algo por ahí. No creo que haya mucho ambiente por el pueblo hoy viernes, pero por salir un poco y presumir de chicas.

  • Perfecto, así recargas energías - le dije.

  • OK, pues dentro de un rato nos preparamos y salimos.

Seguimos tomando el sol y mojándonos en la piscina hasta que a las 7 y media Cesar dijo que iba a prepararse. En 20 minutos volvió vestido con un pantalón largo de lino marrón y una camisa blanca de manga larga enrollada en los brazos que le quedaba muy bien. Le dije a Ana que fuéramos nosotras ahora a prepararnos y él nos dijo que no le hiciéramos esperar mucho. Al entrar a la habitación le pedí a Ana que me enseñara las camisetas que había comprado.

  • Voy - fue al armario y saco una bolsa de su maleta - Son estás, ¿qué te parecen? - las camisetas eran muy chulas, blancas con unas rayas horizontales azules y lo más importante, un buen escote.

  • Son muy bonitas, veo que me has hecho caso, con estás camiseta no podemos llevar sujetador o se nos vería mucho y nos quedarían fatal.

  • Si, fue lo que me pediste, pero son algo ajustadas así que espero que la camiseta me sujete las tetas lo suficiente y no de el espectáculo en ningún bar.

  • Con esa camiseta vas a dar el espectáculo seguro.

  • Bueno, me refería a que no se me salieran, jejeje.

Las dos nos dimos una ducha muy rápida juntas, algo que se estaba volviendo costumbre, salimos desnudas y nos secamos bien. Luego volvimos a la habitación y nos pusimos los pantalones vaqueros que habíamos comprados en Benidorm, sin bragas debajo. Nos dejaba más de la mitad de los cachetes del culo a la vista. Las camisetas eran 2 tiras no mu anchas que se unían detrás del cuello, dejando la espalda al aire, y bajaban hasta el ombligo donde se unían a una tira ancha de goma. La tela era ajustada así que al no llevar sujetador nuestros pezones se marcaban bastante, pero tenía la tranquilidad de que nuestras tetas no se escaparían sin querer, aunque las de Ana sobresalían bastante por los lados de la tira. Nos pusimos unas sandalias con plataforma y yo me hice dos coletas a los lados y Ana una especie de trenza con la que luego hizo un moño. Salimos al salón donde Cesar estaba bebiendo una cerveza y se quedo boquiabierto al vernos.

  • No hubierais estado más sexys ni aunque yo os hubiera elegido la ropa.

Dimos una vuelta para que nos viera por detrás también y le pregunté.

  • ¿Entonces te gustamos?

  • Me gustáis a mi y a cualquier tío que os vea. Vamos a tomar una cerveza antes de cenar y luego si hay algún sitio interesante, tomamos una copa. A ver si luego consigo traeros a casa sin que os hayan follado, voy a tener que espantar tíos toda la noche.

Las dos sonreímos por su piropo y luego nos fuimos. Subimos al coche, yo como acompañante y Ana detrás, y fuimos hasta Alcoy. Durante todo el viaje el no perdió ocasión de tocarme las piernas y colar la mano por debajo de la camiseta y pellizcarme los pezones. Fuimos a un bar que habían recomendado a Cesar y que tenía bastante gente joven a esa hora. Toda la gente se quedo mirando a Ana y a mi cuando entramos, y aún cuando nos sentamos en una mesa y no dejábamos tanto a la vista, los chicos nos seguían mirando.

Tomamos un par de cervezas y luego fuimos andando hasta el restaurante que estaba cerca. Cesar le había preguntado al camarero por un sitio interesante y le había recomendado una parrillada de un amigo suyo. El ambiente en Alcoy se reducía a 4 o 5 calles, allí casi todo estaba a mano y se podía ir andando. Durante el camino nos encontramos con varios grupos de gente y pocos hombres se resistían a girarse para ver como se nos movía el trasero al andar cuando nos cruzábamos con ellos.

En el restaurante nos trataron muy bien, tanto el dueño como el camarero estaban muy pendientes de nosotros. Al llegar Cesar le había dicho que el dueño de la cervecería nos había recomendado cenar allí y el dueño, un chico de unos 30 años, dijo que ya se lo agradecería. Todo lo que comimos estaba buenísimo y no fue nada caro, ya que nos invitaron al vino y a unos chupitos después de la cena. Le preguntamos donde tomar una copa, ya eran más de las 11 e imaginamos que en algún sitio habría ambiente. Nos dijo de un pub con una terraza de verano que era donde se juntaba la gente joven de Alcoy a esas horas, y allí fuimos.

Al entrar y como casi toda la tarde, todos los chicos que había allí se quedaron con la boca abierta al vernos y no nos quitaban los ojos de encima. Nos sentamos en una mesa y pronto una camarera se acercó a preguntarnos que queríamos beber, a lo que Cesar le dijo que lo íbamos a pensar y ya iríamos nosotros por la bebida, que no se preocupara.

  • ¿Que vais a tomar chicas?

  • Yo ron con limón - dije.

  • Yo ginebra con limón - contestó Ana.

  • Vale, yo lo mismo que Azu, vete tu a pedirlo Ana - ella me miró, pude ver como se ponía colorada y luego se levantó.

  • Ok, vengo ahora - fue caminando hasta la barra y todos los chicos no podían dejar de mirarla. Se le veía casi todas las nalgas con ese pantalón y sus tetas parecía que en cualquier momento escaparían de esa camiseta.

  • Está muy rica - dijo Cesar - Os habéis puesto muy sexys.

  • Gracias. Cuando me dijiste que el viernes saldríamos a cenar, pensé en que nos vistiéramos así para que presumieras de nosotras.

  • Una idea genial, lo vamos a pasar muy bien.

Nos quedamos mirando a Ana y como muchos chicos se la comían con los ojos mientras el camarero la servía las bebidas. Vimos a uno de unos 25 años que estaba con unos amigos y que se acercó a ella, le puso la mano en la cintura y empezó a hablarle. Ana negó con la cabeza, cogió las bebidas y vino hacia nosotros.

  • Aquí tenéis - nos dio las bebidas y se sentó con nosotros.

  • ¿Que quería ese chico? - le preguntó Cesar.

  • Nada, quería invitarme una copa pero le dije que no, que estaba con unos amigos.

  • ¿Crees que solo quería eso?

  • Imagino que no pero eso fue lo que me dijo.

  • ¿Y que crees que quería?

  • Imagino que quería echarme un buen polvo.

  • Si, eso seguro. Verás, aquí tu amiga Azucena se ha quejado un par de veces que como también te estoy follando a ti, a ella le estoy dando menos caña de la que está acostumbrada, así que para compensarla, voy a dejar que un tío de los que hay aquí se la folle, así se quejara menos.

  • Te lo he dicho de broma.

  • Cállate, ahora estoy hablando con Ana, no hables hasta que te lo diga, ¿entendido? - yo solo asentí con la cabeza - Bien, dime Ana ¿quién le podría gustar a Azu que se la follara de los que hay aquí?

  • No se, hay muchos chicos.

  • ¿Ves aquellos chavales de la esquina? - le preguntó Cesar señalando con la cabeza a un grupo de tres amigos que no tendrían ni 20 años.

  • Son un poco críos, no creo que sean de su tipo - hablaban de mi como si no estuviera allí.

  • Bueno, pero ponte en la piel de ellos. Una tía así de buena, con ese culo que se gasta y que lo lleva casi al aire, para ellos sería un sueño, serían capaces de estar follándola toda la noche los tres y con esa edad son incansables. Además, cuando ella se calentara les iría guiando para que le diera más placer, creo que para ella sería una noche especial y quedaría compensado que no la haya follado tanto ayer y hoy. ¿Qué crees?

  • Si, le podría gustar, de hecho según lo estabas diciendo me he puesto un poco cachonda y seguro que ella también - la verdad es que a mi no me dejaban tomar parte en la conversación pero se veía que me conocían muy bien porque ya me estaba empezando a excitar.

  • Bueno, otra opción es uno de esos que están en la barra, ese alto que tendrá unos 40 con el pelo rapado. ¿Crees que ese le podría gustar?

  • Puede ser.

  • ¿Que crees que la haría?

  • Ufff, si pilla a una chavala como Azucena haría con ella todas las fantasías que se le pasaran por la cabeza, seguro que le hace tragársela entera y que le encantaría follarla el culo.

  • ¿Y crees que a Azu le gustaría?

  • Seguro que si.

  • ¿Tanto como estar con los tres chicos a la vez? Te toca elegir.

  • No se, seguro que las dos cosas le encantarían.

  • Vaya, que según tu Azu es una putita que se muere de ganas porque se la follen un grupo de chavales o que un tío de 40 años le reviente el culo ¿verdad? - entonces Ana me miró y le contestó.

  • Estoy seguro que si tu le dejaras, a ella le encantaría hacerlo.

  • Jajaja, creo que tienes razón. Pero lo que pasa es que ella es mi novia, la que no eres mi novia eres tu y es a ti a la que te toca elegir. ¿Invito a esos chicos a casa a que pasen la noche contigo, o te acercas al de la barra? - me quedé perpleja con el giro que la conversación había dado y se me escapo una gran sonrisa. Ana se quedó callada sin saber que decir - Dime Azu, ¿tu a quien le elegirías?

  • Dejarla con los tres críos y que hicieran con ella lo que se les antojara.

  • Habrá que comprar condones - dijo él.

  • Le mandé a Ana que trajera por si acaso - Cesar se rió y me dio un beso.

  • Estás en todo peque. Bueno, vas a hacer lo siguiente. Te vas a levantar y te vas a poner cerca de la mesa de los chicos a bailar a ver que hacen ellos. Si se te acercan, tu podrás esquivarles como quieras pero no podrás decir nunca la palabra NO, ni quitarles las manos de encima si te tocan, ¿entendido?

  • Pero si me dicen que vaya con ellos al baño a follar ¿qué les digo?

  • Tendrás que echarle imaginación. Puedes decirle que es mejor ir a tu casa, que si quieren les puedes hacer una mamada, o si no se te ocurre ninguna salida sin usar la palabra NO, pues puedes ir con ellos al baño y que te follen, tu decides. Si te calientas mucho y quieres que vayan a casa y que te follen toda la noche, ven primero a pedirme permiso. Ahora vete, yo también quiero verte bailar.

Ana primero me miró y como no le dije nada, se levantó con la copa en la mano y se acercó a la mesa de los chavales. Cuando estaba a un par de metros se paró y comenzó a bailar sola. Los chicos ya estaban mirándola desde que se levantó de nuestra mesa y cuando se quedó tan cerca de ellos, se pusieron a hablarse sin saber muy bien que hacer. Ana bailaba bastante bien y así vestida era imposible que pasara más de una canción sin que nadie se le acercara. Los chavales no tendrían ni 20 años pero no eran tontos y lo sabían así que uno de ellos se levantó rápido y se puso a hablar con ella.

Empezaron a bailar y el no tardo mucho en ponerle la mano en la cintura. Al rato hizo un gesto a sus amigos que se levantaron también y empezaron a hablar con Ana, mientras el cogía el vaso de ella e iba a la barra a llenárselo. Cesar y yo estábamos viendo toda la escena el total silencio hasta que Cesar hablo.

  • ¿Qué crees que va a pasar peque?

  • No tengo ni idea. La Ana de hace un mes se vendría dentro de unas canciones a sentarse con nosotros y pasaría de los chavales, pero la Ana de este fin de semana, que encima no paras de calentarla, no me sorprendería si se fuera al baño y se dejara follar por uno de los chicos.

  • ¿Y tu que harías? Si fueras tu la que tuvieras que elegir entre los chavales y el de la barra para ti, ¿que hubieras elegido?

  • Cualquiera de las opciones me ponen a cien. Dejar que un hombre de 40 años pueda hacer conmigo todas sus fantasías o aprovecharme de la energía de tres chavales para disfrutar toda la noche sin parar, solo de pensarlo me estoy mojando toda.

  • Jajaja, a ver que hace Ana, igual les invito a casa y luego allí ya veo a quien dejo que se follen - me estaba empezando a calentar muchísimo y estaba deseando que Cesar los invitara para sacarles hasta la última gota a esos chicos.

El chico que había ido a por la copa para Ana ya había vuelto y ahora entre los tres la tenían rodeada y todos bailaban con ella. Ya habían perdido bastante la vergüenza y estaban empezando a tocarle la cadera, frotarse contra ella y a tocarle el culo con disimulo. Ana hablaba con ellos pero no les quitaba la mano y lo que fuera que les estuviera diciendo, lo único que hacía era que ellos cogieran más confianza. Ahora ya le tocaban el culo y se lo magreaban sin disimulo y uno hasta se atrevía a tocarle las tetas por encima de la camiseta mientras le hablaba al oído. Ana les hizo un gesto con la mano y se acercó a nuestra mesa.

  • Son estudiantes y quieren que les acompañe al piso que tienen aquí. ¿Que quieres que haga?

  • ¿Qué quieres hacer tú?

  • Que vayamos a casa y follar con vosotros toda la noche, estoy muy cachonda.

  • Pregúntales si nos invitan a nosotros también a tomar una copa en su casa - Ana se quedó mirando a Cesar y luego sin decir nada más se acercó de nuevo a los chicos. Veía que estaba muy nerviosa cuando se separó de nosotros.

  • ¿Qué vamos a hacer? - le pregunté a Cesar bastante nerviosa también.

  • No se, jugar, ya veremos. Lo que está claro es que esos chicos han puesto muy cachonda a Ana y Ana les ha puesto muy cachondos a ellos, creo que se merecen por lo menos que Ana les haga correrse. Ya te he dicho muchas veces que lo importante es pasarlo bien sin complejos siempre que no se haga daño a nadie. Estate tranquila.

  • Contigo siempre estoy tranquila - le contesté sincera.

Ana se acercó a nosotros y nos dijo que nos invitaban a todos a tomar una copa en su casa. Vimos como los chicos recogían alguna de sus cosas de la mesa y salían de la discoteca y nosotros salimos detrás. En la puerta Ana nos presentó a Oscar, Pedro y Raúl. De nosotros dijo que eramos unos amigos suyos. Los chicos empezaron a hablar con nosotros muy amigablemente, todavía era pronto así que ninguno había bebido mucho y se les veía también muy nerviosos por lo que fuera a pasar, no se acababan de creer que se pudieran follar a Ana o a mi, a la que tampoco me quitaban los ojos de encima.

No vivían muy lejos y pronto llegamos a su piso, que para ser un piso de estudiantes se veía muy nuevo y recogido. Estábamos los seis de pie en el salón hablando sin saber muy bien que hacer, hasta que uno de los chicos nos preguntó que bebíamos y él y otro se pusieron a prepararlos. En el salón se veía un sofá de tres plazas bastante grande con chaiselongue y dos sillones más. Cesar se sentó en uno de los sillones e hizo que yo me sentara encima de él y con un gesto le señalo a Ana que se sentara en el sillón grande, donde el chico que se quedo con nosotros, me parecía que era Oscar, se sentó rápido a su lado.

Llegaron los otros chicos con las copas y nos las dieron, y se sentaron, uno en el sofá al otro lado de Ana, y el que había estado más lento, solo en el otro sillón. Cesar vio que todos estábamos muy nerviosos así que no dejo que hubiera ningún silencio incomodo y pronto puso las cartas sobre las mesas.

  • Chicos ¿qué os parece Ana?

  • Que está buenísima - contestó al momento Raúl, que era el chico que estaba solo en el sillón. Todos no reímos.

  • Si, de eso no hay duda - dijo Cesar - Es una monada, bien que lo habéis disfrutado en la discoteca. Y Azucena ¿qué os parece?

  • Que tiene un culo impresionante y que está muy buena también - afirmó Oscar.

  • Veréis, Azu es mi novia, y Ana es su mejor amiga. Este fin de semana nos hemos venido a una casa que me han prestado aquí y me estoy follando a las dos todo lo que puedo - los chicos se quedaron en silencio - Entiendo que Ana se ha comportado como una calienta pollas con vosotros y eso no está bien, por eso hemos venido aquí. Se ha comportado como una putita y ahora tiene que compensaros.

  • Si - dijo Raúl de nuevo sin añadir nada más. Los otros dos no sabían ni que decir.

  • Lo que se me ocurre para compensaros, es por supuesto que os ayude a que os corráis - los chicos seguían sin hablar. Me hubiera dado pena por ellos si no estuviera segura que iban a tener una experiencia que no olvidarían nunca - Lo que no se es como queréis que lo haga. Como comprenderéis este fin de semana es especial para mi, follarme a unas tías como estás es una fantasía y no tengo pensando dejar que se las folle nadie más, así que os propongo opciones. La primera es que Ana y mi chica se desnuden poco a poco y bailen para vosotros mientras se enrollan entre ellas. Podéis haceros una paja mientras lo hacen hasta que os corráis. Otra opción es que Ana os la chupe hasta que os corráis, pero lo hará vestida. Seguro que es mejor que lo que teníais pensado cuando salisteis esta noche. ¿Qué os parece?

  • Yo quiero follarme a Ana por favor - dijo Pedro.

  • Eso está descartado. ¿Qué opción preferís?

  • Si nos la chupa, ¿me puedo correr en su boca? - preguntó Oscar. Tenía claro que había que elegir entre una de esas opciones, pero estaba regateando conseguir algo más.

  • Si, Ana es muy buena chupando pollas y le gusta mucho tragarse la leche.

  • ¿Podemos verle las tetas por lo menos? - quiso saber Raúl.

  • ¿También nos la chupara Azu? - añadió Pedro.

  • No, Azu es mi novia. Si os parece lo que si puede hacer es ponerse de espaldas apoyada en la pared para que la podáis mirar, o ponerse a cuatro patas en el suelo y así tenéis una buena visión de su culo mientras Ana os la chupa hasta que os corráis en su boca. Ana se quitará la camiseta para que le podáis ver y sobar las tetas mientras tanto.

  • Vale, que Azucena se ponga a cuatro patas en la alfombra mientras Ana nos la chupa con las tetas al aire. Por mi de acuerdo - dijo Raúl levantándose del sillón y empezando a desnudarse

  • Y yo - dijeron al mismo tiempo Pedro y Oscar que también se levantaron para quitarse la ropa.

  • Ana, levántate - le ordenó Cesar - Deja que los chicos se sienten en el sillón, así será más fácil para ti. Has sido una calienta pollas con ellos, ¿estás de acuerdo con el castigo?

  • Si - dijo con una voz en la que se podía notar lo excitada que estaba. Los chicos acabaron de desnudarse y se sentaron en el sofá con las pollas ya tiesas. Sus vergas eran todas parecidas, de un grosor normal y entre 14 y 17 centímetros. Ana se quitó la camiseta y al votar sus tetas a alguno de los chicos se le escapó una exclamación.

  • Azu, ponte ahí como una perrita para que los chicos puedan verte el culo y así ayudas a tu amiga a hacer que se corran antes - yo le besé y luego me puse como me había dicho.

Me puse a cuatro patas en la alfombra ofreciendo a los chicos una vista inmejorable de mi trasero. En ese momento yo no podía ver nada, solo imaginar lo que pasaba por lo que oía, pero Cesar estaba grabando todo con su móvil y luego nos lo enseño, por lo que pude ver en diferido todo lo que paso.

Ana se puso de rodillas delante del primer chico y empezó a chuparle la polla. Los otros mientras se acariciaban las suyas de forma muy suave para no correrse antes de tiempo mirando de forma alterna mi culo y como Ana se la chupaba a su amigo. El chico se echó hacia delante para poder tocarle las tetas por los lados.

  • Vaya tetas que tienes, están muy duras, son una pasada -le decía mientras no paraba de sobarla.

Ana dejo de chuparle la polla y se movió hasta el siguiente chico que imitó a su amigo y comenzó a tocar las tetas de Ana cuando se puso a su alcance. El primero de ellos se acercó a su culo y empezó a sobárselo, consiguiendo colar la mano por debajo del pantalón y metiéndole un dedo en el coño.

  • No le metas los dedos - le dijo Cesar - no quiero que se corran, así cuando lleguen a casa estarán más cachondas para mi. Podéis tocarle el culo y las tetas pero no le toquéis el coño.

  • Vale - le contestó el chico que siguió sobando sus nalgas y le soltaba algún cachete suave..

  • Azu, mueve bien ese culo, dales a estos chicos un buen show - yo empecé a mover el culo como si bailara. A veces apoyaba mi pecho en el suelo para tener las manos libres que llevaba a mis nalgas para acariciarme y separármelas y que los chicos tuvieran una mejor visión.

  • Joder, que bien la chupa, y vaya culo que tiene la otra, me voy a correr - dijo el segundo chico mientras ponía las manos en la cabeza de Ana y le hacía tragarse su corrida - Si, me vengo, trágate mi leche - decía fuera de si y moviendo la cadera para hacer que Ana se lo tragara todo - Joder, ufff, como me han puesto, no aguantaba más.

  • Venga, que ahora me toca a mi - dijo el último chico. La cogió de la trenza, el moño ya se la había deshecho, y tiro de ella que fue gateando hasta estar frente a él - Ahora es mi turno, vamos, quiero ver como te la tragas toda - Ana empezó a chuparle la polla con ganas mientras el se recostaba quedando medio tumbado en el sofá. Le puso las manos en la cabeza y le marcaba el ritmo mientras hacia que poco a poco toda su verga se perdiera en la boca de mi amiga - Si, esta tía es la ostia, se ha metido toda mi polla en la boca, sigue moviendo el culo tu por favor, uffff, son las dos increíble, me voy a correr - Ana apretaba sus labios mientras subía y bajaba la cabeza tragándose toda la polla de aquel chaval que no se lo podía creer. Cesar la había entrenado bien y si era capaz de comerse casi todo la polla de Cesar, la de ese chico para ella no era ningún desafío. Yo seguía bailando y moviendo mi culo mientras Ana no paraba de mamar - Yo me voy a correr también, trágalo todo, me corro - dijo en un último suspiro antes de quitar las manos de la cabeza a Ana y quedándose casi tumbado hacia atrás.

  • Yo todavía no he acabado, me dejaste a medias - dijo el primer chico.

  • No te preocupes, ahora voy a por ti - le dijo Ana pasándose la lengua por los labios de forma lasciva. Se puso de pie y se puso frente a él, doblo un poco las piernas y la cintura para acercar su boca a la polla del chaval y empezó a chuparle el capullo. Luego subió la cabeza poco a poco llenándole la polla se saliva, dejando un hilillo que unía su boca con la pija del chico, parecía una auténtica actriz porno. Con una mano empezó a masturbarlo - Tienes la polla muy dura, como me gusta a mi, me hubiera encantado que esta polla me follara - le dijo Ana poniendo su voz más sexy. Entonces se giró y se sentó encima del chico, frotando su culo contra la verga del chaval, que abrazó a Ana poniendo las manos en sus tetas y empezando a apretárselas. No tardo en empezar a gemir de placer.

  • Me voy a correr, no aguanto más.

  • ¿Quieres correrte en mi boca tu también?

  • No, ponte de rodillas, quiero correrme en tus tetas - entonces Ana se levantó de encima del chico que también se puso de pie, ella se arrodilló, le escupió de nuevo en la polla y empezó a masturbarlo hasta que le echó seis o siete chorros en sus tetas dejándoselas llenas de esperma, había sido una corrida bestial - Joder, vaya pasada - dijo cayendo rendido en el sofá - Nunca me volveré a correr en unas tetas como estas.

  • Probablemente - dijo Cesar. En ese momento yo me giré y me puse de pie y pude ver que lo había estado grabando todo con el móvil, hasta el momento no lo había visto - Muy bien Ana, ponte la camiseta, nos vamos ya.

  • Deja que nos follemos a Ana por lo menos - dijo el primer chico, que ya volvía a tener la polla tiesa.

  • Hoy no, tengo ganas de llegar a casa y follármelas yo. Igual mañana volvemos por el pub.

  • Si por favor, os invitaremos a todo.

  • ¿Podemos sacarles una foto de recuerdo? - dijo el chico que se había corrido en las tetas de Ana. Cesar se lo pensó y luego dijo.

  • Déjame tu teléfono y Ana, no te pongas todavía la camiseta - el chico lo buscó en el bolsillo de su pantalón y se lo dio. Cesar lo cogió, enfocó las tetas de Ana con la corrida todavía encima y le sacó una foto sin que se le viera la cara - He sacado una buena foto de sus tetas. Ana, ahora ponte la camiseta y colócate con Azu, os sacaré también una foto de vuestros culos, por si esta noche quieren cascársela a vuestra salud - Ana se puso la camiseta con sus tetas todavía pringadas y luego se acercó a mi lado, nos dimos la vuelta y poniendo cada una la mano en la cadera de la otra, posamos para la foto - Ahora poner cada una vuestra mano en el culo de la otra - hicimos lo que Cesar nos decía mientras los chicos no nos quitaban ojo. Estaban otra vez empalmados - Espera - Cesar estuvo un rato con los móviles en la mano hasta que dijo - Ya está, me he pasado las fotos por bluetooth porque han quedado geniales - le lanzó el móvil a Oscar y luego con un gesto hizo que empezáramos a caminar hacia la puerta - Bueno chicos, ha estado muy bien, a ver si nos vemos mañana.

  • Ojala - le contestó Oscar.

  • Ha sido un placer chicos, adiós - les dije lanzándoles un beso.

  • Para mi también, habéis estado muy bien - les dijo Ana.

  • Muchas gracias Ana, a ver si mañana nos volvemos a ver - le dijo unos de los otros chicos mientras salíamos por la puerta.

Bajamos en el ascensor sin hablar y Oscar nos hizo montar a las dos en la parte de atrás del coche.

  • Tomad - dijo mientras nos daba su móvil - Os he grabado para que veáis lo guarras que sois. En 10 minutos estamos en casa - durante el viaje estuvimos viendo el vídeo y comentándolo entre Ana y yo, Cesar hizo casi todo el viaje callado..

  • Joder, te has comido tu sola las tres pollas y has conseguido que se corran en nada, ¿te ha gustado?

  • Ha estado genial, pero ahora estoy más cachonda que nunca en mi vida.

  • Mira que caras ponían al correrse, jajaja.

  • Si, mira como se les salen los ojos cuando te miran el culo.

  • Si, jajaja. Si no llega a estar Cesar están follándote toda la noche, cuando nos fuimos estaban empalmados de nuevo.

  • Si, ya les vi, estarán haciéndose una paja viendo la foto de nuestros culos.

Llegamos a casa y entramos en la cochera. Le dimos el móvil a Cesar y entramos en la casa.

  • Voy a por una Coca-cola, tengo sed. ¿Queréis algo?

  • Trae una botella de agua por favor - le pedí.

  • Vale. Ir a la habitación y que Ana se duche, voy ahora.

Fuimos a la habitación y nos desnudamos. Ana se duchó muy rápido mientras yo me lavaba los dientes y cuando salimos a la habitación allí estaba Cesar desnudo con el dildo en una mano y el refresco en la otra.

  • Toma - dijo dando el dildo a Ana - Ponlo, vamos a follarnos a Azu - Ana lo cogió y le ayudé a apretárselo. Luego Cesar nos hizo ponernos a las dos de rodillas frente a él y empezamos a chuparle la polla al mismo tiempo, juntando a veces nuestras lenguas y besándonos mientras el nos dirigía con una mano en la cabeza de cada una. Luego tiró a Ana de la trenza - Chúpame los huevos, intenta meterlos en la boca - ella abrió la boca todo lo que pudo y se los tragó mientras yo hacia lo propio con su rabo. Luego nos separó, levantó a Ana y agarrando su culo la llevo hasta la cama - Túmbate - lo que Ana hizo sin rechistar, quedando en medio de la cama con el juguete de goma mirando al techo. Luego se acercó a mi y empezamos a besarnos mientras con su mano empezaba a sobarme el coño - Veo que no necesitas que te lubrique, estás muy mojada.

  • Llevo casi toda la noche caliente y ver el vídeo ha acabado de ponerme a tope.

  • Si, ha quedado genial, vaya perra que está hecha tu amiga. Monta esa polla - dijo señalando a Ana - yo voy a follarme este culo que volvía loco a los chicos.

Yo sonreí y fui hacia la cama meneando el culo lo máximo que podía. Puse mis piernas a cada lado de Ana y agarré esa polla de plástico con una mano, la froté por mis labios húmedos y sin más me lo metí lo máximo que pude. Luego me eché sobre Ana y comencé a comerle las tetas mordiendo sus pezones con fuerza y luego pasando mi lengua por ellos mientras Ana se agitaba debajo de mi y gemía. Luego la besé y al rato empecé a notar unos dedos jugando con mi ano y entrando poco a poco. Luego salieron de mi y Cesar empezó a meter su polla poco a poco, sin retroceder ni una sola vez, solo empujando hasta que me la metió casi entera. Yo había dejado de besar a Ana, necesitaba tener la boca bien abierta para coger aire por el orgasmo que estaba teniendo. Cuando la tenía casi toda dentro, César empezó un rápido mete y saca bien fuerte, a la vez que metía 3 dedos en la boca de Ana y luego llenos de saliva se los restregaba por la cara, repitiéndolo varias veces a la vez que le daba alguna bofetada.

  • Venga, muévete puta, fóllate a tu amiga que se que le tienes ganas, sube el culo y folla bien su coño - Ana empezó a moverse matándome de placer mientras él me perforaba el culo sin parar - No sabéis como me habéis puesto de cachondo toda la noche, me habéis hecho sentir muy orgulloso de vosotras, he entrenado un buen par de guarras - decía gimiendo mientras me reventaba el trasero - Te imaginas que las tres pollas hubieran sido como la mía de grande Ana, ¿te hubieras resistido a que te follaran?

  • Ojala hubieran sido como la tuya y me hubieran follado los tres al mismo tiempo y tu también, hubiera hecho lo que me hubieras pedido.

  • Siiiii - gritó Cesar llenándome el culo de semen. Después se derrumbo encima mía y durante un rato ninguno nos movimos. Después él se levantó, tiro de mi para ponerme en un lado de la cama boca abajo y cogió a Ana del pelo poniendo su cara junto a mi culo - Come el ojete de Azu, que quede bien limpio, te has tragado la leche de esos chicos así que ahora te tragarás la mía.

Ana empezó a lamerme los glúteos, después acercó su lengua a mi agujerito y empezó a meterla abriéndome las cachas con las manos para llegar más al fondo. Después de un rato yo debía tener el culo brillante y volvía a estar excitada. Cesar apartó a Ana y le dio el teléfono.

  • Toma, quiero que me grabes mientras me follo a Azu - me giré y vi como Ana se levantaba de la cama y nos enfocaba con el móvil - ¿Salimos bien?

  • Muy guapos - dijo Ana sonriendo - Estáis los dos muy buenos.

  • Acércate y toma un primer plano del culo de Azu - Ana iba haciendo lo que le decía - Es una maravilla, nunca me cansaría de follármelo - decía mientras no paraba de sobarlo - Se ve algo abierto porque lo acabo de follar - decía mirando al móvil que le grababa - Y la perrita de su amiga lo ha limpiado bien con su lengua. Ahora le toca a ella follarme a mi - Cesar se tumbó en la cama y yo me puse sobre él. Su verga entró casi entera de lo mojado y abierto que tenía el coño. Empecé a saltar sobre él mientras que me pellizcaba los pezones con fuerza y me daba cachetes muy fuertes hasta casi ponerme las tetas coloradas - Venga putita, sigue moviendo el culo, quiero que me saques hasta la última gota, que luego no te quejes de que no te doy caña - yo saltaba sin parar mientras tenía orgasmo tras orgasmo.

Llevaba más de 15 minutos saltando sobre Cesar que no había parado de pellizcarme las tetas, cuando por fin parecía que se iba a correr. Ana mientras tanto había estado girando a nuestro alrededor grabando cada parte de nuestro cuerpo, como esa polla me taladraba el coño sin parar. Entonces él tiro de mi y empezamos a besarnos. Me giró quedando yo debajo, sacó su rabo del coño y empezó a correrse en mi cara. Luego acercó la punta de la polla a mi boca para que se la limpiara y cuando acabé, se tumbó en el medio de la cama boca arriba a mi lado.

  • Pásame el móvil Ana, y quítate ya eso, vamos a dormir - Ana llevaba todavía puesto el arnés. Le dio el móvil y le dijo.

  • Yo todavía no me he corrido y estoy muy cachonda.

  • Mejor, tengo muchos planes para ti mañana, mejor cuanto más cachonda estés.

Entonces Ana se quitó el dildo y se tumbo en la cama al otro lado de Cesar. Apagamos la luz y nos dormimos, imagino que Ana fue la que más tardo en conciliar el sueño, después de la noche que llevaba tenía que estar ardiendo su coño. Me dio algo de pena pero estaba segura que Cesar la compensaría al día siguiente.