Mi primer novio, parte VII

Yo empecé a pasarlas por mi boca, las chupaba e intentaba llenarlas lo máximo posible de saliva. Después aparte un poco la parte de abajo del bikini y comencé a meterlas muy despacio. La primera me hizo cosquillas, casi me dieron ganas de reír, pero cuando metí la cuarta ya estaba cachonda perdida.

Me desperté el lunes muy contenta por el fin de semana que había pasado. Me preparé y fui al trabajo. Cuando llegué salude a mis compañeros, entre ellos a Ana y empecé a trabajar. A la hora del descanso cuando íbamos a volver al trabajo Ana me llamó.

  • Perdona Azu.

  • Dime.

  • Quería hablar contigo un momento - la notaba muy seria, casi asustada.

  • ¿Qué ha pasado?

  • Nada. Verás, lo de el fin de semana estuvo genial, me gusto mucho pero creo que sería mejor no repetirlo.

  • Este fin de semana tenemos lo del chalet.

  • Si, por eso te lo digo. No creo que deba ir con vosotros. César es tu novio y creo que al final nos acabaríamos enfadando. Te quiero mucho y me parece que sería mejor dejarlo así.

  • ¿Tienes miedo que enamorarte de César?

  • No es eso - dijo casi sin voz.

  • No te preocupes, si no quieres venir no vengas - le contesté seria pero sin querer parecer enfadada - Vamos a hacer una cosa, cuando salgamos te doy el teléfono de César y le llamas tú y le dices que no vas a venir.

  • No por favor, prefiero que se lo digas tú.

  • No, te doy el teléfono y se lo dices tu. Si quieres te digo lo que luego pasará. Que César me va a llamar enfadado porque se quedo con ganas de que fueras con nosotros y porque se sentirá engañado porque había dejado para este fin de semana el follarte el culo. Así que yo le diré que si quiere, que venga por la tienda, que yo le ayudaré a que te pueda coger a solas y follártelo. Claro que si luego alguien te oye chillar no será culpa de nadie más que de ti, porque te mueres de ganas de que pase.

  • Azu por favor.

  • No te preocupes, luego a la salida te doy el número - le di un beso en la mejilla y volví al trabajo.

Estuve el resto de la mañana trabajando normal sin acercarme a Ana pero vigilando a ver como actuaba. Cuando acabamos y salíamos del vestuario Ana volvió a acercarse a mi.

  • Te doy el número ahora - le dije cogiendo mi móvil para buscarlo.

  • No hace falta, iré con vosotros el fin de semana, perdóname - me dijo con la cabeza baja.

  • No pasa nada, no te preocupes - le contesté con una sonrisa - Ya verás que bien lo pasamos - dije guiñándole el ojo.

Al llegar a casa comí y después de descansar un rato fui a la playa un par de horas y después al gimnasio. Por la noche después de cenar me acosté pronto para poder leer un poco, estaba cansada, a fin de cuentas no había parado en todo el día.

A eso de las 10 y media me llamó César por teléfono.

  • Buenas noches peque. ¿Qué estabas haciendo?

  • Pues ya estaba en la cama leyendo, no esperaba que me llamaras hoy.

  • Te echaba de menos. Ahora que me dices que estabas leyendo, este fin de semana no te olvides de llevar las gafas, me gusta mucho como te quedan.

  • Si, ya me di cuenta aquel día.

Luego le estuve contando lo que me había pasado con Ana por la mañana.

  • Jajaja - se rió César cuando se lo conté - Muy bien peque, tiene que saber que mandamos nosotros.

  • La verdad es que ponía unas caras que me daba algo de pena, la quiero mucho.

  • Ya lo se, por eso tenemos que ayudarla a que disfrute. Que se quite esos tabú de encima como hiciste tú.

  • Si, y lo que disfrutemos nosotros de paso mejor que mejor.

  • Eso es, vas aprendiendo. Te dejo peque, prepara las cosas que el miércoles a eso de las 11 paso a buscarte. Lleva algo sexy que el viernes saldremos a cenar con Ana.

  • Ok, algo se me ocurrirá. Un beso.

  • Un besazo peque, hasta el miércoles.

Colgué con César y empecé a pensar en todo lo que podría pasar el fin de semana, y entre emocionada y excitada, cerré el libro y me dormí.

El martes fue un día normal en el trabajo. A Ana se la notaba algo nerviosa pero actuaba con normalidad. Al salir me acerqué a ella.

  • ¿Ya hablaste con el director? - le pregunté en tono normal.

  • Si, hablé esta mañana con el. Me puso alguna pega porque ya estás tu de vacaciones también pero al final me dio el viernes y el sábado. He mirado los horarios y puedo coger el autobús a las 6 el jueves y sobre las 7 o poco más estaré en Alcoy.

  • Perfecto - me alegro el tono de la voz de Ana, parecía convencida otra vez y sin tantas dudas como el día antes - Esta tarde pásate por mi casa, quiero que me ayudes a hacer la maleta y hablamos de que cosas vamos a llevar.

  • De acuerdo, a eso de las 6 me paso.

  • ¿Quieres que vaya a buscarte?

  • No hace falta.

Nos despedimos y cada una montó en su autobús. Al rato llegué a casa con mucha hambre. Me cambié de ropa poniéndome unas mallas cortas tipo culotte y una camiseta y luego fui a la cocina. Laura estaba allí, también acababa de salir del trabajo, así que estuve hablando con ella mientras me hacía la comida. En verano coincidíamos poco porque las 3 pasábamos menos tiempo en casa. Le estuve contando mis planes de irme unos días de casa rural y ella me contaba un viaje que tenía planeado por Italia para septiembre. Se la veía tan ilusionada como a mi.

El tiempo se me paso rapidísimo y todavía estaba hablando con Laura cuando llamaron al timbre. Miré el reloj de la pared y vi que ya eran las 6, Ana ya había llegado. Le abrí y cuando subió Ana saludo a Laura y tomamos un café las 3 juntas. Al rato de terminarlo nos despedimos de Laura y pasamos a mi habitación.

  • Vaya locura la última vez que estuviste aquí, ¿verdad?

  • Si - me contestó sonriendo - Perdona por lo de ayer, me lo pasó muy bien con vosotros pero tengo miedo de perder nuestra amistad y después pasarlo muy mal.

  • No te preocupes. César me ha enseñado que no hacemos nada malo por disfrutar siempre que no hagamos daño a nadie, así que no te preocupes tanto y limítate a mimar a la polla de mi novio. Si ella está contenta nosotras estaremos muy contentas - y las 2 comenzamos a reírnos - Me dijo que lleváramos algo sexy para salir a cenar el viernes, quiere presumir de nosotras.

  • ¿Qué te parece el vaquero corto que compramos el otro día? Iríamos las 2 iguales.

  • Me parece genial. Si lo hubiera sabido habríamos comprado unas camisetas también iguales.

  • Bueno, puedo comprar yo unas mañana por la tarde y llevarlas cuando vaya.

  • Vale, pero que sean lo más sexy posibles, que nuestro chico pueda presumir de llevar un buen par de putas con el.

  • Eres peor que él. Fíate de mi, compraré unas camisetas que ni te vas a atrever a ponerte.

  • Jajaja, esa es mi Ana. Pues entonces para el viernes ya lo tenemos claro, llevaremos los vaqueros cortos y las camisetas que compres. No llevaremos ni bragas ni sujetador - hablar de los planes que teníamos pensados para excitar a César estaba haciendo que me empezara a poner caliente.

  • Madre mía, no puedo ir sin sujetador y con una camiseta demasiado sexy.

  • Claro que si, nos pondremos los 3 cachondísimos viendo como te miran las tetas toda la noche. A César le gusta la ropa interior pero esa noche saldremos sin ella, seguro que la sorpresa le encanta.

  • Ok.

  • Pero para estar por casa si que querrá que llevemos ropa interior, y los bikinis que usemos querrá que sean todo tangas.

  • Yo no tengo ninguno.

  • Mañana cuando vayas a comprar las camisetas compra un par de ellos.

En ese momento Laura llamó a la puerta.

  • Pasa - le dije yo.

  • Chicas, voy a tomar una cerveza con unos amigos. ¿Queréis venir?

  • No - le contesté - Tengo que preparar la maleta para mañana.

  • Bueno, pues yo me voy, hasta luego chicas.

Nos despedimos de Laura y al rato oímos como se cerraba la puerta de casa. La conversación me había puesto a mil por hora y estaba a punto de desnudarme y obligar a Ana a comerme el coño hasta correrme, pero al día siguiente me iba con César y quería llegar con muchas ganas de sexo a nuestro encuentro.

  • Quítate la camiseta y el sujetador, quiero verte las tetas - Ana se quedó 5 segundos mirándome antes de darse cuenta que no debía protestar, y luego obedeció - Estoy bastante cachonda pero quiero esperar a estar mañana con César para correrme, lo que no es motivo para que no pueda disfrutar de unas buenas vistas.

  • Me gusta obedecerte.

  • Ya lo sé, aunque a veces te hagas mucho de rogar, lo cual no me gusta. Pero hoy estás siendo una buena puta. ¿Has comprado condones?

  • No, pensé que querría correrse sobre mi.

  • Puede ser, pero igual cambia de opinión o le apetece que te folle otro tío, así que por si acaso compra una caja.

  • De acuerdo - contestó sin protestar ante la idea de que otro la follara. Ana parecía tener muy claro ahora cual era su papel en aquel trío y eso me encantaba.

  • Entonces, los vaqueros cortos con las camisetas que compres, 2 o 3 bikinis, algún juego de lencería lo más sexy posible. Llevaremos también algún zapato de tacón y un par de vestidos de verano, que sean cortos. ¿Se nos olvida algo?

  • No se, me parece que no.

  • Pues muy bien. No te olvides de los condones, y compra también crema para el sol y aceite corporal. La comida la compraremos César y yo mañana.

Me acerque a ella y empecé a pellizcarle los pezones. Al rato paré y le mandé ponerse de rodillas. Ella sola me bajó las mallas y acercó su cara a mi coño. Sin esperar ninguna orden comenzó a separar mis labios vaginales con sus dedos y a chuparme con la lengua.

  • Para, jajaja. Has demostrado estar muy bien entrenada, pero ya te dije que quiero esperar hasta mañana para follar con César. No quiero que se te ocurra tocarte ni correrte hasta que estés con nosotros en Alcoy, ¿entendido?

  • Azu, estoy muy cachonda, necesito correrme.

  • No empieces con tus tonterías. Ahora vístete que tengo que acabar de preparar todo. Si me acuerdo de algo más te mando un mensaje.

  • Vale.

Ana se levantó y se vistió. Cuando había acabado la cogí del pelo y la bese. Luego me separé de ella y le di un azote fuerte.

  • Ahora a casa a pensar en lo bien que lo vas a pasar el fin de semana - ella me volvió a besar y se despidió - Te llamo el jueves.

  • Vale. Hasta luego.

La acompañe hasta la puerta y luego volví a la habitación. Quería hacer la maleta rápido y despejar la mente de la calentura que tenía. No me olvidé de coger las gafas tal y como me había pedido y también cogí la fusta con el antifaz y las esposas por si César quería jugar. Cuando casi había acabado volvieron mis compañeras de piso y eso me vino genial para pensar en otras cosas.

Cenamos las 3 juntas y después de un rato me fui a la cama y me dormí, tenía ganas de que pasara la noche rápidamente para ver a César e irme con él.

Al día siguiente me levanté emocionada, desayuné y antes de vestirme fui al baño a lavarme bien y prepararme el culito para César. Luego me vestí para estar preparada para cuando llegara mi novio, me puse una faldita corta con un tanga de lo más sexy para tenerle contento y una camiseta ajustada sin sujetador debajo que marcaba bien mis tetas y mis pezones. A las 10 y media llamó al timbre y me mandó bajar, lo que hice a toda prisa. Al llegar a la calle César me estaba esperando. Nos besamos como si estuviéramos a punto de desnudarnos y empezar a follar allí mismo.

  • No sabes lo cachondo que estoy peque - decía César mientras sus manos empezaban a sobar mi culo.

  • Y yo, tengo ganas de llegar a la casa y probar tu polla.

  • Si, ya veo que has venido preparada - dijo sonriendo mientras apretaba mis nalgas - Pues venga, dame tu maleta que la dejo en el coche - le dí mi equipaje y subí al coche mientras él la colocaba en el maletero. Luego se subió y arrancó.

  • Has madrugado mucho hoy.

  • Si, tenía ganas de verte, luego echaremos la siesta.

Al rato ya estábamos saliendo de Gandía y poco tiempo después vi el desvío hacía Alcoy pero el no lo cogió.

  • Creo que te has pasado la salida.

  • No, tenemos que ir a otro sitio antes.

  • ¿A dónde? Tengo ganas de llegar ya a la casa.

  • Y yo, tengo muchas ganas de follarte, pero hay que comprar unas cosas antes para disfrutar a tope las vacaciones.

César siguió conduciendo sin darme más explicaciones de a donde íbamos. La conversación giraba más bien de nuestras cosas del día a día. Casi 50 minutos después llegamos a Benidorm y César se puso a callejear por la ciudad.

  • ¿Qué hacemos en Benidorm?

  • Ya te dije que teníamos que compra unas cosas. No llevas sujetador ¿verdad?

  • No - le contesté sonriendo - ¿Te gusta como me queda esta camiseta? - pregunté acariciándome los pezones.

  • Me encanta. Ahora quiero que te quites también el tanga - yo no tardé en hacer lo que me dijo sin la más mínima protesta aunque fuera una locura llevar una falda tan corta sin bragas. Deje el tanga en la guantera y al rato aparcó el coche - Ya hemos llegado, vamos - yo me baje y miré alrededor sin reconocer todavía el sitio donde César me quería llevar. No entendía que hacíamos allí, podíamos haber comprado la comida en Gandía o al llegar a la casa - Sígueme.

César empezó a andar y yo le seguí a su lado. En menos de 2 minutos ya habíamos llegado a nuestro destino.

  • Aquí venimos - dijo sonriendo. Miré el cartel de la tienda y vi que era un sex-shop - Me gustó mucho lo de la fusta y el antifaz, vamos a comprar alguna cosa más para jugar - no sabía que tenía pensado pero yo me estaba poniendo muy cachonda.

Entramos en la tienda que en ese momento estaba vacía, sin ningún cliente. El sitio era oscuro, casi cutre. Pensé que seguramente en un sitio como Benidorm habría sex-shop más modernos y llamativos que este aunque no tenía tampoco experiencia en el tema. Al rato llego el dependiente, un hombre de unos 50 años con pinta de motero. Tenía una perilla bastante arreglada y unos ojos azules que casi brillaban en aquella oscuridad, seguramente gracias a lentillas de colores. En conjunto era un hombre atractivo para su edad.

  • Buenos días chicos. ¿Os puedo ayudar?

  • Buenos días - le contestó César - Vamos a echar un vistazo y si tenemos alguna duda te decimos.

  • Perfecto, como queráis - dijo el hombre que se quedó a cierta distancia nuestra para dejarnos algo de intimidad pero sin quitarnos ojo, en especial a mi.

  • ¿Qué vamos a comprar? - le pregunté a César.

  • Vamos a echar un vistazo y ya veremos. Tengo un par de ideas pero igual vemos otras cosas que nos gusten - empezamos a pasear por la tienda y yo me estaba poniendo a mil. Sin bragas casi podía sentir como de mi coño mojado se escurría líquido por mis piernas. Nos acercamos a una zona que parecía estar dedicada a disfraces - Hay que coger uno de sirvienta para Ana, que se meta bien en su papel - estuvimos un rato mirando y al final César eligió uno que la falda no llegaría a tapar el culo de Ana. Iba con un liguero, unas medias hasta medio muslo y una parte de arriba bastante abierta que con las tetas tan grandes que tenía mi amiga, las tendría prácticamente al aire - ¿Crees que le quedará bien peque?

  • Seguro que si - contesté imaginándome a Ana con ese traje. Si en ese momento me hubiera tocado el coño, en 10 segundos me hubiera corrido. Cogió también los accesorios típicos de una sirvienta, un paquete en el que venía un plumero y una cofia. Después siguió mirando y cogió un vestido de cuero que solo estaba formado por tiras horizontales separadas entre si y 2 tiras verticales, una por delante y otra por detrás que unían las piezas..

  • Este para ti, ya tengo ganas de ver como te queda - seguimos andando y llegamos a la zona de los consoladores. Allí no tardamos casi nada, César tenía bastante claro que es lo que quería. Cogió un dildo de unos 25 centímetros que incluía un arnés - ¿Que te parece peque? Vas a tener un papel principal en la primera doble penetración a tu amiga - me dijo César con una sonrisa. La idea no me podía parecer más excitante. Luego cogió un par de pequeños consoladores anales y anduvimos hasta la sección de películas X - He cogido 3 de mi casa pero si te gusta alguna de las que ves podemos cogerla - allí había de todo pero lo que más me apetecía era salir de allí y llegar lo antes posible a Alcoy para que César me follara, así que le contesté que no hacían falta y nos dirigimos a la caja.

  • Perfecto - nos dijo el dueño de la tienda cuando vio lo que habíamos elegido - Tenemos látigos, fustas y esposas a muy buen precio en ese estante de ahí..

  • No gracias - le dijo César - Con esto nos llega.

  • Claro. Veamos, los disfraces y los 3 consoladores, serán 180 €.

  • Ufff - le dijo César - Pensé que sería más barato, unos amigos me habían dicho que aquí hacían muy buen precio.

  • Lo siento, aquí solo vendemos calidad, los trajes son lo mejor que puedes encontrar en ningún sitio y los consoladores lo mismo.

  • Muy bien, nos lo llevamos. Pero antes, tengo una duda con los consoladores - le dijo César.

  • Tu dirás - le pregunto el dueño algo extrañado. César hizo que me girará dándoles la espalda y me subió la falda dejando que el hombre me viera el culo desnudo. Yo me quedé inmóvil respondiendo a los deseos de mi novio.

  • No se si ese consolador anal le puede valer al culo de mi novia, ¿tu que crees?

  • Pues que tu novia tiene el mejor culo del mundo y que ese consolador le va a servir perfectamente.

  • Verás, no me gustaría comprarlo sin probarlo y menos cuando me dices que van a ser 180 €. Dime, ¿no crees que es mejor que lo pruebe antes de llevármelo? Seguro que con tu experiencia puedes probárselo tu y tal vez con 100 € dejemos la compra hecha, ¿te parece?

El hombre no contestó. Sentí como se acercaba a mi y empezaba a sobarme el culo, mi excitación no podía ser mayor. Después me cogió del brazo y me llevó hasta el mostrador donde hizo que me apoyara. Sacó el consolador del paquete y me lo puso en la boca.

  • Chúpalo - yo empecé a chuparlo como si fuera una polla y a llenarlo de saliva. El apretaba y al final consiguió que casi todo me entrara en la boca, yo casi no era capaz de respirar. Después me lo saco y noté como se arrodillaba detrás de mi, me separó las nalgas y paso su lengua desde mi coño hasta mi ano. Esa mañana me preparé el culo pensando en mi novio y solo un par de horas después un desconocido estaba disfrutando de él - Madre mía, está empapada - empezó a meterme 2 dedos en mi coño y a follarme rápidamente con ellos, hasta que en menos de un minuto consiguió que me corriera. Tuve que agarrarme con fuerza al mostrador para no caer desmayada, yo estaba muy cachonda pero aún así había que reconocer que ese hombre sabía muy bien lo que se hacía y era un maestro con sus dedos y su lengua. Sin dejar que me relajara ni un segundo empezó a meter sus dedos en mi culo, usando todos los jugos de mi coño para que entraran fácilmente. Al principio note que me metía 2, luego un tercero y al rato oí la voz de César.

  • Con 3 ya vale.

  • A esta puta le entraría el puño entero en ese culo que tiene, lo dejaría bien abierto para ti.

  • De momento con 3 dedos es suficiente - oírles hablar así de mi, imaginar lo que ese tipo haría conmigo si mi novio no hubiera estado allí y su pericia al masturbarme hizo que estuviera otra vez a punto de correrme. Siguió jugando con sus dedos en mi agujerito mientras su boca me devoraba el coño, desde el clítoris hasta mi vagina que follaba con su lengua. Menos de cinco minutos tardo en conseguir que me corriera de nuevo en su boca. Me metió el consolador en el ano sin dificultad por lo mojada que estaba, se levantó y me soltó un azote fuerte en cada nalga - Vaya suerte tienes - le dijo a César.

  • Lo se. Bueno, aquí tienes los 100 €, el consolador ese nos lo llevamos puesto.

  • Si me dejas que me la folle en mi despacho la compra te saldrá gratis.

  • Hoy no, tenemos algo de prisa, quizá otro día - le contestó César. Seguro que las próximas 100 pajas el vendedor se las haría a la salud de mi culo, y eso en un tipo que trabajaba en un sex-shop me llenaba de orgullo.

  • Perfecto. Muchas gracias chicos y hasta la próxima, no tardéis en volver por favor.

  • Gracias - le contestó César cogiéndome de la cintura - Dale las gracias al señor - me ordenó haciéndome salir del shock en el que estaba.

  • Me llamo Fer.

  • Gracias Fer - le dije despidiéndome con la mano y luego salimos de la tienda.

  • ¿Qué tal peque? Note que tenías las piernas mojadas por tus jugos y que necesitabas correrte, ¿estás mejor?

  • Si, ha conseguido que me corriera 2 veces.

  • Bueno, pues dame las gracias por dejar que ese hombre hiciera que te corrieras.

  • Muchas gracias por dejar que ese hombre hiciera que me corriera.

  • De nada peque. Y ahora vamos rápido a Alcoy que no me aguanto más las ganas de follarte. Y no te quites el consolador hasta que lleguemos, el hombre te lo ha puesto con mucho cariño, jejeje.

Montamos en el coche y cuando abrí la guantera para coger mi tanga y volver a ponerlo, César me detuvo con su mano.

  • No te lo pongas, en un rato llegaremos a la casa y no voy a tardar nada en follarte en cuanto lleguemos.

Nos pusimos en marcha y me mando introducir en su GPS la dirección de la casa para llegar directos. Yo ya me había corrido pero seguía estando muy cachonda y el consolador en mi culo no hacía más que aumentar mis ganas de follar. Después de que ese hombre me chupara mi raja, ya me daba igual si el que me follara fuera César u otro, pero necesitaba una polla ya. César debía estar todavía más caliente que yo así que casi todo el viaje lo pasamos sin hablar, solo lo hacía yo para indicarle como llegar. Teníamos tantas ganas que no teníamos otra cosa en mente ninguno de los 2 y no nos salían ni las palabras.

En poco más de media hora estábamos en frente de la casa que estaba en una urbanización algo alejada del pueblo. Era preciosa y muy grande, con una puerta de cochera en el edificio, junto a la puerta de entrada en la casa, el resto estaba rodeado de la valla que no dejaba ver desde fuera ni el patio ni la piscina, aunque tampoco parecía que por el lugar pasease mucha gente. César cogió un mando de la guantera y abrió el garaje. Metió el coche y luego volvía a cerrar, la luz de la cochera se había encendido automáticamente.

  • Parece muy bonita - le dije al bajarnos del coche. El no respondió, se acercó a mi, me quito la camiseta y empezó a comerme las tetas. Después se bajo los pantalones y su polla saltó ya dura, seguro que llevaba así desde que estábamos en el sex-shop. Me puso una mano en la cabeza y me hizo agacharme, no necesitaba hablar para que yo supiera lo que tenía que hacer. Empecé a chupar esa polla que me volvía loca y a llenarla de saliva, pero el tenía demasiadas ganas de follarme así que hizo que me levantara tirando de mi pelo, me apoyo contra el capo del coche, subió mi falda y me soltó un azote que retumbo en toda la cochera. Sin más preámbulos puso su polla en mi coño, separó mis labios vaginales y la fue introduciendo poco a poco hasta el fondo, momento en el que empezó a follarme con un mete y saca bestial. Yo seguía con el consolador todavía en mi culo mientras el me tenía aplastada contra el coche, hasta que descargó dentro de mi al tiempo que yo conseguí el tercer orgasmo del día. Volvió a tirar de mi pelo para hacer que otra vez me pusiera de rodillas frente a su polla que metió en mi boca para hacer que se la dejara bien limpia. Notaba como su semen salía de mi coño resbalando por mis piernas mientras mi lengua y mis labios se esforzaban en dejar reluciente aquella verga que me hacía tan feliz.

  • Joder peque, no me aguantaba más. Te he llenado el coño de leche.

  • Yo también estaba muy cachonda todo el viaje con el consolador metido.

  • Bueno, luego tendrás el culito bien preparado para mi, jejeje. Entra en la casa y lávate un poco, y quítate el consolador ya. Yo voy metiendo las cosas.

Cogí mi tanga del coche y me lo puse, no quería llenar el suelo de la casa de la leche de mi novio que escurría de mi concha. En la cochera había una puerta que imaginé que sería la que llevaría a la casa así que la abrí y entre. De repente estaba en un salón enorme, tendría más de 60 metros cuadrados, lleno de sofás y sillones. Al fondo, junto a los ventanales que daban al jardín y yo imaginaba que a la piscina, había una mesa de comedor para 8 personas. En la pared de la derecha se veía una gran TV colgada. Justo detrás de esa pared estaba la cocina, que desde donde yo estaba también se veía, y justo al lado de la puerta de la cocina, se encontraba la puerta de entrada en la casa. A la izquierda había una escalera que subía a la planta de arriba y un pasillo donde se veían 2 puertas cerradas. Me acerqué y al abrir la puerta de la izquierda me encontré con un gran baño, así que me desnude y me duche rápido como me había dicho César. Me sequé con una gran toalla que había allí, me la enrollé al cuerpo y salí con mi ropa en la mano. La puerta de enfrente ahora estaba abierta así que entré y vi a mi novio en aquella enorme habitación acabando de deshacer su maleta.

  • ¿Dónde estabas peque? Tenemos baño aquí.

  • No lo sabía, la primera puerta que abrí fue el otro baño y me duche allí.

  • Jajaja, no pasa nada. La casa está super bien, ¿verdad?

  • Si, es una pasada.

  • Arriba debe haber 3 habitaciones más me dijo mi amigo pero nosotros solo usaremos esta. Ya dejé las bolsas de comida en la cocina, luego colocaremos la ropa. Ahora vamos al jardín, quiero follarte al aire libre - el se desnudo, cogió una toalla de piscina y sin nada de ropa le vi salir andando al salón y después a la terraza. Yo deje caer la ropa que llevaba en la mano y le seguí con la toalla alrededor de mi cuerpo - Ven aquí putita, dame esa toalla - yo me acerqué y el me quitó la toalla que llevaba puesta quedando desnuda del todo. Estiró su toalla sobre el césped y se tumbo boca arriba. Como siempre, el primer polvo había sido rápido por la calentura y el segundo no tardaba mucho en llegar, esa gran polla ya volvía a estar a tope - Ponte a 4 patas como una buena perrita y chúpamela, quiero verte la cara mientras lo haces.

Yo me puse a 4 patas en el jardín, mirando hacia él y comencé a chupar su verga poco a poco. Sin que el me dijera nada y cuando vi que ya tenía la polla super dura, me puse en cuclillas sobre el y me fui clavando ese enorme pollón.

  • Uffff, que bien lo haces peque, que buena puta estás hecha - yo seguía subiendo y bajando muy despacio mientras me acariciaba las tetas. En esa posición ya era capaz de clavármela entera - En el sex-shop estuve a punto de irme diciendo que tenía que ir a pagar la ORA del coche, ¿te imaginas lo que te hubiera hecho?

  • Me hubiera violado.

  • Si, eso seguro. ¿Se la habrías chupado?

  • No se si me hubiera dejado, me la habría metido mucho antes.

  • Jajaja, puede ser. Si le digo que iba a tardar un buen rato seguro que te la mete por el coño y por el culo, parecía que sabía muy bien lo que hacía, consiguió que te corrieras 2 veces en menos de 10 minutos.

  • Si, era bueno con los dedos.

  • ¿Con los dedos? Jajaja, si no le paro yo ese te hubiera metido hasta el puño en el culo. Fuimos un poco desagradecidos con el, hizo que te corrieras 2 veces y a él le dejaste con las ganas. ¿Te hubiera gustado ayudarle a correrse?

  • Estaba muy cachonda, hubiera hecho lo que me dijeras.

  • Bueno, otro día igual volvemos. Un amigo mio ya había ido alguna vez y me ha dicho que tienen cabinas con chicas bailando, sexo en directo y una sala de gloryhole.

  • ¿Qué es eso?

  • Levántate, vamos a la piscina que quiero follarte el culo allí - nos levantamos y fuimos andando hasta la piscina que estaba a 4 metros. Ya casi eran las 2 y hacía mucho calor fuera y también dentro del agua. César me llevo a una zona que solo nos cubría por la cadera, me apoyo en el borde, y poco a poco pero sin parar fue metiendo su polla en mi culo hasta taladrarme entera. Yo tenía la boca abierta al máximo intentando coger aire. Después empezó a bombear poco a poco mientras con una mano no paraba de tocar mi clítoris consiguiendo que me corriera varias veces - Un gloryhole es una habitación con agujeros en las paredes. Una chica entra y unos desconocidos introducen sus pollas por los agujeros y la chica las va chupando o se las mete en el coño sin saber de quien son esas pollas, luego buscamos algún vídeo - era la primera vez que oía eso pero me estaba imaginando rodeada de pollas y no pude evitar correrme de nuevo, había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho ese día y todavía no habíamos comido - No se si eres lo suficientemente buena puta para que te lleve a un sitio así.

  • Yo haré lo que me mandes.

  • Ya veremos - él seguía moviéndose poco a poco sin parar - Que cabrón el vendedor, te ha dejado el culo bien preparado, perfecto para follármelo - siguió sin parar y sin cambiar el ritmo hasta que después de un buen rato sacó su polla de mi culo y se corrió en mi espalda - Que ganas tenía de follarte el culo desde que vi a ese tío como te lo abría, uffff - me empujó por la nalgas hasta sacarme de la piscina y luego salió el - Límpiate un poco en esa ducha - me dijo indicándome una ducha que había en el jardín - Yo voy a descansar un poco - se tumbó a la sombra en una tumbona y después de lavarme, me acerqué a él y le besé - Puedes ir a la habitación a colocar tu ropa si quieres. En la cocina hay un tupper con lasaña, cuando coloques tus cosas avísame y comemos - volví a besarle y le dejé descansando mientras me iba a colocar algunas cosas.

Entre en la casa por el salón aunque desde la habitación también había una puerta que daba al jardín pero estaba cerrada. La habitación era enorme, tenía un baño con jacuzzi, un vestidor y una TV también gigante colgada de un soporte de manera que se podía girar para verla desde la cama o desde el jacuzzi. Yo no había llevado mucha ropa así que tarde poco en colocarla en el armario junto a la César y junto a los paquetes que habíamos comprado esa mañana. Me puse un bikini plateado, la parte de abajo era un sencillo hilo por detrás para poner mis nalgas bien morenas.

Después volví al jardín desde la habitación, desperté a César con un beso ya que estaba medio adormilado y fuimos a la cocina para comer. Calenté la lasaña en el microondas mientras él metía en la nevera la comida y bebida que había traído. Estábamos hambrientos y devoramos la lasaña mientras bebíamos una cerveza.

  • Vamos a echar un rato la siesta, ¿vale peque?

  • Perfecto, ya sabes que me encanta y estoy algo cansada.

  • No me extraña, ni sabrás las veces que te has corrido hoy. Duerme con ese bikini, te hace un culo precioso y muy apetecible.

  • Como quieras. Es nuevo, así que si te apetece follarme en la cama, acuérdate antes de quitármelo.

  • Jajaja, no se si me acordaré.

Fuimos a la habitación y nos dormimos muy rápido, los 2 necesitábamos dormir un rato. Serían casi las 6 cuando me desperté y César todavía seguía durmiendo. No quería molestarle así que me levante y me fui yo sola a la piscina. Primero me di un baño y luego me tumbe al sol quitándome la parte de arriba. El no tardó en llegar con una cerveza en la mano para cada uno.

  • Gracias - dije cuando me la dio - Esto es la gloria.

  • Si, se está genial aquí, y vaya piscina, pensé que sería más pequeña.

  • Imagino que tu amigo tiene mucho dinero.

  • No, pero su abuelo si. Compró esta casa para juntarse la familia pero al final y al no haber playa cerca no vienen casi y la disfrutan los amigos. El abuelo tiene contratada una empresa que se encarga de limpiarla, cambiar sábanas, toallas y esas cosas, preparan la casa antes de que lleguen los invitados.

  • Túmbate conmigo - le pedí. El se sentó en mi toalla y empezó a acariciarme las piernas.

  • ¿Cuándo viene Ana al final?

  • Su autobús llega mañana sobre las 7.

  • Bueno, esta noche te echaré otro polvo viendo las películas porno que he traído, pero luego tendré que reservarme un poco para ella, el fin de semana va a ser muy largo, tengo muchas cosas pensadas. Vengo ahora - dijo saliendo casi corriendo. Al rato volvió con una toalla para el. Al posarla en el suelo vi que llevaba algo en la mano, que me mostró con una sonrisa al ver la cara que yo ponía cuando me di cuenta que eran unas bolas chinas - Las he mangado esta mañana en el sex-shop. El cabrón le comió bien el coño y el culo a mi novia, que menos que robarle algo.

  • Que malo eres. ¿Cuándo las cogiste ya sabías que iba a chuparme entera?

  • Claro, por eso te hice bajar del coche sin bragas. Cuando me pidió follarte estuve a punto de decirle que si, te veía que te morías de las ganas, pero teníamos prisa. Toma - y me lanzo las bolas - Póntelas. Igual hasta esta noche no te vuelvo a follar pero quiero verte cachonda siempre.

Yo empecé a pasarlas por mi boca, las chupaba e intentaba llenarlas lo máximo posible de saliva. Después aparte un poco la parte de abajo del bikini y comencé a meterlas muy despacio. La primera me hizo cosquillas, casi me dieron ganas de reír, pero cuando metí la cuarta ya estaba cachonda perdida.

  • ¿Por qué no me las quito y me metes tu polla?

  • Ya veo que cumplen con su función. No, de momento quiero verte así, te follaré luego si me apetece. Vete a por otra cerveza a la cocina, ya me he acabado esta - me levanté y comencé a caminar despacio, me costaba hacerme a la sensación de llevar las bolas dentro - Venga, date prisa que parece que tienes una polla metida en el coño - dijo riendo.

Al rato volví con otras 2 cervezas y me senté con el en la toalla y estuvimos hablando de tonterías. Después se levanto para ir a la piscina y me mandó ir con el. Estuvimos jugando un rato, el no paraba de pellizcarme los pezones y de intentar meter la mano bajo mi bikini para intentar sacarme las bolas. Yo intentaba soltarme y escapar de él.

  • Ven aquí.

  • No.

  • He dicho que vengas - me dijo en tono serio. Yo me acerqué y el apartó la tira del bikini y empezó a meter uno de sus dedos en mi culo - ¿Te duele?

  • No - dije casi en un gemido.

  • Al final he conseguido que disfrutes tanto por el culo como por el coño - sacó el dedo y empezó a pellizcarme los pezones. Yo intentaba quitarle las manos mientras me reía - Estate quieta - yo hice lo que decía. Entonces comenzó a retorcérmelos con fuerza y empezó a darme cachetes en las tetas, sabía que eso me excitaba muchísimo y que tenía las tetas muy sensibles. Se coloco detrás de mi y siguió apretándome las tetas y los pezones mientras frotaba su polla contra mi espalda - Saca y mete las bolas - yo hacía lo que decía y así estuvimos un rato hasta que me corrí y el me soltó riéndose - Vaya putita eres, cada día eres más viciosa.

Salimos de la piscina y volvimos a tumbarnos al sol. César me sacó las bolas y después de un rato relajados nos preparamos para hacer la cena. Preparamos una buena ensalada y embutido y después de cenar hicimos un café y fuimos al salón. Se sentó en un sofá grande frente a la TV y yo me acurruque junto a él. Seguía con el tanga plateado del bikini puesto y estaba empezando a tener un poco de frío, así que me levanté a cerrar las puertas para que no hubiera corriente.

  • ¿Tienes frío peque?

  • Un poco.

  • Se te nota, tienes los pezones que pueden rayar cristal.

  • Jajaja, bueno, un poco por el frío y otro poco por el tratamiento que les has dado en la piscina. De todas formas cerrando las puertas del jardín estaré mejor. Voy a cerrar la de la habitación.

  • Muy bien. Ya de paso quítate el bikini y mira en mi maleta. Hay un paquete para ti y unas películas, traelas. Y ven con las gafas puestas.

Fui a la habitación casi corriendo a ver que me había comprado, cerré la cristalera y busque rápido en su maleta. Cogí las películas y un paquete en vuelto en papel de regalo, me quité el bikini, cogí mis gafas y volví corriendo al salón.

  • Ya estoy aquí, toma - y le entregué el paquete y las películas.

  • Madre mía putita, siempre estás con ganas de follar, has ido corriendo a ver que te había comprado, eres la más cachonda que conozco - dejo las películas a un lado - Ponte las gafas - hice lo que decía poniendo cara de niña buena - No sabes lo que me excitas así, voy a llenarte la cara de leche, pero primero abre tu el paquete - abrí el paquete y dentro había unas bragas con agujeros en la parte de abajo, y unas medias de rejilla por la cintura con los agujeros lo suficientemente grandes para que pudiera meter su polla - ¿Te gusta?

  • Si, ¿quieres que me lo pruebe?

  • Claro, voy a follarte con eso puesto. Lo vi en internet y por eso tuve la idea de ir al sex-shop. Vete a la habitación a ponerlo y ponte también algo de tacón si has traído, y no hace falta que vayas corriendo, voy a tardar un rato en follarte, venga.

Fui a la habitación andando pero con el corazón palpitando, esas sorpresas y esos juegos me ponían a mil. Me puse las bragas y luego las medias, me miré al espejo y estaba claro que podía follarme perfectamente con eso puesto. Luego busque unos zapatos de tacón que había comprado para la última Nochevieja y me los puse. Volví a mirarme en el espejo y si bien esos zapatos los había comprado para llevarlos con un vestido de noche, quedaban perfectos para hacerme parecer una puta con esas medias. Volví al salón y al verme se quedó con la boca abierta.

  • No deja de sorprenderme lo buena que estás, cada día me gustas más. Desfila para mi - yo comencé a andar por el enorme salón poniendo poses mientras él que había cogido su teléfono, me sacaba fotos sin parar - Baila un poco, mueve ese culazo que tienes - comencé a contonearme y a mover el culo frente a el, estaba otra vez que no me aguantaba - Para - yo me quede de pie justo delante de él, a poco más de un metro con mi culo casi en su cara - Dobla la cintura hacia adelante todo lo que puedas sin doblar las rodillas y sin caerte - como siempre, yo hacía lo que decía sin rechistar - Ahora separa tus nalgas con las manos - eché mis manos atrás, las posé en mi culo y lo abrí para él como me había pedido. Entonces empezó a acariciarme la raja de arriba a abajo muy poco a poco con solo uno de sus dedos que a veces metía en mi coño muy suavemente, durante un buen rato - Estás empapada otra vez putón. Dime, ¿qué crees que voy a hacer ahora contigo?

  • Vamos a ver una película y vas a follarme igual que hagan ellos.

  • No es mala idea, seguro que te gustaría. Toma, elige la película que quieras - me di la vuelta y cogí las películas. Me estaba encantado como su dedo jugaba conmigo pero esa posición cada vez me costaba más aguantarla así que me vino bien moverme. Estuve mirando las cintas y no sabía cual coger. Por lo que veía una era en inglés y parecía más nueva que las que había llevado a mi casa aquella vez, que justo eran las otras 2 que habíamos visto, así que le di esa - Buena elección, ponla en el DVD.

  • Voy - me acerqué al DVD y la puse, y las otras 2 las deje encima del aparato. Luego volví al sofá donde él estaba tumbado de lado desnudo y le di el mando.

  • Ven, quítate los tacones y túmbate aquí conmigo - me tumbe pegado a él, como si estuviéramos haciendo la cuchara en la cama. El colocó su polla que ya estaba como una piedra entre mis piernas, su capullo casi me rozaba el clítoris, y luego encendió la TV, el DVD y puso la película. Uno de sus brazos estaba debajo de mi cabeza y con la otra mano empezó a acariciarme las tetas y a jugar con mis pezones.

Una morena algo mayor, de unos 45 o 50 años y con muchas curvas estaba hablando por teléfono. Aunque la película era en inglés César y yo la entendíamos y además en este caso los diálogos tampoco eran muy importantes. Al rato llegó un masajista con una cama para masajes, la mujer se desnudo y el hombre empezó con el masaje y a echarle aceite mientras ella seguía hablando por el manos libres. Más que un masaje el tipo no paraba de magrearla y sobarle el culo a lo que ella no parecía reaccionar pero ya reaccionaba yo por ella. El magreo me estaba calentando una barbaridad así que empecé a mover mi culo haciendo que su polla recorriera toda mi raja.

  • Sigue así pero no te la metas todavía.

Yo seguí moviéndome, me estaba encantado aunque prefería tenerla dentro. Seguía frotándome mientras el masajista seguía con lo suyo, cada vez más molesto por que ella seguía hablando sin prestarle atención. En un momento dado note como César se giraba un poco presionándome con su cuerpo, quitaba la mano de mis tetas y de repente retiró su polla de mi raja para incrustarla de golpe en mi culo al mismo tiempo que el masajista hacía lo mismo con unos de sus dedos pillando a la mujer tan de sorpresa como me habían pillado a mi. El polvo que le echó fue bastante salvaje, tanto como el de César a mi, dejándole el culo tan abierto como el mio. Estuvo follándomelo más de 20 minutos sin compasión ninguna hasta que me empujo haciéndome caer en la alfombra. Entonces se levantó y me tiro del pelo haciendo que me pusiera de rodillas y empezó a masturbarse hasta que se corrió en mi cara y en mis gafas para acabar metiéndome más de media verga en la boca para que se la limpiara, cosa que hice encantada. Después de un rato se dejo caer en el sofá, cogió su teléfono y me sacó unas cuantas fotos para las que yo posé lo más sexy posible, sonriendo y sacando la lengua donde se veía su semen.

  • Madre mía peque, estás guapísima con las gafas y la cara llena de mi leche.

  • Gracias, me gusta que me llenes de tu semen.

  • ¿Qué tal tu culito?

  • Bueno, me duele un poco, hoy ha tenido un día duro.

  • Jajaja, si, mañana lo dejaremos descansar. El viernes voy a repetir la escena del masaje de la película, ¿quieres que lo haga contigo o prefieres que lo haga con Ana?

  • Estaría genial que se lo hicieras a ella. La pillarías más por sorpresa y podrías estrenarla el culo así.

  • Perfecto, buena idea. Ahora vamos a dormir que me tienes reventado y a ti también te viene bien un descanso.

  • Ya lo creo, jajaja.

  • Vamos, y déjate mi leche por la cara esta noche.

Apagamos la TV y fuimos a la habitación donde nos acostamos, el completamente desnudo y yo con las medias y las bragas que me había regalado.

A la mañana siguiente note como se levantaba pero me di la vuelta y seguí durmiendo. Al rato algo me despertó, giré la cabeza y vi a César chupándome el coñito.

  • Buenos días peque.

  • Buenos días - le contesté el mismo tiempo que ponía una mano en su cabeza y la acercaba para que siguiera con lo que estaba haciendo. El se separó riéndose.

  • Espera, ahora no, primero vamos a desayunar solo que antes hay que poner esto - y me enseño las bolas chinas antes de empezar a metérmelas mientras yo no paraba de gemir y moverme - Venga, y ahora a la cocina. Lávate un poco la cara primero y cámbiate, te espero allí - y salió andando hacía la cocina con un bañador puesto.

Fui al baño a quitarme su lefa de mi cara que estaba seca del día anterior, me quité las medias y las semi-bragas que me había regalado y me puse un tanga algo más cómodo y una camiseta de tirantes para luego ir a desayunar con él. Seguía sin acostumbrarme a andar con esas bolas puestas. Cuando llegué tenía todo preparado, zumo, tostadas y unos donutts de chocolate, hoy nos íbamos a dar un capricho. Yo estaba hambrienta así que me encanto ver todo aquello listo.

Después de desayunar ya eran casi las 11, habíamos dormido mucho. César me mando ir a buscar mis esposas. Fui a por ellas mientras el me esperaba en el salón. Cuando llegué se las di y el me beso.

  • Muy bien peque. Pon las manos atrás.

Yo hice lo que me decía y el me esposó sin que yo pudiera mover las manos que me había dejado a la espalda, y después me empujó haciendo que cayera en un sillón frente a la TV.

  • Oyeee - le dije riendo.

  • Voy a ir a comprar - hablaba mientras con el mando de la TV la encendía y ponía el canal del DVD - Te voy a poner la película de ayer para que acabes de verla y no te aburras mientras voy a comprar algunas cosas para comer. Luego me dices que escena te ha gustado más.

  • No, no puedes dejarme así atada viendo una película porno y sin poder tocarme. ¿Y si me entran ganas de mear?

  • Algo se te ocurrirá, y te he dejado las bolas puestas así que no te quejes. Y ve la película que luego te voy a preguntar - y se fue a la habitación de donde volvió en 2 minutos calzado, con una camiseta puesta y una toalla en la mano - Levanta el culo y pon la toalla debajo, si no vas a mojar todo el sillón - y hizo que me moviera para poner la toalla bajo mi culo - Vengo en un rato y llevo llaves, así que no se te ocurra abrir la puerta a nadie - y lo vi desaparecer riéndose por la puerta de la cochera.

No me podía creer la situación. Intente acomodarme en el sillón y comencé a ver la película. La primera escena era la del masaje que habíamos visto el día antes. Viendo de nuevo la escena, recordando el polvo con César y pensando en que recrearíamos la escena con Ana, no podía aguantar las ganas de tocarme. Con las bolas chinas en mi interior, intentaba mover las piernas rozando una contra la otra y moviendo la pelvis para que me hicieran correrme, pero no lo conseguía y cada vez estaba más cachonda, menos mal que se acordó de traer la toalla o el sillón hubiera quedado completamente empapado. Después de un buen rato comenzó la siguiente escena en la cual a una periodista rubia también madurita pero de muy buen ver le entra en su casa y la viola alguien contratado como venganza por un reportaje que publicó. El polvo era salvaje y yo ya no sabía como ponerme ni que hacer, me moría de ganas por ser la rubia y que fuera a mi a quien le metían esa polla. Si quisiera podía quitarme las esposas para poder masturbarme y correrme por fin pero volver a ponérmelas seguramente no fuera capaz de hacerlo sin que César lo supiera y eso le molestaría, así que no sabía que intentar para conseguir el orgasmo. Pensé en rozarme contra el apoyabrazo del sillón pero no sabía si eso funcionaría e iba a dejar todo perdido. En la siguiente escena una chica rubia pija, la típica cheerleader americana, llegaba a casa de sus tíos y su falta de educación hacían que su primo se enfadara y le diera un polvazo tremendo como castigo, pero para castigo el mío que llevaba más de una hora intentado correrme y no había manera, no entendía donde se había metido mi maldito novio. Antes de que acabara la escena y cuando la rubia estaba con el culo totalmente abierto se abrió la puerta de la cochera y entro César con unas bolsas. Me miró y sonriendo soltó las bolsas en el suelo.

  • Has sido muy buena chica, no te has soltado y has seguido viendo la película, no te haré sufrir más - y vino hacia mi, me sacó el tanga y las bolas chinas y comenzó a acariciarme muy suavemente con sus dedos mi clítoris mientras muy poco a poco iba introduciendo un dedo en mi concha. Sentí un cosquilleo enorme que me subió por la espalda hasta la nuca y me corrí mientras me mordía el labio para no gritar y que me oyeran todos los vecinos aunque estuvieran a cientos de metros. Luego me relaje de tal manera que me fui escurriendo por el sillón hasta que mi cuerpo acabo en el suelo - Bueno, espero que la espera haya merecido la pena.

  • Cabrón - le contesté con apenas un hilo de voz.

  • Jajaja, vete a ponerte un bikini y espérame en la piscina, yo coloco la compra y voy ahora contigo.

El recogió las bolsas y entró en la cocina. Oía como abría los armarios e iba guardando lo que había traído pero a mi casi me costaba levantarme del suelo, estaba sin fuerzas. Finalmente me animé a ponerme de pie, fui a la habitación a por la parte de abajo de un bikini y salí al jardín donde me tumbe en una hamaca a tomar el sol. Poco después llegó César con unos vermouth para tomar y unas aceitunas que puso en una mesa que luego acerco a mi.

  • He comprado un par de botellas de Martini para beber, no hay nada más rico por la mañana ni nada mejor para echar la siesta después.

Luego acercó otra hamaca a la mía, se quitó la camiseta y las zapatillas y se tumbó junto a mi. Nos quedamos los 2 tumbados, con los ojos cerrados mientras el sol nos tostaba y me estuvo contando porque había tardado tanto en volver de comprar, no estaba acostumbrado y se recorrió el supermercado varias veces buscando lo que quería y luego tuvo la idea de ir a comprar un pollo asado para comer para lo que tuvo que ir hasta un asador al otro lado de Alcoy.

Después de estar un rato al sol y meternos varias veces al agua, le dije que me estaba entrando hambre así que fui a la cocina, preparé la mesa y repartí el pollo para comer. El pollo estaba buenísimo y después de acabarlo entero lo único que nos apetecía era echar la siesta. Nos fuimos a la cama y empecé a tocarle la polla.

  • Hoy tu no te has corrido todavía - le dije, pero el me apartó la mano.

  • Tranquila, tengo que guardar algo de energía para cuando venga Ana, os voy a reventar a las 2.

Me besó y nos dormimos abrazados. Cuando nos despertamos fuimos otro rato a la piscina, allí se estaba muy a gusto, me encantaba sentir como se viviría todos los días siendo rica. Cuando ya pasaban de las 6 y media César se levantó, fue a la habitación y volvió vestido.

  • Voy a buscar a nuestra amiga la zorrita, a ver si no me hace esperar mucho.

Luego me besó y nos despedimos. Estaba a punto de empezar la segunda parte de mis vacaciones.